Rancho Las Voces: 02/01/2016 - 03/01/2016
Para Cultura, el presupuesto federal más bajo desde su creación / 19

lunes, febrero 29, 2016

Fotoperiodismo / Alessandro Bianchi: «No more silence»

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Italy 29/02/2015.-Paul Levely, a child sex abuse victim, wears a t-shirt that says «no more silence» and shows a tattoo on his arm as he stands in front of the Quirinale hotel in Rome.


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Cine / Estados Unidos: Los Oscar desde el gallinero

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Las actrices Charlize Theron y Emily Blunt, en el Dolby Theatre. (Foto: Christopher Polk)

C iudad Juárez, Chihuahua. 29 de febrero de 2016. (RanchoNEWS).- Los Oscar son un cóctel tanto como una entrega de premios. Se ve nada más entrar en el teatro Dolby. Lo primero que hay es un bar. Faltan dos horas para que empiece la ceremonia y los que se van cansando de esperar a los famosos en un lado de la alfombra roja con el móvil en la mano acaban aquí, champán en mano, atentos a los canapés y mandando a todo el mundo las fotos que se han hecho en la alfombra roja. Pablo Ximénez de Sandoval reporta desde Los Ángeles para El País.

Allí está vestida de noche tomando algo a las cuatro de la tarde una señora llamada Michelle Rocklin. ¿Qué hace aquí? «Mi hija está nominada», responde. «Es Nicole Rocklin, la productora de Spotlight». Vienen de ganar en los Spirit Awards la noche antes. «Ella es joven, tiene 35 años. Espero que volvamos aquí muchas veces», dice la señora Rocklin mucho antes de que su hija suba recoger el premio a la mejor película del año. Falta una hora para que empiece la ceremonia y la hermana de la nominada, que acompaña a su madre, ya se ha quitado los zapatos que la están haciendo polvo. Los descansillos se empiezan a llenar. Te cruzas con gente de Hollywood por los pasillos que se te queda mirando como intentando reconocerte, y al final te saludan como si te conocieran de un rodaje. Por si acaso.

El público de los Oscar está cuidadamente estratificado dentro del teatro Dolby. En la platea, los famosos que van a salir en la tele. Arriba, todos los demás. Hasta el punto de que está prohibido pasar a otro piso que no sea el tuyo. En cada uno de los pisos hay un bar, y el de abajo del todo, media hora antes de empezar es exactamente el sitio donde hay que estar. Ahí está Sylvester Stallone, ahí Matt Damon con unos amigos. Ese que entra por la puerta es DiCaprio, la única estrella a la que otros invitados hacen fotos con su móvil. Esta que hace cola para pedir en la barra aquí al lado es Rachel McAdams. Aquellos dos que charlan como si se acabaran de conocer son Iñárritu y Lubezki, tomando algo tres horas antes de ser coronados entre los más grandes de la historia. El baño de glamour dura poco. «Ocupen sus asientos», dice la megafonía a las 17:15. «Si no, no podrán entrar hasta el primer intermedio, dentro de 20 minutos». Nadie parece inquietarse.

Hay que subir hasta el tercer anfiteatro del Dolby, fila F, para empezar a descubrir que hay otros Oscar. Los del gallinero. En televisión se ve a los del piso de abajo aplaudiendo y sonriendo educadamente en sus asientos mientas los ganadores se acercan a recoger sus premios. A muchos metros de altura, están los amigos y familiares de esos ganadores, gritando, abrazándose, haciéndose fotos y llorando a veces. Sin las cámaras juzgando, los Oscar se disfrutan intensamente.

Como el grupo de cinco jóvenes chilenos que saltaron de sus asientos cuando anunciaron el premio al mejor corto de animación para Historia de un oso. Fíjense en el vídeo de agradecimiento como el productor, Pato Escala, señala hacia el cielo. Ese es el tercer anfiteatro, donde estaban sus amigos al lado de EL PAÍS dando gritos que no se oyen en televisión. El equipo de la película es tan pequeño que estaban literalmente todos en el teatro, explicaba después en el bar el guionista, Daniel Castro, con la periodista Alejandra Torres. Ocho personas. «Imagínate la sensación», decía Castro. «Cuatro años para sacar la película adelante, un año de promoción y de premios. ¡Competíamos contra Pixar!». Este lunes se vuelven a Chile con el primer Oscar de la historia de ese país. Antes, iban a «tirar la casa por la ventana».

Por cada uno de los premios hay gente en el gallinero a punto de caer rodando por saltar de alegría en una grada antigua y estrecha de esas que dan vértigo. En el premio al mejor vestuario de Mad Max, el público de televisión se perdió los gritos de alegría con los brazos en alto de Caitlin Alberry Beavan, que estaba en la fila G con dos amigos. Era la hija de la ganadora, Jenny Beavan, explicaba. Sus amigos eran David Charles y Marc Trunk, creador de todo el vestuario metálico de la película.

Hay otra diferencia importante entre el gallinero y la platea. Aquí arriba a nadie le importa que haya butacas vacías. Según avanza la ceremonia, la gente cuyas categorías ya han pasado se va yendo al bar y se van quedando calvas entre el público. Qué te importa quién sea el mejor director si le han dado un Oscar a tu madre o a tu mejor amigo. Te vas a celebrarlo ya. En el intermedio. El gran reto de la noche será este: en cada bloque de publicidad, conseguir salir de la butaca, llegar al bar, tomarse algo y volver antes de que vuelva la retransmisión y cierren la puerta. Ir además al baño está descartado. Muchos fracasarán. Los descansillos están llenos de gente viendo la ceremonia en monitores con su copa en la mano, por la que pagan el precio de perderse una parte del show. La diferencia es enorme. Desde cualquier butaca aquí arriba el espectáculo es imponente, se ve bien y el sonido es impecable. Por la tele en un bar, no tanto.

Al final, cuando Morgan Freeman dice Spotlight, como sin acabar de creérselo, suena un escándalo en la última fila del teatro. Una veintena de personas saltan de sus asientos y levantan los brazos. Son, de lejos, la delegación de amigos más numerosa del gallinero. Entre ellos está Marty Baron, director de The Washington Post y el personaje real que interpreta Lieb Schrieber en la película. Lo han puesto en la última fila del último piso. Mientras sus compañeros se abrazan a su alrededor, se le ve metido en el teléfono. Quizá esté mandando este tuit: «¡Asombroso! ¡Gana Spotlight!».

Aquí es cuando se separan las estrellas de los demás. Nominados y VIPS, por la salida del segundo piso del teatro al Baile del Gobernador, la fiesta oficial de la ceremonia. Cate Blanchett atraviesa el hall a toda velocidad en esa dirección. Los demás, por aquí a las limusinas, por allí a Hollywood Boulevard y por allí a recoger el coche, después de los últimos selfies. Por el camino, es emocionante cruzarse con desconocidos con un Oscar en la mano y la sonrisa de su vida en la cara.

En el ascensor para bajar al aparcamiento, ocurre que están algunos miembros de la orquesta que ha tocado en directo en la ceremonia. Entre ellos está Gene Sipriano, que empuja un carrito lleno de instrumentos mientras sujeta un saxofón en la mano. Tiene 86 años. Explica que ha tocado en todas las ceremonias desde 1957. «Entonces el director era André Previn». Solo se ha perdido tres ediciones de los Oscar desde entonces. Sus compañeros comentan que tocó en los discos de Sinatra. Tiene aspecto de tomarse esto con mucha tranquilidad. Pero es hora punta, y lleva tanto tiempo esperando el ascensor que empieza a canturrear: «There’s no business / like show business… ».


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Fotografía / México: «Guillermo Kahlo. Luz, piedra y rostro» una investigación de Rosa Casanova

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Lago de chico y Castillo de Chapultepec,Ciudad de México, 1904. (Foto: Guillermo Kahlo )

C iudad Juárez, Chihuahua. 25 de febrero de 2016. (RanchoNEWS).- Guillermo Kahlo (1871-1941) fue el fotógrafo de la arquitectura y del paisaje, el artista de la lente cuyas imágenes asombran y seducen por su claridad y sobriedad que describen minuciosamente metales, piedras y rostros, dice a Excélsior Rosa Casanova, historiadora del arte que recupera en el libro Guillermo Kahlo. Luz, piedra y rostro una investigación sobre el padre de Frida Kahlo, acompañada de 150 fotografías reunidas por primera vez. Reporta Juan Carlos Talavera para Excélsior.

Su nombre real fue Carl Wilhelm Kahlo Kaufmann, sus antepasados fueron soldados, comerciantes y artesanos en Pforzheim, pero luego migró a México para hallar su vocación y construir una obra artística dotada de orden y racionalidad, donde abunda una visión estructurada de líneas precisas y una luz que penetra en los resquicios más oscuros para atrapar al lector.

