Rancho Las Voces: 2014
Para Cultura, el presupuesto federal más bajo desde su creación / 19

lunes, diciembre 29, 2014

Música / México: Brodsky Quartet a sus 40 años siguen fusionando el Rock y el Clásico

.
Con Los Beatles grabaron la clásica «Eleanor Rigby» () (Foto: Cortesía Brodsky Quartet)

C iudad Juárez, Chihuahua. 28 de diciembre de 2014. (RanchoNEWS).- Lo que comenzó en el Reino Unido como una sencilla amistad juvenil culminó en un cuarteto de cuerdas con paso itinerante a escala internacional. Su historia se escribe desde hace más de 40 años y México ha recibido su música en diferentes momentos y escenarios. Brodsky Quartet avizora su futuro buscando nuevas generaciones de escuchas en este país y otros puntos del orbe. Reporta desde la ciudad de México para Milenio Miriam Canales.

No tienen el estatus ni el reconocimiento de los longevos rockstars británicos. Sin embargo, su trayectoria ha sido extensa y prolífica, y sin alcanzar sus niveles de fama y delirio, son contemporáneos de bandas como Pink Floyd, Led Zeppelin o The Who. Conformado por Paul Cassidy (viola), Ian Belton y Daniel Rowland (violines), y Jacqueline Thomas (cello), comparten afinidades pese a la discrepancia generacionales de sus integrantes. Solo Belton y Thomas permanecen como miembros primigenios. Cassidy se unió en 1982 y Rowland en 2007 en un lugar ocupado por antecesores como Alexander Robertson, Andrew Haveron y Michael Thomas, hermano de Jacqueline. Juntos han conocido los altibajos de la industria musical y el paso de otros miembros provisionales.

En el pueblo de Middlesbrough, al norte de Inglaterra, se dio su génesis en 1972. Adoptaron su nombre del músico Adolph Brodsky y comenzaron interpretando a Shostakóvich cuando sus discos no eran tan accesibles y se mantenía en un perfil bajo por aquellos años. A diferencia de otros cuartetos, ellos, para sentirse más libres y que su público tenga una mejor óptica, optan por tocar de pie en sus recitales.

Dentro de sus trabajos más comerciales destacan haber acompañado la voz de Elvis Costello para su LP The Juliette Letters (1991), con quien han mantenido una amistad desde entonces ya reflejada en otras colaboraciones. Temas como «Taking my life in your hands» y «I almost had a weakness» son algunas de estas referencias. Sus cuerdas han aderezado a otros artistas más populares como Björk en el álbum Björk at the Union Chapel (2000), grabado en vivo; sus hits de los noventa como «Hyperballad», «Bachelorette» o «Possibly Maybe» se presentan en una nueva faceta más acústica, con menos sofisticación en los arreglos y exenta de beats electrónicos que distinguen la música de esta cantante islandesa. Mientras que Paul McCartney los ha incorporado en canciones de Los Beatles como «Eleanor Rigby».

Durante una rueda de prensa en Morelia, Paul Cassidy y Jacqueline Thomas señalan: «La audiencia es mucho más abierta que antes para estas fusiones de rock y música clásica. Es casi el mismo estilo; los músicos están más abiertos también. Es posible tocar diferentes géneros, incluso si no se habla el mismo lenguaje. Todo combina y se ajusta de manera adecuada, hasta los festivales se aventuran más a incluir esto. No olvidemos que Béla Bartók tocó con Benny Goodman. Hubo otras colaboraciones en el pasado en que Mozart y Beethoven eran las estrellas del rock de su época».

Según el punto de vista de Daniel Rowland: «Ellos eran rockstars de su época. Liszt fue como un dios del rock en su momento. Schubert estaba maravillado cuando escuchó a Paganini, ahí descubrió su fantasía por el violín, casi imposible de tocar, solo por haberlo escuchado una vez». El cuarteto manifiesta no tener entre sus planes próximos un nuevo disco con algún otro cantante de rock.

Los vaivenes de la escena musical afectan a sus intérpretes y Rowland lo relata en su propia experiencia binacional como británico-holandés: «Holanda fue un paraíso musical en la década de los 80-90. Era fantástico. Había mucho dinero para la música hasta que las crisis económicas la acabaron. Tuvimos un gobierno terrible, la industria musical fue recortada. En cambio, en Inglaterra, los políticos se preguntan por qué la cultura es importante. Es tan importante como ser taxista». A sus 37 años es el integrante más joven del cuarteto y prefiere escuchar tangos de Astor Piazolla en vez de rock.

Es conocido que algunas bandas noveles de rock provenientes de Gran Bretaña han tenido dificultades económicas para sostener sus proyectos. Como narra una crónica de la revista Vice llamada: «Los grupos más exitosos de Inglaterra tienen trabajos como tú». Los músicos ejercen un empleo adicional para mantenerse y así lograr un equilibrio entre el dinero y la música, por cierto cada vez menos rentable en discos. A pregunta expresa de si esta situación también perjudica a la música clásica, Daniel opina: «Para ser del todo honesto, tengo una buena vida. Yo no necesito combinar otras actividades. Tengo mucha suerte, pero puede ser difícil. No toda la gente está en la misma situación. Yo vivo entre Ámsterdam y Londres y viajo mucho por toda Europa. Londres es una ciudad muy loca».

La historia personal de Rowland se remite a una educación musical desde la infancia, cuando comenzó a tocar el violín a los cinco años. Su padre, de origen británico, también fungió como músico profesional hasta que falleció. Aunque Daniel nació en Holanda, su vida actual transcurre entre Londres y Ámsterdam cuya escena le resulta más familiar. Se unió al Brodsky Quartet en 2007 por recomendación de un amigo que tiene en común con Ian Belton.

A pesar de la distancia en edades que los separa del resto de los integrantes, ha demostrado tener ímpetu y pasión para ganarse un lugar. Esta última cualidad la considera superior al talento. «Eso es completamente importante, sin entusiasmo, verdaderos sentimientos o comunicación real, nada se logra». Para él, lo que más necesita un intérprete novel es practicar y practicar todo el tiempo. En Oaxaca descubrió algunos talentos interesantes en cursos que impartieron por aquella ciudad.

En su última visita a México, Brodsky Quartet ofreció diversos conciertos, conferencias y una master class en ciudades como el Distrito Federal, Oaxaca y Morelia, donde interpretaron a Bach, Kraggerud, Beethoven y Béla Bartók.

Al paso de los años su música no ha perdido lozanía y esperan mantener firmes sus cuerdas para seguir armonizando al mundo ya sea mediante fusiones de rock o música clásica.



REGRESAR A LA REVISTA

martes, diciembre 23, 2014

Fotoperiodismo / W Hwee Young: «The Remaking of Humanity»

.




China 12/20/2014.- Chinese dancers perform during a rehearsal of modern dance performance The Remaking of Humanity at the National Center of Performing Arts in Beijing. The dance is choreographed and performed by Chinese dancer Zhao Liang and is part of a program to develop emerging young dance talents. 


REGRESAR A LA REVISTA

Fotoperiodismo / Rajesh Kumar Singh:«Warm bondfire»

.





India 12/21/2014.-Indian men warm their hands near a bonfire on a cold and foggy morning in Allahabad. Intense cold wave continues unabated in north India with fog disrupting traffic movements at several places.




