Rancho Las Voces: Caricatura / España: «El perdón y la furia», un cómic de Altarriba y Keko
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jueves, enero 19, 2017

Caricatura / España: «El perdón y la furia», un cómic de Altarriba y Keko

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Viñeta de El perdón y la furia, de Altarriba y Keko. (Foto: Archivo)

C iudad Juárez, Chihuahua. 18 de enero de 2017. (RanchoNEWS).- «Sabía que esto iba a ocurrir. Sabía que el cómic entraría en los museos. Lo que no imaginaba es que yo viviría para verlo». Habla Antonio Altarriba, guionista de historietas y Premio Nacional de Cómic en 2011. Junto al dibujante Keko ha creado El perdón y la furia, un thriller sobre la obra de José de Ribera encargado por el Museo del Prado y que los autores han presentado a los medios en la pinacoteca, ante Ticio e Ixión, dos de las Furias pintadas por El españoleto en la primera mitad del siglo XVII. Fernando Díaz de Quijano reporta para El Cultural.

En el cómic de Altarriba y Keko, un profesor universitario desquiciado intenta desentrañar la intención oculta de Ribera en esta serie de cuadros que representan las crueles torturas de la mitología griega: Ixión, atado a una rueda candente que gira sin parar; Ticio, cuyas entrañas son eternamente devoradas por un buitre, igual que Prometeo; Tántalo, condenado a desear unas frutas que no puede alcanzar; y Sísifo, obligado a cargar una pesada roca colina arriba. Según el protagonista del cómic, el arte de Ribera no nace de la fe religiosa sino del supuesto poder mágico de la geometría, y en su búsqueda de la verdad llega a cometer un crimen.


Altarriba (izda) y Keko en la presentación del cómic. Foto: Museo del Prado

El perdón y la furia se relaciona estética y argumentalmente con el álbum anterior de los autores, Yo asesino. El encargo tiene su origen en la exposición Las furias. De Tiziano a Ribera y ve la luz coincidiendo con la muestra Ribera. Maestro del dibujo. Se trata del segundo cómic encargado por El Prado para ofrecer una visión original a la vez que didáctica de la vida y obra de los artistas del museo, tras El tríptico de los encantados, para el que Max se inspiró en el extraño universo de El Bosco. El Thyssen, por su parte, publicó este verano Dos holandeses en Nápoles, un cómic de Álvaro Ortiz con motivo de la exposición Caravaggio y los pintores del norte.

El Jefe de Conservación de Dibujos y Estampas del Prado, José Manuel Matilla, explica que la intención del museo no era publicar una biografía de Ribera en formato cómic, sino «una recreación de su obra a través de una historia autónoma». El resultado, en su opinión, es «una historia riberesca y desasosegante como otras obras de los autores, por eso han sido los elegidos». Además, el conservador revela que la idea de editar cómics desde el museo surgió hace años, durante muchas conversaciones mantenidas con Jesús Moreno, diseñador de decenas de exposiciones del Prado y además editor y experto en cómic, y al ver que otros museos como el Louvre o el Orsay llevaban la delantera.

Otro de los factores que determinó la elección de este dúo de autores es el estilo gráfico de Keko, con un marcado claroscuro en blanco y negro que lo emparenta con el tenebrismo de Ribera. «Al principio pensamos que quizá estábamos haciendo una historia demasiado violenta y cruel para un cómic encargado por el Museo del Prado, pero es que la misma obra de Ribera lo es», reconoce Keko, uno de los dibujantes más veteranos del cómic español, que se dio a conocer en la mítica revista Madriz. «Hoy en día estamos todos acogotados por la corrección política y a lo mejor las cosas no son tan complicadas como parecen. La obra de Ribera muestra el dolor humano extremo, y algo que revela una verdad no debe ofender a nadie».


Viñetas de El perdón y la furia

Por su parte, el director adjunto de Conservación e Investigación del museo, Miguel Falomir -que comisarió la exposición sobre las furias en 2014-, considera que «el cómic está a la misma altura que el resto de las artes», y ha felicitado a los autores por su manera «precisa, sugerente y elocuente» de captar el espíritu de las obras de Ribera.

Altarriba recuerda que el primer antecedente de esta aceptación del cómic por parte de las altas instituciones artísticas fue una exposición sobre cómic celebrada en el Louvre en 1967 y titulada Bande dessinée et figuration narrative. «Aquel acontecimiento impulsó un movimiento de reivindicación del estatus artístico del cómic», sostiene el guionista y catedrático de literatura francesa de la Universidad del País Vasco. «Ya pasó la época de las jerarquías estancas entre el arte con mayúsculas y el arte menor. Hoy el cruce entre distintas formas de expresión es la clave de la innovación y la creatividad, y el cómic y la pintura tienen mucho sobre lo que dialogar y la oportunidad de enriquecerse mutuamente».


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