.
«Me ha hecho mucho daño que se me clasifique como escultor y eso ha sido causa, entre muchas otras cosas, de la enorme escasez de mi trabajo. Soy un arquitecto con muchísima obra soñada y poquísima construida» (Foto: María Meléndrez Parada)
C
iudad Juárez, Chihuahua. 14 de marzo de 2014. (RanchoNEWS).- Arquitecto, escultor y teórico, Fernando González Gortázar (Guadalajara, 1942) pretende ser, «por encima de todo, un ciudadano comprometido, un militante social». Una nota de Merry MacMasters para La Jornada:
Así lo ha hecho, primero, mediante Pro Hábitat, sociedad fundada en su ciudad natal, después como articulista en los periódicos Unomásuno y La Jornada.
Hoy día, de vez en cuando habla acerca de temas que considera «parte de mi deber», como la Carta abierta al jefe de Gobierno del Distrito Federal publicada en estas páginas el pasado 18 de febrero, acerca de futuros proyectos para remodelar el Zócalo capitalino.
Quien anoche inauguró la exposición Fernando González Gortázar: resumen del fuego, en el Museo de Arte Moderno, dijo saber por varias fuentes que «algunos de los funcionarios de la Autoridad del Espacio Público, del Gobierno del Distrito Federal, están furiosos conmigo por el texto que publiqué en La Jornada acerca de los proyectos que se piensan realizar en el Zócalo y que mereció una carta de apoyo, que agradezco en el alma, firmada por varios intelectuales en campos muy diversos hacia quienes siento profundo respeto.
«El que ellos hayan apoyado mi texto me reconfirma en la idea de que no estoy equivocado. Los jerarcas de la Autoridad del Espacio Público no deberían de estar enojados.
«Ellos son funcionarios, sus acciones tienen una repercusión en el mundo de todos nosotros y como tales deben estar sujetos al escrutinio continuo por parte del público.
«Soy un ciudadano común cuya opinión como tal merece respeto. Si a ellos les molesta que uno ejerza su libertad de disentir y concordarse, según sea el caso, no tienen nada que hacer en el servicio público y deben salir de él cuanto antes.
«Ojalá que el Gobierno del Distrito Federal sea receptivo a estas opiniones, capaz de autocrítica, que aprenda la lección que dio Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, cuando fue jefe de Gobierno, al convocar a un exitosísimo concurso con un jurado de alto nivel, precisamente para saber cómo enfrentar una mejoría del Zócalo que es, sin duda, uno de los mejores espacios urbanos del planeta.
«Además, tiene una sobrecarga histórica, simbólica, afectiva, es el centro, el corazón y el ombligo de este país. No se puede jugar con él, ni tampoco creer que quienes trabajan en unas oficinas burocráticas son los mayores talentos con que este país cuenta y los que tienen que echar mano para tocar un espacio como ése».
Contra los compartimentos estancos
De acuerdo con el entrevistado, «tenemos la manía de clasificar todo en compartimentos estancos, y eso se refiere, incluso, a los temas de la sociedad. No hay que olvidar, por ejemplo, que una de las grandes ‘acusaciones’ que el régimen diazordazcista hacía al movimiento estudiantil del 68, fue que su pliego petitorio no se refería a asuntos estudiantiles».
Esa reflexión lo lleva a expresar: «A mí me ha hecho mucho daño el que se me clasifique como escultor y eso ha sido causa entre muchas otras cosas de la enorme escasez de mi trabajo.
«Soy un arquitecto con muchísima obra soñada y poquísima construida. Confieso que es una situación que hubiera preferido que fuera de otro modo».
Hombre de una amplísima gama de intereses y conocimientos, que van desde la botánica y la zoología hasta la música popular y la poesía, González Gortázar expresa ser exactamente lo contrario del arquitecto químicamente puro.
Si por años juzgó eso como «un defecto, una indefinición vocacional», ahora lo ve como una «multiplicidad vocacional», y ha tratado de aprender y gozar con sus campos de interés.
Reitera que sus exploraciones van «por el camino de la arquitectura y del espacio arquitectónico, en particular, con esa extensión, la escultura urbana, que para mí no es sino otra manera de hacer arquitectura». En años recientes ha aumentado su producción de escultura de mediano y pequeño formatos.
Más que «hombre renacentista», Fernando González Gortázar se considera «un arquitecto por encima de todo. Mi manera de ver la realidad es de un arquitecto, mi manera de crear en cualquier campo es la de un arquitecto, que es lo que sé, sin duda alguna, hacer mejor.
«Por supuesto que mi escultura y los otros campos artísticos en que he incursionado me interesan muchísimo, pero no tienen en mi opinión la complejidad, el interés y, quizá, en el mejor de los casos, la madurez que tiene mi trabajo como arquitecto», explica Fernando González Gortázar
Resumen del fuego reúne 170 obras arquitectónicas, escultóricas, bueno, hasta cuadros y equivale a una revisión de la trayectoria y producción de González Gortázar.
Para su debut en el Museo de las Artes, de la Universidad de Guadalajara (UdeG), donde el expositor estudió arquitectura, contó con el doble de obra que por razones de espacio del Museo de Arte Moderno (MAM) se tuvo que reducir, aunque ocupa toda la sala B del recinto de Paseo de la Reforma y Gandhi, Bosque de Chapultepec.
Con la finalidad de integrar y vincular de manera más clara las vertientes arquitectónica y escultórica del artista, la muestra, que no es cronológica, se divide en los siguientes núcleos temáticos: Integrar: proyectos desde sí mismos; Monumentos penetrables-transitables; Arquitectura pública y privada; Prehistoria geométrica y experimentos posteriores; Indagaciones formales y Huecos y anomalías azarosas.
El 14 de junio en el MAM se presentarán el catálogo de Resumen del fuego, coeditado por la UdeG y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, y Arquitectura: pensamiento y creación, libro de la autoría de González Gortázar, una coedición del Fondo de Cultura Económica y la Universidad Nacional Autónoma de México.
REGRESAR A LA REVISTA