REGRESAR A LA REVISTA

Literatura / Entrevista a Gabriela Wiener

.
La escritora.  (Foto: Daniel Mordzinski)

C iudad Juárez, Chihuahua. 23 de diciembre de 2014. (RanchoNEWS).- Gabriela Wiener llegó a Barcelona desde Perú hace 10, 11 años. Estudió o hizo como que estudiaba, trabajó, se divirtió aparentemente más que la media, escribió Sexografías (Melusina) en 2008, hizo periodismo bueno y periodismo rutinario, tuvo una hija, publicó Nueve lunas en 2009 (Mondadori), se trasladó a Madrid con su familia y le cayeron 10 años encima como nos han caído a todos. Y entonces, presentó su primer libro de poemas (Ejercicios para el endurecimiento del espíritu, editado por La Bella Varsovia), al que seguirá, ya el año que viene, Llamada perdida (Malpaso), un conjunto de apuntes autobiográficos que parecen el contrapunto sombrío de los reportajes salvajes de Sexografías. Luis Alemany la entrevista para El Mundo:

«Normalmente mis libros me vuelven más loca. Están muy lejos de ser libros terapéuticos. Al acabar de montarlos de pronto me veo y me asusto de lo enferma que estoy. Que se lean, por si fuera poco, me genera un montón de fantasmas. Me temo siempre lo peor. Este libro en particular es un libro sobre mis delirios y patologías, sobre miedos y complejos, sobre todo tipo de pérdidas. Puedo contar un secreto estúpido como mi obsesión por el número 11, o narrar el día en que hablé con mi hija de la reencarnación mientras le mataba los piojos o hacer una larga lista de todo lo que no me gusta de mi cuerpo y una muy corta de todo lo que me gusta de mí, por ejemplo que desnuda me veo como una nativa amazónica a punto de ser capturada y que eso da morbo, morbo colonial. Las cosas que se me ocurren son de este tipo, nada tienen que ver con sentirse mejor». Entre un libro y otro, Gabriela Winer contesta a las preguntas de ELMUNDO.es en un correo electrónico.

Se me ocurría pensar que el centro de Llamada perdida es el relato de la época en la que vivías en un trío con tu marido y otra mujer, pero da rabia pensarlo así, parece que lo que ocurre es que tenemos en la cabeza Sexografías y que esa escena se amolda a una idea ya hecha de Gabriela Wiener.

No creo que haya un relato más importante que otro, para mí todos tienen su razón de ser en el conjunto de primeros planos y experiencias de los que está hecho el libro. No diría que 'Tres' es la historia más importante del libro. Lo que sí es probable es que el lector tenga sus preferencias o tienda a darle un peso específico a algunos por sobre los otros y eso, me temo, revela más al otro que a mí misma. Tú admites que esta sensación deviene de tu lectura de Sexografías pero no te odies por pensarlo. Si te contara todos los que vienen a hablar de la crónica de los intercambios de pareja que hice ya hace tantos años... Pero igual me divierte tener un 'hit'. Hay un punto, eso sí, en que me aburre que la gente crea que yo soy sólo eso, pero mucha más pereza me da justificarme. No hubiera incluido esta historia en Llamada... si renegara de una parte de mí o si creyera que eso pertenece a una etapa pasada, sería Britney Spears y lamentablemente no lo soy. Aunque una crece y se comienza a morir un poco, sigue teniendo coño, amores múltiples y ganas de seguir viviendo y experimentando. Lo raro es encontrar historias o vidas que nieguen esa dimensión. La única salvedad quizá sea que 'Tres' no es una historia sexy en lo absoluto, es la historia fallida de tres amantes, triste, tristísima, y una confesión que ensaya algunas ideas sobre la construcción y las ruinas del deseo. Por eso está en este libro y no en el otro. Actualmente, también en lo personal, sí que comparto la vida con dos personas más, un hombre y una mujer, nos amamos los tres, los unos a los otros de distintas y extrañas maneras, pero eso aún no se está escribiendo, sólo se está viviendo. A veces soy más literal que literaria. 

¿Te gustan Sexografías y Nueve lunas ahora?

Sexografías es un libro que me sigue gustando, es vitalista y arrojado, es algo 'punki' pero también es tímido y tierno, aunque no lo note mucha gente; están ahí algunas de mis curiosidades más profundas extremándose, intentando saciarse, a través de la fascinación por y la investigación de los otros. Nueve Lunas es muy divertido y a la vez feroz y crudo y sentimental en el buen sentido, pero no es una refutación del libro anterior, es su secuela o su consecuencia; aunque ahí la mirada se ha tornado mucho más hacia adentro, es intrauterina, lo que ocurre es que acabo totalmente orientada hacia afuera: procrear y dar a la luz es convertirse en un sujeto mucho más consciente, crítico y radical. ¿Qué pienso de la peruana folladora ésa, de esa 'perdida'? Que la quiero. El título de este libro habla de algo que se perdió, de algo que se quedó suspendido a medio camino, de una comunicación trunca, olvidada, de algo que se va inexorablemente. Las historias de este libro son sobre una individua a la que empiezan a atacarla ciertas pérdidas, ciertas incertidumbres, vacíos, miedos, manías y por eso hay cierto mirarse de otra manera, un preguntarse si hay alguien al otro lado de la línea... Pero me he dado cuenta un poco tarde de que el título es también un juego de palabras que me sirve para devolver la imagen de ese personaje del que hablas pero distorsionada. «No importa que me llamen perdida», dice el bolero de los Panchos. 

En el libro nombras a Knausgard, citas una frase en la que yo también me fijé, eso de "se nos hace heroico acordarnos de que hay que hacer tres comidas al día". Y sí que creo que tu libro tiene que ver con Knausgard, pero claro, la gracia es que no leeremos novelas más 'viriles' que las suyas en décadas...

Me encantó Knausgard y pude reconocerme perfectamente en su experiencia de ser humano-escritor-cabrón-casado y padre desbordado por lo cotidiano y doméstico. No obstante la suya sea la vida de un tío, contada por un tío, a la manera de un tío concreto, noruego, etcétera. La aparente y más que probable honestidad de su proyecto autobiográfico y el modo crudo en que aborda la intimidad pone los pelos de punta igualmente. Por esa misma razón siempre leo a Philip Roth o a Michael Holluebecq o a Alan Pauls. Hay algo físico y verdadero en esas escrituras e ideas brillantes sobre ser hombre o ser hijo de puta. No hay 'literatura femenina' sino literatura que reflexiona sobre la condición femenina. Y literatura que reflexiona sobre la condición masculina. Independientemente de quien lo escriba y quien lo lea. La voz de las novelas de Knausgard es la de un sujeto inseguro de su propia condición de hombre, es el registro de su propia lucha entre pañales con caca y páginas en blanco. ¿Cómo no identificarse? Ahora bien, cuando una mujer escribe sobre esas cosas entonces los comentarios son 'ufff, ahí está otra vez la tía pesada hablando de su embarazo, de su coño, de su marido, de sus hijitos'. Para que una escritora sea tomada en serio tiene que escribir sobre temas 'importantes' como la crisis, la 'gentrificación' o los bebés robados. Ningún crítico se cocinará los sesos intentando desentrañar las sutiles conexiones entre vida y literatura y la ficcionalización de la madre que la parió. Será solo 'otro libro femenino'. Siento que los relatos de Llamada perdida no son más que una sucesión de atisbos. De autorretratos. Pienso en mi libro como en la superficie convexa de un espejo que, como en el poema de John Ashbery, 'no puede avanzar más allá de tu mirada (...) en esa mirada se combinan ternura, humor, reproche, con tal fuerza contenida, que cuesta mirar por mucho tiempo'. La mirada si es estrecha e implacable mucho mejor para dar cuenta de una identidad. Ésta, como en todos mis libros, es la voz de una tal Gabriela Wiener, tan normal e idéntica como distinta a las otras, y por supuesto que en ese sentido es la voz de una mujer, pero de una en particular, de 38 años, bisexual, periodista, una peruana que vive en España que no sabe si quedarse o volver, que tiene una hija de ocho años que la interpela, que padece tensión alta, que intenta escribir, que no se gusta, que tiene miedo a morirse, que últimamente ha descubierto lo feliz que le hace perder el tiempo.

