París, 15 de agosto. Fernand Léger creó un mundo entero sólo a partir de objetos y formas. El pintor francés se veía a sí mismo no como un artista, sino como ''un trabajador de la construcción'' que componía cuadros con base en cosas que le servían de ladrillos.
Por ejemplo, su pintura La partie de cartes, en la que unos soldados juegan a las cartas, es una mezcla geométrica de brazos, dedos y cartas. Este creador fallecido un 17 de agosto de hace 50 años no le veía sentido a buscar en sus obras algo más que ''una expresión plástica''.
Léger pertenece al grupo de grandes artistas del siglo XX que se sintieron fascinados por la belleza de las máquinas. Sobrias y severas, sus obras lo convirtieron en un pintor ''del heroísmo de la vida moderna''.
Cierta vez el artista, nacido el 4 de febrero de 1881 en Argentan (Normandía), e hijo de un ganadero, dijo: ''Creo máquinas como otros crean paisajes''. Su entusiasmo por los tubos, cilindros, cubos y esferas que pueblan sus cuadros, se debía entre otras cosas a su trabajo en un estudio de arquitectura.
En su pintura entre abstracta y figurativa, Léger incluía al ser humano, pero como objeto anónimo y cercano a la máquina.