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La poetisa colombiana en su juventud. (Foto: RanchoNEWS)
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iudad Juárez, Chihuahua. 21 de julio de 2024. (RanchoNEWS).- Una vieja cocina va a ser remodelada en casa de Emilia. No porque ella quiera, es una idea de su marido, que tomó la decisión sin consultarle. Él planea una cocina moderna y ella, antes que entrar en una batalla, acepta resignada la demolición. Así comienza «Qué hacer con esos pedazos», la nueva novela de la colombiana Piedad Bonnett (Amalfi, 1951), en la que examina los trozos de vida propios y ajenos que arman la existencia: personas, decisiones, violencias, quiebres, culpas, pérdidas, éxitos, escondites, silencios, anhelos, dolores. Piedad Bonnett sabe de todo eso, escribe Diana Massis en su entrevista a la poetisa publicada el 7 de noviembre de 2022 en bbc.com/mundo/noticias.
Su extensa obra poética ha sido ampliamente reconocida, así como sus ensayos, novelas y textos autobiográficos, como «Lo que no tiene nombre», en el que narra con delicadeza, honestidad y amor profundo el suicidio a los 28 años de su hijo Daniel, quien padecía esquizofrenia. La autora, que participará en el HAY Festival de Arequipa, cuenta que en este nuevo libro, quiso hablar de «un maltrato que me ha interesado siempre, el minimaltrato que las mujeres aceptamos con una pasividad aterradora, sin armas para enfrentarlo. Porque si un hombre te pega o te grita puta tienes cómo reaccionar». Así van apareciendo los fragmentos de Emilia, una escritora que ronda los 60 y que nos revela, mientras la cocina se cae a pedazos, a un marido ensimismado, un exnovio violador, un padre que castiga, una hermana controladora y una hija distante.
P: ¿Qué se hace con esos pedazos? R: Periódicamente uno hace evaluaciones de la vida, del pasado, de la transformación de ese pasado en el presente; piensas en cuántos amigos has perdido, cuántos distanciamientos hubo en la familia. Durante la pandemia estaba muy afectada por la situación de mis padres que son muy viejitos y podían contagiarse; pensé en la soledad de la vejez, en lo que no sabía de mi propio padre ni de mi madre; y en mi propio envejecimiento, porque envejecimos mucho, pero además estoy en una edad donde se da una curva hacia abajo y lo irremediable de eso. Se me fue imponiendo el tema de la familia, que me ha interesado profundamente: el padre, la madre, los hijos, porque también haces un balance de la relación con tus hijos, un tema del que no se habla, porque muchas madres que tienen relaciones malas con sus hijos, lo ocultan o se lo niegan, no quieren aceptarlo.