Está el tema de Perú. Si te digo que tiendo a pensar que Llamada perdida va, basicamente, de una familia que no sabe si volver a Lima o quedarse en Madrid, que es incapaz de decidirlo...

Te contestaré que también trata de eso, pero no solo de eso. La duda del migrante siempre será esa y no tiene solución. Esa reflexión está en muchas partes del libro, y se trata con más detenimiento en la sección 'Del lado de aquí y del lado de allá'. En una parte digo que por momentos quisiera que algo, alguien lo decidiera por mí, algo horrible que me obligara a volver, o a huir. Han pasado 10 años. Han pasado cosas horribles y no me he movido demasiado. Ya me lo habían dicho algunos amigos: «De pronto, cuando te des cuenta, habrán pasado 20 años y no habrás vuelto». Las de Llamada... son crónicas intimistas, despojadas, que ensayan algunas ideas sobre el estar y el irse, sobre el placer y la incomodidad de existir en una especie de limbo emocional y geográfico. Mi familia y yo vivimos un poco entre Lima y Madrid pero también entre Madrid y Barcelona (que dejamos hace tres años y después de haber vivido allí durante ocho), entre el pasado y el ahora y el más tarde, últimamente entre el centro y la periferia, en medio de varias identidades, propias y ajenas. Creo que no hemos tirado la toalla todavía, no pensamos abandonar este territorio a corto plazo, más bien seguimos buscando excusas para quedarnos, aunque España nos lo ponga difícil. Creo que incluso esa dificultad está haciendo más interesante nuestra estancia. Nos ha empujado a hacer cambios, drásticos, a repensarnos, a vivir de otra manera. En mi mesa de noche está el libro Vida de Zarigueñas, de Dolly Freed.

¿Qué tal te llevas con España, llegados a este punto?

España es casi un país para mí, y eso hace que tenga las mismas relaciones de amor-odio que tengo con el lugar en el que nací. Eso me sorprendió, porque uno se va de un país en parte para ya no tener esa carga. Para no amar nunca más de esa forma que te hace echar raíces, para no odiar nunca más así. Pero de repente hay un día que no es igual a todos los días, en que ya no sientes que todo te es igual, que amas, que te indignan sus injusticias, que te avergüenzan sus políticos o su cine, que quieres mandar todo a la mierda o hacer que algo cambie. Ese día sabes que te jodiste, que va a ser más difícil largarte de lo que imaginabas. Aún ahora, cuando más me preguntan si volveré, porque España se hunde y Perú sale en la portada del S Moda como destino de intelectuales y 'bon vivants', más ganas tengo de quedarme. Precisamente Llamada... termina con un cómic, Todos vuelven, que es un working progress sobre la historia del retorno al Perú de mi mejor amiga Micaela y de nuestras mutuas cuitas sobre volver o no.

En el libro de Jeremías Gamboa, en Contarlo todo, se te reconocía en un personaje que era una veinteañera muy segura de sí misma y desafiante. En cambio, en Llamada perdida apareces como una mujer que es un manojo de nervios.

Puede que como lo de Jeremías es la ficción -ya sabemos que las novelas son historias sobre gente que existe pero un poco distintas para que los implicados no puedan demandar al escritor- me haya cambiado un pelín. Así que en su libro yo soy más guapa, mi vestido es más bonito, soy más valiente, mi boda es entrañable, etcétera. Los mecanismos que me hacen escribir a mí son un poco distintos. Ya sabemos que la realidad siempre supera a la ficción en fealdad. Por ejemplo, es muy loco porque yo misma he contado muchas veces mi boda de verdad, y en ella me veo muy diferente. Ese día recuerdo haberme dejado llevar por lo que me dijeran los demás, no quería darle un sello propio a mi boda, no quería tener que asumir cierto estilo, cierto riesgo, cierta manera de hacer, preferí que me la hicieran, renuncié a mi independencia y a mis gustos, me parecía demasiada pretensión pensar en una estética, en una canción, en un color de vestido. Le hice caso a mi madre y fui a su peluquera, me puse ruleros, bailé el Danubio azul, me vestí de blanco y eso que era un matrimonio civil, ¡me puse uñas postizas! Nunca me había sentido tan ridícula. Fue la boda de un ser apocado. Esa es la verdad. Hasta ahora no puedo mirar esas fotos. Las he roto casi todas. Solo Lena guarda una foto de su padre y su madre casándose en su cajón y la muestra a quien quiera verla porque sabe que odio esa foto. Esa también soy yo, alguien que mientras se casaba pensaba: soy una pusilánime, me veo horrible. Algunos creen que uno escribe de sí mismo para darse el lote, como cuando escribí Sexografías, otros creerán que he escrito este libro para dar pena, para que me digan «¡pobrecita!» y me den palmaditas. Yo creo que escribo de mí para no desbarrancarme y para no creérmelo, para mantener cierta lucidez, para destrozar mis pretensiones, para liberarme de las voces de mi cabeza, para que otros sientan mi dolor, mi verguenza, como propias, o se rían conmigo de mis miserias y tonterías.

En Llamada perdida aparecen Corín Tellado e Isabel Allende, que son o han sido escritoras, mujeres exitosas y desdeñadas.

Mira, escribí sobre estas dos señoras porque me intrigaba su éxito y el desprecio visceral que les profesaba el canon literario. En ambos textos hay una reflexión sobre el oficio, sobre la vocación, ese fuego, y sobre cómo opera el sistema literario para decir qué es literatura y qué no, cuál debe gozar de prestigio y cuál no, sobre todo si quien escribe es una mujer. Quería oír sus testimonios acerca de cómo vivir y escribir profesionalmente, siendo mujer, madre o pareja. Hablo de ellas pero en realidad también en estos textos hablo de mí. Tengo una relación contradictoria con la literatura. Creo que me siento un poco sola a veces. Los periodistas no me toman en serio porque escribo periodismo «literario» y los escritores tampoco porque lo mío es demasiado «periodístico». En mis momentos más autodestructivos pienso en ello, el resto del tiempo me la suda. Con todo eso, cada día me debato entre no escribir nunca más y hacer el mejor libro que pueda. Aún no lo tengo nada claro.

El libro de poemas y Llamada perdida, ¿están hechos para leerlos juntos?

Ambos libros se cruzan en muchos puntos. Uno siempre está escribiendo el mismo libro, ¿no?, eso decía Bolaño. Suelo meter poemas en mis crónicas. A veces escribo poemas como si hiciera mis investigaciones de reportera, como si intentara desentrañar algo, o buscara una revelación o una verdad. En otros momentos el poemario parece una colección de pequeñas relatos de seres extraños, oscuras escenas familiares y paisajes domésticos demolidos por la sequía. En los poemas de Ejercicios para el endurecimiento del espíritu hablo de la escritura como de un lugar de resistencia pero también como un lugar para la renuncia. Escribo sobre esa guerra declarada entre la vida y la literatura; sobre el poder que tiene la literatura para decir, para cambiar las cosas y a la vez para hacer que todo se quede en silencio, en suma para destruir, para destruirnos. Lo creo, realmente lo creo. Es el mismo germen que motiva Llamada perdida. Por eso son libros que conversan, que juntan sus narices, que se tocan y se huelen. En ambos casos, la escritura es un ejercicio para la supervivencia, un aprendizaje a veces tierno y entrañable, a veces salvaje y violento de las emociones. Un adiestramiento del corazón para sobrevivir a ciertas penas, a ciertos horrores.


