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Momento de la representación. (Foto: RMV / RanchoNEWS)
C iudad Juárez, Chihuahua. 1 de marzo de 2014. (Rubén Moreno Valenzuela / RanchoNEWS).- Es grato volver a ver a esta obra, de la cual habíamos escrito en una ocasión anterior lo siguiente:
Según la crítica Hélène Tropé, en su valiosa edición para Castalia de «Los locos de Valencia» de Lope de Vega (1562-1635), esta obra «se trata muy posiblemente de la primera representación dramática de una casa de locos en el teatro cómico europeo».
La importancia de esta comedia, compuesta entre 1590 y 1595 en Valencia y publicada en 1620 en Madrid, radica también de acuerdo a la misma Tropé en que «es quizá una de las mejores y más divertidas de su etapa de aprendizaje, etapa que se ha llamado de manera convencional “el primer Lope”». Un dramaturgo entonces de 33 años de edad, escrita durante su forzadas estancia en tal ciudad española, donde él encontraría una «importante tradición teatral» que existía desde finales de la década de 1570.
Según el crítico Juan Oleza los rasgos del «primer Lope» son la necesidad de un número elevado de personajes para su representación por la imposibilidad de los dobletes ya que en algunas escenas salen todos o casi todos al escenario, la poca fijación aún del personaje del criado (Leonato), la cantidad reducida de acotaciones y el corto número de escenas.
Sin embargo, esta pieza aborda el tema de la locura en Lope, que en sus distintas manifestaciones –en este caso el tema es la locura de amor y la locura fingida– habrá de abordar el escritor en numerosas obras dramáticas (más de doce) así como en un par de trabajos en prosa. Inspirada en un hospital fundado en 1409, «Los locos de Valencia» forma parte de una preocupación literaria española que desempeñó «un papel relevante» del siglo XV al XVII, que comprende como influencia la obra «Narrenschiff» (Nave de los necios) publicada en 1494 en Basilea, del poeta y humanista alemán Sebastián Brant, especialmente relevante porque ésta inaugura –y satiriza reunidos en una embarcación– el desfile o revista de tipos de locos que representan las locuras humanas: ilusiones, pasiones y vicios. Otra influencia es el «Orlando furioso» (1516), poema de Ariosto, cuya primera adaptación al español del italiano data de 1549 y a la que Lope de Vega usa como referente literario mencionado y parodiado en los «Los locos de Valencia».
Con esta comedia, Lope pasa de la nave de Brant a un microcosmos carnavalesco de un hospital, donde «los juegos dramáticos de la locura fingida trastocan verdades y mentira, realidades e ilusiones, ser y parecer “entre veras y burlas”», un teatro dentro de un teatro, un teatro cuyos comediantes son los propios internos, un teatro que resuelve una comedia mediante la legitimación de un amor ilegítimo.
El argumento es el siguiente: Floriano creyendo haber matado al príncipe, huye y se refugia en el hospital para locos de Valencia. Erifila, desde otro lado de España, huye de su padre que la quiere casar con un hombre al que ella no ama, se refugia también en el hospital de locos de Valencia. Para sobrevivir dentro del hospital ellos tendrán que fingirse locos, sin embargo la mirada del otro los enamora. Para todos los demás Floriano y Erifila son locos por amor o enamorados por su locura. Fedra, habitante cuerda del hospital, conoce a Floriano se enamora de él hasta la locura y realiza hasta lo imposible para intervenir entre éste y Erifila. Tendrá que venir el príncipe a poner orden.
La adaptación de «Los locos de Valencia» que presentó la compañía Fasé Producciones, de Ciudad Juárez, dentro de la edición XXXIX del Festival de Teatro del Siglo de Oro, se distinguió por un buen trabajo actoral en conjunto y la dirección de Carlos Padilla, que salvaron la pobreza de la escenografía y una iluminación con poca imaginación.
Entre los actores cabe destacar a Moisés Rueda en el papel del Alguacil.
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