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El escritor y sacerdote presenta una nueva edición, corregida y aumentada, de El estreno, su debut en las letras españolas. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 12 de mayo de 2016. (RanchoNEWS).- Ayer, 11 de mayo, Pablo d'Ors (Madrid, 1963) estaba de celebración por dos motivos: cumplía 25 años como sacerdote y, además, salía a la venta la reedición de su primer libro, El estreno (Galaxia Gutenberg), una compilación de siete relatos que homenajean en clave humorística a los autores de la estela centroeuropea que, en cuanto a narrativa, han guiado los pasos de Pablo d'Ors. «Este libro es un homenaje a la literatura y un homenaje a los autores que más me han marcado en mi trayectoria y, por último, es un ajuste de cuentas o un exorcismo», explica el escritor. «Los autores pasan la vida intentando esconder sus influencias y yo, con mi estreno en la narrativa española, quería declarar cuáles eran éstas. Ser escritor al final consiste en insertarse en una determinada tradición literaria». Una nota de Javier Yuste para El Cultural.
La reedición de El estreno es el primer paso en la reedición de toda la obra narrativa de Pablo d'Ors que va a acometer Galaxia Gutenberg, un hito para un hombre que empezó a escribir a los 36 años y que ahora tiene tan solo 53 y un buen puñado de buenos libros a su espalda. El editor Joan Tarrida es el responsable de este trabajo y opina que «la obra de cualquier autor crece cuando está editada de forma completa y ordenada», más aún cuando algunos de los títulos de Pablo d'Ors son difíciles de encontrar en la actualidad o están agotados. «Esta reedición es incluso más importante en el caso de este escritor porque da la impresión de que tuviera claro que su obra se iba a organizar en trilogías en torno a ciertas ideas», explica Tarrida. La primera de ellas, centrada en el fracaso, está conformada por El estreno, Las ideas puras y Contra la juventud; la segunda, que aborda la ilusión, por Andanzas del impresor Zollinger, El estupor y la maravilla y Lecciones de ilusión; y la tercera y última hasta la fecha, que se sumerge en el silencio, por Los amigos del desierto, Biografía del silencio y El olvido de sí.
En el caso de El estreno, Pablo d'Ors ha reescrito la obra porque le parecía que estaba «desaliñado» y que sintácticamente era «torpe», ha introducido un epílogo, ha eliminado un cuento inspirado en Goethe («ahora me siento menos identificado con él») y ha introducido otro cuento que no aparecía en la edición original. «Sin embargo, cuando releí el libro, aunque esté mal que yo lo diga, me pareció estupendo, muy fresco, muy intenso, lleno de imágenes…», opina d'Ors. «Para mi tiene una virtud esencial y es que es profundo pero ligero. Para ser pesado ya están los ensayos». El humor es otro de los aspectos más destacados de El estreno, un humor que emana de la humildad y que está relacionado con la actitud prosaica de la prosa. «Un tipo que en una cita romántica tiene que ir al servicio es una situación que pertenece claramente a la prosa», explica el autor de Andanzas del impresor Zollinger
Como mencionábamos al principio, ayer se cumplían 25 años del día que ordenaron sacerdote a Pablo d'Ors, que en la actualidad es consejero cultural del Vaticano y que fundó la red de meditadores Amigos del Desierto . Por tanto, desde hace varias décadas, en el interior de d'Ors ha habido un combate entre dos vocaciones, la espiritual y religiosa y la artística, ambas con una alta exigencia de dedicación. «Felizmente en los últimos tiempos esa dualidad ha encontrado una armonía y las dos vocaciones se han convertido en una sola en la que el silencio y la palabra son fundamentales».
Para Pablo d'Ors la escritura es un trabajo más manual que mental en el que una idea no se escribe sino que es la propia escritura la que la encuentra. «Hay que fiarse de la mano más que de la cabeza», aconseja. «El escritor es un medio y la escritura un acto de revelación», asegura. El autor de Contra la juventud opina a su vez que escribir es «una manera de estar en el mundo» que se enfrenta «al obstáculo de la propia estupidez» porque la mayoría de las cosas que escribe cualquiera «son muy malas». Para lograr algo que merezca la pena, d'Ors cree que «no se puede tratar a la literatura como un asunto técnico sino artístico» y que «solo cuando entregas lo que eres de verdad con magnanimidad se produce el milagro». La literatura como trabajo espiritual que requiere la purificación de la mirada, el oído y el corazón.
Aunque El estreno es un homenaje a un puñado de prosistas centroeuropeos (Bernhard, Pessoa, Mann, Dickens…), Pablo d'Ors establece una diferencia esencial entre él mismo y sus maestros: la compasión. «Al final siempre me compadezco de mis personajes», explica d'Ors, que además cree que la ausencia de piedad es algo que salpica a la literatura actual. «Muchos libros se venden con el lema 'un lúcido y despiadado retrato de la realidad' pero nunca lo hacen como 'un lúcido y compasivo retrato de la realidad'», opina el escritor. «En el mundo no solo hay crudeza, también hay caricias, y la literatura tiene que hacer justicia narrativa de la realidad».
Pablo d'Ors asegura que ya ha superado la obsesión del reconocimiento porque «la carrera de la fama no tiene meta». «Mi objetivo es meterme en la cama de los lectores», dice el escritor y enseguida añade con buen humor «pero como libro», consciente del equivoco que puede provocar tal sentencia. «Cuando alguien lee, lo que está buscando es un cómplice y es una suerte poder serlo de muchas personas, te hace sentir fecundo».
En cuanto a su otra vocación, la de sacerdote, d'Ors afirma sentirse un sacerdote del Papa Francisco, por el que siente una «admiración profunda por su energía y buen rollo». A nivel doctrinal se considera «ortodoxo» a pesar de haber tenido algún rifirrafe con algún obispo o, más bien, que algún obispo lo haya tenido con él. En cualquier caso, el escritor de El olvido de sí considera estas polémicas como algo positivo ya que demuestran «la gran pluralidad en el seno de la iglesia». «Por otro lado nunca he sentido la presión o disciplina de partido dentro de la Iglesia», apunta Pablo d'Ors, que no se considera un autor netamente cristiano porque su obra «no es la manifestación narrativa de un ideario ideológico de la cosmovisión cristiana».
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