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Jakobsen postula que el arte contemporáneo siempre está en transformación, muta y prueba nuevos lenguajes. Si no lo hace, entonces «no creo que sea arte en realidad». (Foto: Cristina Rodríguez)
C iudad Juárez, Chihuahua. 19 de mayo de 2016. (RanchoNEWS).- El artista, educador, gestor cultural y activista danés Jakob Jakobsen afirma que la investigación artística está por encima del objeto final. Merry MacMasters reporta para La Jornada.
Egresado de la Academia Real del Arte de Copenhague, reconoce que no sabe dibujar, aunque allí fue aceptado como escultor –siempre ha trabajado con lo tridimensional–. Antes de ingresar a la escuela acostumbraba crear diarios y espacios galerísticos, pues la «organización propia» siempre ha sido central para él. Es decir, «cómo crear espacios con tus amigos y colaboradores, y de esa forma moldear un marco para un nuevo arte».
Los artistas siempre han tenido una práctica de taller, «secreto para el mundo», en el que creaban obras, pero Jakobsen está más interesado en el proceso, «cómo trabajan con el material, con otras personas, en el desarrollo de ideas».
Pérdida de público
Jakobsen vino a la CDMX –su inmensidad le fascina– para participar en un conversatorio organizado por la Fundación Bancomer, la Secretaría de Cultura federal y el Museo de Arte Carrillo Gil (MACG).
Con el título El arte como configuración de lo público, el pasado martes concluyó la cuarta edición del Programa BBVA Bancomer-MACG, efectuado en la sede de esa institución financiera.
En entrevista con La Jornada, Jakobsen señala que muchas de las obras de los jóvenes autores seleccionados para el programa tienen que ver con la investigación artística. «Trasladarse a alguna comunidad o área del país y ver qué se puede encontrar. Muchas de las obras relatan una historia acerca de una investigación o experiencia de los artistas».
Para Jakobsen el arte contemporáneo siempre está en transformación, muta y prueba nuevos lenguajes. Si no lo hace, entonces «no creo que sea arte en realidad».
Pero también porque «el arte ya no tiene una expresión en la sociedad y se vuelve para unos cuantos, lo que, además de ser un problema, cuestiona a los artistas qué hacer». Reconoce que hasta cierto grado ellos están perdiendo público, situación que deben sopesar.
«Hay que luchar por tomarles la mano y decir eso es lo que deseo hacer».
Como el arte requiere de una explicación, eso deviene «problema». Cuando Jakobsen trabaja en un museo se esfuerza por contar una historia con la que la mayoría de las personas puedan relacionarse. Sin embargo, cuando lo hace en un espacio de «organización propia», la obra es «más abierta» e invita al público a cuestionarlo.
Afirma sentir fascinación por las posibilidades de los museos, pues «pueden alcanzar a muchas personas», aunque esos recintos no corren el riesgo de mostrar la obra de artistas jóvenes. «Prefieren una exposición de Picasso y recibir un millón de visitas. Los grandes museos se vuelven un poco flojos en términos de relacionarse con el público».
Jakobsen creció con la música punk, cuyo mensaje fue que «cualquier persona podía ser artista». Era una especie de libertad, de «hacerlo tú mismo».
Esa manifestación de la contracultura lo llevó al arte. Después de una estancia en Londres, en los años 90 del siglo pasado, regresó a Copenhague en 2001 y organizó su «universidad gratuita», pero de lo «común y corriente».
Era un espacio de investigación. Por ejemplo, en los seis años que duró emprendieron proyectos como revisar la historia del arte y los artistas que no habían recibido atención: «Hicimos una corrección en la historia del arte de Dinamarca y Escandinavia». A los tres años de cerrar el proyecto, en 2007, surgió una ley que prohíbe crear universidades de organización propia.
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