Alejandro Palomas (Foto: Antonio Moreno)
C iudad Juárez, Chihuahua. 6 de enero de 2018. (RanchoNEWS).- Esta noche ha tenido lugar una de las últimas tradiciones navideñas de cada año, coincidente desde hace más de siete décadas con el Día de Reyes. Un año más, se ha fallado el Premio Nadal, el galardón literario más antiguo de nuestro país, tras la tradicional cena de Reyes organizada por la Editorial Destino en el Hotel Palace de Barcelona. Y de la propia ciudad condal es oriundo el ganador de esta 74ª edición, el escritor Alejandro Palomas (1967), que ha obtenido el galardón por su novela Un amor, una indagación en esas pequeñas emociones que componen nuestra vida en la que retoma la peculiar familia protagonista de sus anteriores narraciones. Palomas se embolsará 18.000 euros y contará con el privilegio de engrosar una lista de premiados entre los que se encuentran autores de la talla de Carmen Laforet, Miguel Delibes, Carmen Martín Gaite, Rafael Sánchez Ferlosio o Ana María Matute. Reporta Andrés Seone para El Cultural.
Presentada originalmente bajo el título Un país con tu nombre y firmada con el pseudónimo de Mara Salvador, la novela galardonada supone una nueva inmersión en el particular universo que Palomas ha ido trazando a lo largo de sus obras anteriores. De nuevo, los protagonistas son la peculiar familia conformada por Fer, sus hermanas Silvia y Emma y, por su supuesto, su madre Amelia, esa entrañable anciana cuya obsesión en la vida consiste en velar por sus tres hijos, que vuelve a ser un impagable generador de situaciones extravagantes. En esta ocasión, la hermana mediana, Emma, se va a casar ante el alborozo general y comprensible de toda la familia, pero la noche antes de la boda ocurre una funesta coincidencia que cae como una bomba sobre el mapa familiar resquebrajándolo. Palomas nos presenta en Un amor, con ese toque tan suyo caracterizado por cierto «realismo emocional», por centrarse en las emociones pequeñas que todos compartimos, a una familia unida por el amor y los problemas y describe con la máxima ternura y amargor como una madre siempre da todo por los suyos.
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