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Brautigan, Mailer y James Ellroy planean sobre Barcelona. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 29 de enero de 2015. (RanchoNEWS).- Diez años han pasado ya desde que el propietario de la Librería Negra y Criminal de Barcelona, Paco Camarasa, decidiera crear, allá por 2005, BCNegra, o lo que es lo mismo, la Semana Negra (y criminal) de Barcelona, un festival que nació como homenaje al género y, en concreto, a la figura de uno de sus mayores representantes en España, Manuel Vázquez Montalbán, pero que con el tiempo ha ido creciendo hasta convertirse, junto a la Semana Negra de Gijón y Getafe Negro, en una de las grandes citas del año. Escribe Albero Gordo para El Cultural.
Durante este tiempo, han pasado por Barcelona escritores como Andrea Camilleri, Michael Connelly o la recientemente fallecida P. D. James, nómina a la que se suman esta edición, entre otros, Sue Grafton, Philip Kerr o Alicia Giménez Bartlett, esta última ganadora del Premio Pepe Carvalho por Crímenes que no olvidaré (Destino). La escritora recogerá el galardón el próximo 5 de febrero, y antes y después -en concreto, hasta el día 7- tendrán lugar mesas redondas, exposiciones, conferencias, firmas de libros o clubes de lectura.
«Este año recordaremos la tradición, hablaremos del presente y tendremos clubes de lectura juveniles -informa la organización-. Tendremos al blues y la Filmoteca como compañeros de viaje. Recibiremos a autores debutantes, hablaremos de fútbol y corrupción, de espías y traidores, de la economía criminal de las ciudades, de los viejos y nuevos bajos fondos, de salud pública y beneficios privados, daremos la bienvenida a nuevos autores italianos y a viejos amigos porteños, descubriremos cómo en las leyendas de siempre se pueden introducir crímenes actuales y cómo la psicología influye en los asesinos...»
Y dicho esto, como homenaje a los grandes maestros del género, El Cultural ha pedido a diez escritores un título, solo uno, de entre toda la literatura criminal. El resultado, como era de esperar, arroja diez ficciones básicas, ineludibles:
Lorenzo Silva
El largo adiós, de Raymond Chandler
«Mi novela negra de todos los tiempos, lo he dicho muchas veces y no pienso desdecirme ahora, es El largo adiós, de Raymond Chandler. Lo es por muchas razones, desde su memorable arranque hasta su soberbio final, pasando por hitos tan sobrecogedores como la nota de suicidio de la perturbadora Eileen Wade. Si he de escoger tres rasgos que resumen su valor diré que brilla por su estilo, su atmósfera y por la historia de amistad que contiene, la de un hombre, Philip Marlowe, que tiene un código propio y lo cumple, incluso con quien no está a la altura».
Alicia Giménez Bartlett
Mis rincones oscuros, de James Ellroy
La madre de Ellroy fue asesinada cuando él tenía 9 años y nunca se halló al culpable. En este libro cuenta cómo en la madurez contrata a un detective para intentar esclarecer el crimen. La lectura del libro me puso los pelos de punta. ¿Por qué? Porque no es ficción y demuestra que cualquiera puede ser asesinado del modo más "casual" y menos heroico. Queda claro también que el desenlace no tiene final justiciero. Hay muchos crímenes que quedan impunes, esos no aparecen en las novelas negras».
Carlos Zanón
El cartero siempre llama dos veces, de James M.Cain
«Es rápida, directa, imperfecta, volcánica, una novela en la que el crimen y la catadura moral son resultado de un mal reparto de las cartas. Sexo, pasión, obsesión, engaño, pánico. El crimen como un quitar un estorbo. Eliminar aquello que nos haría felices. Asesinar como un acto de justicia poética, de restablecer la situación de nuestra infelicidad y unos personajes que se levantan del papel. Un triángulo que nos genera empatía, que podemos ser y somos nosotros sin necesidad de ser héroes ni sádicos. Crímenes que son necesarios e irrepetibles, como una oración: Dios mío, si me das a esta mujer/hombre prometo portarme bien el resto de mi existencia».
