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El escritor y abogado prepara un libro dedicado a las féminas mexicanas «que abrieron caminos». (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 13 de junio de 2016. (RanchoNEWS).- «Rebeldes»
es la palabra con la que el escritor y abogado Gilberto Adame López define a las diversas mujeres que hacia 1917 realizaron en México «algo distinto del rol que se esperaba de ellas». Virginia Bautista reporta para Excélsior.
En un país diezmado por la Revolución, en el año en que se promulgó la Constitución Política que aún rige a la nación azteca, cuando la mujer carecía de todo derecho civil y político, hubo féminas que marcaron la Historia en diversos ámbitos y disciplinas, y que han sido olvidadas por ella.
El centenario de la Constitución, que se conmemorará el próximo año, afirma el investigador en entrevista con Excélsior, es un buen pretexto para rescatar a un grupo de pioneras que tuvo «un papel trascendental», deseo que inspira el libro Rebeldía y subversión, 12 mujeres de la Revolución mexicana, título aún tentativo, que se publicará a finales de año o principios de 2017.
«Debemos recordar a estas protagonistas de su época con las que la Historia ha sido injusta. Si hemos hablado de Villa y Zapata, también ellas estaban ahí, en sus trincheras, aportando algo importante. Son las precursoras de la revolución que estamos viviendo ahora, en la que la mujer al fin está ocupando el lugar que le corresponde», agrega.
Hermila Galindo Acosta propuso al Constituyente incluir el derecho femenino al voto y fue la primera que se postuló para un cargo de elección popular, Elena Arizmendi Mejía fue una de las fundadoras de la Cruz Blanca Neutral, Palma Guillén Sánchez fue una diplomática pionera, Tina Modotti innovó esta disciplina captando el movimiento armado mexicano y María del Pilar Moreno mató al senador que asesinó a su padre, cuestionando el sistema de justicia imperante, por citar sólo algunas.
«Son mujeres de familias de clase media y alta, en las que hay cierto desarraigo. No está un hombre a su lado, rompen con el estereotipo del ama de casa y marcan ciertos valores aún vigentes. Son féminas que abren camino», añade el ensayista.
Olvidadas por la Historia
«Para 1917, la mujer en este país era literalmente una Res nulliu, como lo llamamos los abogados», afirma sin dudar Gilberto Adame López, después de citar la expresión latina que significa «cosa de nadie».
El abogado egresado de la UNAM explica en entrevista que «la mujer no tenía el más mínimo derecho: no podía votar, el acceso a la escuela era muy complicado, no podía acceder a puestos públicos, estaba sujeta a la potestad del marido y no existía el divorcio.
«Lo común era que estuviera en su casa o que se dedicara a la enseñanza, uno de los mayores canales a los que podía acceder. Perdón por el término, pero en ese entonces las mujeres no valían un cacahuate», señala tajante.
Pero este agreste panorama no detuvo a las mexicanas, advierte el estudioso que lleva un avance del 80 por ciento en la recopilación de la información para su libro Rebeldía y subversión, 12 mujeres de la Revolución mexicana, dedicado a las féminas «caracterizadas por su temperamento rebelde y contestatario».
Para revalorar su labor, prosigue, «no hay que olvidar que fue hasta 1932 cuando comenzó a bajar un poco la desigualdad hacia la mujer en México, pero sólo en los ámbitos familiar y civil, pues hasta 1953 se les reconoció su derecho al voto».
El también catedrático destaca que actualmente «ya no existen normas discriminatorias hacia la mujer mexicana, pero sí hay actitudes. Sin embargo, el hecho de que la mujer represente, por ejemplo, el 60 por ciento de la matrícula de la Facultad de Derecho de la UNAM abre un futuro optimista», opina.
Por lo pronto, Adame López espera que este libro, que editará a finales de este año o principios del otro el grupo Penguin Random House, eche luz sobre la oscuridad en la que han vivido estas féminas, unas más, otras menos, a lo largo de un siglo.
El volumen, detalla, recrea la vida de mujeres como la poeta Laura Méndez de Cuenca (1853-1928), profesora, feminista y articulista, quien tuvo un hijo con el poeta Manuel Acuña, «cuya obra costumbrista casi no se conoce».
O la enfermera y luchadora social Elena Arizmendi Mejía (1884-1949), «cuya contribución a la Revolución mexicana ha sido soslayada, pues fue la creadora de la Cruz Blanca Neutral, esto ante la decisión de la Cruz Roja de no involucrarse en el conflicto».
Dice que, lamentablemente, a Arizmendi se le conoce más como la amante de José Vasconcelos y como la musa que inspiró el personaje de Adriana en el Ulises criollo y La tormenta, «pero fue una de las precursoras del feminismo en México».
Gilberto Adame incluirá también a la maestra María Arias Bernal (1884-1923), mejor conocida como María Pistolas, activista revolucionaria durante la presidencia de Francisco I. Madero, quien se destacó por defender la tumba de Madero, a pesar de las amenazas del régimen de Victoriano Huerta.
Sufragista pionera
Entre las 12 mujeres que reunirá el nuevo libro del también notario destaca Hermila Galindo Acosta (1886-1954), quien llegó a ser la secretaria particular de Venustiano Carranza y propuso al Constituyente de 1917 que se incluyera el derecho al voto femenino, aunque no se lo concedieron.
«Es la primera que se postuló para un cargo de elección popular en 1920, aunque triunfó hasta después, y en 1952 se convirtió en la primera mujer congresista federal de México», indica.
El narrador destaca a María del Pilar Moreno, quien en julio de 1922, a los 14 años, asesinó al senador Francisco Tejeda Llorca, quien dos meses antes había matado a su padre, el periodista Jesús Moreno, pero había escapado a la justicia por ser miembro del Congreso.
«El acto de María del Pilar suscitó manifestaciones de apoyo popular que condujeron a su absolución en abril de 1924. Pero su proceso fue un escándalo, porque cuestionó a un sistema injusto», dice.
Y, finalmente, cita el caso de la actriz, cantante y productora Mimí Derba (1893-1953), quien «trascendió el ámbito de la farándula y fue una de las primeras que se aventuró a financiar el cine en México, donde se convirtió en la primera en dirigir una cinta».
Tampoco olvida incorporar en su lista a la doctora en Filosofía y Letras Palma Guillén Sánchez (1893-1975), una de las primeras diplomáticas del país y estudiosa de la obra de Gabriela Mistral. Ni a Clementina Batalla, «la segunda abogada en México y cronista de la generación de Los Siete Sabios».
Es decir, concluye Adame, entre las mujeres subversivas de los años 20 no sólo estuvieron la poeta Carmen Mondragón o Nahui Olin (1893-1978), la innovadora de la fotografía Tina Modotti (1896-1942) o la escritora y bailarina Nellie Campobello (1900-1986), a quienes también incluye, sino toda una pléyade de «mujeres vitales e inolvidables».
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