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Para recordar al autor en su 30 aniversario luctuoso –que se cumple el jueves–, Douglas Whaterford prepara un estudio que contará detalladamente sus pasos por el séptimo arte, incluidas sus participaciones hasta ahora desconocidas. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 4 de enero de 2016. (RanchoNEWS).- Cuando Juan Rulfo (1917-1986) terminó Pedro Páramo quiso explorar de muchas formas el mundo del cine. Quizá, dice el investigador estadunidense Douglas J. Whaterford, porque dejaría de recibir la beca del Centro Mexicano de Escritores y necesitaba dinero. Corría el año de 1955 y entonces Rulfo llevó su mirada al cine. Reporta Juan Carlos Talavera para Excélsior.
De aquel acercamiento, Douglas Whaterford trabaja en una investigación minuciosa que contará los pasos de Rulfo en el cine y, que publicará este año para recordar el 30 aniversario luctuoso del autor mexicano, que se cumple este jueves 7 de enero.
La investigación –comenta a Excélsior– será exhaustiva y mostrará en qué cintas participó como asesor, guionista, fotógrafo, extra, y otras colaboraciones menos conocidas, como la que tuvo en el documental Danzas mixes; porque su contacto con el séptimo arte fue más allá de El gallo de oro.
Este trabajo será publicado a finales de año por la Filmoteca de la UNAM y podría llevar por título El camino de Juan Rulfo por el cine, con el que se abundará en las múltiples facetas de Rulfo, quien toda su vida saltó de la arquitectura a la historia, de la fotografía a la música y la imagen visual.
Whaterford, quien trabaja en como académico en la Brigham Young University, en Ohio, adelanta además la próxima publicación de dos libros más sobre Rulfo.
Se trata de la primera traducción al inglés de El gallo de oro con otros textos, y un segundo volumen con la primera compilación de los guiones de Pedro Páramo y El gallo de oro, que verán la luz en 2017 para celebrar el centenario de su nacimiento.
«Será interesante publicar estos guiones porque ahí está la mano de Carlos Fuentes y Gabriel García Márquez… además, son textos que nunca han sido publicados y ayudarán a comprender el proceso de adaptación que llevaron ambas obras rulfianas a la pantalla grande».
Es claro para todos que fue la publicación de sus dos obras maestras lo que le abrió camino en el cine. De ahí que en 1955 se convirtiera en asesor histórico en la filmación de la cinta La escondida, de Roberto Gavaldón, donde también captó buen número de fotografías durante el rodaje.
Tiempo después, en 1964, Alberto Isaac lo incluyó como extra en la cinta En este pueblo no hay ladrones, una película basada en un texto de Gabriel García Márquez –quien ayudó con el guión– y donde también actuaron Carlos Monsiváis, Arturo Ripstein, Luis Buñuel y José Luis Cuevas.
Pero el trabajo más importante de Rulfo en el cine llegó con la escritura de breves guiones, como el cortometraje El despojo, que dirigió Antonio Reynoso en 1960, y La fórmula secreta, de Rubén Gámez en 1964.
Además de su colaboración en el guión de Paloma herida, de Emilio Fernández en 1962, y El gallo de oro, narración que Rulfo ideó para la pantalla grande, adaptada posteriormente por Gavaldón (1964) y por Ripstein (1985).
Una de las colaboraciones poco exploradas aún es su trabajo en el documental Danzas mixes, hallazgo realizado por Paulina Millán, en torno al cual se mostrarán nuevos datos.
Conexión Rulfiana
«En torno al libro que llevaría por título El camino de Juan Rulfo por el cine, lo que he intentado es indagar las conexiones que Rulfo tuvo con el cine porque es indudable que él sentía una fascinación por lo visual y por tomar fotografías en los sets de las películas», asegura Whaterford.
El investigador adelanta que dedicará espacio a profundizar la relación que observa entre El ciudadano Kane, de Orson Welles y Pedro Páramo. «Tengo la impresión de que Pedro Páramo pudo ser escrito como un homenaje a la gran película norteamericana de Wells; ahora me parece bastante claro que hay una conexión íntima entre la novela y la película».
Esto hace pensar al investigador que la obra del escritor mexicano aún guarda una riqueza desbordada e inadvertida, al punto de encontrar ecos del cine norteamericano.
Si bien es conocida la participación de Rulfo en la cinta La escondida, de Gavaldón, donde colaboró como asesor, ahora se sabe que también utilizó una cámara para hacer tomas en esa cinta.
Claro que él no era el «filman oficial –advierte Whaterford– pero sí tomó algunas imágenes. (Comprobarlo) permitiría ver el contraste entre la imagen del México captada por Figueroa y el México captado por Juan Rulfo».
Lo cierto es que la investigación mostrará cómo el narrador mexicano pensó en ganarse la vida con textos para el cine. «Y aunque se desmotivó con algunas de las adaptaciones hechas a su obra, especialmente de Pedro Páramo, no se puede omitir la evidencia de que Rulfo imaginó que podría ganar dinero escribiendo para el cine».
Whaterford cree que Rulfo fue un creador que jamás imaginó limitarse a la literatura. «Cierto: la literatura le dio la fama, pero también se interesó en la música, la arquitectura, la historia y la imagen visual. Al menos estoy seguro que durante algunos años tuvo el deseo de buscar más caminos creativos en la imagen visual, especialmente en el campo del cine».
Con motivo del 30 aniversario luctuoso de Rulfo se llevará a cabo un taller impartido por Alberto Vital, director del Instituto de Filológicas de la UNAM, en la Brigham Young University, a donde asistirá, en fecha posterior, Juan Carlos Rulfo y la productora Eugenia Montiel Pagés con un nuevo documental sobre el escritor.
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