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El artista colombiano presenta su primera exposición individual en México, en el Museo de Arte Contemporáneo MARCO, en Monterrey. (Foto: Cortesía MARCO)
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iudad Juárez, Chihuahua. 28 de febrero de 2014. (RanchoNEWS).- El Museo Marco de Monterrey exhibe desde hoy 29 obras del artista colombiano Óscar Muñoz, quien es uno de los creadores más importantes de América Latina. Una nota de Sonia Sierra para El Universal:
La fotografía es el instrumento que le permite al artista colombiano Óscar Muñoz hablar de la memoria y el olvido, del recuerdo y la fijación de ese recuerdo, de cómo el avasallamiento de imágenes a que hoy asistimos hace de nuestra memoria algo comparable a una nebulosa.
A partir de la fotografía, que se acompaña de videos, grabados, y tiene soportes tan inusuales como el agua, el azúcar y el café, Óscar Muñoz habla también de cómo un retrato que a menudo creemos que congela y petrifica un instante está negando la evolución, movilidad y permanente cambio que son propios del ser humano.
Tras haber expuesto obras en algunas colectivas en la ciudad de México y de tener dos piezas suyas de la colección del MUAC, Óscar Muñoz presenta su primera exposición individual en México, en el Museo de Arte Contemporáneo MARCO, en Monterrey.
En seis amplias salas del recinto se exhiben 29 de sus piezas, algunas creadas específicamente para este museo y basadas en esta ciudad. Son obras de los últimos 30 años; varias de ellas han formado parte de exhibiciones recientes en Colombia, Perú, y Argentina; otras se verán este mismo año en la galería francesa Jeu de Paume.
Óscar Muñoz nació en la sureña ciudad colombiana de Popayán, pero desde niño ha vivido en Cali, una capital cuya cotidianidad -de tensiones, violencia, personajes y desplazamientos- ha incidido en su obra y en todo lo que implica su arte. El artista nacido en 1951 es considerado uno de los creadores de América Latina más reconocidos.
Además de su trabajo creativo, la educación ha sido uno de los temas que más le importa a Muñoz y hace nueve años dio vida al espacio ‘lugar a dudas' que es un taller y centro de intercambio para el arte de Colombia, América Latina y de todo el mundo.
La investigación es pilar de un trabajo que comenzó hace más de 40 años, un trabajo donde la técnica es tan importante como la reflexión e indagación por lo que hace o no la fotografía, por las viejas formas de hacer imagen, por la permanente necesidad de las personas de vincular la fotografía con el recuerdo, aunque haya mucha fantasía en esa añeja costumbre.
Ayer, durante un recorrido por la exposición que exhibirá el MARCO hasta el 22 de junio de este año, Muñoz refirió que uno de los temas esenciales de su obra es la tensión entre memoria y olvido, temas que están claramente vinculados a la situación de violencia que han vivido las ciudades colombianas y algunas mexicanas.
Sin embargo, aseguró que no es trabajo del artista ofrecer respuestas a estas situaciones: «Hay gente necesitada del olvido; se necesitarán muchos años para reelaborarse. La diferencia de Argentina, por ejemplo, con otros países es que tuvo un punto de partida y un final; Colombia tiene un pasado que no acaba de pasar».
Muñoz cita a Pierre Bourdieu para explicar la importancia que tiene la fotografía en el duelo: «En el ejercicio de aceptar la ausencia del otro, la persona recurre a lo que era familiar, las prendas, los lugares, pero sobre todo acude a la fotografía. El retrato es un vehículo que nos lleva a acercar a esa persona pero a la vez a confirmar que ya no está, trae la presencia, pero a la vez confirma la ausencia», dijo el artista colombiano.
Las obras
Oradar, decolorar, borrar, son efectos propios de varias de las piezas que exhibe en Monterrey este artista. Las obras cambian -y cambiarán mucho más a lo largo de estos meses-, a contravía de lo que se propone la fotografía; por ejemplo, el efecto de una gota de agua en ellas, hará que se destruya o deforme una imagen.
Muñoz presenta piezas como Narcisos, Pixeles, Cortinas de baño, Línea del destino; entre otras. En Aliento se trata de que el espectador se acerque y respire ante una pieza que es una suerte de espejo donde, con su aliento, se revela una imagen grabada de una persona ya fallecida. «Son personajes de obituarios, eso está relacionado con el recuerdo porque los familiares publican en papel la foto como una manera de hacer visible el duelo, sin embargo hay algo inútil en ese acto, es un papel que pierde su actualidad».
En otra de sus piezas rinde homenaje a esos fotógrafos callejeros de Cali que captaban a la gente a su paso por un viejo puente; en la serie País-Tiempo se detiene en la imagen que guardan los periódicos, mientras que en otras toma su propio retrato para abundar en la transformación que este tipo de retratos se empeñan en negar. Entonces, dijo el artista: «La fotografía, es potente, fuerte, pesada, definitiva, en cambio el ser humano es cambiante, movible, soy otra cosa que me identifica».
Muñoz se ocupa de los memoriales que se han convertido en un monumento que llama a no olvidar sino a recordar. En Proyecto para un memorial una mano está constantemente haciendo el retrato de una persona, pero éste se borra a medida que se seca.
«El punto crítico de mi trabajo es ese: el punto de la fijación de la imagen es una metáfora del recuerdo: constantemente estamos viendo imágenes, pero sólo hay unas que recordamos, algunas por un periodo más largo que otras, muchas las dejamos pasar sin retener. Y hay una lucha de la sociedad por hacernos recordar ciertas imágenes que le interesan desde muchos puntos de vista, los anuncios, las personas; cada sistema quiere fijar ciertas imágenes en nosotros, y quiere moldear su imagen hasta cierto punto», afirmó el artista.
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