Escena donde la pandilla de El Jaibo atraca a un hombre sin piernas; en una toma se ve el edificio Ermita a lo lejos. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 9 de febrero de 2020. (RanchoNEWS).- En la Plaza de Romita todavía se percibe cierto aire del espíritu que Luis Buñuel quiso capturar en Los olvidados. Ahí esta el templo de San Francisco Javier y su plazuela, ahora adoquinada, donde la pandilla de El Jaibo acostumbra reunirse. Un viejo grafiti, recuerda la cinta y la gente dice sin titubeo: «¡Aquí se grabó la película!». Buñuel buscaba retratar la realidad y ahí encontró uno de sus escenarios. Pero no fue el único.
«Buñuel estaba buscando la verdad, espacios casi documentales, que tuvieran esa fuerza que a veces parece anódina y que, sin embargo, la cámara puede transformar para crear un espacio sorprendente», dice Javier Espada, uno de los mayores especialistas en la vida y obra del director, pero también de la cinta, cuyo rodaje inició hace exactamente 70 años en México, el 9 de febrero de 1950.
El reportaje es de la redacción de El Heraldo de México
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