El volumen, que compila las imágenes del Archivo Isolda P. Kahlo, no sólo da cuenta de que su éxito trascendió el porfiriato, sino que aún espera el lugar que merece, para lo cual se necesitan más exposiciones de su obra, afirma la investigadora, quien recuerda la cercanía que mantuvo con su hija a través de esta anécdota:

En cierta ocasión, Frida comentó que durante su infancia acompañaba a su padre para asistirlo cuando se desmayaba a causa de la epilepsia, un mal que en aquella época era visto como un problema mental.

 «Muchas veces al ir caminando con su cámara al hombro y llevándome de la mano, se caía repentinamente. (Entonces) aprendí a asistirlo durante sus ataques en plena calle. Por un lado cuidaba de que aspirara prontamente éter o alcohol, y por el otro vigilaba que no robaran la máquina fotográfica. Quizá no hubiera habido centavos para reponerla».

Pero Guillermo Kahlo tuvo varias facetas. La más conocida fue su fotografía arquitectónica, pero también trabajó como retratista de personajes —entre ellos Porfirio Díaz— y de generaciones de médicos y otros profesionistas.

«Lo más destacado fue su trabajo en torno a la arquitectura; utiliza perspectivas tradicionales, acompañadas de frías y frontales, manteniendo un balance octogonal, donde nunca encontrarás fugas mal colocadas».

Grandeza Arquitectónica

A diferencia de Tina Modotti y Edward Weston, Kahlo apostó por alcanzar una imagen global, dotada de una iluminación que destaca el edificio. «Le gustaban las perspectivas equilibradas para entender los espacios desde el punto de vista arquitectónico», explica.

Esto significa que su trabajo visual no sólo fue un registro superficial, sino que se convirtió en especialista de la arquitectura y supo interpretar los espacios que pensó el propio arquitecto.

En este volumen podrá observarse cómo Kahlo tras el porfiriato, no con la misma intensidad, por sus problemas de salud, pero siempre interesado en comprender los espacios arquitectónicos de factura colonial, porfiriana y contemporánea.

Sobre el equipo que usó, la investigadora apunta que normalmente utilizaba placas de vidrio de gran formato, de ocho por diez y hasta once por catorce pulgadas. «Eran formatos enormes, lo cual implicaba que la cámara estaba en un gran cajón, con lentes muy precisos. Desafortunadamente, hasta donde sé, no se ha encontrado alguna de sus cámaras completas para saber qué tipo de lentes utilizó».

¿Cómo consiguió fotos llenas de luz en espacios cerrados?, se le pregunta a Casanova. «Es posible que en algún momento recurriera a lámparas, aunque en algunos casos retrató los espacios cuando no estaban totalmente acabados y eso incidía en la luz».

Pero hubo otras, como la del Monumento a la Revolución de 1912 (entonces Palacio Legislativo en construcción) que es maravillosa por su encuadre y proporción. Seguramente fue luego de un festejo, donde consiguió que trabajadores y empresarios se colocaran en la estructura para darle dimensión, añade.

¿Qué sorpresas halló? «Se comprobó su éxito tras el porfiriato, y hallamos fotografías desconocidas de la Casa Estudio Diego Rivera. Lo que se necesita es revisar su obra para hacerle justicia al fotógrafo que captó la grandeza de la arquitectura mexicana».

¿Quién es?

Es el padre de la pintora Frida Kahlo. Tenía 19 años cuando partió de Hamburgo con rumbo a México. Era el 25 de mayo de 1890. Su primer objetivo eran los negocios. En julio de 1894 solicitó la nacionalidad mexicana. Ese mismo año se desempeñaba como contador en la Casa Boker e inició su trabajo como fotógrafo. Según la investigadora Rosa Casanova, su primera fotografía data de 1897 y el primer trabajo que lo vincula con José Yves Limantour data de 1900.


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viernes, febrero 26, 2016

Caricatura / España: La vida del Che a golpe de viñeta

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Una serie de viñetas de la novela gráfica 'Che. Una vida revolucionaria'. (Foto: Archivo)

C iudad Juárez, Chihuahua. 26 de febrero de 2016. (RanchoNEWS).- Ernesto Guevara zarpó del puerto mexicano de Tuxpan, rumbo a la Historia, en medio de un mar embravecido y oscuro, como el océano de tinta vertido en la infinidad de escritos que narran su odisea vital, lo beatifican y lo denuestan. Los hechos del icónico revolucionario argentino son mundialmente conocidos. Pero nunca será lo mismo conocerlos que estar ahí y verlos; observar de cerca a Guevara en Sierra Maestra en el instante en que un disparo le atraviesa el cuello, respirar en Buenos Aires la angustia de su madre por no tener noticias de su hijo o escudriñar el rostro del guerrillero al ser nombrado por primera vez «comandante Che». Crear esa sensación de ser testigo directo de los acontecimientos es lo que persigue la novela gráfica Che. Una vida revolucionaria, del periodista estadounidense Jon Lee Anderson y el dibujante mexicano José Hernández. Aitor Bengoa reporta desde Madrid para El País.

Publicada por la editorial Sexto Piso, la obra, cuya primera parte sale a la venta el lunes, es una trilogía basada en la biografía de Anderson sobre el guerrillero, que vio la luz en 1997. Este reportero es una de las personas que mejor conocen al Che. Ha tenido acceso a sus diarios personales y ha entrevistado a sus familiares. Fue quien sonsacó al ejecutor de Guevara la ubicación de los restos del guerrillero, hasta entonces desconocida. «Siempre hay cosas por desentrañar de la vida de alguien», comenta Anderson por correo electrónico, «pero la esencia del Che está ahí», en la novela gráfica.

El primer volumen que llegará a las librerías será en realidad la segunda parte de la trilogía, y se titula Los años de Cuba. Los autores decidieron empezar por ahí por la importancia que este periodo tuvo en la historia del Che. Los otros dos tomos, aún sin terminar, abordarán el viaje de un joven Guevara por Centroamérica y su viaje final a Bolivia. Los autores prevén culminar la trilogía en 2017, cuando se cumplen 50 años de la muerte del Che.


Encuentro entre Fidel Castro y Richard Nixon.

«La idea no era hacer meramente una biografía ilustrada, sino adaptar la gran historia de Anderson, para contar un relato más íntimo, más personal de Ernesto Guevara, más allá de fechas y de los hechos históricos», comenta Hernández. A través de innumerables trazos y colores este ilustrador plasma, con pulso realista, figuras, fondos y contornos; y también muestra que es posible dibujar el zumbido de una bala, el olor de un habano humeante o el sentimiento que barrunta un ser humano cuando la muerte le toca el hombro.

El hecho de que los principales protagonistas sean, en su mayoría, personajes históricos e icónicos del siglo XX —como es el caso no sólo del propio Che, sino de Fidel Castro, Nikita Kruschev o Richard Nixon—, «presenta el reto de recrear sus encuentros, pláticas y momentos en que se desenvolvieron, de la forma más verosímil, sin caer en panfletos, lugares comunes o clases de historia», explica Hernández.

Ambos autores creen que este formato puede ser atractivo para nuevas audiencias, especialmente para los jóvenes de hoy, a pesar de que el contexto en el que viven dista de las circunstancias en las que se forjó el Che. A algunos relatos no les afecta el tiempo, y el tiempo no altera algunos destinos. Eso cree Anderson, que piensa que el sino de Guevara hoy no sería muy diferente al de ayer: «En un mundo convulso e injusto, donde hay un Trump como candidato a la presidencia en Estados Unidos, pero también un subcomandante Marcos que aún vive una vida de resistencia en la selva de Chiapas —en un país tan desigual, corrompido y violento como México— el Che, si renaciera hoy, volvería a ser el Che».


Uno de los retratos de la novela gráfica.



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Fotoperiodismo / Philippe Wojazer: «Oddly Human»

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France 25/02/2016.-The Berenson robot takes a stroll in the exhibition Persona: Oddly Human at the Quai Branly museum in Paris.


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jueves, febrero 25, 2016

XXXVII Feria del Libro del Palacio de Minería: «Nakówiame nawésali ralámuli kawíwalachi - Historia de los levantamientos de los indios tarahumaras»

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De izq. a der.: Enrique Servín y Martín Makawi. (Foto: FILPM)

C iudad Juárez, Chihuahua. 18 de febrero de 2016. (RanchoNEWS).- Durante la XXXVII Feria Internacional de la Feria del Libro del Palacio de Minería (FILPM) se presentó la obra Nakówiame NawésaliI Ralámuli Kawíwalachi, una traducción al rarámuri del original «Historia de los levantamientos de los indios tarahumaras» escrito por el jesuita Joseph Neumann y que habla de un periodo de conflictos ocurridos durante el siglo XVII, informa desde la Ciudad de México el departamento de prensa de la FILPM.


