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El escritor, ayer, durante la charla con La Jornada (Foto: Ericka Montaño)
C
iudad Juárez, Chihuahua. 6 de junio de 2013. (RanchoNEWS).- La literatura no es la panacea a los problemas del mundo, ni los escritores somos dioses, asevera el escritor holandés Cees Noteboom, quien se encuentra en México para presentar su libro Cartas a Poseidón. Una entrevista de Ericka Montaño Garfias para La Jornada:
Esta nueva charla de La Jornada con el autor de Perdido el paraíso ocurre unas semanas después de la que se realizó en la Feria del Internacional del Libro de Buenos Aires. Esa entrevista fue la primera que concedió a un medio mexicano para hablar de ese libro, publicado por Siruela, que hoy se presenta a las 18 horas en la Casa Universitaria del Libro (Orizaba 24, esquina Puebla, colonia Roma).
El encuentro ahora de nuevo es en un café. Noteboom, a punto de cumplir 80 años, busca siempre un café bien preparado. Pide ahora un spresso cortado y lo endulza con un toquecito de azúcar mascabado.
La plática es en castellano, salpicado de frases en inglés y francés. Y así como es imposible detener sus pies viajeros, lo es hablar de un solo tema: de la memoria a la violencia, de los libros que ha publicado a los que vienen en camino, entre ellos Luz en todas partes, antología de poesía que va de principios de los años 90 hasta la década más reciente; la legalización de la mariguana, México, la violencia que se retrata en los medios, pero que no me toca ver. Estamos aquí sentados en este día bonito...
Leer al otro
Políglota, a Noteboom le interesa lo que ocurre en el mundo, leer al otro, saber qué pasa en los lugares a los que va. Ahora lleva tres meses ininterrumpidos de viaje, y será en una o dos semanas cuando regrese a casa, a la isla de Menorca, donde surgió la idea de escribirle a Poseidón de lo que ocurre fuera –y a veces dentro– de sus mares. Escribir cartas sin esperar respuesta.
Cartas a Poseidón es un libro acerca de la memoria.
Sí, eso es cierto. Esa es una parte interesante de todo escritor: la memoria. Cuando estuve viajando, ahora hace dos años, con el libro en la cabeza, todo era para éste. En Ecuador, en el volcán, fue decir: «ah, debo escribirlo». Algunas cosas que leía en los periódicos, cosas marinas que nunca me habían interesado tanto, y que me llevó a saber que una ballena toma un siglo para descomponerse en el mar. Durante una temporada ha sido así. Si quieres es una tontería completa, pero necesitamos tonterías para escribir algo.
¿Dónde se guarda más su memoria, en un libro como éste, en su poesía o en sus novelas?
Creo que en mi obra. ¿Tú conoces mis libros?
No todos, son 25 libros más o menos.
Hay siempre partes reales de mi vida, más en Rituales. No soy de esos escritores que saben muy bien lo que hacen. No escribo mucho sobre literatura, sino sobre arte visual. Pero creo que al final lo que practico es una forma de ilusionismo, siempre basado en una realidad mía, sin ser novela realista o algo parecido. De cierta manera me siento más conectado con el mundo de aquí, que con la literatura europea –aparte de Proust–, pero realismo holandés no es mi cosa.
Y cambia el tema a México, país en el que ha estado varias veces como invitado a festivales de literatura o poesía. «He escrito sobre México, es un lugar fascinante, pero eso ustedes ya lo saben.»
Aunque estamos en un momento complicado.
Lo leo, y es extraño, por ejemplo cuando en la guerra en general se ve, pero aquí no hay nada de violencia. Estamos en este día bonito, con esos árboles; lo leo en Holanda, en los periódicos, que siempre se centran en lo malo y no pueden hablar de un día como éste.
«Estoy cansado. He hecho más de dos meses después que nos hemos visto en Buenos Aires. Antes había estado en Colombia, país que me fascina, también con violencia, con guerrilla, con lo que quieras. Pero si uno no está dentro de eso lo sabemos, pero no lo vemos. Leo periódicos, cosas atroces, torturas, asesinatos, y lo que leo con cierta alegría es que empiezan a hablar sobre la legalización de la mariguana, porque legalizarla no será el fin de la violencia, porque ésta existe.»
¿Sería la legalización de la mariguana, no de todas las drogas?
Esto es muy complejo. No soy experto en este tema.
Algunos dicen que la literatura salva, que es una alternativa, una posibilidad a lo que ocurre...
La literatura no es una panacea, para mí. Es algo que puede enriquecer la vida de cada individuo, no es una panacea para la cultura en general. Por ejemplo: nosotros leímos libros de autores latinoamericanos, de esta manera conocemos mejor este mundo, pero en Estados Unidos lo que es traducido de todo el mundo, todo, sólo es 2.3 por ciento. Ellos no saben nada, ni de los japoneses ni de los indios ni de los latinoamericanos ni de los europeos, nosotros traducimos todo, a Phillip Roth y John Updike. Somos muy obedientes, pero ellos no se interesan, son como los ingleses y eso viene de la cultura anglosajona, no están interesados, y solamente es en su perjuicio.
«He viajado y siempre encuentro gente que me dice ‘no has leído eso, o a tal’. Hago lo que puedo, por eso he aprendido español; ahora leo a Saer, a quien no conocía. Quien me ha impresionado muchísimo, sin duda, es Borges, pero también Onetti, que es diferente.»
¿A qué no se ha atrevido como escritor?
Hay escritores que pueden divulgar todos sus secretos y los hay que dicen ‘esto no lo quiero escribir’. Creo que esta semana he leído algo exactamente de Villoro sobre una escritora que quería guardar sus secretos, en este momento no recuerdo quién era. Somos nuestros secretos y es bueno eso; necesitamos tener secretos y mantenerlos. La tentación de contarlos existe y uno no sabe muchas veces si quiere o no se atreve. Sería muy injusto que yo supiera todo de mis lectores y que éstos supieran todo acerca de mí.
«Siempre hay miedo a que uno no ha hecho lo suficiente, que no es la última verdad. No creo que lo sea, pero siempre como digo al final de la última carta a Poseidón, buscamos y buscamos y siempre se nos escapa, el miedo a lo mejor sería de morir estúpido. De no haber comprendido todo, pero aparentemente es imposible comprender todo. Ser como Buda que lo comprendió todo.»
Los escritores tampoco son dioses.
No. No somos dioses. Yo que trato con un dios (Poseidón), lo sé bien. Él era muy humano, con muchas malas cualidades.
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