Huarabotas, 1995, bota militar/huarache de Helen Escobedo (1934-2010), de la serie Indumentaria para la guerra y la paz, que se inició en 1995 y culminó en 2000, luego de la irrupción del EZL. (Foto: Cortesía de la UAM)
C iudad Juárez, Chihuahua. 22 de enero de 2017. (RanchoNEWS).- La primera exposición post mórtem dedicada a Helen Escobedo incluye obra que proviene del acervo que resguardan Andrea y Michael Kirsebom, hijos de la escultora fallecida en 2010, tanto en Tlayacapan, Morelos, como en San Miguel de Allende, Guanajuato. Merry MacMasters reporta para La Jornada.
Esa muestra, montada en la Galería Metropolitana de la Universidad Autónoma de Metropolitana (UAM), la cual concluirá el 28 de febrero, se originó tras una invitación a la artista Ana Quiroz, también avecindada en San Miguel de Allende, de parte de Michael, de articular una exhibición.
Con la finalidad de recordar a Helen Escobedo, el sábado 28, a las 18:30 horas, en ese recinto Esther Cimet, Francisco Reyes Palma y Graciela Schmilchuk conversarán sobre la escultora, su obra y su legado.
Luego, el 22 de febrero a la misma hora, Rita Eder, Lourdes Grobet, Víctor Muñoz y Quiroz participarán en Anecdotario: Helen Escobedo.
Ana Quiroz, quien colaboró muchos años con Lothar Müller en la galería Kuntshaus Santa Fe, pudo trabajar de manera directa en ese acervo para seleccionar las 37 piezas incluidas en Helen Escobedo: ReVisiones, aunque reconoció que para los hijos de la artista «hay obras muy queridas que no prestan; incluso, algunas las solicité y dijeron que no», señala.
Para elegir entre instalación, maquetas «propositivas» de posibles monumentos, un muro dinámico, collage, fotografía intervenida, arte objeto y escultura, Quiroz consideró tres aspectos, aparte de buscar las menos conocidas –no hay nada de su participación en La ruta de la amistad o del Espacio Escultórico–. Primero, el sentido del humor y del juego que refleja en su obra desde los años 60 del siglo pasado que provocan al espectador.
Luego, la forma en que la artista piensa, repiensa, reflexiona y analiza el monumento en el entorno urbano. En sus collages y maquetas propositivas a veces se burlaba de los monumentos; sin embargo, en otras ocasiones insertaba posibles esculturas.
La tercera característica fue la postura ética de Escobedo, pues a partir de los años 90 es completamente radical en lo ambiental y lo político. La muestra incluye la serie completa Indumentaria para la guerra y la paz –como las huarabotas, bota militar/huarache–, que se inició en 1995 con el surgimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional y concluyó en 2000. Se trata de «un homenaje a la identidad indígena y guerrillera.»
Preocupación por el hábitat
Quiroz jamás trató a Escobedo, sin embargo, ocupó su lugar en el consejo del Museo de Mujeres Artistas Mexicanas; también volteó la mirada hacia proyectos que jamás se desarrollaron.
Las maquetas de Torres vibrantes (1979) y Torres de marfil (1981) contemplan estos estudios como proyectos futuros, ideas constructivas que en algunos casos derivaron en monumentos reales, indica.
La pieza más temprana es Pez radio (1967), escultura en bronce más bien tradicional, aunque ya se nota su sentido del humor y preocupación por el medio ambiente.
Esa obra alargada contiene un pequeño compartimento que resguarda un radio que «funciona», señala Quiroz. Los mojados, instalación de 2010, se refiere a los desplazados, tema que Escobedo trabajó en Los refugiados y Éxodos.
ReVisiones reúne la obra imaginativa y siempre original de una artista de renombre internacional, que no ha sido valorada, pues Escobedo trabajó en gran medida al margen de las galerías y el mercado del arte. Ojalá sirva para atraer la atención sobre su quehacer.
Helen Escobedo: ReVisiones, que aloja la Galería Metropolitana (Medellín 28, colonia Roma), concluirá el 28 de febrero.
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