Dolores Redondo
Los tipos duros no bailan, de Norman Mailer
«Creo que éste dos veces ganador del Pulitzer demostró que se puede escribir negra con una gran calidad literaria siendo incisivo, crítico, salvaje, delirante y mordaz y sin renunciar a hacer una incursión en el alma, el miedo y el mundo de lo intangible. Soberbia».
Víctor del Árbol
Shantaram, de Gregory David Roberts
«Es una novela que desborda el género por sus límites extremos y que demuestra lo que siempre he pensado: la fuerza de la novela negra está en su porosidad y en su capacidad para invocar todo tipo de historias. Dura, sólida, una novela a contrapelo de los tiempos actuales por su dimensión física (casi 1200 páginas) y por su ambición; es una obra que mezcla lo veraz y lo verosímil, que no rehuye la crudeza pero que no se conforma con exponerla, sino que trata de darle una dimensión explicativa. Por último, los temas que aborda, los bajos fondos de Bombay, la cuestión del racismo entre asiáticos y el periplo autobiográfico del autor me resultaron en su momento demoledores».
Laura Fernández
Detective en Babilonia, de Richard Brautigan
«Durante mucho tiempo mi novela negra favorita fue La hermana pequeña, de Raymond Chandler. Pero cuando me topé con Detective en Babilonia, de Richard Brautigan, me dije que jamás había leído nada igual. Nada tan absurdo, y a la vez tan maravilloso. Un detective que sueña con otro detective, un tipo llamado Smith Smith que tiene que vérselas con rubias que beben cerveza como si fueran extraterrestres. El cruce perfecto entre el noir clásico y la juguetona novela posmoderna norteamericana. Oh, bueno, ¿puedo mencionar un par más? Pulp, de Charles Bukowski, y la primera novela-experiencia (casi videojuego) de David Peace: 1974».
Juan Madrid
La llave de cristal, de Dashiell Hammett
«Esta novela del maestro Hammett es un gozne, una bisagra que transforma la novela policial clásica de enigma. Se descubre al asesino, claro, pero también un mundo corrupto. El autor es un cirujano con un escalpelo que descubre la putrefacción social. De ese modo, la novela policial se transforma en otra cosa. Ilumina».
Rosa Ribas
Un juicio de piedra, de Ruth Rendell
«Tiene uno de los inicios más rompedores que recuerdo: "Eunice Parchman asesinó a la familia Coverdale porque no sabía leer ni escribir". La autora parece atentar contra todas las reglas de la novela de misterio cuando la abre con una primera frase en la que desvela dos de las preguntas motoras del género: ¿quién? y, sobre todo, ¿por qué? Y, sin embargo, esas dos preguntas abren tantos interrogantes que pasaremos de inmediato a la segunda frase y no pararemos hasta el final».
David Torres
1.280 almas, de Jim Thompson
«Thompson es el Philip K. Dick de la novela negra, del mismo modo que Dick es el Thompson de la ciencia-ficción. Ambos fueron despreciados en vida mientras trabajaban en los suburbios de sus respectivos géneros, publicando en revistas de mala muerte. Si Hammett y Chandler plantaron las raíces de la novela negra para que brotara un árbol espléndido y malévolo, Thompson lo arrancó, lo podó y sacó al sol las raíces para airear aún más las podredumbres de la sociedad moderna. 1.280 almas, una de sus obras maestras, es una hilarante y espantosa historia de psicopatía que te deja con la boca abierta. Nadie sabe todavía cómo pudo hacerlo, aunque una vez dijo: "Hay 32 maneras de contar una historia y yo las he probado todas; pero sólo hay una historia: las cosas no son lo que parecen"».
Claudia Piñeiro
Memento Mori, de Muriel Spark
«Tal vez si me volvieran a preguntar la semana que viene elegiría otra, una de Chandler o de Simenon. Hay extraordinarios autores de novela negra. Pero hoy es ésta, y la elijo por el plus que le otorga la autora a esta historia policial (como las llamamos por aquí). Ese plus está constituido por diálogos extraordinarios, personajes entrañables, y su ácido humor que disfruto enormemente».
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