Rancho Las Voces: Textos / «Un concierto de leyenda» por Martin Cinzano
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sábado, octubre 16, 2021

Textos / «Un concierto de leyenda» por Martin Cinzano

Max Roach, Dizzy Gillespie y Charlie Parker en Massey Hall, 1953.  (Foto: latin.ca)

C iudad Juárez, Chihuahua. 15 de octubre de 2021. (RanchoNEWS).- Charles Mingus se decía harto de grabar discos en los que el sudor y las rabietas de los ensayos no se oían por ninguna parte y todo se supeditaba a la exhibición final de un producto. Más allá de la discografía, que en efecto suele dejar en el olvido circunstancias puntuales, hay momentos no previstos y (tal vez por eso) de gran intensidad en la historia de la música. Por supuesto, las sesiones de grabación ocupan un lugar central en el jazz más o menos desde la posguerra —en la medida en que constituyen el alimento de las compañías disqueras, especialmente luego de éxitos tan rotundos como Kind of Blue (1959) de Miles Davis y The Sidewinder (1963) de Lee Morgan—, pero será también en los ensayos y principalmente sobre el escenario donde los jazzistas se pondrán a prueba en serio, con la práctica que los define: la improvisación.

Así las cosas, los pocos asistentes que la noche del 15 de mayo de 1953 llegaron al Massey Hall de Toronto, habían ido, en su mayoría, a escuchar al saxofonista Charlie Parker y al trompetista Dizzy Gillespie. No era una buena fecha para un concierto de jazz: a esa misma hora la atención general recaía en la pelea por el campeonato de los pesos pesados entre un blanco y un negro: Rocky Marciano vs. Jersey Joe Walcott. Las condiciones dispares de los propios músicos, además, enrarecían el ambiente: antes del encuentro, la adicción a la heroína había llevado a Bird a empeñar su saxofón alto y, a cambio, usó uno de plástico presuntamente raptado a última hora de una tienda de instrumentos; Bud Powell, en malas condiciones físicas debido a reclusiones con electroshock incluido, se sentaba al piano absolutamente borracho; y Dizzy, en algún momento de la presentación del line-up, prefirió abandonarla para asistir incrédulo al knock-out que apenas en el primer asalto de la pelea Marciano le propinó a su ídolo Walcott, por quien, además, el músico había apostado una buena suma.

El texto de Martin Cinzano lo publica el suplemento El Cultural de La Razón