REGRESAR A LA REVISTA

Obituario / Billie Whitelaw

.
Su papel más popular fue el de niñera maléfica en La profecía.  (Foto: Archivo)

C iudad Juárez, Chihuahua. 23 de diciembre de 2014. (RanchoNEWS).- Extrañas coincidencias: Billie Whitelaw, la actriz favorita de Samuel Beckett, trabajó con él a lo largo de 25 años y falleció el pasado domingo, la víspera del veinticinco aniversario de su muerte. La intérprete británica, de 82 años, vivía en Denville Hall, una residencia para actores fundada y financiada por Richard Attenborough, en el barrio londinense de Hampstead. Comenzó su carrera a los 11 años, en programas de radio. A los 14 entró en la compañía de Joan Littlewood, el Theatre Workshop. Estudió en la RADA y debutó en el cine en 1954, con un pequeño papel en El tigre dormido, de Joseph Losey. De 1964 a 1966 formó parte de la compañía del National Theatre, dirigida por Laurence Olivier, y fue Desdémona a su lado en el Otelo del Festival de Chichester. Una nota de Marco Ordóñez para El País:

En 1964 conoció a Beckett. El flechazo se produjo durante el estreno de Play en el Old Vic. «Es la intérprete perfecta», dijo el dramaturgo. Quienes trabajaron con ella la describen así: disciplinada como una atleta, sensual, con una voz oscura y un toque inquietante, y, siempre, con una intensidad eléctrica. Beckett la dirigía línea a línea, coma a coma, gesto a gesto. Para ella escribió Not I, estrenada en el Royal Court en 1973: un monólogo en el que solo se veía su boca, rodeada de completa oscuridad. Los ensayos fueron durísimos y rozó el colapso nervioso. Cuando Beckett supo que aquellos días el hijo de la actriz había sufrido un ataque de meningitis y ella se lo había ocultado para no preocuparle, se deshizo en excusas y su admiración se centuplicó.

Juntos hicieron Eh Joe, Footfalls, Rockaby y, sobre todo, una memorable puesta en escena de Happy Days, de nuevo en el Court, en 1979, la última dirección de Beckett: en ella, el personaje de Winnie alcanzó un atractivo y una sorna como nunca hasta entonces. Billie Whitelaw sintió la muerte del escritor «como una amputación» y en su honor se dedicó durante años a dar conferencias sobre su obra dramática. «Me sentía como arcilla en sus manos. Fue un trabajo agotador pero absolutamente apasionante», dijo.

La crítica volvió a aplaudirla en dos grandes trabajos consecutivos —Passion Play (1981), de Peter Nichols, y Tales from Hollywood (1983), de Christopher Hampton—, pero sus noches de teatro estaban contadas.

Se despidió de la escena en 1987 con ¿Quién teme a Virginia Woolf?, de Edward Albee, que protagonizó con Patrick Stewart en el Young Vic: en su autobiografía, Billie Whitelaw… Who He?, cuenta cómo perdió el impulso actoral por fatiga, desinterés… y también pánico escénico. «No me asusta la muerte», escribió: «Me asustaba mucho más el momento en el que subía el telón».

Desde los primeros sesenta había sido una presencia regular en el cine y la televisión británicos. Hizo su primer papel protagonista junto a Albert Finney en Charlie Bubbles (1967), que no se estrenó en España; volverían a coincidir en Detective sin licencia (1971). A comienzos de la década de los setenta trabajó con Mastroianni en Leo el último (1970), fue María Antonieta en Empiecen la revolución sin mí (1971), con Gene Wilder y Donald Shuterland, y rodó Frenesí (1972) con Hitchcock, al que pilló tarde: cuadraba a la perfección en su ensueño de rubias glaciales y ardientes. Quizás su papel más popular fue el de la maléfica niñera de Damien en La profecía (1976), que le valió el premio a la mejor actriz del Evening Standard. Permaneció activa en la pequeña y gran pantalla casi hasta el final. Recuerdo su excelente trabajo en Los Kray (1990), como la posesiva madre de la pareja de gánsteres de Whitechapel, y su postrera aparición en Arma fatal (2007), una comedia de Simon Pegg y Edgar Wright, los creadores de Shaun of the Dead, que rodó porque su hijo era un fan absoluto de la película. Estuvo casada dos veces: con el actor Peter Vaughan, que murió en 1966, y con el escritor y crítico teatral Robert Muller, fallecido en 1998.



REGRESAR A LA REVISTA

Música / México: En el Claustro de Sor Juana uno de los pocos órganos positivos de AL

.
Construido hacia 1670, se puede afirmar que tal vez sea el más antiguo en el continente.  (Foto: Xavier Quirarte)

C iudad Juárez, Chihuahua. 23 de diciembre de 2014. (RanchoNEWS).- La Universidad del Claustro de Sor Juana cuenta con un órgano positivo, ejemplar único en México de un instrumento que fue muy usado entre los siglos XIV y XVII, lo mismo en la música religiosa que en la profana. Este ejemplar, construido en el siglo XVIII, pese a que sufrió diversos daños por sus cambios de dueño y frecuentes traslados, fue restaurado y actualmente se mantiene en funcionamiento con un excelente rendimiento. Es uno de los pocos ejemplares que hay en América Latina. Reporta desde la ciudad de México para Milenio Xavier Quirarte.

Un artículo en la Revista de folklore lo describe como «un órgano pequeño, pero completo en sonoridades y en timbres. Hay preciosos ejemplares en la Colegiata de Osuna, Barcelona, catedrales de Toledo y Salamanca (el llamado órgano de Salinas), El Escorial, e imágenes como la del tapiz gótico de la Seo de Zaragoza y de la Adoración de la Forma de C. Coello, entre otros cuadros y piezas de museo».

También conocido como «organino» o «realejo», el ejemplar del Claustro de Sor Juana se toca de manera continua, lo que permite apreciar su sonido único. Se ha utilizado en actividades como el Festival de Música Antigua y el Festival Internacional de Órgano de la Ciudad de México, o en conciertos especiales, como el denominado Sonidos de Seis Siglos, que incluyó a diversos solistas y grupos de música antigua, encabezados por Horacio Franco. También se ha incorporado a propuestas experimentales, como las que se presentan en el contexto del programa conocido como La Habitación del Ruido.

En su artículo «El órgano positivo en el Claustro de Sor Juana Inés de la Cruz. Un caso único en su género en México», el investigador Michael Drewes asegura que «hoy en día los órganos positivos (...) son bastante poco comunes en México. De hecho, el que se halla en la Universidad del Claustro de Sor Juana, al lado del Templo de San Jerónimo en la Ciudad de México, es tal vez el único representante de su género».

Drewes afirma que al fecharse tentativamente en 1670, «se puede afirmar que sea tal vez el órgano más antiguo en el continente americano. Consta de un armario que alberga caja de viento, arca de ventillas, flautas y teclado. Este último se alcanza al abrirse las dos hojas frontales, mientras que la puerta trasera sirve de acceso para afinar y entonar las flautas».

