Ensamble de cuerdas Alma. (Foto: Jaime Moreno Valenzuela )
C iudad Juárez, Chihuahua. 26 de septiembre de 2018. (RanchoNEWS/jmv).- Julia Lacherstofer, Evelyn Mair, Mateo Haitzmann y Marlene Lachestrofer integrantes del quinteto Alma (la otra integrante se encuentra en gira por Estados Unidos con otro proyecto), hacen lo que pudiera ser un atrevimiento, interpretan de forma lúdica la música folklórica de su país natal sólo con cuerdas.
Si digo atrevimiento ya que uno espera el acordeón, trompetas, los cuernos de los alpes, armónica, citara y claro los violines. Entonces este ensamble nos propone el revisar paisajes, el sentir la fiesta de la taberna, la canción del granjero con sus arreglos y composiciones propias.
Alma es una zona de Austria, más no es esa la razón del nombre del ensamble, su nombre es castellano y la musicalidad de la palabra les refuerza en el significado ya que proponen sus interpretaciones con el alma.
Alma se presentó en el FICH gracias al programa NASOM (The New Austrian Sound of Music) un proyecto del gobierno Austriaco para la difusión de su nueva música, cuenta con un catalogo de artistas amplio que patrocina el mismo gobierno, según nos informo el señor Arturo Cueto su representante en México.
La sencillez a veces es apabullante como el concierto de esta noche, un set de doce canciones y un encore fueron suficientes para sentir esta música popular a veces tocando lo barroco, a veces libre como el jazz y melodiosa como un vals.
Mateo presento su composición dedicada a las truchas ya que el creció en una pequeña villa con un lago donde crecen las truchas y dijo en su español que a él «le encantaban las truchas».
Evelyn canto dos canciones tradicionales del sur de Italia, una donde una abuela le escribe una carta a su nieta y la otra más dramática donde se narra como una mujer se quita la vida por un mal de amores. En la primera canción te evoca una canción de cuna y en la segunda la melancolía la acompaña y fluye triste, no lastimera.
En otra pieza es la narrativa de la emoción de escalar una montaña de sentir el precio de la fatiga y todo esto con contrapuntos para luego alcanzar la cima y tener la recompensa de una vista espectacular, una épica de esas montañas y la música te deja esa sensación de satisfacción.
Aun teniendo un corte parecido el concierto no cayo en monotonía invitaba a cerrar los ojos y viajar, la octava pieza lograba enmarcarnos en una fiesta y aproximadamente a la mitad, se sentían unos arpegios de violín que parecían sacados de un mariachi, momentos en que entiendes la universalidad de la música.
Nos paseamos por los alpes, sentimos como las montañas tocan el cielo, estuvimos en la cima y vimos los lagos, regresamos a la fiesta de las tabernas y oímos cantar a los tiroleses.
En la rueda de prensa anterior al concierto ya habían avisado que nos tenían una sorpresa y así fue después de la doceava pieza que era una canción de agradecimiento, vino el encore con Jesusita en Chihuahua.
El público del Teatro Víctor Hugo Rascón Banda no tuvo opción, se acabó de emocionar y agradeció el concierto y la sorpresa con un largo aplauso, llenos de folklor universal.
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