Niall Ferguson. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 19 de febrero de 2018. (RanchoNEWS).- «El estudio de la historia no es un estudio de anticuario, sirve para comprender el presente y tratar de anticipar o vislumbrar el futuro». Esta es la firme convicción del historiador escocés Niall Ferguson (Glasgow, 1964), uno de los más influyentes de la actualidad. Sin embargo, para el también escritor, estudiamos demasiado las vidas de generales, reyes y papas, los hitos de los Estados jerárquicos y nos fijamos muy poco en las redes sociales horizontales, que nos enseñan «cómo se transmitieron las ideas a lo largo de la Historia». Ferguson desarrolla esta teoría en La plaza y la torre (Debate), un estudio de la dicotomía entre redes sociales y estructuras jerárquicas, los dos platos de una balanza que no han recibido el mismo trato en la historia. «La historiografía tiende a centrarse más en las jerarquías que en las redes, porque son las primeras, a través de las instituciones, las que dejan registros o archivos que después pueden ser estudiados con mayor facilidad».
Una red da influencia, una jerarquía da poder, pero ¿qué es mejor? Pues depende, claro. El propio Ferguson, a pesar de destacar su «fuerte preferencia personal por las redes», reconoce que las jerarquías son necesarias. Pero el análisis de las redes aporta además, una pequeña revolución a nuestra visión de la historia, hace que nos replanteemos ciertos aspectos. Por ejemplo, permite que entendamos mucho mejor la masiva difusión de ideas que se dio en Occidente a partir del siglo XV, un momento plagado de similitudes con la actualidad en el que las redes comenzaron a erosionar las jerarquías. «El impacto de internet y del ordenador personal en las últimas décadas es similar al que tuvo en los siglos XV y XVI la imprenta. Entonces floreció una forma muy descentralizada de conocimiento, se alteró totalmente la esfera pública en Europa», explica el historiador. «Algo parecido ocurrió a partir de los 70, cuando los gobiernos ya no pudieron controlar totalmente los medios de comunicación. La gran diferencia es que todo ahora se produce 10 veces más rápido y un cambio que antes llevaba un siglo ahora se produce en una década.».
Andrés Seoane reporta para El Cultural
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