Este órgano está en perfecto estado y con frecuencia es utilizado en conciertos. El organista Víctor Contreras, director del Festival de Órgano de la Ciudad de México, describe el instrumento como «un órgano pequeño, cuyo nombre positivo deriva del hecho de que se puede posar, se puede tomar en brazos y llevarlo de una capilla a otra para ciertos servicios. Hay otros más pequeños, que tienen un ámbito de sonido mucho más limitado, y que llamaban portativos, y otros, que se llevaba en andas por dos personas, y se conocían como procesionales».

Los primeros frailes que llegaron a la Nueva España a evangelizar traían consigo todo el ajuar para hacer el servicio litúrgico, así como órganos y campanas, comenta el también presidente de la Asociación Mexicana de Organistas y director del Colegio de Música de Tultepec. «De acuerdo con Drewes, este instrumento, que estuvo mucho tiempo en el Conservatorio de Música, hasta 1951 era propiedad del compositor Salvador Moreno. En un momento dado decidió donarlo al Instituto Nacional de Antropología e Historia que, a su vez, lo colocó en el Claustro de Sor Juana en 1969. En 1977 se hace un levantamiento, donde se toman fotografías del órgano y, hacia 1982, se restaura, por influjo de una campaña de restauración de los órganos de la Catedral de México, que por aquellos años se habían quemado».

¿Es único en América Latina?

Es único, por supuesto, desde el punto de vista de que cada instrumento es único. Ahora, este instrumento en especial tiene su importancia; aunque no sabemos su origen, es posible que estuviera antes en el Convento de El Carmen. La primera referencia es la del Conservatorio. No se sabe dónde lo obtuvo Salvador Moreno, pero ya sabe, hay gente que suele vender este tipo de instrumentos.

¿Se utiliza con frecuencia?

Sí, es un instrumento con mucho uso. El Departamento de Difusión Cultural de la universidad tiene un amplio programa de música que, por ejemplo, nos permite ofrecer conciertos como parte del Festival de Órgano de la Ciudad de México.

¿Hay música específica para el instrumento?

Se escribieron obras para el órgano positivo durante muchos años, desde autores como Antonio de Cabezón, que vivió en el siglo XVI, hasta principios del XIX. Hay autores contemporáneos que han escrito obras para el instrumento, como el maestro Jesús López, organista de la Catedral de la Ciudad de México. También se han escrito obras con disonancias y dentro del programa La Habitación del Ruido se han hecho intervenciones en el órgano, con resultados muy interesantes.

Teclados históricos, patrimonio de la nación

Además del órgano positivo, la Universidad del Claustro de Sor Juana cuenta con un cuadrilongo del siglo XIX que acaba de ser restaurado, dice Ana Cecilia Piñó Sandoval, directora de Difusión Cultural.

«También tenemos un piano Pleyel, que es de 1923, y otro de la misma marca sin restaurar, que está en la biblioteca. Hay un piano Steinway de concierto de los años sesenta del siglo pasado, que es de una época fantástica, y un Yamaha, también de concierto, así como una espineta», explica la funcionaria universitaria.

Para la institución, «estos instrumentos constituyen un tesoro —dice—. En el caso específico del órgano positivo, es un instrumento que se ha conservado y se mantiene en uso. Por eso, al igual que a los otros instrumentos, se les procura la mejor condición y cuidado. Se le trata como lo que son: tesoros de México, patrimonio de la nación».



REGRESAR A LA REVISTA

lunes, diciembre 22, 2014

Obituario / Joe Cocker

.
El cantante sucumbe a los 70 años a un cáncer de pulmón. (Foto: José Pedrosa)

C iudad Juárez, Chihuahua. 22 de diciembre de 2014. (RanchoNEWS).- La voz grave y volcánica del soul blanco se ha apagado este lunes. Y tuvo que ser un cáncer de pulmón, el órgano que insuflaba el aire que la alimentaba, el que acabó con la vida del cantante británico Joe Cocker a los 70 años. Terminaba así una carrera que empezó entre vapores de alcohol en los años sesenta en los clubes de Sheffield, ciudad del centro de Inglaterra donde nació. Reporta desde Londres para El País Pablo Guimón.

Deja para la historia su voz única y sus movimientos espasmódicos ante el micrófono, plasmados para la eternidad en su dramática interpretación de With a little help from my friends, el éxito de los Beatles, sobre un escenario de Woodstock, cuando el cantante solo tenía 25 años, recogida en la película del festival. Aquella versión, por la que le felicitaron los propios autores, supuso su primer número uno en 1968 y reveló su gusto y acierto al reinterpretar, o más bien reinventar, composiciones ajenas. Tras conocer ayer por la tarde la noticia, Paul McCartney dijo que estará «para siempre agradecido» a Cocker por convertir aquella canción del Sgt. Pepper’s en un «himno del soul».

De origen proletario, Joe Cocker sucumbió a todas las tentaciones de la bohemia rockera. Pero incluso cuando parecía tocar fondo era capaz de cosechar éxitos planetarios. Su voz quedará para siempre unida al cine de los ochenta, gracias a Up where I belong, su dueto con Jennifer Warnes en Oficial y caballero, que le valió un Grammy y un Oscar en 1983. Pero, sobre todo, por su versión de You can leave your hat on, de Randy Newman, que puso ritmo al mítico strip tease de Kim Bassinger ante Mickey Rourke en Nueve semanas y media, y se convirtió en himno erótico para toda una generación.

John Robert Cocker, nacido el 20 de mayo de 1944 en un suburbio de Sheffield, vivía desde hace años en Estados Unidos, en un rancho de Colorado, junto a su segunda esposa.

Su agente, Berrie Marshall, ha confirmado el lunes por la tarde la muerte de un artista «sencillamente único». «Será imposible llenar el espacio que deja en nuestros corazones», dijo. «Fue sin duda alguna la mayor voz de rock y soul que nunca dio el Reino Unido. Fue el mismo hombre durante toda su vida. Tenía verdadero talento, era una auténtica estrella, pero al mismo tiempo un hombre amable y humilde que amaba estar sobre el escenario. Cualquiera que le haya visto alguna vez en directo no podrá olvidarle».

Cuenta la leyenda que se lanzó a cantar ante un micrófono por primera vez a los 12 años, en la banda de su hermano. Pero ya desde que cumplió los 15 lo empezó a hacer en bandas propias. Sus comienzos en la música profesional fueron bajo el nombre artístico de Vance Arnold. Con su banda, los Avengers, y su poderosa voz, versionaban éxitos de Chuck Berry y Ray Charles. En 1963 telonearon a los Rolling Stones en Sheffield. Un año después firmaba un contrato para el primero de su veintena de álbumes en solitario.

Su estilo caótico y desaliñado sobre el escenario, cuenta quienes le conocieron, tenía su réplica en su vida personal. A pesar de sus reticencias iniciales a prodigarse en directo, en 1970 se embarcó en una monumental gira por 48 ciudades de Estados Unidos acompañado por cuarenta músicos, que se llamó Mad dogs & Englishmen (perros locos y hombres ingleses). El éxito de la aventura, recogida en un álbum en directo y en una película, cimentó su leyenda americana, pero aquella larguísima fiesta casi acaba con su salud física y mental.

En 2007, la reina de Inglaterra le entregó la medalla que le acreditaba como Oficial del Imperio Británico por sus servicios a la música. Cocker publicó en 2012 su álbum de estudio Fire It Up, el último de su larga carrera. El año pasado emprendió en una gira triunfal por diversas ciudades Europa que terminó en junio en el Hammersmith Apollo londinense, en el que el destino quiso que fuera su último concierto.



