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Acervo personal de Carlos Monsiváis, que resguarda la Biblioteca de México José Vasconcelos, ubicada en la plaza de La Ciudadela. En el recinto se encuentra un tapete de fieltro, con figuras de gatos, de 128 metros cuadrados, diseñado ex profeso por Francisco Toledo (Foto: Jorge Vargas López)
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iudad Juárez, Chihuahua. 21 de junio de 2013. (RanchoNEWS).- Sansimonsi es un gatito de pelo chino, con anteojos de intelectual de aros muy anchos, y por sus ojos atraviesa un rayo de felicidad. Una nota de Fabiola Palapa Quijas para La Jornada:
Así comienza el libro de la escritora y periodista Elena Poniatowska, ilustrado por Rafael Barajas El Fisgón, que fue presentado la noche del miércoles en el Museo del Estanquillo, para conmemorar el tercer aniversario luctuoso del cronista Carlos Monsiváis (1938-2010).
En el recinto, que alberga las colecciones del autor de Amor perdido, Poniatowska comentó que el libro Sansimonsi (Ediciones Uache) «es una gran fiesta en la que está toda la vida de Monsiváis, y aunque nos dolió, está un poquito su muerte (narrada en el texto).»
Como en el pasado, cuando se anunciaba la presencia de Monsiváis en tres conferencias al mismo tiempo, el cronista atrajo una audiencia masiva, en su mayoría estudiantes, quienes abarrotaron la terraza del recinto que se ubica en el Centro Histórico, a pesar de la intensa lluvia que cayó en la ciudad de México.
Consejos por teléfono
Elena Poniatowska y El Fisgón evocaron momentos que compartieron con Monsiváis, quien se caracterizó por tener el don de la ubicuidad. Fue un festín escuchar a los autores del libro Sansimonsi, que cuenta la vida del cronista a tres años de su partida.
«Guardo los recuerdos de nuestras llamadas telefónicas. Él era un consejero por teléfono y guardo también sus risas, sus ocurrencias, sus buenas y malas palabras», expresó la colaboradora de La Jornada.
El Fisgón mencionó que Monsiváis tenía una memoria y una capacidad de improvisación tan impresionantes, que incluso podía improvisar canciones. «Hacia parodias de canciones como si te las estuviera platicando, era muy chistoso y siempre tenía salidas muy oportunas e inteligentes.
En una ocasión, una señora se le acercó y le dijo muy retadora: “yo soy de los Legionarios de Cristo’ y Carlos le contestó: ‘mi más sentido pésame, señora’».
Como en una buena fiesta no podía falta el humor, fue la autora de La Noche de Tlatelolco, quien se encargó de provocar risas entre el público, cuando explicó que hacer un libro para niños sobre la vida de Monsiváis fue un desquite, una venganza, porque él odiaba a los pequeños.
Recordó que cuando llevaba a sus hijos Felipe y Paula a casa de Monsiváis, doña Esther, la madre del cronista, sacaba algunos cómics para que los niños se entretuvieran y cuando Monsi los veía con sus libros casi se desmayaba y se ponía blanco del coraje.
Señaló que lo valioso en Sansimonsi son los dibujos de El Fisgón, porque ella sólo escribió «un cuentito de cinco cuartillitas.
«Son cinco miserables cuartillitas al lado de los extraordinarios dibujos de El Fisgón. Me parece raro que pongan mi nombre, como de espía rusa, en letras grandes y luego con chiquitas las de Rafael Barajas. Eso es querer invisibilizar al artista, al verdadero autor», expresó la periodista.
El don de la ubicuidad
En su intervención, Elena Poniatowska leyó un fragmento del cuento, donde Sansimonsi comenzó a sentirse mal y ni siquiera podía reírse de los dipugatos, hasta que un día estiró la pata. «Dicen que por las noches sigue escribiendo y dando instrucciones relamidas. Desde entonces nos acompaña al menos en espíritu hasta el día de hoy en que lo leemos, lo reímos y le reprochamos que se nos haya adelantado tanto.»
El Fisgón comentó que Monsiváis gozaba del cariño de las personas, pero no daba tregua a nada ni a nadie, no sólo a los políticos, también a sus amigos. Con esa lengua crítica era lapidario, y fue uno de los pocos individuos con súper poderes en este planeta. Tenía el don de la ubicuidad. Sabemos que se le podía programar en cuatro mesas redondas al mismo tiempo y asistía a las cuatro.
Añadió que extraña a Monsi cuando realiza alguna búsqueda en Google, porque le gusta preguntar cosas, pero reconoció que el cronista era más preciso que Google.
Al finalizar la presentación del libro, el cual se puede adquirir en el Museo del Estanquillo, tanto Poniatowska como El Fisgón firmaron ejemplares, incluso el caricaturista de La Jornada plasmó en alguna que otra hoja en blanco que le acercaban, la figura del gatito Sansimonsi.
Como parte de las actividades de Carlos Monsiváis: homenaje a tres años sin límite de tiempo, mañana, a las 13 horas, se efectuará una conferencia en torno al cronista en el que participará El Fisgón, así como Antonio Helguera y José Hernández, también caricaturistas de La Jornada, en el Museo del Estanquillo (calle Isabel la Católica 26, Centro Histórico).
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