Este libro resulta de importancia ya que se trata de una versión monolingüe; el coordinador de este proyecto, Enrique Servín, aseguró que los idiomas indígenas son uno de los grandes tesoros cultuales que poseemos; sin embargo, son pocos los mexicanos conscientes de este hecho. Por ello, surge la importancia de rescatarlos y proporcionar materiales adecuados de lectura para su aprendizaje y práctica.

Enrique Servín reveló que son muchos los factores por los cuales las lenguas indígenas de México se pierden rápidamente, entre ellos se encuentran los flujos económicos, migratorios, políticos, culturales y de tipo simbólico o mecánico. Así, Servín y el traductor, Martín Makawi, lanzaron una fuerte crítica a los sistemas escolares indígenas tradicionalmente conocidos como «bilingües», en donde se tiende a castellanizar a los alumnos.

Servín aseguró que la escuela deber de ser una herramienta para empoderar a los niños a través de conocimiento, no obstante, eso no ocurre en este tipo de instituciones. «En el contexto chihuahuense no se puede ser bilingüe, porque la lengua indígena está desvalorizada y se mantiene una imagen negativa de los pueblos», dijo.

En nuestro país, continuó, aún existen los modelos nacionalistas y unitarios de antaño; sin embargo, hay que asumir nuestra diversidad y aceptar que se trata de un conjunto de distintos pueblos bajo la dirección de un solo Estado. Se debe concebir la unidad en formas ideales del futuro ya que el querer homogeneizar aspectos como la lengua o la religión sólo contribuye al empobrecimiento de las comunidades. Con el fin de contrarrestar la problemática anterior, es vital revalorizar y proponer una educación monolingüe.

Martín Makawi trabaja en una iniciativa sumamente relevante para lograr este propósito, pues junto a otros profesores busca la estandarización de la escritura rarámuri, es decir, que exista un código general sobre esta lengua en ese ámbito. Así mismo, Enrique Servín señaló que los idiomas no son repertorios simétricos y paralelos que reflejen el mundo. Habló sobre estos como una interpretación de la realidad y su función taxonómica a través de elementos ideológicos: «Poseen mecanismos gramaticales muy diversos entre sí, y también nos revelan que son idiosincráticos, propios de cada cultura».

De hecho, subrayó que no existe la traducibilidad, «existen aproximaciones culturales, entre más elementos en común es más fácil la traducción», por ejemplo. Con respecto al descuido de las lenguas planteado a lo largo de su presentación, concluyó que «cuando un idioma desaparece, también desaparece una dimensión mental y cultural, la humanidad esta se vuelve más pobre cada vez.

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miércoles, febrero 24, 2016

XXXVII Feria del Libro del Palacio de Minería: Chihuahua presenta Basalówala Aminá Ralámuli, libro en rarámuri

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Al centro Enrique Servín, a su izquierda Martín Makawi durante la presentación. (Foto: FILPM)

C iudad Juárez, Chihuahua. 18 de febrero de 2016. (RanchoNEWS).- El Instituto Chihuahuense de la Cultura presentó la traducción del libro Basalówala Aminá Ralámuli del poeta francés Antonin Artaud dentro de la XXXVII Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería (FILPM). Esta obra forma parte de una serie de libros enfocados en la preservación de la lengua rarámuri por medio de materiales monolingües que promuevan la lectoescritura en lenguas indígenas, informa el departamento de Prensa de la FILPM en un comunicado.

El maestro Martín Makawi, escritor de música tradicional rarámuri, traductor y poeta, estuvo a cargo de la traducción del texto original de Artaud bajo la supervisión del maestro Enrique Servín, coordinador del Programa Institucional de Atención a Lenguas Indígenas de Instituto Chihuahuense de la Cultura.

Basalówala Aminá Ralámuli, al igual que los demás ejemplares de la serie de la que es parte, es un libro sobre la cultura tarahumara desde la perspectiva de un extranjero. Artaud es un poeta francés que vivió con la comunidad rarámuri y a partir de su experiencia escribió éste texto que ahora es traducido para la comunidad que lo inspiró.

De acuerdo con Servín, éste libro hace una crítica al mundo occidental que rodea a dicha comunidad mientras es una visión idealizada de la misma. El sistema educativo actual y otros factores geográficos y sociales han influido en la paulatina desaparición de las lenguas indígenas: «los libros bilingües (castellano-rarámuri) no promueven realmente la lectoescritura entre los pueblos indígenas (…). Las publicaciones bilingües en México se dan desde los años cincuenta y siempre el resultado es el mismo, no había un desarrollo de la palabra escrita en los pueblos indígenas»

Por su parte, el maestro Makawi señaló que éste es un libro que se enfoca en la comunicación espiritual como parte de la identidad rarámuri: «Un libro encantador de los conocimientos (rarámuris), al mismo tiempo un resentimiento de cómo yo he perdido esa parte de identidad, de por qué la educación no nos permite aprender esa parte espiritual que tiene el pueblo».

Makawi y Servín coinciden en que hay una pérdida de identidad entre la comunidad indígena en general. Dentro de las comunidades, es más común escuchar jóvenes comunicarse en castellano que en sus propias lenguas e incluso el estilo de vida occidental es predominante. «Nuestros abuelos creían su forma de sentir, de ser rarámuri, de la comunicación espiritual con todos los seres que nos rodean», dijo Martín Makawi.

Además de los libros escritos en rarámuri, la colección incluye audiolibros dirigidos a los hablantes que no pueden leer ni escribir la lengua; éstos contienen historias, mitos, mitos cosmogónicos, mitos teogónicos, micro-históricos, entre otros, que se distribuyen gratuitamente en las comunidades.

Basalówala Aminá Ralámuli también está disponible en una edición de gran tamaño y pasta dura que incluye la versión original en francés, rarámuri y en castellano.

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Literatura / Entrevista a Giovanna Rivero

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Giovanna Rivero nació en Montero, un pueblo del oriente boliviano. Vive en Gainesville, Florida. (Foto: Archivo)

C iudad Juárez, Chihuahua. 24 de febrero de 2016. (RanchoNEWS).- La autora boliviana radicada en los Estados Unidos le imprime una voz desaforada a una adolescente de un pueblo de su país, radicalmente alterado por el modelo económico y social que se impuso en los años 80. Una entrevista de Silvina Friera para Página/12.

El gótico sobrenatural boliviano tiene una extraordinaria narradora de culto. La cálida voz de Giovanna Rivero, autora de la novela 98 segundos sin sombra (Literatura Random House), llega desde Gainesville (Florida), al sur de Estados Unidos, donde vive. «Como la mayoría de los escritores, uno empieza a escribir leyendo. Esa conversación con la lectura es una escritura, una primera fase de creación. Desde el momento en que la lectura me abre otro mundo, siento el deseo irrefrenable de crear. Primero estuvo lo oral, me contaba cuentos en voz alta. Vivíamos con mis abuelos en Montero, al estilo de muchas familias que comen de la misma olla. Mi abuelo paterno leía novelitas pocket de Marcial Lafuente Estefanía y muchas historietas de la editorial argentina Columba. Eso era lo que estaba a mi alcance y lo leía con una avidez tremenda –cuenta la escritora boliviana a Página/12–. El registro secuencial de la historieta fue mi primer taller literario, porque cuando dije ‘voy a escribir’, tendría unos doce años, lo que hice fue abrir una historieta, la recorté y cambié las historias. Aquí ya no va a decir: ‘Nippur llegó a Mesopotamia y el sol flotaba en el horizonte’. Aquí la que va a flotar es la luna. Una de las cosas más bellas que recuerdo de mi niñez es caminar de la mano de mi abuelo a la revistería, los dos hambrientos de libros. Mi abuelo, creyendo que eran novelas de pistoleros, compró El llano en llamas y Pedro Páramo. Yo leí eso y me explotó la cabeza, no podía dormir del miedo después de leer Pedro Páramo. Pero descubrí también que había otra forma de narrar el miedo que tenía que ver con un mundo que coexiste con lo real. Sé que en Juan Rulfo tengo una semilla importante de mis intereses góticos, como también en dos mujeres que me fascinan: Carson McCullers y Flannery O’Connor».

