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Músicos ambulantes, mercados, plazas de toros y actos políticos, calles y avenidas son algunas de las cosas que se proyectan en el CCD. (Foto: Octavio Hoyos)
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iudad Juárez, Chihuahua. 22 de enero de 2015. (RanchoNEWS).- Luego de encabezar un recorrido de prensa por su instalación audiovisual Manéjese sin demoras. Deben exhibirse en fecha exacta, que presenta el Centro de Cultura Digital (CCD) en Chapultepec, Michael Nyman, músico, cineasta y fotógrafo, se definió con una frase: «Básicamente soy un coleccionista impulsivo de imágenes». Reporta desde la ciudad de México para Milenio Xavier Quirarte.
La prueba se proyecta en 10 pantallas que, indicó, exhiben «cintas que he hecho enteramente en México, la mayoría en la Ciudad de México. Representan como un 30 o 40 por ciento de las fotografías y videos que he tomado en los últimos cinco o seis años, aunque una parte del pietaje se remonta fines de los noventa. Me gusta México porque es divertido y diverso», agregó el artista, quien vive en la ciudad desde hace seis años.
El título obedece a una serie de instrucciones que encontró en uno de sus múltiples safaris para coleccionar imágenes, dentro de una caja de una película en renta de los años cincuenta o sesenta del siglo pasado. Le pareció un buen nombre para «algo que no es una película, pero es un video», expresó sonriente.
Imágenes de músicos ambulantes y de mercados, de plazas de toros y actos políticos, de calles y avenidas, vendedores, mercados
y muchos otros tópicos se proyectan alternativamente en el CCD desde diciembre pasado. El autor de la música de la cinta El piano afirmó que ha visitado la instalación en unas diez ocasiones y que cada vez ve «una particular conjunción de imágenes que me sorprende».
Nyman comentó que mientras los fotógrafos registraban su imagen durante el recorrido, se dio cuenta de que «en una de las pantallas unas mujeres de un pueblito de Oaxaca hablan sobre su vida y el hecho de que todos sus hijos prácticamente se han perdido, porque han emigrado a Estados Unidos. En otra pantalla hay un tipo filmando un evento en el Museo de Antropología, donde el presidente Felipe Calderón anunciaba, en 2012, una serie de películas para celebrar el Bicentenario de la Independencia. Hay un significado en la conjunción de estas imágenes».
También aparecen entrevistas con los fotógrafos Enrique Metinides, quien, dijo, «retrató la Ciudad de México con una imaginería del desastre», así como María García, viuda del también fotógrafo Héctor García, quien le muestra el trabajo de su marido. «Creo que hubiera disfrutado haber estado en México en los sesenta y los setenta, pero de alguna forma lo estoy viviendo a través del trabajo de Metinides y García», aseguró.
¿Qué representa México en su colección de imágenes?
Las imágenes que he realizado en México han sido las mejores que he tomado en cualquier lugar, y he tomado más que en cualquier otro sitio. Parte de la colección incluye no solo tomar fotografías o videos, sino coleccionar fotografías anónimas de mercados de baratijas. En una pantalla hay una secuencia de imágenes anónimas donde un fotógrafo te tomaba fotografías mientras pasabas por una calle del Centro. Él, porque supongo que era él, te daba un boletito con un número por si querías una copia de esa foto: ibas a su oficina y te imprimía una postal. Tengo como 300 fotos de esas, todas son anónimas, salvo una secuencia que sé que se trata del hermano del presidente López Portillo y otra que, estoy convencido, es la fotografía de Igor Stravinsky, uno de mis héroes musicales. ¡Alguien tiene que probarme que no es él!
«Hacer filmes no es una lucha»
El acto de escribir música es para Michael Nyman muy aburrido aunque recompensador. Asegura que lo ha venido haciendo todos los días de su vida desde 1976: «Es algo muy lento, pues uso exactamente la misma técnica que Bach o Beethoven. Hay cosas emocionantes, como inventar ideas y cierta emoción técnica en hacer largas narraciones musicales a partir de ellas, hacer variaciones, crear una estructura y crear básicamente algo a partir de nada. El compositor empieza con una página en blanco, mientras que el novelista al menos empieza a partir de una experiencia, una anécdota, algo… El proceso de escribir es lento, laborioso, y el producto final puede ser fantástico».
El proceso de encontrar una imagen o hacer una colección de imágenes se vuelve para el compositor «realmente fascinante. Es encontrar imágenes fotográficas que ya existen. No tengo que trabajar, pero debo tener una cámara y cierta percepción, cierto sentido estético e interés en lo que veo y lo que es captado por el azar. Hacer películas es más fácil y más disfrutable que escribir música, pero al terminar una pieza de música el efecto que tiene en mí, en los músicos, los cantantes y, espero, que en el público, es algo que no se puede medir en términos de la lucha por escribir. Hacer filmes no es una lucha, pero sí lucho para escribir una obra musical».
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