Una viñeta legendaria del Sandman de Neil Gaiman editado por Vertigo. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 17 de septiembre de 2018. (RanchoNEWS).- Todo empezó con una película terrible. La cosa del pantano, dirigida por un intocable del terror, Wes Craven, el padre de Freddy Krueger. Aquella lamentable adaptación hizo que DC Comics desperezara al personaje y que lo pusiera en las manos de un veintiañero con fama de virtuoso llegado de las islas británicas. Aquel veintiañero se llamaba Alan Moore y lo que hizo con el maltratado hombre-planta es historia indeleble del cómic.
Lo que es menos historia es la mujer que estaba tras ese hito, la que movía los hilos para iniciar una revolución que, como reconocía Frank Miller o Paul Levitt el año pasado a este periódico en conversaciones informales, fue cambiar el cómic norteamericano para siempre. Iniciar una revolución en temas, hondura y calidad artística que es perfectamente comparable a la Nouvelle Vague o su explosiva mímesis en el Nuevo Hollywood de los setenta, capitaneado por Coppola, Scorsese, De Palma, Lucas, Spielberg y cía.
Una nota de la redacción de El País
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