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viernes, marzo 07, 2014

Noticias / México: Despiden al sabio y generoso Luis Villoro

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Los restos mortales del filósofo serán incinerados alrededor de las 11 de la noche de hoy, anunciaron fuentes de la agencia funeraria donde es velado (Foto:Cuartoscuro)

C iudad Juárez, Chihuahua. 7 de marzo de 2014. (RanchoNEWS).- Juan Villoro luce tranquilo, recibe las condolencias de los colegas y amigos del filósofo e intelectual mexicano. De pronto, personal de la funeraria Gayosso de Félix Cuevas lepide que acuda a recibir el cuerpo; tras unos momentos, regresa y habla, a petición de la prensa, de su padre. Una nota de Abida Ventura y Alida Piñón para El Universal:

«Lo acompañé muchas veces con los médicos y ellos empezaban haciéndole preguntas sobre su salud y terminaban pidiéndole consejos porque mi padre daba mejores remedios para vivir», cuenta con un tono tranquilo.

Y es que, dice, su padre fue un hombre sabio que aceptaba su destino porque la filosofía es una forma de vivir y en la vida existe también la muerte. «Yo me atrevo a decir que hasta en eso fue filósofo», manifiesta el escritor, quien relata que lo último que hizo Luis Villoro fue felicitar a su hija, Renata, quien vive en España: «Le habló a mi hermana, la felicitó por su cumpleaños, colgó el teléfono y falleció; como alguien que cierra un libro y cumple un ciclo».

Desde la noche del miércoles iniciaron los funerales del autor de destacadas obras como El pensamiento moderno: filosofía del Renacimiento, quien falleció a los 91 años de edad debido a un paro respiratorio. El velorio se prolongó durante todo el día del ayer porque sólo uno de los cuatro hijos, Juan, se encontraba en la ciudad de México, los demás debían trasladarse desde distintas partes del país y del mundo.

Sereno y atento, Juan Villoro atendió a la prensa que desde ayer por la mañana montó guardia en el estacionamiento de la funeraria. Comentó que los restos de su padre serán incinerados, aunque la familia no ha decidido donde serán depositadas. También explicó que evitaron que el funeral se convirtiera en un acto oficial porque a su padre le disgustaban los homenajes. «Por el momento no hemos querido que haya algo oficial, pues él hubiera ido a una funeraria zapatista si las hubiera», dijo.

Sin embargo, instituciones como el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) y El Colegio Nacional manifestaron su interés por realizar un homenaje póstumo al filósofo y académico. El Colegio Nacional, del cual fue miembro desde 1978, informó que realizará un homenaje el próximo año, mientras que Rafael Tovar y de Teresa, presidente de Conaculta, dijo que primero platicarán con la familia para acordar el homenaje en los términos que ellos lo dispongan.

El autor de El testigo y Arrecife comentó que su padre dejó varios textos inéditos, entre ellos un libro sobre los últimos intercambios epistolares que sostuvo con el Subcomandante Marcos, a quien —según comentó Juan Villoro— su padre consideraba como su quinto hijo.

Esas publicaciones, añadió el escritor, saldrán a la luz cuando terminen de organizar los textos de su padre: «Hay que poner algo de cuidado porque fue muy desprendido y no se preocupó mucho por reeditar libros, por mantener sus derechos de autor activos, realmente no le daba mucha importancia a la circulación de su trabajo», añadió.

Hombre querido

Desde el miércoles por la noche, amigos y familiares del intelectual acudieron a la funeraria para ofrecer sus condolencias a la familia Villoro. Hasta ayer por la tarde hubo un desfile de amistad. Un mapa humano de las diversas áreas del conocimiento que abordó el pensador nacido en Barcelona, España, de padres mexicanos, el 3 de noviembre de 1922.

Generoso y sabio, un hombre que luchó por los derechos indígenas y que contribuyó a la creación de una identidad nacional. Así lo describían quienes lo conocieron.

Un hombre querido y querible. Para su hijo Juan, también un hombre que, sin proponérselo, logró que una indígena jamás volvería a sentir vergüenza de su identidad. «Ella le dijo que por personas como él, no podía nunca volverse a sentirse mal por su origen indígena», contó el escritor.

Los escritores Margo Glantz, Elena Poniatowska, Jorge F. Hernández, Ignacio Solares y Felipe Garrido; el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, el poeta Enrique González Rojo, los actores Enrique Singer y Luisa Huertas. El director de teatro Luis de Tavira, el cineasta Paul Leduc, el rector de la UNAM, José Narro Robles; el historiador Enrique Semo, Jaime Labastida, director de la Academia Mexicana de la Lengua; José Carreño Carlón, director del Fondo de Cultura Económica, la periodista Silvia Lemus y el antropólogo Nestor García Canclini fueron algunas de las figuras que acudieron a dar el último adiós a Luis Villoro.

También estuvieron los políticos de izquierda Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo. Su presencia se explica porque, asegura el historiador Enrique Semo, Villoro siempre fue un hombre fiel a los principios de la izquierda, «sobre todo en sus últimos años». «Apoyó mucho los movimientos sociales, como el movimiento zapatista. Ahora, su pensamiento en la izquierda, es una corriente muy rica que será aprovechada por los jóvenes. Él es el modelo de un filósofo intelectual comprometido con los temas de su tiempo que siempre estuvo a favor del pueblo», dijo Semo.

Otros evocaron al también investigador émerito de la Universidad Nacional Autónoma de México como un gran académico y un profesor íntegro, sencillo y sabio. «En lo particular me afecta porque fue un gran maestro en la Facultad de Filosofía y Letras, fue un hombre muy humano, sincero, sencillo y muy sabio», expresó el novelista Hernán Lara Zavala, quien añadió que con la muerte de Villoro México pierde a una de sus grandes figuras y que «la única ventaja es que nos deja a Juan Villoro y Carmen Villoro como parte de su legado».

«Fue un gran universitario, tuve la suerte de tomar clases con él, daba ética. Y como maestro era ejemplar», dijo también el escritor Ignacio Solares.



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