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Sombras, polvo, derrumbes, pero también la nostalgia por la lluvia, un vestido de novia que pudo deslumbrar, y una sonrisa, a pesar de la desesperanza, es lo que Mayra Martell retrata en su libro Ciudad Juárez. (Foto: Archivo)
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iudad Juárez, Chihuahua. 18 de marzo de 2014. (RanchoNEWS).- Entre todo lo que se ha roto y perdido en Ciudad Juárez, sobreviven las imágenes captadas por Mayra Martell (Ciudad Juárez, 1979). Sombras, polvo, derrumbes, pero también la nostalgia por la lluvia, un vestido de novia que pudo deslumbrar, y una sonrisa, a pesar de la desesperanza. Una nota de Mónica Mateos-Vega para La Jornada:
Eso plasman las 24 poderosas fotografías que conforman el libro que obtuvo el primer lugar en revisión de portafolios en el cuarto Festival International Photobook (2011) de Kasel, Alemania.
El volumen se presentó en abril de 2012, en el Book Festival, con sede en el museo Le Bal de París, Francia. La editorial alemana Selttmann and Sohen lo incluyó en su colección y ahora lo distribuye en festivales en Europa, así como a través de su página de Internet y en la librería Amazon.
Se trata de un testimonio contemporáneo, poético, de una ciudad perdida, señalan los editores.
La fotógrafa, en entrevista con La Jornada, señala: «Soy una desplazada, como muchos, de mi ciudad, pero siempre vuelvo para seguir trabajando, pues, a pesar de todo, me encanta Juárez.
«En el centro ha desaparecido casi todo lo que yo comencé a fotografiar desde 2004, que a su vez eran ruinas. El gobierno mandó demoler ocho cuadras con la intención de hacer una suerte de limpieza de la zona. Pero no es una remodelación, es la desaparición de la ciudad misma. Es terrible.
«Muchas personas, al principio, se resistían a vender sus inmuebles, pero luego comenzó la guerra contra el narco, hubo incendios en bares y otros negocios en una franja que antes era muy activa comercialmente porque ahí era donde llegaban los gringos.
«Los visitantes dejaron de ir y comenzaron las extorsiones a los dueños. En 2011, 60 por ciento de los propietarios de varios negocios del centro de Ciudad Juárez ya se habían ido, porque el lugar quedó convertido en una urbe fantasma.
«Mis imágenes son parte de esa memoria rota, una memoria que ya no funciona, reflejo de un pasado al que ya no se puede volver porque allí no hay nada. La transformación de la ciudad se ha dado de una manera violenta, inmediata».
Desmoronamiento
Mayra Martell desarrolla también, desde hace ocho años, un proyecto en su natal Ciudad Juárez en el que documenta los espacios que habitaban las mujeres desaparecidas. Fotografía sus recámaras, sus objetos personales, a la par de hacer una investigación escrita a partir de la información que aparece publicada en los diarios y la revisión de archivos policiacos. Incluso, ha entrevistado a presuntos homicidas, «es la obsesión como trabajo. Llevo documentados 75 casos».
Cuando Mayra captó las fotos de su libro Ciudad Juárez, recuerda, tenía algún tiempo que no visitaba el lugar. «Fue muy fuerte llegar a Juárez y no encontrar los restos de lo que fue una vida, pero que además, eran en ese momento una premonición, porque sabía que también iban a desaparecer, desde prostíbulos, tiendas de ropa, vestidos de novia que no van a serlo, hasta los charcos de la lluvia.
«Visitar Juárez es estar en un presente que en un segundo se transforma en pasado, y sólo se sobrevive ahí, pues no hay futuro. Capté ruinas, pero ahorita ya no hay nada. Aun así, extraño tanto la ciudad. Sé que da miedo y que ya no funciona, pero las personas que realmente son de ahí, son buena gente».
Para la edición alemana, Martell pidió a Alfonso Morales un texto para acompañar sus imágenes. El investigador narra:
«Era una tarde lluviosa de domingo cuando la fotógrafa salió a pasear por las calles céntricas de Ciudad Juárez. Se le impuso la visión de un pueblo fantasma luego de transitar entre ‘desperdicios pétreos’, recintos vacíos, objetos huérfanos y vidrios rotos. Tuvo conciencia de un desmoronamiento que sintetizaba todo lo que había perdido Ciudad Juárez como memoria histórica y espacio habitable.
«Intuyó que aun esos despojos tenían los días contados. Comenzó entonces a construir los rudimentos de una arqueología emocional que se propuso la recuperación del aura, el ánima o el aliento de las personas ausentes, a partir del registro de espacios y objetos abandonados».
El volumen, que se presentó el pasado noviembre en el Festival Internacional de Fotografía de Valparaíso, Chile, acaba de ser seleccionado para competir por el premio al mejor foto-libro de Alemania y será parte de una exposición itinerante de ese certamen por Europa.
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