La casa-estudio donde David Alfaro Siqueiros instaló el primer taller de muralismo pondrá el acento en un perfil académico. (Foto: Archivo)C iudad Juárez, Chihuahua. 14 de agosto de 2012. (RanchoNEWS).- En septiembre próximo La Tallera, que fuera casa-estudio de David Alfaro Siqueiros, reabrirá sus puertas luego de más de dos años de restauración, con la apuesta de convertirse en una extensión educativa más allá de ser una sala de exhibición. Una nota de Sonia Ávila para Excelsior:
Taiyana Pimentel, directora de la Sala de Arte Público Siqueiros y La Tallera, explicó que además de la restauración arquitectónica, con un costo de 28 millones 400 mil pesos, el proyecto se enfoca en la labor académica; interés que incluso motivó al artista para abrir el espacio en los años 60 como el primer taller de muralismo.
«Espacios culturales como éste pueden dar no únicamente discursos artísticos, sino además tienen que convertirse en una fuente paralela a la educación y esto es un punto priorizado en el proyecto», dijo en entrevista.
Talleres especializados y para público general, un programa de residencias, conferencias magistrales y consulta de documentos históricos integran el perfil educativo del espacio de mil 20 metros cuadrados, ubicado en Cuernavaca, Morelos.
Los trabajos de remodelación, a cargo de Frida Escobedo, arquitecta que ganó el concurso del proyecto en 2010, consisten en la reutilización de la sala principal, la apertura del espacio poliangular y la instalación de una biblioteca, un centro de documentación, una librería, bodegas y oficinas.
Aunque, a decir de Pimentel, destaca la propuesta de sacar los dos últimos murales que realizaron alumnos de Siqueiros para colocarlos a un costado de la puerta principal, enfatizando el concepto de arte público.
«Este gesto arquitectónico permitió de forma atrevida que el museo se abriera al espacio público y va mucho con el tenor discursivo de Siqueiros», precisó la también curadora, quien detalló que el exterior del inmueble se cubrió con placas de celosía.
Pimentel explicó que si bien permanece la forma original del edificio, en realidad fue mínima la estructura original que se rescató, debido a su deterioro.
Sólo quedó intacto el sistema de poleas y las bodegas subterráneas que Siqueiros copió de la industria automotriz para manipular sus murales.
Alrededor de este sistema se acondicionó la sala principal de exposiciones, que se inaugurará con una curaduría de Mónica Montes y Natalia de la Rosa, quienes llevarán documentos y obras que el muralista realizó en sus últimos años.
En la sala poliangular, por su deterioro, se optó por construir una suerte de burbuja flotante en la que los espectadores podrán entrar y mirar el entorno.
De los espacios nuevos destaca una esquina de tres niveles que albergará la biblioteca; el centro de documentación, con más de 80 mil textos históricos, y un área de conferencias.
Ésta se abrirá en una segunda etapa, al terminar la catalogación de los acervos, aclaró Pimentel.
«Se llevará el centro de documentación que ya está totalmente digitalizado y se va a catalogar el próximo año. La idea es que investigadores que trabajan en el archivo digital y quieran ver el documento original puedan acudir a La Tallera», añadió al recordar que el espacio se resanó en varias ocasiones, pero que ésta es la primera reestructuración mayor.
En otro costado se construyó una cafetería y una librería que se comunican con la plaza pública que lleva el nombre de Siqueiros y servirá de escenario para espectáculos de teatro y danza.
Para Pimentel uno de los espacios que requerían una cirugía mayor era la casa del muralista, justo a un costado; pues además de vandalismo, con el tiempo adquirió un perfil fetiche que, dijo, no correspondía al artista.
«No existe documentación de esta casa que permita saber en qué condiciones la dejó, pero puedo afirmar que si hay algo que no tenía que ver con Siqueiros era el fetiche, a él lo marcaba el pensamiento intelectual», precisó quien dijo que el inmueble se utilizará para un programa de residencias artísticas.
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