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jueves, octubre 03, 2013

Artes Plásticas / Francia: Antiguo casino de Biarritz exhibe 105 obras de arte mexicano

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Primeras letras, ca. 1930, bronce de Oliverio Martínez, perteneciente a la Colección María Elena Martínez, incluido en la exposición de Biarritz (Foto © Adagp, París 2013)

C iudad Juárez, Chihuahua. 3 de octubre de 2013. (RanchoNEWS).- El antiguo casino Bellevue –hoy convertido en centro de congresos y exposiciones– frente al cual rompen las potentes olas que fascinan a los surfistas europeos, resguarda la sustancial exposición El arte mexicano 1920-1960: elogio del cuerpo (30 de junio-6 de octubre), con curaduría de Miguel Fernández Félix y Sergio Raúl Arroyo. Una nota de Alejandra Ortiz Castañares para La Jornada:

La muestra reúne 105 piezas en diversas técnicas, provenientes de colecciones públicas y privadas mexicanas, articuladas en tres secciones vinculadas con la representación del cuerpo (cuerpo nacionalista, político y profano) y una de fotografía, que pretende «una síntesis de la diversidad cultural mexicana; idea más metafórica que efectiva.»

Biarritz es una localidad balnearia de 23 mil habitantes situada al extremo suroeste de Francia, saturada de turistas durante el verano, como antaño, cuando era meta predilecta de la aristocracia europea del siglo XIX, pero también lugar de refugio de porfiristas exiliados durante la Revolución, como Francisco León de la Barra –presidente interino de México a la caída de Porfirio Díaz– quien permaneció aquí hasta su muerte. Vivió también uno de los máximos coleccionistas mexicanos del siglo XX: Francisco Sergio Iturbe, quien construyó en 1914 su Villa Fal (por Parsifal).

El proyecto surgió por iniciativa de Didier Borotra, alcalde de la ciudad desde hace 22 años. Su amor por América Latina lo llevó en el pasado a desarrollar programas como el Centre de Ménagement Europe-Amerique Latine, conocido como «Foro de Biarritz», así como el Festival de Cine Latino que este año cumple también su 22 aniversario, y comenzó el pasado lunes y concluirá el 6 de octubre.

Otras exposiciones en los años recientes han sido dedicadas, entre otros, a Pablo Gargallo, Jacques Lipchitz, Zao Wou-Ki, pero se prevé que la actual romperá el récord alcanzado en 2005 por esta última que ha recibido más de 15 mil visitantes.

II

La proyección del arte y la cultura mexicana en el exterior representa hoy uno de los tres ejes en la agenda del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA). El verano europeo se ha beneficiado de ello con exposiciones en sedes y ciudades prestigiosas, apoyando propuestas relevantes entre las que destacan, además de Biarritz, México: la Revolución en el arte 1910-1940, en la Royal Academy de Londres, con curaduría del inglés Adrian Locke.

Éstas han aprovechado la presencia de Frida y Diego como anzuelo para asegurar visibilidad y entradas, pero el contenido intenta ser más complejo, conduciendo al público por un viaje artístico exuberante aunque caótico. La amplitud del tiempo analizado, con sus sutilezas, corrientes, movimientos y diferencias viene presentado como una lluvia informe, unificada por conceptos atractivos pero débiles: el cuerpo en Biarritz y la Revolución en Londres.

La falta de reseñas críticas en Biarritz hasta ahora impide conocer la opinión de los especialistas locales, sin embargo la nota del periódico británico The Independent es dura respecto de la muestra de la Royal Academy, empezando por considerar que un tema de tal envergadura no puede quedar en un lugar apretujado como el ala de la Sackler Galleries. El autor, Charles Darwent, se pregunta entonces:

«¿Cómo abordar un tema tan vasto en 120 pequeñas obras de las cuales más de la mitad son fotografías? La respuesta, si eres sabio, es que no lo harías (…) Por si la ambición no fuera desmedida –continúa– se incluyen además artistas extranjeros que trabajaron en México».

III

La exposición en Biarritz hay que concebirla como un muestrario que aporta pocas herramientas culturales al visitante, beneficiando el impacto visual y emotivo con imágenes que siendo vaciadas de contenido se vuelven exóticas a través de rasgos, colores, vestimenta, paisaje y personajes históricos, entre otros, resultando visiblemente forzada.

Por ejemplo, en la sección El cuerpo como materia nacionalista, la China poblana (1920), de Alfredo Ramos Martínez, convive con La pasarela (s/f), de Gabriel Fernández Ledesma, obra esta última más cercana a La orquesta de la Ópera, de Degas, que a una catalogación similar.

La escultura es seguramente la propuesta más original, formada por 15 piezas que junto a los nombres más famosos, como Francisco Zúñiga y Luis Ortiz Monasterio, se encuentran obras magníficas como Beisbolista, de Germán Cueto (1928), Primeras letras (ca. 1930), de Oliverio Martínez, de conmovida ternura, pero sobre todo La raza (1938), de Carlos Bracho, que representa una cabeza femenina en ónix, donde las potencialidades del material en sus tonalidades, transparencias y brillos, bien se conjugan con los trazos sintéticos, llanos, que exalta al indígena en su belleza universal.

Se exhiben algunos cuadros íconos del arte mexicano, como Día de San Juan (ca. 1939), de Julio Castellanos, Las tres parcas (1936), de Manuel Rodríguez Lozano; o tan importantes, como Retrato de María Marín (1937), de Carlos Orozco Romero.

IV

Si la promoción internacional es importante, la estrategia de gestión es fundamental y la pregunta inevitable es, ¿cómo ponerse frente a una realidad donde a los ojos del mundo occidental el arte «otro» como se considera el mexicano, no es ya un privilegiado como sucedía antes. Ahora han entrado en juego China, India e incluso África, el «patito feo» del arte, hoy en una expansión prometedora: Angola fue país vencedor de la actual Bienal de Venecia, la Tate dedica por primera vez una exposición al modernismo africano con la antológica del artista sudanés Ibrahim El-Salahi y el Museo de Arte Africano de Nueva York prepara desde hace años su nueva y flamante sede en la quinta avenida.

Cabría entonces meditar cuál es la posición que pretenden tener las instituciones mexicanas en el juego internacional, ¿un medio de fomento turístico, de reforzamiento de estereotipos que continúen alimentando la relación colonizador/colonizado? O, ¿tendrán la lucidez para evitarlo y promover un nuevo «Renacimiento artístico», como ha sucedido en distintos momentos de nuestra historia?

La cultura es reflejo de su tiempo, veremos qué logra el nuestro.



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