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Relacionados con el siglo XVI hay registrados diez sitios con presencia de artillería de la época y anclas, entre otros elementos. (Foto: INAH )
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iudad Juárez, Chihuahua. 17 de marzo de 2014. (RanchoNEWS).- El saqueo hormiga es lo que más preocupa a los arqueólogos subacuáticos que trabajan en el litoral de la Península de Yucatán, pues coleccionistas particulares motivan a los pescadores para que busquen piezas en el mar y se las entreguen, lo cual deteriora los contextos arqueológicos e históricos. Una nota de Mónica Mateos-Vega para La Jornada:
Por tal razón, «urge una mayor concientización entre la población, para que sepan que se trata de un patrimonio cultural nacional que se debe proteger», señala la arqueóloga Helena Barba Meinecke, responsable del área de Arqueología Subacuática en esa zona, instancia adscrita al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
En entrevista con La Jornada, la especialista explica que si bien todos los naufragios tienen la misma importancia para el instituto, el caso del galeón español Nuestra Señora del Juncal (hundido en la Sonda de Campeche alrededor de 1631 y que todavía no ha sido hallado), «ha tenido trato especial, sobre todo en los medios, debido a que corporaciones privadas han querido localizarlo para su explotación comercial, pero en los recientes años se ha fortalecido la legislación del INAH, instancia que no ha otorgado los permisos para incursiones con fines de lucro».
Entre esas empresas se encuentra la polémica Odyssey Marine Exploration, con sede en Tampa, Florida, la cual se dedica a explotar los restos de hundimientos de barcos vendiendo los hallazgos o comercializando reportajes sobre las operaciones de recuperación.
Barba Meinecke dice que sí existen convenios de colaboración a escala internacional, pero con universidades de diversos países, y reitera que hasta ahora el INAH no tiene ningún acuerdo con ninguna empresa privada.
«No nos debemos preocupar por las grandes corporaciones porque tenemos maneras de frenarlas, de lo que debemos ocuparnos es de revertir la falta de educación de la población, porque debido a que los pescadores no saben qué es el patrimonio, los únicos que salen ganando son los coleccionistas; también hay que fortalecer la coordinación con la Secretaría de Marina y las aduanas, para que sepan que piezas como anclas o cañones son también objetos arqueológicos».
En la ponencia que Barba presentó en el pasado simposio sobre Investigación, Conservación y Manejo del Patrimonio Cultural Sumergido en México (realizado en noviembre en la ciudad de Campeche), detalla que fue a finales de 2003 cuando se desarrolló la primera temporada de investigaciones de la sede regional en la Península de Yucatán de la subdirección de Arqueología Subacuática del INAH (instalada en esa entidad), gracias al apoyo del entonces director del centro-INAH Campeche, Carlos Vidal, y de la titular de esa subdirección, Pilar Luna.
En general, a partir de 1997 el instituto ha identificado en el país un total de 383 sitios arqueológicos sumergidos correspondientes a diversas épocas y localizados tanto en aguas marinas como epicontinentales.
De los 228 sitios arqueológicos sumergidos localizados en aguas marinas, 165 se ubican en el Golfo de México (la mayor parte, 88, en la costa de Campeche y 30 en la zona de la Sonda), y 123 en el mar Caribe (99 identificados tan sólo en las islas Cozumel, Mujeres y Contoy, así como Banco Chinchorro).
Relacionados con el siglo XVI hay registrados diez sitios con presencia de artillería de la época y anclas, entre otros elementos. De los siglos XVII y XVIII se han registrado 31 contextos arqueológicos sumergidos que se dividen en naufragios y elementos aislados, y no «320 esqueletos de la flota de la Nueva España, como erróneamente se publicó en estas páginas el 8 de enero de 2014».
Del siglo XIX están localizados 33 contextos arqueológicos, continúa la ponencia, «mucho mejor conservados que sus predecesores, donde destaca el uso del metal y sistemas de propulsión mediante el vapor, construidos durante la época industrial.
«Los contextos arqueológicos relacionados con el siglo XX son los más numerosos (210), por ser los más conocidos por nuestros informantes, los pescadores de ribera y prestadores de servicios turísticos. Al no contar por lo menos con 100 años de antigüedad, no están protegidos por la Convención de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático, sin embargo, se tomó la decisión de registrarlos e incluirlos en los inventarios para crear conciencia en las comunidades costeras de la importancia de la salvaguarda de dicho patrimonio sumergido. Están siendo investigados para que las futuras generaciones de arqueólogos subacuáticos cuenten con información fehaciente y den continuidad a la labor».
También están registrados 32 contextos arqueológicos en cenotes y cuevas de la Península de Yucatán.
«Desde que la oficina se instaló en Campeche en 2003 se comenzó el monitoreo de toda la región, con lo cual podemos actuar de manera inmediata y no estar centralizados respecto de denuncias de saqueo, puntualiza la arqueóloga, quien informó que los próximos meses se investigará el arrecife Alacranes (en el Golfo de México, a una distancia aproximada de 130 kilómetros de la costa de Progreso, Yucatán).
«Fue una zona muy importante para la navegación desde la época maya y el siglo XVI. Nuestros sondeos han cubierto ya casi todo mar Caribe mexicano, en particular donde hay parques naturales, ahora vamos a trabajar el norte de Yucatán donde tenemos referencias históricas de por lo menos 30 naufragios», concluye Helena Barba.
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