Aunque Rivero tiene más de una docena de libros publicados en Bolivia, 98 segundos sin sombra es el primero que se edita en Argentina. Algunos memoriosos evocarán el impactante cuento «Camas gemelas», incluido en la antología El futuro no es nuestro (Eterna Cadencia, 2009). La novela es tan magnífica que agarra por el pescuezo y los ojos a los lectores con la voz inolvidablemente desaforada, casi salvaje, de Genoveva Bravo Genovés, una adolescente de un pueblo del oriente boliviano llamado Therox –definido como «el Culo del Mundo» por la propia protagonista–, radicalmente alterado por la irrupción del neoliberalismo y el narcotráfico en los años 80. Genoveva, que estudia en un colegio de monjas, tiene un padre trotskista al que odia, una madre abnegada a la que no comprende, un hermano con síndrome de Down, una amiga anoréxica y una abuela esotérica al borde de la muerte. Con este cuadro de situación es comprensible que aborrezca con toda la fuerza de sus  «pensamientos asesinos» el mundo que le toca vivir. Por eso escribe un diario bajo el huracán de fantasías y temores que la asedian. «Padre no es como los otros padres, cancheros, orgullosos de sus niñas, casi enamorados. Padre es un señor que está aquí por accidente. Una vez, cuando yo era chica, Padre quiso suicidarse con la soga de la hamaca, pero la soga estaba podrida y terminó soltándose. Fue un desastre total», revela Genoveva. «Siempre he sabido que no soy la hija que Padre anhelaba, él quería un chico, y para lo que me importa. Hay que verlo cuando me acerco a poner la mesa o ayudar con las cosas de Nacho, ¡podría calcinarme con la mirada! No le deseo una muerte dolorosa, lenta, no es eso, bastaría con una soga en perfectas condiciones, estoy harta de que vivamos fingiendo. »

«Como la mayor parte de las cosas que escribo, empieza primero en la mente o en el corazón –subraya la escritora boliviana–. La novela la fui pensando durante mucho tiempo, era un relato que tenía muchas ganas de contar porque en Montero, que es el pueblo donde nací, me crié y estudié hasta la secundaria, atravesó un cambio muy violento en los años 80, cuando Bolivia entró brutalmente al neoliberalismo. El dolor social boliviano fue provocado por la llegada del neoliberalismo que trajo consigo la práctica del narcotráfico. Yo soy parte de esa generación que tuvo que comerse nuevas estéticas, hermosas estéticas que venían como relatos paralelos. La protagonista de 98 segundos sin sombra, la voz que fue creciendo en mi imaginación, necesitaba hacer catarsis. El sufrimiento fue experimentado desde una sensibilidad femenina; entonces yo tenía que ser leal a esa percepción, a ese estado de ánimo con el que pude ser testigo y parte de una generación que experimentó esa colisión brutal con otro modelo socioeconómico.»

Genoveva, hacia el final de la novela, siente compasión por ese padre que está siempre triste. Si hay algo que une a los dos, es que comparten el disgusto que les provoca el mundo en el que están viviendo. El padre no reacciona, no hace nada más que quejarse, en cambio ella pasa a la acción, ¿no?

Sí, en ese sentido es como una contraépica. Me parece muy acertado lo que señalás porque los discursos apasionados del padre en realidad los conocemos a través de la voz de Genoveva; no conocemos el discurso directo del padre y la pasión que puede haber ahí porque la única intérprete que tenemos al alcance es la voz desaforada de Genoveva. Me interesaba mostrar que todo discurso apasionado es un delirio y que Genoveva está viviendo un delirio como el que quizá vivió su padre cuando decidió irse a la guerrilla. Cada generación vive sus propios delirios. Genoveva, hacia el final, mira con compasión al padre. Lo que sucede es una reconciliación no generacional –no es posible porque ella sigue dentro de su delirio, de su edad–, pero sí una reconciliación existencial; es como repetir un poco la historia de la pasión con distinto guión. Pero es otra historia de pasión, de fe política, de utopía.

Genoveva sueña con irse al extranjero porque la realidad la asfixia. ¿Esta necesidad de salir del país fue algo generacional frente al desencanto por el neoliberalismo?

Sí, y curiosamente lo emparento con la era de la búsqueda espacial. Muchos de mis cuentos trabajan con el tema de lo espacial y en 98 segundos sin sombra también está esa ambición de otro mundo, de un Ganímedes, de una búsqueda estelar. El presidente que más recuerdo de los años 80 es Ronald Reagan. La palabra Reagan era tan fácil de decir como Coca-Cola. Este imaginario gringo llega a una sociedad muy mediterránea, que es la de mi pueblo, y genera un sentimiento paradójico: por un lado una sed tan grande de saber qué hay más allá, qué hay en esa modernidad tremenda que parece puro flash, que era la modernidad gringa que nos llegaba sólo por las noticias. Y por otro lado, un sentimiento tremendo de asfixia cuando la gente se comienza a dar cuenta de que la izquierda más clásica no sabe cómo cumplir con las demandas y los cambios prometidos. Entonces hay un terreno de cultivo perfecto para esa insatisfacción enorme y para la pulsión de irse, de buscar ese afuera desconocido, que ya sabemos que puede ser más decepcionante que seguir buscando adentro, ¿no? Pero mientras tanto, ese mundo de afuera es la tierra prometida.

En la novela tiene mucha importancia la música.  «La música define cómo ves la vida. Entra por los oídos pero modifica la vista», dice Genoveva, que es fan de Freddie Mercury. ¿Cómo explica esta centralidad que tiene la música?

Debe ser un síntoma de la gente de mi edad decir que ya la mejor música pasó (risas). Tiene que ver con esta llegada de algo que parece solo estética pero que es una hibridación, una contaminación violenta de otra sensibilidad. Cuando en los 80 se abre Bolivia a través de la tecnología que entonces había como la televisión por cable, se abre a productos como MTV. Esa música que siempre estuvo presente entra a raudales y marca a una generación; te inyecta otro imaginario. Por eso es que estos personajes necesitan de la música para expandir el mundo. Sin música sus mundos podrían ser más reducidos. Lo que hace la música es generar como pequeñas galaxias que abren ese mundo que de otro modo tiende a volverse el Culo del Mundo. Necesitan de estos discursos narrativos como los que te puede dar la promesa de una canción para poder vivir en mundos paralelos, porque si no es una asfixia total y te morís en el reduccionismo de algo predecible, de una sociedad con destinos parecidos para todos. Cuando aparecen estas canciones, lo que tiene el personaje son vías de escape, pero también relatos de su propia vida.

El título de la novela viene de una especie de juego de Genoveva e Inés con el sol y la sombra, cuando ellas intentan tragarse la sombra con los pies, una imagen poética muy potente. ¿Cómo llegó a este juego?

No puedo evitar pensar que hay una cosa transversal con mis cuentos, que tiene que ver, a lo Marcel Proust, con un paraíso perdido, un tiempo perdido, que es la infancia en los patios de antes, en las casas familiares. En estas infancias el sol inaugura el mundo cada día porque es un sol que te vuelve a revelar las cosas en ese pasado que para mí ya no existe, que es el mundo perdido. Esta escena de Genoveva es una impronta que me aparece siempre en muchos relatos bajo distintas modalidades: cómo la luz vuelve a hacerse como otro génesis, cómo el sol vuelve a fundar una realidad, un mundo, y es una nueva oportunidad de identidad. Este momento de completud de Genoveva viene de ahí, de esta fotografía que me acompaña como un esténcil existencial de lo que pienso que podría ser un mundo perfecto.

Aunque el pueblo de la novela se llama Therox, ¿se parece al Montero en donde nació y vivió?

Sí, se parece. Unas compañeras del colegio leyeron la novela y una de ellas, que es muy amiga mía hasta hoy, me dice: «Estoy tan sentida por el modo en que narraste a sor Rosita; la pintaste como una monja avara y tacaña y nunca fue así». Entonces le dije: «Pero esto es ficción, no es la realidad, no es un documento histórico, no es un reportaje, no es una biografía; es una novela, el personaje es tacaño y avaro porque así tiene que ser. O vos cuando fuiste a ver Superman, ¿te creíste que Superman volaba?». Esta amiga me dice: «Yo en la vida real no conozco a ningún hombre que vuele, en cambio sí conozco a sor Rosita» (risas). En esta novela hay un latido que tiene base no sé si decir en lo real, pero sí en la vida, en lo vital.

«La tristeza es hereditaria e incurable», afirma Genoveva. ¿Coincide?

Sí... En mi familia está la presencia dolorosa de la bipolaridad; es como un fantasma que acecha y te tiene alerta todo el tiempo viendo por qué lado vuelve a aparecer. El caso más cercano y el más evidente es el de mi hermano menor. Es una lucha constante contra este monstruo, porque es un monstruo a veces invencible. Esto ha generado otro tipo de familia, una transformación en cómo ves la vida y cómo te relacionás. Cuando estaba escribiendo la novela fue uno de los momentos más críticos, cuando la enfermedad se hace más terrible; entonces creo que la novela recibe ese influjo del delirio y la distorsión de la realidad. Por eso hay muchas frases que tienen que ver con cómo lidiamos con almas tan apasionadas, cuando la pasión se vuelve casi una enfermedad, cuando sos tan apasionado que es imposible no golpearte contra lo real. La tristeza es una pasión más tranquila, pasiva, pero tiene que ver con todo lo que se violenta hacia adentro. Esta es una violencia permanente con tus estructuras, con tu forma de ver la vida; por lo tanto es mutable, pero es incurable.

