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martes, junio 18, 2013

Noticias / Lanzarote: Saramago en su tierra

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La viuda de José Saramago, Pilar de Río (a la izquierda),con autoridades locales durante la inauguración de la escultura en homenaje al escritor en una rotonda junto a la que fue su residencia en la localidad de Tías. (Foto: Javier Fuentes)

C iudad Juárez, Chihuahua. 18 de junio de 2013. (RanchoNEWS).- Pilar del Río, la viuda de José Saramago, quiso que la memoria del Nobel siguiera ligada a Lanzarote y tres años después de su muerte, a pesar del desdén de las autoridades estatales y canarias sobre el legado del autor de Cuadernos de Lanzarote, ahí siguen, en el municipio de Tías, la casa («A Casa») y la biblioteca del escritor. Una nota de Juan Cruz para El País:

Hoy se cumplen esos tres años de la muerte del portugués de Azinhaga, que conoció a la periodista y escritora, y ahora traductora, Pilar del Río, se enamoraron y decidieron irse a vivir a Lanzarote, donde ella tenía una hermana. La casa, que ahora está abierta al público, igual que la biblioteca que ambos atesoraron, se fue construyendo poco a poco; se dice que el propio Saramago contribuyó a hacerla, piedra a piedra. En su porche, mirando hacia Fuerteventura, donde vivió otro trasterrado, Miguel de Unamuno, y en medio de la diatriba que hubo en Portugal en torno a la novela El Evangelio según Jesucristo, Saramago exclamó un día:

–Me podrán negar todo, pero nadie me quitará este aire.

Lanzarote fue la otra patria de Saramago. Por eso Pilar del Río no quiso que a la muerte de su marido, cuyas cenizas fueron esparcidas en Portugal, y en Lisboa tuvieron efecto las exequias, esas pertenencias que le unían a este territorio (la casa, la biblioteca) fueran selladas para siempre.

Su voluntad de permanecer aquí con esos recuerdos, abriéndolos al público, chocaron desde el principio y hasta ahora mismo con la despreocupación activa de las autoridades canarias y estatales, que no han considerado pertinente poner en valor el patrimonio que el escritor legó a la isla de César Manrique. Hasta este último 15 de junio no consiguió la Fundación Saramago que la localidad de Tías, donde se ubican A casa y la biblioteca, fuera señalizada convenientemente para que los posibles visitantes de estos lugares por los que transitó el escritor encontraran fácilmente accesible el camino por el que discurrió aquí la vida y la obra de Saramago.

Ahora ya hay una rotonda que indica por dónde ir; Pilar del Río dio la frase que, además, indicara en el sitio lo que para Saramago era Lanzarote: «No es mi tierra, pero es tierra mía». Son legendarias las fotografías en las que se le ve caminando por la lava, así como sus numerosos textos sobre Lanzarote, a la que dedicó no sólo esa dedicación literaria; además Saramago colaboró activamente con la Fundación César Manrique, que prolonga en la isla la labor ecológica, artística y política que desarrolló el famoso artista lanzaroteño para impedir que Lanzarote fuera predio de los depredadores. José Saramago siguió, ahí y en todas partes, siendo altavoz del compromiso de Manrique, hasta su muerte hace tres años.

Desde 1993, cuando la pareja se fue a vivir a Lanzarote, Saramago escribió numerosas novelas, artículos y diarios en Lanzarote. Lo hacía en el altillo de la casa en la que ahora siguen sus objetos, sus cuadros y los lugares donde pasó sus años de lucha y de sosiego. Poco antes de morir, tras una batalla que libró, como él decía, «gracias a la fuerza de Pilar», se despedía con la caballerosidad de un hombre que nunca sublimó su dolor: «Até amanhá!». A su muerte, Lanzarote lo consideró suyo, como demuestran aún sus habitantes, y Portugal lo acogió como el hombre que fue, un ciudadano ejemplar y comprometido. Aún está por ver que las autoridades españoles que tendrían que ayudar a que su legado sea patrimonio público entiendan que Saramago tuvo dos patrias, y en ninguna de las dos se sintió ajeno. Ahora ya se sabe por donde se va a A Casa en Tías. Durante tres años, al menos, ese fue un sitio casi clandestino en la isla.

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