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El escritor francés ganador del último Premio Nobel de Literatura. (Foto: Thomas Samson)
C
iudad Juárez, Chihuahua. 21 de enero de 2015. (RanchoNEWS).- Cuando le dieron el Nobel a Modiano lo dijimos. Es un autor (novelista) muy traducido en España. Y sobre él hay una suerte de opinión general entre buenos lectores que no parece errada: se trata de un novelista deslumbrante cuando lees dos o tres novelas suyas -de las mejores-, pero que luego parece repetir siempre variantes de la misma historia de penumbras y destinos truncados. Ignoro por qué una novela clave y temprana para entender el universo peculiar de Modiano no se había visto hasta ahora. Hablo de Libro de familia que acaba de sacar Anagrama. Una nota de Luis Antonio de Villena para El Mundo:
El original francés -Livret de famille- apareció en 1977 y es una autobiografía de la juventud de Modiano, novelada. Todo su mundo está ya en esta estupenda novela, de suerte que viene a parecer que todo lo de después ha salido de estos capítulos. Por supuesto el protagonista es Modiano, su padre bajo la ocupación alemana de París, su madre, una actriz belga que huye y conoce a su futuro en ese París extraño, seductor y clandestino, para terminar en su propia mujer y una niña pequeña...
Pero Modiano no sería quien es si en medio de esta trama desordenada y sabia de capítulos que son su vida (suponemos que no sin alguna ficción) no dejaran de aparecer, casi de continuo, ese tipo de evanescentes personajes, con halo exótico o levemente malvado que atraviesan su novelística. Un joven desconocido (y muy angustiado, de repente) que enseña al protagonista el piso vacío donde éste vivió de niño. Un colaborador nazi que se salvó en España (admirador del republicano Manuel de Falla) y que estuvo a punto de detener al padre del autor (judío) y a quien este ve mucho después en una piscina suiza, en compañía de un secretario muy atractivo. El pronazi es gay. También parece gay un seductor caballero chino -de la vieja China- que vivió en el deslumbrante Shanghai de la preguerra y terminó en París entre otros chinos de raro negocio...
Todo son damas venidas a menos, seres desvanecidos en la bruma del tiempo, gente distinta con la que nos cruzamos unos días o meses, pero el encuentro no vuelve a darse y así no sabemos qué ocurrió, porque todo semeja deslizarse entre la realidad y una neblina que no es sino el caminar de la vida. El pasado siempre nos seduce no sólo por las nieves de antaño, sino porque él únicamente sabe decirnos quiénes somos.
Es cierto que Modiano abunda en títulos sugestivos y a menudo notables: La hierba de las noches, En el café de la juventud perdida o Los paseos de circunvalación. Dirías que estos títulos de lírica resonancia han de ser mejores que Un pedigrí, Barrio perdido o este Libro de familia que acaso no es, propiamente hablando, un título brillante, porque es algo más: una estupenda novela y, sobre todo, la clave del universo modianesco.
Podemos creer que no es una autobiografía cabal, y entonces dejamos más espacio a la mera novela. Pero todos los seres brillantes y fugaces que cruzan el texto son la vida literaria de Modiano o sus fantasmas juntos. Valga decir la mente de su plena literatura. Básico.
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