C iudad Juárez, Chihuahua. 12 de septiembre de 2016. (RanchoNEWS).- El tráfico ilícito de documentos «es un problema muy grave» que plantea grandes desafíos para el país, afirma Mercedes de la Vega Armijo, directora del Archivo General de la Nación (AGN), desde donde trabaja para implementar un Sistema Nacional de Archivos que antes de que concluya el año, tendrá a su servicio nuevas instalaciones, escribe Luis Carlos Sánchez desde la Ciudad de México para Excélsior.
«Hay historias negras de los archivos, hay que combatir el tráfico ilícito de documentos, ese es otro desafío que es grave, es grave el problema, por eso estamos trabajando muy de cerca con la Secretaría de Relaciones Exteriores para combatir el tráfico ilícito de patrimonio documental mediante la presentación de un documento de referencia ante la UNESCO que en este momento se está discutiendo. Ése es un tema gravísimo, por eso se han vendido archivos a Estados Unidos o se venden como basura y se destruyen», afirma en entrevista.
El AGN vive una etapa de renovación similar a la que significó su establecimiento permanente en el Palacio de Lecumberri en 1982. Antes de que finalice el año tendrá funcionando al cien por ciento dos nuevos edificios de seis mil metros cuadrados cada uno que le permitirán ampliar sus labores y optimizar los servicios que ofrece para la investigación, además de que, desde ahí se apuntalará la creación del Sistema Nacional de Archivos.
«Nos estamos renovando en muchos sentidos, no nada más es el tema de la obra, sin duda ése es un tema fundamental porque ya se levantaron los dos edificios pero además hemos estado haciendo un trabajo muy intenso con los estados del país, por mandato constitucional tenemos que crear un Sistema Nacional que tendrá que estar conformado por los sistemas estatales de archivos que a su vez van a agrupar a los municipios y así conformar un gran sistema».
El primer paso de la transformación que vive el lugar debió surgir como una solución a los problemas que aquejaron al AGN desde su creación: sus instalaciones en lo que fue la antigua Penitenciaria del Distrito Federal, jamás funcionaron de la mejor forma y la acumulación de documentos, así como la adecuación a que fue sometido el espacio a finales de la década de los setenta del siglo pasado deterioraron el edificio que de acuerdo con un estudio de 1985, se hunde 12 centímetros anualmente.
La única solución fue sacar los archivos de las celdas de cada crujía (hoy galerías) y transportarlos a dos inmuebles totalmente nuevos que fueron construidos a un costado del edificio antiguo, y que ya se encuentran con más de 90 por ciento de avance en su construcción y equipamiento. La construcción más alejada al edificio histórico funcionará como laboratorio de investigación y conservación, mientras que la otra, será el edificio de resguardo y antesala de la salida de documentos hacia las renovadas áreas de consulta.
«El AGN requería un nuevo modelo de operación, y con estos nuevos edificios lo vamos a lograr, será un modelo que va a eficientar nuestras actividades, que va permitir dar un mejor servicio de consulta, eficientar los recursos y que va a preservar de mejor manera los archivos», explica De la Vega. El edificio de laboratorio también será sede de los talleres de conservación, el centro de información gráfica (para fotos, planos), el área de digitalización, la dirección de la archivo histórico central y, será el espacio donde se recibirán todos los documentos que ingresen al AGN.
A través de un puente se conectará con el otro inmueble que ha sido forrado de estructuras helicoidales que permitirán conservar las condiciones climáticas. Ahí se conservarán los miles de documentos que guardan la memoria de la nación, dentro de pequeñas salas de 200 metros cuadrados con estantería apilable nueva. Desde ese sitio, el personal del AGN desplazará los documentos que los usuarios soliciten hacia la renovada área de consulta.
Antes, explica De la Vega, cada una de las ocho galerías de consulta y resguardo contaban con un área de consulta que implicaba mayor esfuerzo y recursos, ahora el edificio antiguo se conectará a través de un puente que correrá desde la Galería 2 al nuevo edificio de resguardo. Además se sumarán las galerías 1 y 3, así como los edificios intermedios, para atender a los investigadores.
Con el traslado, las galerías restantes o antiguas crujías, quedarán vacías y cerradas al público hasta que se defina su nuevo uso. De la Vega aspira a crear un museo de sitio en el que se muestre la historia de Lecumberri como prisión pero también la historia de la conservación archivística nacional. «El resto del espacio lo vamos a preservar porque es parte del edificio original, no vamos a tocar el espacio, algún uso les podremos dar, tenemos la intención de hacer un museo de sitio pero aún no tenemos los recursos, vamos a pelear por ellos, pero la situación financiera no está tan fácil».
Mientras la construcción se lleva a cabo, el AGN cabildea en la Cámara de Senadores para que se apruebe la Ley Reglamentaria que permita implementar el Sistema Nacional de Archivos. En esta materia el principal problema sigue siendo la homologación de métodos de conservación y resguardo en todo el país y la sensibilización sobre el valor que tienen los documentos.
«Éste es un trabajo que se hace con las autoridades de la administración pública para que sepan el valor que tienen los documentos que generan, que sepan que esos documentos pueden tener valor histórico y deben tener como destino final el AGN», dice.
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