REGRESAR A LA REVISTA

Literatura / México: Gerardo Deniz, poeta de culto central en las letras mexicanas

.

Juan Almela nació en Madrid, en 1934; llegó a México a los 10 años. (Foto: Rogelio Cuéllar)

C iudad Juárez, Chihuahua. 22 de diciembre de 2014. (RanchoNEWS).- Cuando ya contaba con 35 años de edad apareció su primer poemario, Adrede; David Huerta ya lo conocía por otras razones, pero cuando se publicó el volumen lo primero que vino a su mente fue dónde había estado escondido ese poeta, quien en el libro llevaba por nombre el de Gerardo Deniz, pero en la vida real fuera conocido como Juan Almela. Reporta Jesús Alejo Santiago para Milenio:

Aquella aparición podría servir como metáfora para explicar a un personaje que prefirió mantener el anonimato en la corrección de pruebas, en la traducción, en la escucha de música o en la lectura de libros científicos, en especial de química, que quizás habían sido sus principales pasiones, antes aun del trabajo poético.

«La cabeza de Juan Almela es uno de los espectáculos más prodigiosos que uno puede imaginarse: era un hombre que sabía de todo, mucho y bien, de una elocuencia formidable, amante de la música, hubiera sido un gran científico, pero la carrera académica quedó frustrada, porque sabía demasiado para los marcos universitarios, para los canales académicos tradicionales y no encontró el lugar que hubiera merecido como un gran químico. Lo que más le importaba era la química, la música y en tercer o cuarto lugar, la poesía», cuenta David Huerta.

Así es como recuerda un poeta a otro poeta: Juan Almela o Gerardo Deniz, Gerardo Deniz o Juan Almela, quien la noche del sábado falleciera a los 80 años de edad, en la Ciudad de México; sus restos fueron velados en el Panteón Francés, donde la tarde del domingo fueron cremados, como fuera su última decisión, según comentó su hija, Laura Almela.

«Sus palabras fueron ‘muero, me cremas y me pones encima de tu chimenea’, no quería ni velatorio, ni nada. Tengo esa instrucción. Con todo respeto que me merece Gerardo Deniz, como escritor, yo estoy despidiendo a mi padre. Lo voy a poner en mi chimenea y como estoy loca le voy a hablar todo el tiempo. Le voy a hablar de lo cotidiano, de los gatos, de los perros, de los días…»

Figura de referencia

Juan Almela nació en Madrid, España, en 1934; llegó a México a los 10 años de edad, cuando su familia huía del régimen franquista, y aquí estudió una ingeniería química, si bien su amplia formación humanística le permitió hacer trabajos de traducción del ruso y del sánscrito al español, algunos de ellos son considerados difíciles de traducir al español, como el lingüista y filólogo ruso Roman Jakobson o el historiador y filólogo francés Georges Dumézil.

Cuando apareció Gerardo Deniz con Adrede, vino toda una producción poética comprendida por títulos como Gatuperio, Mansalva, Grosso modo, Ton y son, Cubiertos de una piel, Semifusas o Erdera, que lo convirtieron en un autor de culto para distintas generaciones de autores mexicanos.

«Para mí, la vida y el trabajo de Deniz representa el mundo al revés: la mejor gente de este país no es la que tiene mayor fortuna y prosperidad, quienes prosperan son los pillos, los bribones y los criminales. La gente más valiosa en este país no la pasa tan bien: en los años recientes algo se corrigió, recibió premios y becas, pero de todas formas, Juan vivió una vida modesta.

«El apellido que escogió es una palabra turca que significa las grandes aguas, es decir el mar, y es un poeta efectivamente oceánico», recordó David Huerta, quienes compartieron casi medio siglo de amistad.

Desde la perspectiva de Julio Trujillo, quien acompañó a Gerardo Deniz durante la celebración por sus 80 años de vida, con la partida del poeta se pierda a la más importante fuente de oxigenación que ha tenido la poesía mexicana en las últimas décadas, porque la supo desgravar de «cierto acartonamiento y de cierta solemnidad que siempre ha padecido un poco, y sobre todo nos enseñó a no tomarnos demasiado en serio a nosotros mismos, como poetas, pero sobre todo como lectores».

Antonio Calera-Grobet reconoció que «no se le cita en círculos mainstream, pero para los escritores de mi generación significaba una voz de disidencia y de disenso».

Rafael Tovar y de Teresa, presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, expresó en su cuenta de Twitter: «Luto en las letras mexicanas por el deceso de Gerardo Deniz, extraordinario traductor y poeta. Mi pésame a sus deudos».

En el Panteón Francés, la directora del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), María Cristina García Cepeda, definió a Gerardo Deniz como un hombre comprometido con la literatura, con la poesía; «un hombre con una gran inteligencia y gran sentido del humor».



REGRESAR A LA REVISTA

Obituario / Gerardo Deniz

.
Juan Almela era el verdadero nombre de este poeta nacido en Madrid en 1934. Durante la Guerra Civil española, su familia se mudó a México.  (Foto: Archivo)

C iudad Juárez, Chihuahua. 21 de diciembre de 2014. (RanchoNEWS).- «Lo inatrapable, lo exuberante, lo escandaloso, lo fuera de todo límite: lo exiliado en una palabra: ese es el tono poético de Gerardo Deniz», dice Angelina Muñiz-Huberman sobre el poeta, en su libro El canto del peregrino, que dedicó a las voces del exilio. «Llegué a México el 24 de mayo de 1942 y desde entonces sólo he pasado, en total, unos 40 días fuera de esta ciudad», escribió por su parte el propio autor. Reporta desde la ciudad de México para Excelsior Luis Carlos Sánchez.

Gerardo Deniz, seudónimo de Juan Almela, había nacido en Madrid el 14 de agosto de 1934. Ayer falleció en la Ciudad de México a los 80 años, víctima de la neumonía. El escritor y periodista Fernando Fernández dio a conocer la noticia a través de las redes sociales: «Queridos amigos: les comunico con verdadera tristeza el fallecimiento, hace una hora, de Juan Almela, el poeta Gerardo Deniz», escribió en Twitter.

Quizás conocido de manera poco estruendosa, Deniz es sin embargo «una de las cosas más importantes que ha ocurrido en la poesía mexicana en los últimos 40 años»; un autor que gozó de lectores «atentos, lectores fieles, lectores cuidadosos y entre los propios escritores había un gran interés por entender qué era lo que formulaba en esa extraña poética que tiene toda su obra», opinó el también poeta y editor José María Espinasa.

En su país natal, el poeta sólo vivió hasta 1936 cuando su familia se marchó a Ginebra, Suiza, donde permaneció hasta 1942. Después vendría a México para ya no salir. «Estudié hasta preparatoria. He trabajado para varias editoriales, en traducciones y revisiones. Tengo dos hijas (1962, 1963)», enumeró él mismo apenas esos datos como lo más relevante de su vida.

También se interesó por la química, que apareció de manera constante en su poesía, y fue traductor del sánscrito y del ruso. Su erudición fue autodidacta y prudente, sólo fulgurando en sus versos. Su entrada en el espectro poético mexicano también habría sido así, discreta pero contundente: cuenta David Huerta que la aparición en 1970 de Adrede, su primer poemario, no causó «la menor inquietud», porque casi nadie lo escuchó.

