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Una imagen de Architecton. (Foto: RanchoNEWS)
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iudad Juárez, Chihuahua. 20 de febrero de 2024. (RanchoNEWS).- Dice Architecton justo al final –y lo dice con un letrero para que no queden dudas– que después del agua, el material más común en el planeta Tierra es el hormigón. La frase no la pronuncia, para entendernos, un hipster amante de los libros enormes con fotos desmesuradas en blanco y negro de edificios brutalistas. La frase es de Victor Kossakovsky. Lo que significa que en su supuesta asepsia quiere ser en verdad manifiesto. Ya ocurría en un documental anterior Aquarella (2018) dedicado enteramente a, precisamente, el agua. Las imágenes hipnóticas de lo que fluye acababan por ser revolucionarias en la más simple reivindicación de lo común, de lo de todos, de lo que nos hace estar vivos. Ahora, como tánatos es el reverso de eros, lo que se señala es el impulso de muerte al que parece que de tanto en tanto nos arrojamos de cabeza. Pero lo indica sin estridencias, siempre atento a los que importa que no es nada más que la vida. Frente al agua, el cemento., escribe Luis Martínez en El Mundo.
Architecton es un documental que, en verdad, es cantata. Solemne, vigoroso, algo lúgubre y siempre resplandeciente. La cámara navega ingrávida por cuatro escenarios. Todos distintos y todos unidos en el mismo destino con aspecto de condena. Las impresionantes ruinas del templo romano de Baalbek en Líbano, las consecuencias del terremoto en Turquía a vista de un pájaro del luto, una descomunal cantera de piedra como la más terrible ofrenda de progreso y la construcción de una diminuto círculo de piedra a cargo del arquitecto italiano Michele de Lucchi. Ésos son los espacios de un poema trágico y sonámbulo; profundamente bello y desolador.
Como ya en norma en su trabajo, el director de Gunda (la película dedicada a la vida de una cerda) deja la narrativa en manos de lo que se podría definir como una vibración interior. O anterior, por lo que tiene de ancestral y mitológico. Solo se permite unas pocas indicaciones precisas al final en forma de epílogo. Y es ahí donde nos enteramos por el arquitecto italiano que, de todos los materiales de construcción, el hormigón «es el único estéril» puesto que no deja que crezca nada en sus grietas ni se incorpora al paisaje como ruina. Es solo destrucción y basura. Y es ahí donde, para sorpresa de nadie, descubrimos que el cemento todo lo puede. Hasta llegar aquí las piedras retumban en el pecho, la lluvia cala hasta los huesos y el esfuerzo en la más absoluta soledad del hombre que cuida Baalbek enternece y, lo importante, da esperanza.