Rancho Las Voces: Textos / «Charles Baudelaire: dos siglos del poeta indescifrable» por Enrique Héctor González
La vigencia de Joan Manuel Serrat / 18

domingo, octubre 10, 2021

Textos / «Charles Baudelaire: dos siglos del poeta indescifrable» por Enrique Héctor González

Para Baudelaire lo natural es el mal, ya que se realiza sin esfuerzo. (Foto: La Semanal)

C iudad Juárez, Chihuahua. 10 de octubre de 2021. (RanchoNEWS).- En abril de 2021, el poeta francés Charles Pierre Baudelaire habría cumplido doscientos años. Ni el japonés que presumen las estadísticas actuales como el hombre más longevo, ni siquiera el viejo militar inglés Thomas Parr, cuya edad mítica se calcula en 152 años y gracias al cual un whisky de decreciente calidad lleva su nombre, podrán alcanzar los dos siglos en que la vigencia del autor de Las flores del mal se ha mantenido intacta. Ni siquiera su fama de poeta maldito, de Dante decadente (según Barbey d’Aurevilly, ese escritor contemporáneo suyo que pergeñó los más acabados cuentos crueles de que se tenga memoria), ha muerto con él, aunque resulte algo inexacta y determine, lamentablemente, una línea de aproximación a su poesía que soslaya su verdadera riqueza, que es el espíritu de innovación, el influjo de libertad creativa que todavía permite advertir que el género, por lo menos en la tradición occidental, evidencia dos etapas perfectamente reconocibles: la poesía antes y después de Baudelaire, el poeta que abrió un rumbo distinto a la creación lírica.

En dos siglos ha corrido mucha tinta acerca de la obra y, sobre todo, la figura de Baudelaire, lecturas que se superponen o contradicen eficazmente, que matizan o martirizan una obra de por sí abierta a interpretaciones de toda índole, sustentada como está en la que quizá sea su nota preponderante: el ánimo de provocación, esa vieja estrategia inherente a todo ejercicio artístico que merezca un lugar en nuestra memoria. Si se ha hablado de «desgarramiento» como la palabra clave en los poemas de Baudelaire, tal rompimiento se ha enfocado, preferentemente, en términos religiosos, lo divino y lo satánico, cuando en realidad es la segunda fuerza la que marca la pauta en la espinosa espiritualidad de la literatura de quien tenía bastante claro que era más fácil creer en Dios que en el Diablo, pero más difícil amar a aquél que a éste.

El texto de Enrique Héctor González lo publica el suplemento La Jornada Semanal