Portada del libro. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 31 de julio de 2018. (RanchoNEWS).- En 1807, el joven Nikolái Rostov fue levemente herido en la batalla de Schoengraben, uno de los tantos enfrentamientos entre las tropas de Napoleón y los ejércitos del Zar de Rusia. Tiempo después, un amigo le pidió que contara cómo había sido. Rostov comenzó a hablar «exactamente como cuentan sus experiencias los protagonistas de una batalla, es decir, como les gustaría que hubiese ocurrido o como han oído contarlo a otros, de la forma más atractiva, pero no del todo conforme con la realidad».
Así lo detalla León Tolstói en un pasaje del libro primero, tercera parte, capítulo siete (I, 3, 7) de su monumental Guerra y paz (1865-1869). Rostov, dice, era «un joven sincero», que «nunca habría mentido a conciencia» y que «comenzó su relato con la intención de contar las cosas tal y como habían ocurrido». «Pero, sin él mismo advertirlo, de manera inevitable e involuntaria empezó a mentir». ¿Por qué era inevitable que Rostov mintiera? El autor lo explica a continuación:
El texto de Cristian Vázquez es publicado en Letras Libres
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