Reconstruir la Frauenkirche, prácticamente idéntica a la original y con buena parte de las piedras sacadas de las viejas ruinas, ha costado 179 millones de euros. Dos terceras partes proceden de donativos de 600.000 ciudadanos, instituciones y empresas de Alemania y de otras partes del mundo, entre ellos de la reina de Inglaterra. De Gran Bretaña ha llegado un millón de euros. El hijo de un piloto británico que participó en el bombardeo ha contribuido a la construcción de la cruz que corona la iglesia.
"La Frauenkirche reconstruida hermana a los hombres en todo el mundo. Los hombres que han hecho posible que los pueblos se entiendan y que quieran que nunca más haya una guerra, ni en Europa ni en otro lugar", dijo el presidente federal alemán, Horst Köhler, en la ceremonia de consagración.
Esta iglesia protestante concebida por George Bähr, construida entre 1726 y 1742, era un elemento irrenunciable de la silueta, de lo que hoy llamaríamos el skyline de Dresde. Quienes la construyeron se inspiraron en la catedral de San Pablo de Londres. En seguida, sin embargo, se habló de la Frauenkirche (la iglesia de Nuestra Señora) como de la basílica de San Pedro del protestantismo.
El bombardeo británico en Dresde dejó más de 30.000 muertos. De las joyas arquitectónicas del centro de la ciudad, que llegó a ser conocida como la Florencia del Elba, quedó poco. El régimen comunista de la República Democrática Alemana conservó las ruinas de la iglesia: debían recordar a sus súbditos el belicismo angloamericano, el bando enemigo en la guerra fría. Todo cambió en otoño de 1989, para Alemania, para Europa y para la Frauenkirche. El telón de acero cayó, y catorce ciudadanos de Dresde se asociaron para reconstruir la iglesia. Cinco años después, empezaban las obras, que han terminado un año antes de lo previsto.
"La gente que ha participado estaba llena de entusismo por la obra. También la tecnología de nuestro tiempo lo facilitó. Por ejemplo, poder construir durante todo el año, lo que antes no era posible. Cosas que antaño resultaban muy complicadas, como la cúpula, fueron más fáciles", explica desde Dresde Jochen Kindermann, portavoz de la Fundación Frauenkirche.
La reconstrucción topó, al principio, con recelos. La quiebra financiera en la Alemania Oriental tras la caída del muro era uno de los obstáculos, que se salvó gracias a los donativos. Otros veían en la reconstrucción -en la que se ha usado el máximo de materiales originales posible- un intento de maquillar la historia, de fingir que la Frauenkirche nunca fue destruida, de erigir una iglesia ficticia. También Berlín lleva años debatiendo sobre la conveniencia de reconstruir el viejo Palacio real, situado en el centro de la ciudad.
"Una persona religiosa nunca renunciará a la reconstrucción de una iglesia. Para quien no sea religioso, también tiene un valor arquitectónico -responde Kindermann-. Y en esta iglesia hay algo que conmueve. No hace falta ser religioso".
Con la nueva Frauenkirche los protestantes alemanes recuperan uno de sus templos más queridos y Dresde recupera -hasta donde es posible: la guerra alteró para siempre el aspecto de la ciudad- parte de su silueta. La reconstrucción revela asimismo uno de los rasgos característicos que se atribuyen a sus habitantes: el civismo. Bajo el régimen de la RDA, en Dresde se jactaban de haber mantenido, a pesar de la guerra y la dictadura comunista, "elementos burgueses y patrióticos", ha dicho al semanario Der Spiegel el historiador Arnulf Baring, nacido hace 73 años en Dresde.
La iglesia de Dresde también ha movilizado a miles de personas en todo Alemania. Por eso muchos entienden que es un símbolo de la reunificación: los donativos han venido de las dos Alemanias, la del este y la del oeste. La reconstrucción de la Frauenkirche es un espejo amable para Alemania. "Un signo del patriotismo alemán civilizado", según Der Spiegel. En la reconstrucción se refleja la destrucción de la guerra. También la reconstrucción, mito fundacional de la República Federal. Yel made in Germany, emblema de la excelencia en la fabricación de productos de calidad, que los artesanos de la iglesia de Dresde han demostrado. En estos tiempos de pesimismo y estancamiento económico, algunos, como la canciller designada, Angela Merkel, ven en la Frauenkirche un modelo para el país: "Cuando alguien se esfuerza, logra lo que parecía imposible".