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lunes, junio 03, 2013

Fotografía / España: Edward Weston y Harry Callahan frente a frente exploran el cuerpo de la mujer

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Fotografía de Edward Weston Desnudo flotando. (Foto: Archivo)

C iudad Juárez, Chihuahua. 4 de junio de 2013. (RanchoNEWS).- Frente a la incontestable evidencia de que la imagen de la mujer ha sido durante siglos la proyección de las fantasías masculinas, las exposiciones inauguradas ayer dentro del festival PhotoEspaña ofrecen la pista de cómo la fotografía ha sido decisiva para rebelarse contra la iconografía dominante. Lo fue de manera radical a través de la vanguardia feminista de los años setenta, de manera más amorosa a través de fotógrafos cómo Edward Weston y Harry Callahan, que impusieron el afecto al deseo sobre sus compañeras hasta aprender a mirarlas tal y como eran, y de un modo más frío y geométrico por artistas como el modernista polaco Zbigniew Dtubak, para quien el elemento erótico solo es anecdótico. Una nota de Elsa Fernández-Santos para El País:

Distribuidas en cuatro salas del Círculo de Bellas Artes de Madrid las exposiciones Mujer. La vanguardia feminista de los años setenta. Obras de la Sammlung Verbund; Él, ella, ello. Diálogos entre Edward Weston y Harry Callahan; y Zbigniew Dlubak. Estructuras del cuerpo abrieron sus puertas mientras en el sótano del edificio la minúscula sala Minerva quedaba reservada para Fernando Brito, joven fotógrafo mexicano premiado hace dos años por el festival y que ayer presentaba la pavorosa Tus pasos se perdieron en el paisaje, fotografía documental sobre los muertos de Sinaloa. «Mi fotografía es una denuncia, porque donde yo vivo suceden estas cosas. Sí, también es un país hermoso, pero no se puede confiar en nadie», explicó Brito. «Trabajo en un periódico y allí los muertos se olvidan de un día para otro, yo solo he querido darle más vida a esos muertos». Los cadáveres de Brito son incomprensibles nudos de carnes y sangre en medio de la naturaleza. Descalzos y maniatados no respiran mientras los ríos, árboles y campos en los que yacen siguen su curso. Brito mantiene la distancia que no respetaron sus ejecutores, quizá solo por eso el trabajo resulta tan impactante.

No hay impacto de actualidad en las artistas que se rebelaron en los años setenta contra la narración machista. El impacto es de categoría histórica. Birgit Jürgenssen, Renate Bertlmann, Francesca Woodman, Nan Goldin, Cindy Sherman, Esther Ferrer… las 21 artistas representadas encontraron en su cuerpo un medio de expresión y un campo de batalla. «Las mujeres artistas se adaptaron mejor a los nuevos medios tecnológicos, como el vídeo y la fotografía, que les permitía ser más directas, más espontáneas… Eran nuevos medios sin historia y eso les facilitó el trabajo. Fue entonces cuando las artistas empezaron a deconstruir la iconografía femenina construida por los hombres», cuenta Gabriele Schor, comisaria de una exposición en la que se disputan los conflictos mujer-madre-artista o en el que se expone un eslogan fundamental del feminismo de los sesenta: «lo privado es político». Es decir, entre hornos, fregonas, embarazos, condones, madres, hermanas, amigas, amor y sexo, también se decide el mundo. «Estas artistas son pioneras, construyeron por primera vez en la historia su propia imagen», añade Schor.

Frente a estas militancias, dos fotógrafos clásicos (Weston y Callahan) demuestran gracias al tú a tú propuesto por la comisaria Laura González Flores el camino común, el camino «amoroso». «Ellos no querían solo representar el cuerpo de sus mujeres, sino capturar la sutil relación entre dos personas que se aman. Hay deseo y hay sobre todo mucho afecto en dos artistas que coincidieron al fotografiar sistemáticamente a sus respectivas compañeras. Es un gesto de intromisión por parte de ellos, su manera de formar parte del gesto femenino».

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