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Fragmento de Las siete virtudes, de Peter de Kempeneer (Bruselas, 1505-1580), que se incluye en la exposición. (Foto: Archivo)
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iudad Juárez, Chihuahua. 17 de junio de 2013. (RanchoNEWS).- Del gótico medieval al realismo español de principios del siglo XX, reunidas en un solo salón se exhiben 29 joyas representativas del acervo del Museo Nacional de San Carlos para celebrar su 45 aniversario. La exposición Voces y trazos de grandes maestros es una evocación a la historia de la colección y la museografía, con piezas significativas, al lado de otras de autores que no salen a la luz con frecuencia, en un recorrido por los distintos periodos cronológicos que aborda el museo, como el medievo, Renacimiento, barroco, el siglo XIX y la pintura decimonónica. Una nota de Alondra Flores para La Jornada:
Presentadas en gabinetes de maravillas, desde el día de ayer se pueden admirar juntas obras de artistas como Lucas Cranach, Pelegrín Clavé, Luca Giordano, Andrea Vaccaro y Jan Brueghel de Velours, entre otros.
Origen del coleccionismo y de los museos como se conocen el día de hoy, los gabinetes de maravillas fueron la forma en que las galerías colocaban las pinturas, unas junto a otras, colmando los muros, a veces hasta el techo, y así los compradores podían admirar junta toda la obra y diversos estilos, que antes sólo permanecían en recintos religiosos y casas de abolengo.
Marco Antonio Silva Barón, jefe de curaduría e investigación del museo, expresó que el deseo fue «evocar cómo se exhibió la colección durante mucho tiempo, de acuerdo a la usanza decimonónica de colocar muchos cuadros, no de manera desordenada, sino de modo que rindiera el espacio, idea museográfica reinante básicamente hasta los años 60 del siglo pasado.»
Así, con esa premisa, en el salón de la planta alta del edificio diseñado por Manuel Tolsá, se hace un recorrido cronológico, con obras representativas de la colección de San Carlos, pero otras que por motivo de espacio no es posible mostrar de forma regular. Por ejemplo, El mulato, óleo en gran formato del pintor español Sebastián Gómez, que usualmente no tiene cabida en la sala de barroco español, «este es el pretexto para que esta pieza, de muy difícil exhibición, saliera a la luz», reveló el curador.
«Hoy, el Museo Nacional de San Carlos reproduce la manera de colgar de gabinete de maravilla, representación del arranque del coleccionismo», destacó Carmen Gaitán Rojo, directora del recinto ubicado en Puente de Alvarado 50, en la colonia Tabacalera, que hoy alberga una colección de 4 mil 16 piezas, una de las más grandes y completas de arte europeo en América Latina.
Detalló que «el público podrá ver la cantidad de temas diferentes de San Carlos. La intención es también sacar de las bodegas piezas que no se muestran con frecuencia, rara vez se reúnen todos los estilos en una sola sala, lo ecléctico está a la vista de todos ustedes al colgar de forma fuera de lo común.»
En reunión con la prensa previa a la inauguración de Voces y trazos de grandes maestros, Gaitán Rojo anunció la posibilidad de que se realice un catálogo razonado, en colaboración con los grandes museos del mundo y con especialistas extranjeros en cada una de las corrientes de las obras que resguarda el museo, «la idea es que el público cuente con un catálogo que dé cuenta de cada obra.»
Lucas Cranach, El Viejo, y su representación en óleo de Adán y Eva (1530) son unas de las estrellas de la exposición que permite intuir la diversidad de los orígenes de las adquisiciones y de las piezas que resguarda el Museo de San Carlos, que en su mayoría formaban parte de la academia que comparte nombre, ubicada en en Centro Histórico. «Es una colección que se formó con gusto e intención, con acervos que fueron casi desde la Colonia», celebró Gaitán Rojo. «Son piezas que un momento dado fueron utilizadas por los estudiantes para repetirlas, para saber qué ocurría en Europa y cuáles eran los cambios estéticos que se imponían.»
Cuando se abrió el museo en 1968, parte de la colección de la academia abierta en 1781 se trasladó hasta el antiguo Palacio del Conde de Buenavista, que entre sus habitantes tuvo al general Bazán, al recibirlo como regalo del emperador Maximiliano; también vivió ahí Antonio López de Santa Anna. Fue una fábrica de tabaco, oficinas de la lotería nacional, una preparatoria, oficinas de la Secretaría de Hacienda, hasta que en 1968 se inauguró como museo y en 1994 adquirió el carácter de museo nacional.
«Ese hombre barbado es un Landesio», señaló Gaitán Rojo al referirse el autorretrato del artista italiano. Relató que cuando Pelegrín Clavé pidió a Karoly Markó, el gran padre del paisaje en Hungría, venir a México para hacerse cargo de la academia, no pudo, pero envió a un alumno excelente: Eugenio Landesio, que a su vez fue maestro de José María Velasco. «La tradición del paisaje nos viene desde Europa.»
Así, con un salón enjoyado con siglos de pintores e historia, el Museo Nacional de San Carlos celebra 45 años de vida.
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