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La muestra ¡Así somos! Andrés Audiffred y su México. Caricatura costumbrista mexicana del siglo XX ha sido completada ahora con un catálogo de 223 páginas. (Foto: Archivo)
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iudad Juárez, Chihuahua. 18 de enero de 2015. (RanchoNEWS).- Coleccionista empedernido, Carlos Monsiváis (1938-2010) iba tras las piezas del caricaturista Andrés Audiffred «como un sabueso tras la presa». Para el ensayista, la obra del dibujante era como una gran crónica gráfica de México: «le encantaba el trabajo de Audiffred y está claro por qué le gustaba. Para él, el conjunto del trabajo de Audiffred es el de un extraordinario cronista gráfico de su tiempo», afirma Rafael Barajas El Fisgón. Reporta desde la ciudad de México para Excélsior Luis Carlos Sánchez.
El también caricaturista ha sido el encargado de seleccionar las obras de la exposición ¡Así somos! Andrés Audiffred y su México. Caricatura costumbrista mexicana del siglo XX, que se exhibe en el Museo del Estanquillo, espacio que el propio Monsiváis nutrió con los miles de objetos y piezas artísticas que coleccionó en vida. La muestra ha sido completada ahora con un catálogo de 223 páginas a color que reúne 213 imágenes de las obras que forman parte de la exposición.
Durante la presentación del ejemplar, coeditado por la Dirección General de Publicaciones (DGP), del Conaculta, y el propio Estanquillo y diseñado por Vicente Rojo Cama, Barajas afirmó que Monsiváis construyó su colección como una especie de gran crónica de México, desde principios del siglo XIX a los linderos del siglo XXI. En ese periodo, Audiffred ocupaba un lugar preponderante.
«Monsiváis era un apasionado del trabajo de Audiffred, cuando se ven algunas piezas del dibujante da la impresión de que Carlos escribió muchos de sus textos pensando en esos dibujos. La relación entre el caricaturista, cuya obra se desarrolló de los 20 a los 50, con el cronista —que se desarrolló desde los 60 y hasta principios del siglo XXI—, es muy fuerte.»
Y quizás, de no haber sido por el autor de Días de guardar, la obra del dibujante habría sido olvidada. «Carlos admiraba a Audriffed y fue reuniendo poco a poco sus materiales, a partir de esos se pudo hacer esta reconstrucción de la obra de un caricaturista que prácticamente estaba olvidado hasta hace unos meses», dijo Barajas.
De Audiffred, agregó el investigador Juan Manuel Aurrecoechea, se sabe poco. «Su gráfica tuvo una presencia insoslayable entre los años 20 y 40 del siglo pasado, pero no sabemos nada de su vida y contamos con escasos datos biográficos provenientes de tres o cuatro artículos de prensa». Los pequeños rastros que han quedado, señalan que el dibujante viajó a Estados Unidos en 1911 y en 1917, a su regreso a México llegó convertido en un creador de historietas, fuertemente influido por el estilo estadunidense.
Pero el caricaturista poseía un sólido bagaje costumbrista que lo emparejaba con otros intelectuales mexicanos de la época. Técnica y visión se mezclaron para crear una gama de personajes salidos de las calles y pueblos de un México todavía sencillo y casi provinciano. Peladitos, inditos, azules, mordelones, tarzanes, Cantinflitas, gachos, majes, hippies, pelonas, changuitas y siluetas conformaron la colección de protagonistas del dibujante.
La de Audiffred, sin embargo, era una mirada desde fuera. A decir de Aurrecoechea, como todos los costumbristas, la del dibujante fue una mirada en tercera persona. «Audiffred es esencialmente un ilustrador costumbrista que sigue la tradición plástica mexicanista del siglo XIX».
Para las clases educadas de México, dijo, «el pueblo y los mexicanos siempre son otros; a nuestro costumbrismo le ha faltado hablar en primera persona y esta distancia se junta en la obra de Audiffred; al describir al mexicano, los caricaturistas hablan en tercera persona como si se tratara de un extraño».
La exposición está compuesta por más de 350 piezas entre pintura, dibujo, gráfica, fotografía y escultura, tanto del propio Audiffred como de sus contemporáneos: Luis Hidalgo, Hugo Tilghman, Ernesto García Cabral, Antonio Arias Bernal, Rafael Freyre, Carlos Mérida, Juan O’Gorman, Rufino Tamayo, José Clemente Orozco y Juan Arthenack, entre otros.
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