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Muere Alexandre Astruc, el padre espiritual de la 'Nouvelle Vague' (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 19 de mayo de 2016. (RanchoNEWS).- El cineasta y teórico del cine Alexandre Astruc, considerado una de las figuras más influyentes en el origen de la Nouvelle Vague francesa, a mediados del siglo XX, falleció en París, a los 92 años, anunciaron sus familiares a los medios franceses. Una entrega de EFE.
Astruc, que murió anoche, fue amigo de Sarte y de Camus, de Juliette Greco. Padre espiritual del arte de cineastas como François Truffaut, Astruc fue durante la posguerra de la II Guerra Mundial una de las celebridades que dieron su fama intelectual y artística al boulevard de Saint-Germain-des-Prés.
En 1948, el manifiesto en la revista L'Écran Français que le colocó a la cabeza espiritual del nuevo movimiento de cineastas lanzó el término caméra-stylo, que equiparaba cine y literatura al ser ambos «un arte, un lenguaje», y la cámara del cineasta con la pluma del escritor.
Hijo de un periodista, comenzó muy pronto a escribir artículos en varias revistas de la zona libre de la ocupación alemana y tras la Liberación de los nazis descubrió el cine de Orson Welles, Robert Bresson, Roberto Rossellini y Alfred Hitchcock.
El futuro autor de Le Rideau cramoisi (1952), su primer largometraje, con el que obtuvo el premio Louis-Delluc, y de otros primeros filmes como Mauvaises rencontres (1955), tuvo su debut cinematográfico en 1946 como asistente de Marc Allégret, recuerda Le Monde.
Amante de las mujeres y de la gastronomía, de la lectura y también de la actividad física «de un montañés 'cévenol' que filma y escribe», según resumía en 2002 en una entrevista a Libération.
Astruc se había apasionado antes por las matemáticas y «la belleza de la demostración pura», pero renunciado a estudiar Politécnica en beneficio de la literatura.
Prolífico autor de una docena de filmes y también de guiones, gran parte de su producción cinematográfica fue fruto de adaptaciones literarias en las que la voz del narrador es esencial.
Gustó siempre de alternar películas y novelas, documentales y ensayos, con artículos en revistas como Combat y Cahiers du cinéma, por lo que fue también un prolífico escritor, hasta el punto de que él mismo dudaba entre considerarse un director de cine que escribe o un escritor que filma películas.
Gran desconfiado de la austeridad, incluso pese a saberse y definirse como «un protestante luterano», Astruc fue todo un mito: «el joven más admirado de su tiempo» y «el dandy más cotizado de su generación en Saint-Germain», recordaba Libération.
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