«La ira no es tan mala», se dice en 98 segundos sin sombra. La ira en la narración puede ser peligrosa si pierde el control de una con tanta rabia como la de Genoveva. ¿Cómo trabajó para que no se desmadrara?

Técnicamente fue un trabajo de corrección porque la novela era bastante más larga, entonces hubo una poda importante de zonas en que esa ira se había desbordado. Al final tuve la intuición de que ganaba más si me quedaba con las pulsiones del personaje y con un devenir hacia la fuga final. Caminar hacia esa fuga fue como el esqueleto que me permitió no extraviar al personaje en un exceso de rabia.

Clara Luz, la abuela de Genoveva, es la conexión que tiene la protagonista con «lo otro femenino de la tierra». ¿Cómo concibió a ese personaje?

Pensé mucho en mi propia abuela paterna. Quería una abuela revolucionaria, una abuela que transmitiera formas de transgresión. Los modelos de transgresión en el plano de lo sexual los aprende de su abuela. Y también los modelos paralelos de la fe porque la abuela es ecléctica: es rezadora pero también hace vudú y sabe prácticas que ayudan a soportar las injusticias de la vida.



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Danza / México: «El lago de los cisnes» cumple 40 años en el Bosque de Chapultepec

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Sylvie Reynaud y Sygmunt Szostak protagonizan El lago de los cisnes en la primera época de esa obra, montada por la Compañía Nacional de Danza en el escenario natural del lago del Bosque de Chapultepec. (Foto: Carlos Quezada/ cortesía de la CND. )

C iudad Juárez, Chihuahua. 24 de febrero de 2016. (RanchoNEWS).- Hace 40 años, la Compañía Nacional de Danza (CND) escenificó su primera temporada de El lago de los cisnes, que con coreografía original de Lev Ivanov y Marius Petipa se ha convertido en una tradición que cada año deleita al público en la isleta del lago menor del viejo Bosque de Chapultepec. Fabiola Palapa Quijas reporta para La Jornada.

Ahora del 25 de febrero al 20 de marzo la CND desarrollará la temporada 40 del ballet más famoso a escala mundial, del que hasta la fecha en México se han efectuado unas mil funciones con la participación de más de 500 bailarines.

Ese montaje es único en el país porque se desarrolla en un escenario natural, que con la música de Piotr Illich Chaikovsky crea una atmósfera de ensueño, protagonizada por el príncipe Sigfrido y la bella Odette, quienes son acompañados por la reina madre y su corte.

Salvador Vázquez Araujo, director de la CND de 1972 a 1982, tuvo la visión de montar la obra en ese lago del Bosque de Chapultepec, con la finalidad de atraer más público a la danza de puntas y, por qué no, también para admirar a las bailarinas que lograban una pose estilizada a la manera de un cisne.

Algunas de las intérpretes que han hecho el papel de Odette, el cisne blanco, y Odile, el cisne negro, son Laura Urdapilleta, Susana Benavidades, Sylvie Reynaud, Elena Carter, Diana Gaddy, Jacqueline Fuller, Irma Morales, Sandra Bárcenas, Isabel Avalos, Tihui Gutiérrez, Laura Morelos, Lorena Kesseler, Elisa Ramos y Carmen Segura, mientras los bailarines Sygmunt Szostak, Joe Wyatt, José Luis Zamorano, Ioan Farkas, Fernando Jones, Carlos López, Jaime Vargas, Raúl Fernández, Jorge Vega y Erik Rodríguez han dado vida al príncipe enamorado.

A cuatro décadas de la primera temporada, Laura Echeverría, quien participó en las primeras presentaciones en la isleta del lago del Bosque de Chapultepec, expresa a La Jornada que El lago de los cisnes surgió porque a Vázquez Araujo le interesaba «atraer personas que tenían miedo de pisar el Teatro del Palacio de Bellas Artes y que pudieran asistir con toda su familia; además, el boleto era superbarato, no recuerdo exactamente el precio pero era muy accesible».

Aprendizaje maravilloso

Echeverría, quien formó parte de la CND durante 36 años, rememora que los boletos para ver el ballet se podían adquirir en la isleta del lago, pero en una función fueron insuficientes y las personas entraron a la fuerza y empujaron a los guardias, lo que obligó a Salvador Vázquez a vender las entradas por conducto del Instituto Nacional de Bellas Artes.

Recuerda que la primera temporada fue en Semana Santa y duró pocos días. «Se armaron unos asientos para el público y el foro era blanco y negro. No había camerinos y nos vestíamos en el Teatro del Bosque, ahora Julio Castillo; ahí nos maquillábamos y vestíamos, luego nos subían al camión que nos trasladaba al lago y bajábamos corriendo porque había ratas, moscos; era impresionante, como una aventura. Al año siguiente se repitió la temporada y así poco a poco se ampliaron los días.

«Las personas lo disfrutaban mucho y lo soportaban muy bien porque no eran los cuatro actos, sólo se presentaba el segundo. Duraba 30 minutos; luego, junto con los maestros Jorge Cano y Carlos López ampliamos algunas partes del ballet y se incluyeron las escenas de la corte en las que participábamos los administrativos y hasta la secretaria la hacía de corte; era muy divertido. Después se hizo más grande el montaje y se invitó a la Compañía Nacional de Danza Folclórica de Nieves Paniagua».

Para la ex bailarina «fue un aprendizaje maravilloso El lago de los cisnes desde que tenía 20 años hasta que me retiré de la compañía. El ballet es como la Navidad, porque las personas comentan ‘ya viene el Lago, ya viene la primavera’ y es un espectáculo de muchas emociones».

El coreógrafo y ex bailarín de carácter de la CND, José Luis González, afirma que el Bosque de Chapultepec es el mejor escenario en el mundo donde se interpreta El lago de los cisnes y duda de que alguna compañía cuente con un espacio tan maravilloso.

 «La idea de Sánchez Araujo de llevar el ballet al Bosque de Chapultepec, donde las personas pueden verlo en un escenario natural, marcó el éxito de este clásico del repertorio de la compañía. Todos los años las temporadas tienen llenos totales y se mejora la iluminación, el vestuario y los bailarines enriquecen su técnica. El lago… cada año tiene más audiencia.»

Lidiar con el frío

La ex bailarina María del Mar Mazzaferro, quien formó parte de las filas de la agrupación, que actualmente es dirigida por un consejo artístico tras la renuncia de Laura Morelos, tiene gratos recuerdos del ballet, pues además de ser del cuerpo de baile le tocó dar vida a Odette.

 «Es uno de los papeles que han marcado mi carrera y poseo recuerdos maravillosos. Fue un trabajo de crecimiento personal, un lujo realizarlo con la CND, y estoy inmensamente agradecida».

Respecto de la experiencia de actuar en un escenario natural, Mazzaferro indica:  «Tienes que lidiar con el frío, la lluvia, y eso hace que la musculatura y el trabajo sea más complicado. Por exponerse al aire libre la musculatura sufre más, y aunque se padece un poco, uno hace lo que ama y esto se ve reflejado al final de la temporada y las personas lo disfrutan mucho».

La ex bailarina, quien actuó en El lago... durante 15 años, recuerda que las funciones eran de martes a domingo y sólo descansaban los lunes, con bailarines fijos y sin rotación de papeles.

Francisco Rojas, ex bailarín de la CND y fundador de la compañía de ballet contemporáneo Convexus, reconoce que El lago... es una tradición en el país y comparte que fue una experiencia inolvidable pertenecer a una agrupación que en su repertorio cuenta con este ballet creado en Moscú a finales del siglo XIX.

«Tengo recuerdos muy gratos de la compañía. Mis compañeros eran Jaime Vargas, Irma Morales, Raúl Fernández, Sandra Bárcenas. Fue una generación que me aportó mucho e inspiró, porque eran artistas con experiencia escénica que se notaba en la fuerza en sus interpretaciones.

«En todas las funciones se cautivaba al público y dejaba huella en cada asistente al Bosque de Chapultepec. En el segundo acto, mis compañeras eran unas guerreras porque es muy complicado bailar al aire libre; era una temporada difícil, pero se creaba una atmósfera mágica y por eso es un ballet único que pertenece al pueblo de México».

Rodrigo González, quien ha sido bailarín y maestro de la Compañía Nacional de Danza Folclórica de Nieves Paniagua, considera que Vázquez Araujo tuvo la visión de llevar a la CND a «un espacio maravilloso, como el lago del Bosque de Chapultepec, escenario natural que tiene un castillo real de fondo y accesible para todo público».

González expresa que incluir una voz en off durante el ballet es un acierto, pues a las personas que no conocen esa historia se les explica y esto contribuye a que la danza llegue a más público.

Es una delicia estar inmerso en el bosque. Cada día es una función distinta, a veces hay neblina por el frío, otros días se ven luciérnagas; la misma naturaleza brinda un escenario diferente, aunque con la lluvia se debe cancelar la función y se repone el martes siguiente, indica el coreógrafo.

