Rancho Las Voces: Fotografía / México: Humberto Zendejas: guardián de la memoria
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sábado, enero 18, 2020

Fotografía / México: Humberto Zendejas: guardián de la memoria

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Zendejas sitúa la fotografía en el arte grande: construye, personaliza, activa a través de la lente que jamás es neutra. (Foto: Colección Miguel Ángel Muñoz)

C iudad Juárez, Chihuahua. 18 de enero de 2020. (RanchoNEWS).- El uso dogmático que se ha hecho de la fotografía ha obligado a un buen número de autores – artistas y teóricos, antiguos y modernos -, a considerar la suprema estética como algo inherente a la realidad. La esquina más retratada del mundo – una inmensa plancha mirando al infinito ( el Flatiron building de Stieglitz)-, la arrogancia erótica de los desnudos masculinos de Mapplethorpe o el esteticismo que impregnan la jerarquía de males sociales en la abismal relatividad de Sebastiao Salgado nos condenan a un perspectivismo que sólo es posible por la agobiante (hiper-realidad) que alivia los inoportunos deseos de conocimiento y voluntad. El conocimiento como poder consciente, como reacción a la elocuencia y regocijo de la belleza, tiene un solo vicio, la soledad. ¿ Cuántos poetas como Ezra Pound han enloquecido para espiar nuestra miserable buena disposición a aceptar nuestra realidad? La memoria perdida en un punto sin retorno… Son imágenes curiosas que no chocan demasiado con la tendencia más «realista» de la fotografía artística, pero sí con la que se inclina hacia los valores formales o la que experimenta con el propio medio.

Si hablamos de un guardián celoso de la memoria,, de la locura, del registro de una época en México, éste podría ser el fotógrafo Humberto Zendejas, que traduce en imágenes ese accidente geográfico, particularmente fascinante y, como tal, en su desnudez, con un gesto en momentos terrible, pero también sorpresiva de capturar todo el universo de un personaje en un instante. Pocos foto- reporteros del México de los años 50, 60 y 70 han sabido como él preparar el medio fotográfico – trabajó en los periódicos Ovaciones, Excélsior y Esto- para la expresión artística, a base de desconfiar de la realidad, como si ésta reprimiera algún secreto. Viendo en retrospectiva sus fotos sobre un México cultural «maravilloso» ( el de las galerías de arte; de los suplementos culturales a la cabeza con Fernando Benítez; el de la Zona Rosa y el Mural Efímero de Cuevas; el de grandes pintores como Ricardo Martínez, Juan Soriano, y Carlos Mérida; el del cine de Luis Buñuel, Luis Alcoriza, Emilio Fernández, Gabriel Figueroa; el de los estudios antropológicos de Gutierre Tibón, Alfonso Caso y Piña Chán; el de grandes fotógrafos como Manuel y Lola Álvarez Bravo, el de la consolidación creadora de José Revueltas, Juan Rulfo, Juan José Areola, Octavio Paz y Carlos Fuentes), movido sobre todo por sus intelectuales: Rufino Tamayo, David Alfaro Siqueiros, José Luis Cuevas, Salvador Novo, Andrés Henestrosa, Fernando Botero, Gabriel García Márquez, José Vasconcelos o Carlos Monsiváis, uno descubre al artista faro, cuyos destellos, han iluminado nuestra historia cultural. Pero apenas hay obras de los ochenta en adelante lo que, junto al hecho de que todas las fotografías que integran su archivo son en blanco y negro, otorga al conjunto un aire de mirada retrospectiva no actualizada. Algo que se contradice con la vitalidad de una ciudad en continua transformación y crecimiento, que sigue siendo meca de artistas y, entre ellos, de fotógrafos.

Un texto Miguel Ángel Muñoz publicado por La Razón

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