El escritor obtiene los 165.000 euros del galardón por su novela Rendición, una historia kafkiana sobre la autoridad. (Foto: Jeosm)
C iudad Juárez, Chihuahua. 5 de abril de 2017. (RanchoNEWS).-El escritor español Ray Loriga ha sido galardonado con el Premio Alfaguara de novela 2017, dotado con 175.000 dólares (165.000 euros aproximadamente) y una escultura de Martín Chirino, por la obra Rendición, presentada con el título Victoria y bajo el seudónimo Sebastián Verón. El jurado, presidido por la escritora Elena Poniatowska, y compuesto por Eva Cosculluela, Juan Cruz, Marcos Giralt Torrente, Andrés Neuman, Santiago Roncagliolo, Samanta Schweblin y Pilar Reyes (con voz pero sin voto) ha declarado ganadora la novela por mayoría. Una nota de la redacción de El Cultural.
El jurado ha premiado «una historia kafkiana y orwelliana sobre la autoridad y la manipulación colectiva, una parábola de nuestras sociedades expuestas a la mirada y al juicio de todos. Sin caer en moralismos, a través de una voz humilde y reflexiva con inesperados golpes de humor, el autor construye una fábula luminosa sobre el destierro, la pérdida, la paternidad y los afectos. La trama de Rendición sorprende a cada página hasta conducirnos a un final impactante que resuena en el lector tiempo después de cerrar el libro», según ha explicado Elena Poniatowska en el Hotel Ritz de Madrid, donde se ha entregado el Premio.
«Me dan este premio en el año en el que he cumplido 50 años y cuando se cumplen 25 años de mi primera publicación», ha explicado Loriga. «Yo he sido jurado de este premio y es un premio que celebra la literatura porque es limpio. Yo nunca supe qué nombre había detrás de cada plica y jamás tuve ninguna presión de la editorial y los escritores que forman parte del jurado nos mostramos tan limpios e inocentes como nuestras palabras. Nuestro idioma para bien o para mal, a veces para mal y muchas veces para bien, es lo que compartimos. Me devuelve a mis lecturas, a mi madre que se crio en Venezuela, a un hermano que perdí que nació en Maracaibo y a todos los viajes de vuelta para volver a agradecer a todo esa tierra lo que hizo por esta tierra».
Tras esas palabras el escritor ha rendido pleitesía a Poniatowska con un abrazo y ha hecho una mención especial a Eva Cosculluela, librera en Los Portadores de Sueños en Zaragoza, y ha destacado el papel de los libreros que «consiguen que esta estupidez a la que nos dedicamos tenga algún sentido».
Ray Loriga (Madrid, 1967) es novelista, guionista, director de cine, y autor de las novelas Lo peor de todo (1992), Héroes (1993), Caídos del cielo (1995), Tokio ya no nos quiere (1999), Trífero (2000 y 2014), El hombre que inventó Manhattan (2004), Ya sólo habla de amor (2008), Sombrero y Mississippi (2010), El bebedor de lágrimas (2011) y Za Za, emperador de Ibiza (2014) y de los libros de relatos Días extraños (1994), Días aún más extraños (2007) y Los oficiales y El destino de Cordelia (2009). Su obra literaria, traducida a catorce idiomas, es una de las mejor valoradas por la crítica nacional e internacional. Como guionista de cine ha colaborado, entre otros, con Pedro Almodóvar y Carlos Saura. Ha dirigido las películas La pistola de mi hermano, adaptación de su novela Caídos del cielo, y Teresa, el cuerpo de Cristo.
Tras la entrega del premio, Ray Loriga se ha sometido a una ronda de preguntas por parte del jurado. Juan Cruz, conmovido por la mención del escritor a América Latina, planteaba la cuestión de si en España se sigue percibiendo la literatura en español como de un lugar determinado o de otro o si ya se había superado esa idea. A lo que Loriga ha respondido que sí, pero que «la literatura no se condena a una sola lengua». «Nuestra herencia literaria es riquísima, es una fuente inagotable que nos une, nos ampara, nos protege y nos ayuda a todos los que nos interesa este asunto que yo no diría ni que es de escribir, ni de leer, ni de vender libros sino de pensar mientras caminamos. Esta lengua común significa muchísimo por su riqueza, porque no estaríamos aquí sin ella, porque yo no sería quien soy sin Juan Rulfo. Todo lo medianamente inteligente que salga en mi libro de alguna manera está a la sombra de Juan Rulfo. Y es muy difícil caminar sin sombras. Son amparos, son cobijos que se prolongan, y esa es nuestra lengua».
Santiago Rocangliolo, después de asegurar que nunca pensaron que el libro pudiera ser de Loriga, le preguntaba al escritor si pensaba que este libro premiado era una vuelta a sus inicios. «Cuando publiqué mi primer libro en EEUU me dijeron que no parecía español y yo les pregunté si era necesario que saliera un torero…», recordaba Loriga. «Ese lugar folclórico al que estábamos obligados, como al Oscar a la Película Extranjera, se te quita leyendo a Thomas Bernhart o a Kafka porque ese escarabajo es cualquiera, no está en ninguna ciudad, está en la imaginación de un hombre y eso para mí es la literatura».
Por su parte, Andrés Neuman planteó la conexión de La rendición con la novela picaresca. «Cuando leí El guardián entre el centeno de Salinger con 15 o 16 años pensé que era como el Lazarillo con Nueva York detrás», respondía Loriga. «El espíritu no me era ajeno. La picaresca no es más que la situación de una persona cualquiera al socaire de las circunstancias y como intenta protegerse de ello, sacar algún provecho vital porque el hambre aprieta y la dignidad mata. También quería hablar de quiénes somos cuando nos cambian las circunstancias».
Por último, Marcos Giralt Torrente destacó la belleza de las frases y las palabras de la novela y le preguntó a Loriga por el ritmo. «Me asustó el libro todo el tiempo, se asume el riesgo, se duda, se tiembla y a veces te caes al suelo y piensas que no tiene ningún sentido. Pero el sentido era hacer una novela que saliera de las propias palabras. Empezar por una frase y llevarla hasta el final», explicó.
En esta convocatoria el premio celebra su edición número 20. Se han recibido 665 manuscritos, de los cuales 305 han sido remitidos desde España, 107 desde Argentina, 91 desde México, 50 desde Colombia, 48 desde Estados Unidos, 23 desde Chile, 21 desde Perú y 20 desde Uruguay.
En ediciones anteriores han ganado el premio Leopoldo Brizuela, por Una misma noche (2012), José Ovejero, por La invención del amor (2013), Jorge Franco, por El mundo de afuera (2014), Carla Guelfenbein, por Contigo en la distancia (2015) y Eduardo Sacheri, La noche de la Usina (2016).
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