La participación del grupo de Nieves Paniagua se inscribe en una especie de intercambio cultural para Rodrigo, pues muchos bailarines de folclor toman clases de técnica clásica y esto enriquece la danza tradicional mexicana.

Con motivo de la temporada 40, la CND anuncia que este 24 de febrero el Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro lanza un boleto conmemorativo y la Lotería Nacional emitirá un billete con el cartel de El lago de los cisnes para su sorteo del 4 de marzo, a las 20 horas.

El lago..., que en su temporada 40 tendrá será protagonizado por Alejandro Mendoza y Greta Elizondo, se realizará en la isleta del lago menor del Bosque de Chapultepec, del 25 de febrero al 20 de marzo, de miércoles a domingo a las 20 horas. Venta de boletos en taquillas del Centro Cultural del Bosque, el Palacio de Bellas Artes y el sistema Ticketmaster.



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martes, febrero 23, 2016

Fotoperiodismo / Javier Torres: «Power Peralta»

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Chile 23/02/2016.- Chilean dance group Power Peralta performs during the opening of the Viña del Mar song festival in Viña del Mar.



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Medios / Inglaterra: Nace The New Day, el primer periódico de GB en 30 años

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Big Ben, uno de los símbolos de Gran Bretaña. (Foto: Reuters)

C iudad Juárez, Chihuahua. 22 de febrero de 2016. (RanchoNEWS).- Una editorial británica anunció el lunes que lanzará el primer periódico nacional en 30 años, una medida que parece contrarrestar la tendencia declinante del periodismo impreso en la era electrónica, informa desde Londres la agencia AP.

Trinity Mirror dijo que sigue habiendo interés en las versiones impresas y que The New Day, como se llamará el nuevo periódico, se distinguirá del resto porque será políticamente neutral y sin una sección de editoriales ni artículos de opinión.

Será un medio independiente del Daily Mirror, uno de los tabloides nacionales de mayor venta, agregó la compañía.

Alison Phillips, que dirigirá el periódico, declaró: «presentaremos los hechos tales como son» porque a los lectores no les agrada que les digan qué deben opinar.

«La mayoría de la gente, y hemos hablado con miles de lectores durante el último año, sólo desean 30 minutos, sólo tienen 30 minutos, por estar cortos de tiempo», agregó la directiva.

El periódico saldrá a la venta la semana próxima. Tendrá presencia en los medios sociales, pero no un cibersitio.

El periódico Independent, fundado en 1986, dijo este mes que publicará su última edición impresa en marzo y que cambia a formato exclusivamente digital. Al igual que otros periódicos ha visto reducir drásticamente su circulación.

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Noticias / Italia: Miles de personas despiden a Umberto Eco

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El féretro con los restos del autor. (Foto: AFP)

C iudad Juárez, Chihuahua. 23 de febrero de 2016. (RanchoNEWS).- Miles de personas participaron este martes en los funerales del escritor italiano, Umberto Eco, quien falleció el viernes pasado a los 84 años de edad, celebrados en el Castillo Sforzesco de Milán, su ciudad de adopción, informa desde Roma la agencia Notimex.

Cubierto con flores amarillas y blancas, el féretro con los restos del autor de novelas como El nombre de la rosa o El péndulo de Foucault arribó al patio del castillo, situado a pocas cuadras de la residencia del también filósofo y semiólogo.

Desde temprana hora miles de personas hicieron fila para poder dar el último adiós al maestro, que dejó instrucciones para que sus exequias tuvieran un carácter estrictamente laico.

Entre los primeros en llegar estuvieron el actor y cineasta Roberto Benigni, así como las editoras Inge Feltrinelli, Elisabetta Sgarbi y Moni Ovadia, además del alcade de Milán, Giuliano Pisapia, el ministro de Bienes Culturales, Dario Franceschini y la de Educación, Stefania Giannini.

La viuda de Eco, Renate Ramge, eligió que fuera tocada la sonata La follia, de Arcangelo Corelli, uno de los temas musicales preferidos del autor de Baudolino.

Al lado del ataúd fue colocada la toga de Eco, que durante 41 años fue profesor de la Universidad de Bolonia y también enseñó en instituciones de todo el mundo.

Uno de los momentos más emocionantes del acto fue la lectura de una carta de adiós por parte de Emanuele, uno de los tres nietos del escritor, que le agradeció por los libros y la música que le hizo conocer, los viajes que realizaron juntos o los cuentos que le narró.

En los funerales también estuvieron presentes amigos de la juventud de Eco, rectores de universidades, músicos y escritores.

«Era un hombre supremo y completo, cuya grandeza aún la debemos comprender», dijo la editora Elisabetta Sgarbi, que confirmó que el próximo fin de semana será publicado el último libro de Eco, titulado en italiano Pape Satpan Aleppe y que incluye una serie de ensayos sobre temas de actualidad.

Por su parte, el municipio milanés anunció que ha sido reservado para el escritor un lugar en el Cementerio Monumental, donde son recordados los personajes más importantes de la ciudad.

Nacido en Alessandria, en la norteña región de Piemonte, el 5 de enero de 1932, Eco falleció de cáncer el viernes pasado.

Escribió numerosas obras de filosofía, historia medieval, comunicación, semiótica, estética y lingüística, además de siete novelas, la más famosa de las cuales fue El nombre de la rosa, de 1980, llevada al cine por el director Jean Jacques Anaud.

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Cine / Cineteca Nacional extensión Ciudad Juárez, programación del 18 al 29 de Febrero 2016

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C iudad Juárez, Chihuahua. 17 de febrero de 2016. (RanchoNEWS).- La Cineteca Nacional extensión Juárez en ésta ocasión presenta el Ciclo del Director David Lynch.  Lynch es un director que ha experimentado con personajes, historias y propuestas, artista polifacético que realiza también una carrera en la pintura, entra al mundo del cine en la década de los setenta con una beca del American Film Institute con una cinta experimental, Cabeza Borradora, que no pudo completar hasta 1977. Este trabajo fue conocido por Mel Brooks, quien le considero para dirigir el largometraje que se disponía a producir, El hombre elefante, que relata la historia real de John Merrick, afectado por una neurofibromatosis múltiple que lo convertía en un ser deforme, pero de nobles sentimientos esta película fue nominada al Oscar en 8 categorías y forma parte de este ciclo, muy recomendable para las nuevas generaciones, por ser una historia de gran valor humano y belleza visual, que colocó a Lynch como uno de los mejores directores de Estados Unidos. 

 En este ciclo incluimos también la película Dune que a lo largo de los años se ha convertido en una película de Culto de la Ciencia Ficción, y que en originalmente fue asignada al Chileno Alejandro Jodorowsky, y que se realizó hasta que David Lynch asumió la estafeta de este proyecto que fue filmado en varios escenarios en México incluyendo escenas exteriores en las dunas de Samalayuca.


Este director incursiona con éxito en el cine negro con su película Terciopelo Azul, donde maneja los claro oscuros del deseo, y cerramos el ciclo con la película del año 2001 Sueños misterios y secretos, una película que demuestra toda la capacidad de sorprender al publico que tiene Lynch. 

Su cine es sumamente preciado en los festivales mundiales ya que toca temas profundos y tienen una estética visual muy impactante. 

Nota importante por la duración de las películas del día 21 en delante solo habrá una sola función a las 6 de la tarde.

Terciopelo Azul (Blue Velvet)

Se exhibe los días 18, 19 y 20 de febrero funciones 6:00 y 8:10 P.M.

País: EUA 1985
Clasificación: C
Duración: 120 min
Director: David Lynch
Guión: David Lynch
Música: Angelo Badalamenti
Fotografía: Frederick Elmes
Reparto: Kyle MacLachlan, Isabella Rossellini, Dennis Hopper, Laura Dern, Dean Stockwell, George Dickerson, Jack Nance, Hope Lange, Brad Dourif, Priscilla Pointer, Frances Bay
Productora: De Laurentiis Entertainment Group (DEG)
Género: Intriga. Cine negro. Drama | Neo-noir. Thriller psicológico. Película de culto. Cine independiente USA

Sinopsis:
Una mañana, Jeffrey Beaumont (Kyle MacLachlan), después de visitar a su padre en el hospital, encuentra entre unos arbustos una oreja humana. La guarda en una bolsa de papel y la lleva a la comisaría de policía, donde le atiende el detective Williams (George Dickerson), que es vecino suyo. Comienza así una misteriosa intriga que desvelará extraños sucesos acontecidos en una pequeña localidad de Carolina del Norte.

Premios y Nominaciones

1986: Nominada al Oscar: Mejor director (David Lynch)
1986: Festival de Cine Fantástico de Sitges: Mejor película, fotografía
1986: Círculo de Críticos de Nueva York: 3 Nominaciones

Ve el trailer en https://www.youtube.com/watch?v=SECSDOK58Vc


Dunas

Se exhibe los días 21, 22,23 y 24 de febrero función Única 6 P.M.

