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Sus cenizas y las de su esposo serán esparcidas en el mar. (Foto: José Antonio López)
C iudad Juárez, Chihuahua. 24 de febrero de 2015. (RanchoNEWS).-La crítica de arte de origen argentino Raquel Tibol, quien falleció el pasado domingo, pidió a su familia dos cosas: por una parte, que no hubiera velatorio, sino que su cuerpo fuera directo a la cremación, y por otra, que no hubiera un homenaje «a las 24 horas, un acto con discursos y tan tan», sino algo más serio como era ella, expresa su hija Nora Satanowsky. Reporta desde la ciudad de México para La Jornada Merry MacMasters.
A doña Raquel le importaba que se conociera «el peso de su trabajo en el arte contemporáneo de México». Lo que menos, si «había abofeteado o no a Siquerios», sino cuál fue la repercusión de su trabajo, reitera Satanowsky.
¿La familia tiene algo en mente?
Si el mundo cultural se quiere reunir en su momento para despedirla, bueno, se creará un espacio para que esto suceda, pero a partir de una reflexión de su trabajo.
Respecto de las cenizas de la periodista y curadora, su hija dice que doña Raquel pidió que se las llevaran a su casa y después, junto con las de su esposo, Boris Rosen (1917-2005), de origen ucranio, se arrojaran al Atlántico, porque ambos llegaron a México por allí. Y como una de las nietas de Tibol estudia fuera del país, «hasta que ella regrese lo haremos todos juntos», expresa la entrevistada.
En cuanto al acervo de Tibol, su hija adelanta que el Museo Soumaya Fundación Carlos Slim tiene una parte, pero «todavía no se ha entregado todo. Aún no sabemos qué se deba hacer con su colección de cuadros».
Cuatro donaciones al Soumaya
Alfonso Miranda, director del museo Soumaya, dijo que el recinto recibió cuatro donaciones de Raquel Tibol, consistentes en su archivo documental, con su sección hemerográfica y otra de sus mecanografiados, así como su biblioteca de arte y la del investigador Boris Rosen. Se trata de más de un millón de fojas y más de 8 mil libros, así como revistas.
Luego de la apertura del Museo Soumaya Plaza Carso, Miranda dice que se buscó a la maestra para «estudiar como siempre las colecciones. Una de las preocupaciones fue saber dónde iba a parar todo este archivo».
De acuerdo con el entrevistado, Tibol siempre quiso que «estuviera en una institución y, en primer lugar, bien conservado».
En un principio se buscó ayudarla en la clasificación, en los rubros más generales: «Aunque diferenciado, no estaba en un mismo sitio ni en orden cronológico. Después, como la maestra tuvo desencuentros con instituciones públicas, porque consideraba que la conservación y la difusión de su acervo no eran óptimas, decidió dar un giro. En octubre de 2013 tuvimos un primer acercamiento al archivo de Siqueiros y la fundación entró como su depositario».
Desde principios de 2014 dos investigadores, junto con los conservadores, realizan su registro. Después de su clasificación se digitalizará el material para preservarlo en lo físico y lo virtual.
Un primer homenaje pensado para abril consistirá en montar, en la biblioteca del museo Soumaya, una pequeña exposición de una parte del estudio del departamento de Tibol.
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