Más de 500 personas trabajaron durante 5 años para animar la película. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 26 de octubre de 2018. (RanchoNEWS).- Al comienzo de Un día más con vida, adaptación a la gran pantalla de la novela homónima de Ryszard Kapuscinski, el célebre reportero de guerra polaco -o, más bien, su versión animada- desembarca en la ciudad de Luanda para cubrir el proceso de descolonización de Angola, desatado tras el triunfo en Portugal de la Revolución de los Claveles que derrocó al dictador Salazar, en 1975. Kapuscinski se encuentra una capital sumida en la «confusão», término portugués con el que los lugareños responden a cualquiera de sus preguntas, ya que el vacío de poder aspira a ser ocupado por dos facciones rivales del movimiento de liberación angoleño -el MPLA, apoyado por el bloque soviético, y el FLNA, aliado de EE.UU.- y las noticias desde el frente escasean. Mientras la población europea, con sus preciadas posesiones bien empaquetadas, se aprestaba a huir por mar o aire de la sangrienta guerra civil que se avecinaba -se prolongó durante más de 25 años con un saldo que rebasa el millón de muertos-, Kapuscinski emprendía una suicida misión hacia el corazón de las tinieblas. «Era una persona idealista, amante de las causas perdidas y que veía el periodismo como una herramienta para cambiar el mundo», explica a El Cultural el español Raúl de la Fuente (Pamplona, 1974), director de la película. «Kapuscinski se identificaba con los humillados, con los ofendidos. Quería dar voz a quienes no la tenían».
Un día más con vida es un filme peculiar que solo ha recibido parabienes allá donde se ha estrenado. Pasó por la sección oficial de Cannes, recibió una sonora ovación en el prestigioso festival francés de animación de Annecy y ha sido galardonado con premios del público en los festivales de San Sebastián -compitió en Perlak-, de El Gouna (Egipto) y de Gdyna (Polonia). La película, que se estrena este viernes en España, mezcla animación y documental para reflejar la peripecia de Kapuscinski, que se jugó la vida para ser el primer periodista del mundo en enviar notas a diario desde las líneas del frente, en donde un saludo equivocado en un puesto de control podía significar la muerte. Su objetivo era encontrarse con el comandante Farrusco, una figura rodeada de mística y tan enigmática como el coronel Kurtz intrepretado por Marlon Brando en Apocalypse Now (Francis F. Coppola, 1979).
Una reseña de Javier Yuste para El Cultural
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