País: EUA 1984
Clasificación: B
Duración: 145 min
Director: David Lynch
Guión: David Lynch (Novela: Frank Herbert)
Música: Toto, Brian Eno
Fotografía: Freddie Francis
Reparto: Kyle MacLachlan, Francesca Annis, Jürgen Prochnow, Patrick Stewart, Kenneth McMillan, Sting, Max von Sydow, Sean Young, Virginia Madsen, Brad Dourif, Siân Phillips, José Ferrer, Everett McGill, Dean Stockwell, Freddie Jones, Alicia Witt, Richard Jordan, Jack Nance, Linda Hunt, Silvana Mangano y Ernesto Laguardia
Productora: Universal Pictures. Productor: Raffaella De Laurentiis
Género: Ciencia ficción. Fantástico | Extraterrestres. Película de culto. Aventura espacial

Sinopsis:
Por orden imperial, la familia Atreides debe hacerse cargo de la explotacion del desértico planeta Arrakis, también llamado Dune. Es el único planeta donde se encuentra la especia, una potente droga que es indispensable para los vuelos espaciales. Antes el planeta había sido gobernado por los Harkonen, cuyo despotismo había dejado una huella indeleble en la población. Cuando, con el beneplácito del emperador, los Harkonen atacan el planeta para recuperar el poder perdido, Paul, el hijo del duque Leto Atreides, tiene que huir al desierto. Allí, además de afrontar múltiples peligros, se le presenta una oportunidad de derrocar a los Harkonen.

Premios y Nominaciones

1984: Nominada al Oscar: Mejor sonido.

Ve el Trailer en https://www.youtube.com/watch?v=WHh8dzxTSNw


El hombre elefante (The Elephant Man)

Se exhibe los días 25, 26,27 y 28 de febrero función Única 6:00  P.M.

País: Reino Unido- EUA 1980
Clasificación: B
Duración: 130 min
Formato: B&N
Duración: 130 min.
Dirección: David Lynch
Producción: Mel Brooks, Stuart Cornfeld y Jonathan Sanger
Guión: David Lynch, Christopher De Vore y Eric Bergren
Fotografía: Freddie Francis
Música: John Morris
Intérpretes: Anthony Hopkins (Dr. Frederick Treves), John Hurt (John Merrick), Anne Bancroft (Mrs. Kendal), John Gielgud (Carr Gomm), Freddie Jones (Bytes), John Standing (Dr. Fox).

Sinopsis:
John Merrick es severamente deformado al nacer por una extraña enfermedad. Su cara, groseramente desfigurada, muestra los rasgos de un elefante. Atrapado en un espectáculo ambulante de criaturas deformes, Merrick sufre el tormento de ser un desecho de la sociedad hasta que un joven cirujano, el doctor Frederick Treves le rescata. A medida que el enternecedor relato se va desarrollando, Treves descubre que tras la monstruosa fachada de Merrick yace un hombre amable y apacible.

Premios y Nominaciones

1981: Premios César: Mejor película extranjera
1980: 8 Nominaciones al Oscar, incluyendo actor (Hurt) y director
1980: Globos de Oro: 4 nominaciones, incluyendo mejor película - Drama
1980: BAFTA: Mejor película

Ve el trailer en https://www.youtube.com/watch?v=KDmlRIGSDqQ


Sueños Misterios y Secretos (Mulholland Drive)

Se exhibe el día 29 de febrero función Única 6:00 P.M.

Pais: EUA-Francia 2001
Clasificación: C
Duración: 145 min
Dirección: David Lynch
Producción: Mary Sweeney, Alain Sarde, Neal Edelstein, Michael Polaire
Guión: David Lynch
Fotografía: Peter Deming
Música: Angelo Badalamenti, David Lynch y John Neff
Género: Thriller
Intérpretes: Naomi Watts (Betty Elms/Diane Selwyn), Justin Theroux (Adam Kesher), Laura Harring (Rita/Camilla Rhodes), Ann Miller (Catherine 'Coco' Lenoix), Monty Montgomery (Cowboy), Michael J. Anderson (Mr. Roque), Mark Pellegrino (Joe Messing), Angelo Badalamenti (Luigi Castigliane), Dan Hedaya (Vincenzo Castigliane), Patrick Fischler (Dan), Michael Cooke (Herb), Chad Everett (Jimmy Katz), Johanna Stein (Mujer del nº12), Lee Grant (Louise Bonner), Scott Coffey (Wilkins), Jeanne Bates (Irene), Melissa George (Camilla Rhodes)

Sinopsis:
Una joven alegre, frágil y algo ingenua, Betty (Naomi Watts), llega a Los Ángeles dispuesta a ser una gran actriz y se aloja en el apartamento prestado por su tía. Allí se encontrará con Rita (Laura Elena Harring), una mujer amnésica, única superviviente de un accidente en la carretera de Mulholland Drive. En la misma ciudad, un egocéntrico director de cine ve cómo tiene que someterse a los productores de su película, que le imponen a la protagonista. Las tres tramas se entrecruzarán misteriosa y oscuramente en búsqueda de su identidad perdida, con personajes que se debaten entre el amor y la muerte, entre el éxito y el fracaso.

Premios y Nominaciones

2001: Oscar: Nominada a Mejor dirección./2001: Globos de Oro: 4 nominaciones: Mejor Película, director, guión y BSO/ 2001: BAFTA: Mejor montaje. Nominada a mejor música banda sonora/ 2001: Cesar: Mejor película extranjera /2001: Festival de Cannes: Mejor Director (David Lynch). 2 nominaciones/ 2001: Festival de Toronto: Mejor director/ 2001: Festival de Sitges: Nominada a Mejor película/ 2001: Círculo de Críticos de Nueva York: Mejor Película. 4 nominaciones./ 2001: Círculo de Críticos de Chicago: Mejor película, director, actriz. 5 nominaciones/ 2001: Asociación de Críticos de Los Angeles: Mejor director/ 2001: National Board of Review: Mejor actriz (Naomi Watts)/ 2001: Independent Spirit Awards: Mejor fotografía./ 2001: American Film Institute (AFI): Top 10 - Mejores películas del año/ 2001: Critics' Choice Awards: Nominada a mejor película/ 2001: Asociación de Críticos de Chicago: Mejor película, director y actriz (Watts).

Ve el trailer en https://www.youtube.com/watch?v=lrMVNWbBgao

Nota: Esta programación puede estar sujeta a cambios sin previo aviso.


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Cine / Alemania: La Berlinale desafía al tiempo

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A Lullaby to the Sorrowful Mystery de Lav Díaz. (Foto: Archivo)

C iudad Juárez, Chihuahua. 22 de febrero de 2016. (RanchoNEWS).- Más allá de la inevitable relevancia mediática del palmarés, la 66ª edición del festival de Berlín será recordada por la valiente decisión de incluir en la sección oficial A Lullaby to the Sorrowful Mystery, nuevo film de Lav Díaz que impulsó un giro radical al rumbo que hasta entonces estaba manteniendo el certamen. El 18 de febrero, día de su proyección, permanecerá como una fecha señalada en la historia de la Berlinale, la jornada en la que un evento caracterizado en los últimos años por su conservadurismo, se atrevió a dar un arriesgado paso, abriendo su puerta más distinguida al cine sublime y radical.  Una nota de Javier H. Estrada para El Cultural.

La película se sitúa a finales del siglo XIX, período en el que los españoles seguían controlando Filipinas. Los colonizadores ejecutan al escritor y gran héroe nacional José Rizal. Su relevo lo toma Andrés Bonifacio, propulsor de la revolución que estaba destinada a liberar definitivamente a las islas. El proceso se frustra no tanto por la opresión española como por las rivalidades internas de la insurgencia. Los egos, el afán de poder y la falta de cohesión llevan a la desaparición de Bonifacio. Todos lo dan por muerto. Su mujer, Gregoria de Jesús, se lanza a la búsqueda del cuerpo en plena selva, espacio salvaje y místico en el que conviven sectas cristianas, la naturaleza indomable y un imaginario ancestral que se materializa en criaturas mitológicas. A lo largo de sus 8 horas de duración, A Lullaby to the Sorrowful Mystery desarrolla con una profundidad insólita emociones humanas desgarradas, de la culpa al desarraigo, de la traición a la incapacidad de aceptar la pérdida del compañero. Como es habitual, Diaz compone una estética esplendorosa mediante un blanco y negro que resalta el sufrimiento de los rostros y amplifica la voluptuosidad del paisaje. Su película es una vez más un desafío a la noción convencional del tiempo cinematográfico, y también a la relación del hombre con su pasado.

