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Castelló murió ayer en esta ciudad, a los 97 años de edad. (Foto: Archivo)
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iudad Juárez, Chihuahua. 21 de enero de 2015. (RanchoNEWS).- «Fijar la tradición mexicana», así definió Teresa Castelló Yturbide, quien también eligió el nombre de Pascuala Corona, uno de los fines de su trabajo. Reporta desde la ciudad de México para Excélsior Luis Carlos Sánchez.
Al país y su diversidad cultural dedicó la escritora, investigadora, pintora y promotora cultural buena parte de los 97 años que le tocaron vivir. Ayer, la autora de literatura infantil falleció en la Ciudad de México, a menos de dos meses de cumplir los 98 años, el 21 de marzo.
Si bien la escritura de cuentos infantiles, bajo el seudónimo de Pascuala Corona, le valieron mayor notoriedad, Castelló publicó más de 30 libros y una gran cantidad de artículos especializados en arte y tradiciones mexicanas. También fue conferencista, asesora de investigadores, trabajadora social y, de manera menos llamativa, aunque no menos destacada, pintora.
La autora adoptó el nombre de Pascuala Corona como un homenaje a su nana, quien era originaria de Pátzcuaro. Con ese nombre publicó en 1945 su primer libro Cuentos mexicanos para niños. Éstos fueron una de sus preocupaciones, a ellos, se dice, enseñó a leer siendo ella misma menor de edad.
Cuentos de rancho apareció en 1951, y Fiestas en 1958. A finales de esa década, Castelló ingresó a los talleres libres de la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado «La Esmeralda»: quería perfeccionar su técnica como pintora de caballete y realizar de manera más profesional las ilustraciones de sus libros. Esos dibujos los firmaba con el sobrenombre de Girasola.
Su libro El pozo de los ratones y otros cuentos al calor del fogón (1996) se convirtió en uno de sus textos más leídos; también publicó Leyenda de la China Poblana (2005), Mi abuela Romualda (2006), Isidro Labrador, quita el agua y pon el sol (2007) y Quetzalcóatl y la hormiga maicera (2009). En 2010 fue galardonada con el Premio Bellas Artes de Literatura de Cuento Infantil «Juan de la Cabada». En 1972, Inés Amor la invitó a exponer un conjunto de 21 de sus obras en la Galería de Arte Mexicano.
Pero los intereses de Castelló incluyeron un espectro más amplio. Como investigadora se especializó en el estudio del arte del textil indígena, de donde surgieron sus trabajos Traje indígena en México (1965), que escribió en colaboración con Carlota Mapelli Mozzi; El rebozo (1971), elaborado con un grupo de colegas; El rebozo y el sarape (1987), realizado con Virginia Armella de Aspe; Colorantes naturales de México (1988) e Historia de México a través de la indumentaria (1988), que hizo con la misma Armella e Ignacio Borja Martínez.
También publicó La tejedora de vida (1989), con Carlota Mapelli Mozzi; Historia y arte de la seda en México: siglos XVI-XX (1990), junto con Teresa de Maria y Campos, y Una geografía del rebozo (2008).
Fundó la asociación Pro-Seda, para apoyar a mujeres mixtecas de San Mateo del Peñasco, Oaxaca. El interés en la cultura mexicana, le llevó a trabajar además Biombos mexicanos (1970) y Presencia de la comida prehispánica (1986), entre otros títulos.
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