C iudad Juárez, Chihuahua. 4 de marzo de 2015. (RanchoNEWS).- Murieron 912 y nacieron 226. Ese es el ritmo de declive del ciclo de vida de las librerías en España: cada día se cierran 2.5 de estos espacios. Y cuando son más los que mueren que los que nacen... el futuro se acorta. La lucha contra ese destino, a través de la reinvención de estos espacios culturales en los últimos años para atraer compradores, apenas le permite aguantar al sector, porque la caída en las ventas no se detiene: 18 % desde 2011, han pasado de facturar 870 millones de euros a 707 el año pasado. Esta situación se suma al SOS lanzado en febrero por los editores, en un país donde el 55 % de la gente no lee nunca o solo a veces. Reporta desde Madrid para El País Winston Manrique Sabogal Sabogal.
Este es el panorama crítico que ha presentado este miércoles la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (CEGAL) en su informe Observatorio de la Librería 2014. «Una prueba del desprestigio que vive el libro en la sociedad española por su pérdida de valor como elemento central de la cultura», se lamenta Juan Miguel Salvador, de la librería Diógenes, y responsable de estudios de CEGAL. Ello debido a una confluencia de factores que incluye no solo la crisis económica y la irrupción de lo tecnológico y de nuevos operadores globales y virtuales, «sino también a la falta de políticas adecuadas para la lectura, a una mayor campaña de márketing y actividades dinamizadoras por nuestra parte y del compromiso de la sociedad y la familia frente al libro», asegura Pilar Gallego, presidenta de CEGAL y del Gremio de Libreros de Madrid. Una prueba más de la caída del consumo de bienes culturales en España que en seis años ha bajado un 27 %.
El mapa de las librerías está agrietado. El estudio recoge los datos hasta agosto de 2014 y solo incluye a las librerías independientes, aquellas en su sentido más clásico junto a establecimientos que aunque ofrezcan otros servicios su facturación de libros sea superior al 50 %. Con esas características hay 3.650 locales, 686 menos que en 2013 (que era de 4.336). «Es una mala y triste noticia para un país que se cierren tantas librerías porque dentro de ellas hay muchas con solera, espacios que han ayudado a mejorar a la sociedad», afirma Gallego. Pero la situación también muestra una cara positiva, «la de gente que, a pesar de todo, cree en los libros y se arriesga a abrir librerías, aunque sean pequeñas, especialmente en Madrid, Barcelona y Valencia».
Ese relevo generacional hace que el 20 % del total de esos establecimientos (728) hayan sido fundados en este siglo XXI. De las librerías antiguas, de las de 1940 para atrás solo quedan 103. Héroes, locos o insensatos del libro en un mundo de cambios vertiginosos que empuja a la reconversión o finiquita modelos de negocio a un ritmo inesperado, imprevisible. «Tal vez nos ha faltado ser un colectivo más solidario para denunciar más alto y claro la llegada o intromisión de nuevos vendedores de libros con no muy buenas prácticas que han quitado una cuota de mercado importante», se lamenta la presidenta de CEGAL. Pero recuerda que las librerías se han modernizado en todos los aspectos a una gran velocidad ante los cambios de hábitos, no solo como espacios físicos más atractivos, sino que también han ampliado el concepto de librería al incorporar o habilitar rincones para tomar café y charlar, hasta vender productos aledaños al libro. «Aunque se ve insuficiente».
A este mea culpa se suma la reflexión de Juan Miguel Salvador quien no descarta que, quizás, ellos como libreros llegaron un poco tarde a la labor dinamizadora para crear y conquistar lectores: «Es posible que no hayamos articulado un discurso convincente hacia la sociedad que vinculara al libro con valores positivos y modernos. De asociarlo a su imperecedero valor en el desarrollo y formación del individuo y como objeto primordial en el progreso de la sociedad y no como un artículo de lujo». Mientras que la tecnología y sus propagandistas, agrega, «han conseguido vincularse con conceptos como novedad, rapidez, actualidad, etcétera». Salvador lamenta que las cualidades del libro no estén en boga: «me refiero a la atención, profundidad, obra acabada, respeto y aprecio por el trabajo bien hecho, objetos para conservar y no para usar y tirar, etc., que responden a un mundo más pausado y reflexivo». Sin embargo, está convencido de que para el mundo que se avecina, «que tendrá que ser respetuoso con nuevos y más severos límites y por tanto menos acelerado, el libro quizá está mejor adaptado que buena parte de la tecnología actual».
En medio de esta vorágine de crisis, datos, causas y consecuencias, Pilar Gallego, se pregunta cuál ha sido el papel de los medios de comunicación en este proceso. En los últimos años, dice, «los espacios para la cultura se han reducido y eso ha creado un vacío en la sociedad. La televisión, que es lo más masivo, no ofrece nada, los telediarios apenas mencionan los libros. La crisis ha llevado a que los periódicos recorten sus páginas lanzando un mal mensaje al lector. Muchos suplementos especializados se han cerrado y los que quedan han reducido páginas y aligerado el contenido. Han dejado de ser un punto de referencia para la gente que antes venía a comprar un libro con el recorte del periódico en la mano. Eso se está perdiendo a una gran velocidad».
Los libreros de toda la vida saben que son uno de los eslabones más frágiles de la cadena de valor del libro. Más allá de los espacios físicos, la prueba está en la venta online: el 95 % corresponde a las grandes superficies, librerías y cadenas muy grandes como Casa del Libro y operadores globales como Amazon. Es decir, que a las librerías independientes les queda solo el 5 % de la cuota de mercado virtual. Ante ello decidieron unir fuerzas y crearon www.todostuslibros.com.
Reinvenciones y fórmulas que apenas sostienen a uno de los sectores clave en el mundo del libro, cuya aportación en sus diferentes sectores al Producto Interior Bruto es del 0,7 %, el que más aporta de la industria cultural. Por eso esperan que cuando el sector presente al Gobierno el Plan Integral de Fomento de la Lectura lleguen a un acuerdo rápido y su aplicación sea inmediata, permanente y en continua renovación, acorde a los tiempos analógicos y digitales.
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