C iudad Juárez, Chihuahua. 25 de enero de 2017. (RanchoNEWS).- El archivo documental del poeta nicaragüense Ernesto Cardenal (Granada, Nicaragua, 20 de enero de 1925) será custodiado por el LLILAS Benson Latin American Studies de la Universidad de Texas.
Así lo dio a conocer el escritor cubano Raúl Rivero en su columna «Diario libre» en el periódico español El Mundo del pasado 24 de enero, que tituló «Ernesto Cardenal, mensajes a Claudia», y que a continuación reproducimos:
Los originales de los poemas de amor que Ernesto Cardenal escribió para Claudia, una bibliotecaria que veía pasar por las calles de la Managua de los años 60, los primeros apuntes de la Oración por Marilyn Monroe, cartas firmadas en México y en Europa para su madre y sus hermanos, toda su correspondencia con el monje y poeta norteamericano Thomas Merton, fotos, mensajes y otros papeles de su vida están ahora guardados en la Universidad de Texas.
Sí, los manuscritos de aquellos versos que emocionaron a varias generaciones de enamorados de Hispanoamérica y emocionan a los que, ahora en pleno siglo XXI, todavía leen poesía, reposan en los archivos del LLILAS Benson Latin American Studies, en esa universidad de Estados Unidos. Allí los dejó el noviembre pasado el poeta de Salmos y El estrecho dudoso, que recibió en 2009 el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda y el Reina Sofía dos años más tarde.
En Texas se ha quedado la papelería que deja constancia de una buena parte de los 92 años que ha recorrido Cardenal, un poeta que, según dijo una vez, dejó de escribirles poemas a las muchachas porque descubrió todo el amor en Dios y se hizo sacerdote.
La asistenta del poeta, la escritora Luz Marina Acosta, dijo que el archivo entregado a Texas incluye los documentos de la vida monástica de Cardenal y la fundación de una comunidad cristiana en una de las islas del archipiélago de Solentiname, así como su experiencia en el tiempo de la lucha contra la dictadura de Somoza y la revolución nicaragüense.
Acosta agregó que en la Universidad de Texas tienen todas las medidas para la conservación del archivo personal del poeta «en un clima especial, lejos de las bacterias y el moho» y que la obra podrá ser consultada en línea.
Los papeles de Cardenal se integran a una colección de archivos en cuyas bóvedas y gavetas protegidas ni el paso de los años puede hacer su trabajo habitual. En ese sitio aséptico y puro se guardan también los expedientes de las vidas de Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Gabriel García Márquez, William Faulkner y James Joyce.
El nombre de Ernesto Cardenal como simple ciudadano debe de estar también en ciertas listas oscuras que archivan en el palacio de gobierno de su país porque, junto a Gioconda Belli y Sergio Ramírez, conforma el núcleo principal de la intelectualidad que cuestiona el régimen que encabezan Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo. En el plano literario forma un extraño dúo con el chileno Nicanor Parra, que ya cumplió 101 años. Los dos aparecen y desaparecen, bajo los poderes de la brujería escandinava, de los registros borrosos y helados de los candidatos del Premio Nobel.
Allá en Texas está bien resguardado el epigrama en el que Cardenal le advertía a la muchacha de su primer sueño de amor que algún día los especialistas examinarían ese romance: «Cuídate, Claudia, cuando estés conmigo, / porque el gesto más leve cualquier palabra, un suspiro/ de Claudia, el menor descuido, / tal vez un día lo examinen eruditos, / y este baile de Claudia se recuerde por siglos. / Claudia, ya te lo aviso».
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