Deniz tenía unos 36 años y se cuenta que Octavio Paz habría sido quien le alentó a publicar el libro e incluso le ayudo a conseguir editor; también sería, como recuerda Aurelio Asiain, «su primer entusiasta reseñista». A Adrede siguió Gatuperio en 1978 y hasta 1986, cuando publicó Enroque, su poesía se volvió más constante y fecunda. Las afinidades con otros escritores como Antonio Alatorre, Eduardo Lizalde, José de la Colina, Gabriel Zaid y Salvador Elizondo, continuaron siempre.

Adolfo Castañón, por ejemplo, recuerda en su libro Viaje a México que acostumbraba reunirse con él en la cafetería Chiandoni, que estuvo en Insurgentes esquina Parroquia, donde bebía «densas tazas de café exprés doble». Deniz fue, sin embargo, agrega Muñiz-Huberman, un «poeta marginado mucho tiempo, como ha ocurrido con los hijos del exilio, ahora ya reconocido». Sus versos, con excepción de algunos poemas, no fueron editados en España sino hasta 2002 en Fosa escéptica.

A partir de 1970, agrega Huerta, comenzamos «a seguirle los pasos a Deniz; título tras título, artículo tras artículo, ensayo tras ensayo, entrevista tras entrevista, cuento tras cuento —también es narrador—». Espinasa considera que «su escritura extraña, difícil, arriesgada, le puso una especie de parón a una poesía que se complacía mucho en la imagen, en el fraseo, en la melopea incluso azucarada; Deniz vino a demostrar que la poesía nombraba cosas mucho más profundas que esa vestimenta neomodernista que había tomado en un momento».

Picos pardos apareció en 1987; Mansalva el mismo año y Grosso modo un año después; también publicó Mundos nuevos en 1991; Amor y oxidente ese mismo año y los cuentos de Alebrijes en 1992. Tras la noticia de su muerte, la comunidad cultural expresó su pesar en las redes sociales.

El presidente del Conaculta, Rafael Tovar, expresó: «Luto en las letras mexicanas por el deceso de Gerardo Deniz, extraordinario traductor y poeta. Mi pésame a sus deudos.»; el joven escritor Julián Herbert agregó, «Me entristece de veras la muerte de Gerardo Deniz, un poeta mayor de la lengua española.»; Enrique Krauze dijo por su parte: «Ha muerto Gerardo Deniz, gran poeta, traductor y editor.».

El editor Ricardo Cayuela también se expresó: «Su poesía es un callejón sin salida de la capacidad del lenguaje de relacionar unas cosas con otras, burlándose al mismo tiempo de sí misma.»; en tanto Cristina García Cepeda, titular del INBA, dijo, «Un privilegio haberle entregado la Medalla Bellas Artes». Deniz la recibió en agosto pasado en su casa; cansado y casi ciego, no pudo asistir a recibirla al Palacio de Bellas Artes.

Publicado

Esta es sólo una parte de la obra literaria que legó Gerardo Deniz

Adrede (Joaquín Mortiz, Las Dos orillas, 1970, y Conaculta, Lecturas Mexicanas, cuarta serie, 1998).
Gatuperio (FCE, Letras Mexicanas, 1978, y Conaculta; Lecturas Mexicanas, 1988)
Enroque (FCE, Letras Mexicanas, 1986)
Picos pardos (Vuelta, 1987, y Vuelta, La Imaginación, 1992)
Grosso modo (FCE, Letras Mexicanas, 1988)
Mundonuevos (El Tucán de Virginia, Vita Nuova, 1991)
Amor y oxidente (Vuelta, La Imaginación, 1991)
Op. cit. (UAM, Margen de Poesía, 1992)
Ton y son (Conaculta, 1996)
Letritus (Taller Ditoria, 1996)
Cubiertos de una piel (Taller Ditoria, 2002)
Semifusas (Taller Ditoria, 2004)
Cuatronarices (Ediciones Sin Nombre, 2005)
Erdera (FCE, 2005)



REGRESAR A LA REVISTA

sábado, diciembre 20, 2014

Obituario / Virna Lisi

.
Tenía 78 años, una carrera intensa de más de cuatro décadas. (Foto: Archivo)

C iudad Juárez, Chihuahua. 18 de diciembre de 2014. (RanchoNEWS).- Se fue la Señora del cine italiano. Protagonista de decenas de películas, varias veces galardonada con todos los premios cinematográficos autóctonos y de un galardón en Cannes como mejor intérprete femenina, falleció hoy en Roma la actriz Virna Lisi. Tenía 78 años, una carrera intensa de más de cuatro décadas y un cáncer diagnosticado hace apenas un mes. Su hijo Corrado, que nació en 1962 del amor de toda la vida con el renombrado arquitecto Franco Pesce, anunció la muerte de una actriz que nunca desbarató su talento y que supo iluminar hasta las producciones menos logradas. El afecto de los italianos recorre desde entonces las redes sociales y las declaraciones oficiales. Una nota de Lucia Magi para El País:

Tanta cariñosa popularidad tiene año de nacimiento. La sonrisa sensual e ingenua de la «Marilyn italiana» atrapó a las masas en 1958, cuando se convirtió en un icono de aquellos años laboriosos en los que el país se sacudía de encima la pobreza y corría hacia un futuro donde todo parecía posible.

La marca alemana de pasta dental Chlorodont reclutó a Virna Lisi para el pequeño cortometraje que tenía que publicitar su producto en ese lado de los Alpes. Por entonces la gran mayoría de los ciudadanos no poseía un televisor y - cumpliendo con un nuevo ritual laico y mágico - los vecinos de todas las edades tenían la costumbre de reunirse en los raros hogares ya equipados para asistir a la emisión del Carosello, una serie de anuncios, cada uno con su historia que contar, la historia de una nación que estaba cambiando.

La bella actriz interpretaba a Candida, la mujer petulante de tal Prudenzio Chedenti, quien no hacía más que mandarla a callar. Ella contestaba guiñando a la cámara con una sonrisa de dientes blanquísimos: «¿Por qué? ¿Dije algo malo?». La respuesta acompañaría a la diva sencilla del cine italiano durante toda su existencia: «Con aquella boca puede decir lo que quiera».

En 1958, Pieralisi - su verdadero apellido - fue consagrada hacia el gran público en una cinta napolitana de Totò y Peppino De Filippo, imprescindibles máscaras tragicómicas de la Italia que resurge e ironiza sobre sus dificultades. Antes, había lucido su sonrisa brillante y sincera frente la cámara de Luigi Capuano (Luna nuova, 1955), Antonio Pietrangeli (Lo scapolo, 1955, con Alberto Sordi) y de Francesco Maselli (La donna del giorno).

En los años sesenta, Lisi desembarcó en Hollywood. Aquella época no la hizo muy feliz, aunque regaló a todo cinéfilo un instante de gracia esquisita: la escena en la que la belleza mediterránea sale de sorpresa de la tarta de cumpleaños de Jack Lemmon en Como matar a la propia esposa (1965). La 'Marilyn italiana' rechazó sin embargo hacer algo que el original norteamericano sí hizo más veces: desnudarse. Rehusó posar sin nada encima en la portada de la revista Playboy y hasta el cortejo del galán Frank Sinatra. Las puertas doradas de los Estudios de Los Ángeles se volvieron a cerrar pronto. Sin embargo, este leve tropiezo fue fundamental para tomar conciencia de su propio talento.

