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El DJ y productor, en la Red Bull Music Academy en 2011. (Foto: Luis Sevillano)
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iudad Juárez, Chihuahua. 1 de abril de 2014. (RanchoNEWS).- Todos en Chicago le conocían como El Padrino. Básicamente porque Frankie Knuckles fue quien inventó –o al menos estuvo ahí desde el primer día- la música house con la denominación de origen de la ciudad del medio oeste estadounidense. Un género que revolucionó la música de baile a finales de los 70 y principios de los ochenta y que todavía hoy sigue sonando en las discotecas en cualquiera de sus múltiples variantes. El legendario productor y dj, hasta hace poco todavía en activo, murió el lunes por la tarde en su casa. Hacía tiempo que su salud se había deteriorado. Hace unos años tuvieron que amputarle un pie a causa de unas complicaciones derivadas de una osteomielitis. Pero hasta hace muy poco todavía se ponía detrás de unos platos en clubes de todo el mundo. Aunque fuera para revivir la gloria y el esplendor de dos décadas atrás. Una nota de Daniel Verdú para El País:
Podría decirse que la historia del house, la semilla a través de la que ha germinado toda la música de baile de los últimos 40 años, surgió en Nueva York pero se plantó en Chicago cuando Knuckles se mudó ahí y se instaló en el legendario Warehouse. Un club donde vivía y pinchaba cada noche –o más bien amanecer- y al que solo se podía acceder si se era uno de sus miembros (básicamente de la escena gay y latina). En el piso de arriba había un pequeño lounge, en la planta baja, la discoteca y en el sótano, la cocina. De su nombre, aunque todavía circulan varias versiones para explicar el nacimiento del término, viene la etiqueta de house.
Al principio la música que sonaba en aquel club formaba parte más bien de los coletazos del disco y algunos fogonazos de post punk. Poco a poco, Knuckles fue introduciendo el ritmo 4x4 (una dureza en los compases que reclamaba el propio contexto) y creando temas como el fundacional. Your Love, compuesto en 1986 con Jamie Principle y que todavía hoy suena en los garitos de todo el mundo. «Lo importante era mantener lo mágico que tenía aquella canción, pero hacerla más nueva, relevante, potente. Tenía que ser más fácil de pinchar para un dj», recordaba en una entrevista con EL PAÍS en 2011 explicando cómo llegó hasta ese himno de las pistas de baile. En esa época, aquellos pioneros de la música de baile todavía editaban en cinta y los pocos aparatos que tenía Knuckles, como una Roland 909, pertenecían a Principle; una Roland 909. Pero detrás de esas pioneras máquinas comenzó una enorme revolución que terminó extendiéndose a todo el mundo.
«El sonido house no lo creé de forma premeditada. Simplemente sabía que si algo me afectaba emocionalmente, le sucedería lo mismo al resto. Algunos sonidos que usaba se fueron repitiendo, la base 4x4, el golpe intenso del bombo... después vas coloreando el resto de la canción», explicaba Knuckles. Con él y su amigo de la infancia –aunque luego tomaran caminos distintos- Larry Levan nació una manera distinta de disfrutar las noches que se contagió también al otro lado del Atlántico instalándose en Reino Unido e Ibiza. Knuckles se atribuía también la paternidad de la réplica de ese terremoto que terminó provocando la gran revolución del acidhouse inglés y cuya lluvia ácida de frecuencias agudas y ritmos hipnóticos influyó en toda la música que salió de la isla a finales de los ochenta y comienzos de los noventa (como Primal Scream, New Order o Happy Mondays). «Vinieron a verme a Chicago unos periodistas ingleses. Querían saber cómo habíamos creado todo aquello. Les presenté a todo el mundo, fueron a los clubes... Luego se volvieron al Reino Unido y ahí surgió todo aquello», explicaba él.
El fenómeno no ha cesado y en los últimos años ese house primigenio ha vivido un enorme revival en las discotecas. Gracias a ello, Knuckles pudo disfrutar del aura de mito y seguir explotando su leyenda. Con él nació una música que hoy, y todavía más con la muerte del padre, forma parte ya a pleno derecho de la tradición musical moderna.
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