El antropólogo publica La nación desdibujada. México en trece ensayos, donde plantea que este concepto se ubica más allá del matrimonio entre modernismo y cultura indígena. (Foto: Mateo Reyes)
C iudad Juárez, Chihuahua. 20 de septiembre de 2016. (RanchoNEWS).- El ensayista y antropólogo Claudio Lomnitz (Santiago de Chile, 1957) explora lo que significa el nacionalismo mexicano para demostrar que tanto la música de Carlos Chávez, como los murales de Diego Rivera, las tiras de Memín Pinguín y la obra literaria de Octavio Paz, conforman un mosaico insuficiente que lo describa. Juan Carlos Talavera reporta para Excélsior.
Así lo establece en La nación desdibujada. México en trece ensayos, su más reciente libro, donde compila una serie de ensayos que exploran los conceptos de identidad nacional, familia, comunidad, Estado de derecho y lo extranjero, a partir de una premisa simple: el nacionalismo es un concepto que se ubica más allá del matrimonio entre modernismo y cultura indígena.
En un mundo como el nuestro donde la globalización se ha convertido en el de la modernidad, expone Lomnitz, es inevitable revisar nuestra idea de nacionalismo, no sólo en México, «porque la globalización de los últimos 30 años ha cambiado de manera profunda la manera en que ha intervenido en las sociedades, por lo que es necesario repensar nuestro lugar como nación».
El volumen, publicado por Malpaso Ediciones, se divide en cinco partes. En la primera aborda los cambios que ha vivido un estado como Michoacán, así como el crecimiento y declive de la Gran Familia y la crisis de Ayotzinapa; el segundo refiere la evolución de la identidad nacional y las zonas de contacto en América Latina; le sigue un apartado dedicado al nacionalismo cultural.
La cuarta aborda el giro neoliberal de la historia mexicana; y cierra con un conjunto de textos sobre la identidad mexicana bajo el concepto de migración y el mensaje fronterizo, apoyado en las ideas del investigador y académico Samuel Huntington.
De entrada el autor define el nacionalismo como «un momento colectivo en una trayectoria históricomundial… un producto internacional que implica una traducción constante, tanto de elementos extranjeros a cognados nacionales, como de elementos nacionales a cognados extranjeros».
Y aunque coincide en que los nacionalistas muestran una constante admiración por la cultura local: «Dicha admiración está presente porque los nacionalistas descubren algo en el pueblo que no es evidente para el propio pueblo».
«A menudo se piensa que ese ‘algo’ revela una verdad profunda: se considera una clave para acceder al universo», detalló el ensayista.
¿Por qué volver hoy sobre este tema?, se le inquiere a Lomnitz. «Me parece que en este momento México necesita esa clase de creatividad (impulsada por Chávez, Rivera y Paz), porque nos encontramos en el año 2016, rodeados de numerosos problemas, donde el nacionalismo propuesto por Paz en El laberinto de la soledad puede verse como poco auténtico», explica.
Aunado a esto, recuerda que desde el punto de vista de su generación lo que más ha llamado su atención es la osadía de pensar la cultura en México, de pensar el país y de colocarla en un ámbito mundial.
Sin embargo, reconoce que el valor del modernismo mexicano surge de una idea que parece tenue: su atrevimiento por pensar las cosas.
Es verdad que el matrimonio entre el modernismo y la cultura indígena fue un rasgo clave del Estado Revolucionario, plantea Lomnitz, «pero el compromiso creativo de esa generación aún reviste un profundo interés a pesar de su oportunismo institucional y de la constante confusión entre mérito artístico y poder político que ha caracterizado al ámbito cultural mexicano».
Para entender mejor este recorrido, el autor plantea un ejemplo: «Hace unos meses fui a en Bellas Artes para ver el Ballet Folklórico de México. Hacía 50 años que no lo había visto, pero aún es parecido a como lo recordaba. Lo que aquí me llama la atención es que se trata de una imagen de México creada en los años 50 del siglo XX con gente como Miguel Covarrubias, quien pintó escenarios y diseñó vestuarios… pero ya no corresponde con lo que hoy es México».
«¿Dónde está la música grupera, los narcocorridos y los migrantes mexicanos? Es muy claro que culturas suburbanas no están presentes. Esto no implica que quitaría el mensaje del ballet, pero sí falta agregar algo que realmente refleje lo que hoy es México», concluye el ensayista.
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