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Un momento de la representación de Baños Roma, en el Matadero. (Foto: Esther Alvarado)
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iudad Juárez, Chihuahua. 20 de marzo de 2014. (RanchoNEWS).- Cuando se habla en España de teatro comprometido entendemos «social», «denuncia», «documento», «político»... Pero nadie imagina a los autores, director y actores; a la compañía entera, pasando temporadas en una de las ciudades más peligrosas del mundo y manchándose las manos de pintura y argamasa para restaurar un edificio en decadencia. Claro que España no es México. Una nota de Esther Alvarado para El Mundo:
Del país azteca procede Teatro Línea de Sombra, una compañía de soñadores que entiende que la utopía está tan lejos como nosotros queramos y se propone proyectos teatrales donde el calificativo de «social» no es un eufemismo. Hasta el domingo presentan en la Nave 1 de Matadero (Madrid) Baños Roma, antes de viajar al Centro Párraga de Murcia (4 de abril) y al Teatro Rosalía de Castro, en La Coruña (6 de abril).
La historia de Baños Roma es más sencilla de explicar que de entender. Para ello habría que conocer la realidad mexicana y su pasado, y conocer a personajes como José 'Mantequilla' Nápoles, un boxeador histórico que fue todo un personaje a finales del siglo XX.
El propio Julio Cortázar le dedicó uno de sus relatos (La noche de Mantequilla), basándose en un combate contra el argentino Carlos Monzón, campeón de peso medio. El combate tuvo lugar el 9 de febrero de 1974, en Francia, y 'Mantequilla' se retiró acusando a su rival de meterle el dedo en el ojo.
En 2009, el periódico La jornada le dedicó una entrevista en la que Nápoles «se resistía a hablar de él». «Yo ya no existo», decía y ese escalofrío por la pérdida de una gloria nacional llevó a Teatro Línea de Sombra nada menos que a Ciudad Juárez, en la frontera con EEUU, donde la desaparición de mujeres sigue sin tener explicación alguna (tanto es así que en la obra, a falta de respuestas, se toca el tema de pasada), y donde los cárteles de la droga, las milicias policiales y el Ejército han convertido en zona de guerra.
Cambio de dirección
«Al llegar encontramos que 'Mantequilla' tenía un principio de Alzheimer, y a veces confunde Ciudad Juárez con su Habana natal», explica Eduardo Bernal, autor (junto con Jorge Vargas y Gabriel Contreras) de la dramaturgia. También encontraron una ciudad en perpetuo conflicto, las calles tomadas, el miedo en los ojos, jaurías y perros muertos, violencia y otras dagas imposible de desclavarse de la memoria, y decidieron explicar el todo a partir de sus partes.
Por ejemplo, para hablar del boxeador y sus circunstancias, en la escena (que consiste en unas mesas de trabajo colocadas en U, varios sacos de boxeo, una gran pantalla y cámaras donde se muestran las evidencias y los testimonios) los actores explican los distintos tipos de categorías que existen y los efectos a largo plazo de su práctica.
Y así, Baños Roma (nombre del gimnasio del campeón que la compañía estuvo rehabilitando durante meses) se va desarrollando como el 'making off' de un documental; poniendo sobre la mesa las declaraciones de lo que vieron los que viajaron a Ciudad Juárez con ojos nuevos.
Baños Roma era un complejo deportivo que atraía a gente de uno y otro lado de la frontera. Eso era cuando Ciudad Juárez era como Las Vegas, con multitud de barras y toda la calle lleva de vida y de luces. Ahora, sólo hay polvo y escombros. «El auténtico protagonista de la obra es la ciudad», asegura Bernal, al que le gusta calificar el género que desarrollan como «teatro urbano». Para ello tenían que quedarse y hacer algo. Remodelar el gimnasio era ese «algo» que además les permitió conocer a mucha gente. Como a José Sulaimán, que negoció con una marca comercial y ésta donó toda la equipación de boxeo para el espacio.
«Buscamos un desplazamiento de lo escénico hacia otros sitios», comenta el autor, que señala la rehabilitación del resto del edificio como el tercer paso del proyecto, y la creación allí de una residencia para artistas. Lo suyo son las causas perdidas, y lo saben. Por eso su próximo espectáculo tratará de darle una vuelta a la tragedia de las mujeres desplazadas por causa de la guerra. Y crear otro proyecto que demuestre que «no todo en el teatro es artificio». Es su manera de acercarse a la utopía en el nombre del arte.
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