Evaluando el nivel de la sección oficial, es inevitable concluir que la competición estaba formada por Lav Diaz y 17 directores más, separados del creador filipino por un abismo. Y sin embargo, hubo un buen número de obras excelentes. Sin ir más lejos la ganadora del León de Oro, Fuocoammare, documental de Gianfranco Rosi que aúna admirablemente un tema de actualidad ineludible con una visión artística absolutamente personal. Esta vez el realizador italiano se desplaza hasta Lampedusa para ofrecer su particular visión de una isla que ha sido objeto de innumerables películas en los últimos años. A diferencia del resto, Fuocoammare no se limita a registrar el aislamiento de los lampedusianos y la tragedia de los refugiados que recalan allí escapando de la guerra. Rosi busca vida entre las cenizas, y lo que encuentra son focos de resistencia cargados de estoicismo e inocencia. Al igual que en su anterior trabajo, Sacro GRA (2013), la estructura bascula entre varios grupos de personas, siguiendo una estrategia más cercana al relato literario que al documental convencional. El juego, la fábula y el poder de la imaginación emergen de esa realidad devastadora que cuentan los medios masivos. La película huye de lo informativo para adentrarse en el alma del lugar, prefiere visualizar las ilusiones de la infancia, los secretos del océano observados por un pescador, las vidas que se esconden en el vientre de una joven refugiada futura madre de gemelos, el espíritu lúdico de los emigrantes que organizan un mundial de fútbol defendiendo cada uno los colores de sus castigados países. Mientras las televisiones reducen Lampedusa al lamento y el relato del horror, Rosi opta por el humor y la complicidad sin esquivar la gravedad de la situación. Por eso mismo su película perdurará más allá de las crisis migratorias y las injusticias sociales y políticas.

El dilema entre el inmovilismo y la reinvención en tiempos turbulentos se encuentra en el fondo de L' avenir, largometraje de Mia Hansen-Løve que recibió el Oso de Plata a la mejor dirección. La férrea estabilidad de una profesora de filosofía interpretada por Isabelle Huppert, prototipo de la burguesía francesa que disimula su marcado conservadurismo bajo el disfraz de la alta cultura, observa desde la impotencia cómo los cimientos de su existencia se van hundiendo uno tras otro. El film habla sobre la inutilidad de protegerse tras la teoría en un mundo que muta a cada instante. Al asomarse a un personaje maduro, Hansen-Løve logra su obra más sólida hasta la fecha, aunque a la vez algo de frescura parece haberse quedado en el camino. Obligada por las características de su personaje principal, la directora recurre en exceso a la teatralidad y la referencia intelectual, planteando una vez más las dicotomías burguesía/revolución y pensamiento/acción sin aportar un discurso original. Viejos conflictos tratados con un enfoque igualmente añejo.

Mucho menos previsible resultó A Dragon Arrives!, comedia de tintes absurdos realizada por Mani Haghighi. La acción se sitúa en una isla del Golfo Pérsico en los tiempos del Shah. Un detective se desplaza hasta allí acompañado por un geólogo y un ingeniero de sonido para investigar el suicidio de un preso político. Los tres hombres llegados de Teherán colisionan con las tradiciones del Irán profundo, provocando la furia de la tierra y dando paso a lo sobrenatural. Haghighi compone un apasionante pastiche de géneros fusionando el film noir de serie B, la ciencia ficción y el documental, tiñendo el conjunto con humor surrealista. A Dragon Arrives! habla sobre la confusión que se vivía en el Irán de mediados de los 60. Un país cuya pose occidental escondía un clima político altamente represivo que estaba abocado a estallar.

La noción libre y fantasiosa de la Historia aplicada por Haghighi contrasta con la solemnidad de Danis Tanovic en Death in Sarajevo, galardonada con el Premio Especial del Jurado. El director bosnio emprende de nuevo una ambiciosa radiografía del pasado y el presente de los Balcanes, en esta ocasión partiendo de una obra teatral de Bernard-Henri Levy. Su único escenario es el lujoso Hotel Europa, microcosmos de los desencuentros de la región integrado por individuos de identidades y clases extremadamente diversas. Tanovic consigue eludir el tono teatral que le sirvió como punto de partida pero su enfoque pretende englobar un magma tan complejo que termina por sucumbir al reduccionismo. Como en obras anteriores, queda demasiado patente su intención de erigirse en el relevo de Emir Kusturica como gran narrador de las contradicciones de la ex Yugoslavia.

La última edición de la Berlinale ha demostrado, sobre todo a través de las creaciones de Diaz, Rosi y Haghighi, que para comprender la realidad es necesario oxigenarse con puntuales dosis de fantasía. Las obras más innovadoras del festival han mantenido que el cine seguirá evolucionando mientras preserve su inocencia y por lo tanto continúe siendo cautivo del misterio.


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Fotografía / España: Raúl Cancio, medio siglo detrás de una cámara

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Retrato de Salvador Dalí, realizado en 1966.  (Foto: Raúl Cancio)

C iudad Juárez, Chihuahua. 23 de febrero de 2016. (RanchoNEWS).- Cada una de sus miradas a través del objetivo encierra un instante de vida, alguno muy especial. Con cada disparo, el fotógrafo Raúl Cancio (Madrid, 1943) ha robado lo que ha podido a sus personajes, momentos plasmados en una imagen que no pasa desapercibida. Cada instantánea publicada en los periódicos en los que ha trabajado tiene una historia que Cancio hace grande cuando la relata. Acaba de publicar Objetivo Raúl Cancio (EL PAÍS Libros), una antología, coordinada por el periodista de este diario Álex Grijelmo, de las mejores imágenes de quien fuese redactor jefe de fotografía de EL PAÍS y subdirector de As, acompañadas por textos de redactores de ambos periódicos. Aurora Intxausti reporta desde Madrid para El País.

Las 60 obras seleccionadas muestran la evolución de España a lo largo de tres décadas.

Cancio comenzó a trabajar en el vespertino Pueblo en 1963, donde fue ya redactor jefe, y pasó luego a El Imparcial. En 1980, se incorporó a EL PAÍS y desde entonces ha trabajado en el Grupo PRISA. En este periódico fue también redactor jefe; en 1996 pasó como subdirector a As y luego regresó al rotativo de información general. Hoy sigue impartiendo clase en la Escuela de EL PAÍS-UAM.

Aficionado al fútbol y a los toros, recalca que la mayoría de las imágenes del volumen le han dado días de gloria. «Para cualquier periodista, que su trabajo vaya en la portada de un periódico es un triunfo. Muchas de esas fotografías han ido en la primera página y encierran una parcelita de mi vida», dice. Siempre ha trabajado en lo que le gustaba y ve grandioso haber sido fotógrafo de prensa.

«Este trabajo me ha permitido ilustrarme y enseñarme. He tenido cerca a personajes de la política, de la cultura, de los deportes, que te van enseñando, y de todo se aprende, si quieres aprender. Algunos, siempre los más inteligentes, suelen ser los más modestos», agrega.

Cancio considera dos de los retratos incluidos en el libro como sus favoritos: el de la escritora Doris Lessing que tomó en 1983 y el del pintor Salvador Dalí, de 1966. «La primera me reconforta por la paz y la tranquilidad que transmite». ¿Y la de Dalí? «Dios mío. Dalí. Fuimos Juan Luis Cebrián y yo. Tenía 23 años, y qué acojone sentía cuando te miraba con esos ojos que casi se salían de las órbitas y movía el bigote», rememora sin dejar de sonreír. «Recuerdo que solo realicé 12 disparos con la cámara y me fui. Cuando la revelé y vi lo impactante de su mirada me pareció brutal. ¡Qué profundidad! En esa docena de disparos pillé a Dalí. Es él en estado puro. Aquello fue un duelo, él con los ojos y yo con la cámara. Y creo que le gané».

Imágenes de fútbol

Si los retratos resultan impactantes, no lo son menos sus miles de fotos en campos de fútbol. El Real Madrid forma parte de su universo vital. «Los futbolistas de mis fotos tienen poco que ver con los de ahora», opina.

Con su cámara estuvo en cuatro mundiales, cuatro copas de Europa y tres Juegos Olímpicos. Le cuesta seleccionar sus mejores imágenes de este género y habla de una en la que el jugador parece que se sale del marco. «Creía que Carlos Santillana [delantero madridista] se iba del negativo, subía y subía. Hugo Sánchez y Butragueño me dieron muchas portadas, y hay otra de Iribar, portero del Athletic, en San Mamés, contemplado por 3.500 aficionados en la que se puede distinguir la cara de todos ellos. Había ocho mujeres».

Con tristeza recuerda la exclusiva del accidente mortal del baloncestista blanco Fernando Martín en 1989: «Iba al campo del Atlético de Madrid y vi un accidente. Me bajé y disparé la cámara sin saber quién era. Era mi amigo y fui incapaz de reconocerle».


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