«Cuando entendí que no era solo una muñeca, empezó el periodo más feliz de mi carrera, de verdad aprendí a disfrutar», dijo en una reciente entrevista al diario romano Il Messaggero. Pronto llegaron roles con notable espesor dramático como el de la hermana de Friedrich Nietzsche, Elizabeth, que interpretó en 1977 para Liliana Cavani (Más allá del bien y del mal) o de Catalina de’ Medici en La Reina Margot de Patrice Chéreau. Era 1994: el rostro orgullosamente maduro, el porte altero, las entradas rasadas y el cuerpo engordado le valieron el premio a la mejor actriz en el Festival de Cannes. Entonces supo que tenía razón, que el trabajo duro, obstinado y de calidad acaba pagando. No sirven atajos. Confesó: «No podía más de que los directores comentaran: ‘Sirve una guapa. Llama a la Lisi’. Y de Hollywood ni hablar: personajes vacuos, sin una pizca de cerebro. Por eso me fui y volví a Italia».

E Italia supo amarla y valorarla. Hoy la llora como se lamenta la pérdida de una vecina. Virna Lisi aparece en muchos de los pilares que construyen la cinematografía nacional popular. En los años ‘80, por ejemplo, salió en la película fundamental para todo adolescente de aquel decenio, Sapore di sale de Carlo Vanzina. En época más reciente, participó en algunas exitosas series de televisión. Trabajó sin cansarse nunca. Desplegó su talento hasta el final, con un invariado toque, tan reconocible, que sabía hacerse muy intenso y dramático y de repente explotar en una improvisa, genuina carcajada. Sin darse pose de diva, nunca artificial, «porque - solía repetir - si finges, antes o después, te van a descubrir».



REGRESAR A LA REVISTA

miércoles, diciembre 17, 2014

Obituario / Phil Stern

.
El expresidente Bill Clinton posa con Phil Stern en la presentación de un libro del fotógrafo.   (Foto: Bob McNeely)

C iudad Juárez, Chihuahua. 15 de diciembre  de 2014. (RanchoNEWS).-Hollywood se ha quedado sin uno de sus mejores fotógrafos con la muerte de Phil Stern. Ninguno se libró de su cámara. Desde James Dean a Marilyn Monroe, Marlon Brando o Frank Sinatra. Un ojo tranquilo, capaz de captar los momentos más íntimos que también estaba enamorado del jazz y que supo retratar la muerte cuando acompañó al Ejército estadounidense en la II Guerra Mundial. El fotógrafo estadounidense que todo lo vio falleció el sábado en un hospital de Los Ángeles a los 95 años, confirmó su representante a la prensa. Sin embargo las primeras noticias de su fallecimiento llegaron en Instagram, donde el realizador Brett Ratner indicó el deceso de «un fotógrafo alucinante». El realizador hasta se permitió presumir de ser su amigo y mostró una foto en su compañía. «Tuve la suerte de estar allí en su 95º cumpleaños», indicó. Una nota de Rocío Ayuso para El País:

No estuvo solo porque desde los comienzos de su carrera Stern supo ganarse la compañía de todos los que le rodeaban haciendo doblete en su trabajo y colaborando como aprendiz en una revista mientras hacía horas trabajando para la policía de Los Ángeles. Uno de sus primeros encargos: fotografiar a Orson Welles en el rodaje de Ciudadano Kane.

Durante la II Guerra Mundial acompañó al Ejército estadounidense en el frente de África y fue fotógrafo de guerra mientras la invasión aliada en Sicilia. Durante la contienda resultó herido y también puso su vida en peligro, acciones que hablaron tanto como sus imágenes y por las que fue condecorado con la medalla Corazón Púrpura.

Pero son mucho más conocidos sus retratos de Hollywood, su visión tranquila del torbellino que rodea a las estrellas. Suya es la popular imagen en la que James Dean asoma la cabeza por su jersey. O esa otra en la que Marilyn Monroe tiene cara de pena, de desconcierto o simplemente de inocencia, capturada sin que se diera cuenta entre las bambalinas del auditorio Shrine de Los Ángeles. También sorprendió a Sinatra encendiendo un cigarrillo al ya entonces presidente John F. Kennedy.

Stern siempre se quitó mérito diciendo en público que él no era ningún Matisse. Simplemente se quedó prendado de la fotografía desde el momento en el que su madre le regaló una cámara, objeto que adquirió parte de una promoción de Kodak. Su trabajo no se limitó a retratos publicados en revistas como Vanity Fair. Stern también formó parte de la industria, encargado de la fotografía fija de rodajes como Guys & Dolls o Encuentros en la tercera fase. Eso sí, su pasión siempre fue el jazz, una presencia habitual durante décadas en las sesiones de grabación de grandes como Louis Armstrong, Ella Fitzgerald o Dizzy Gillespie. Su vida, y sus imágenes, quedaron recogidas en el libro Phil Stern: A Life’s Work. Además, este modesto artista que durante muchos años vivió en un pequeño apartamento cerca de los estudios Paramount, en el antiguo Hollywood, donó miles de negativos a la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas para ser preservados para la posteridad. También, durante su último cumpleaños, donó 95 de sus imágenes al hogar del jubilado donde pasó sus últimos días.


REGRESAR A LA REVISTA

Noticias / México: El gobierno de Oaxaca jamás nos notificó el adeudo fiscal, dice abogado del Iago

.
Francisco Toledo en el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca, ayer, donde el artista y defensor del patrimonio cultural del país acomodó los libros que forman parte de la exposición del mes en ese recinto, dedicada al pintor estadunidense George Mead Moore (1954). La muestra se titula Monos y tipos: retratos 2005-2008, inaugurada el pasado viernes 12 en la sede del instituto fundado por Toledo hace 25 años.  (Foto: Jorge A. Pérez Alfonso)

C iudad Juárez, Chihuahua. 17 de diciembre de 2014. (RanchoNEWS).- El gobierno del estado de Oaxaca jamás notificó a la Asociación Civil Amigos del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (Iago) los requerimientos de pago de un crédito fiscal, como afirmó el gobierno local mediante un comunicado emitido el pasado lunes, puntualizó Silverio Velasco, asesor jurídico de esa asociación. Reporta desde Oaxaca para La Jornada Jorge A. Pérez Alfonso.

La entonces presidenta del organismo, Graciela Cervantes, nunca recibió alguna notificación, siendo que como representante era a ella a quien se debía requerir, informó el abogado.

En conferencia de prensa, efectuada en el patio del Iago, presidida por su director, Alonso Aguilar Orihuela, Silverio Velasco enumeró varias precisiones al comunicado de la Coordinación de Comunicación Social del gobierno que encabeza Gabino Cué Monteagudo, tras reconocer el adeudo de un crédito fiscal que data de 2003 y desmentir que el pago haya sido requerido.

Velasco puntualizó que «el artículo 146 del Código Fiscal de la Federación habla de la prescripción del crédito fiscal y no así de un mecanismo de embargo y cobro de cuentas bancarias como lo manifiesta el gobierno del estado».

Aguilar Orihuela dijo estar seguro de que la acción del gobierno estatal nada tiene que ver con el activismo y las protestas de Francisco Toledo, fundador del Iago, en contra de proyectos de la administración local.

«Este crédito es de 2003; no tiene nada que ver con las acciones que actualmente se realizan, nada absolutamente».

Por su parte, el artista insistió en que la asociación Amigos del Iago jamás se ha negado a pagar. Sin embargo, la forma en la que el gobierno actuó fue por demás ventajosa al intervenir las cuentas sin antes notificar, ya que fueron más de 900 mil pesos los que se retiraron para pagar el adeudo. Esta acción se realizó en dos partes: en un principio fueron sustraídos 830 mil pesos, «nosotros no sabíamos y después depositamos más dinero, pero a la hora que quisimos usar los recursos fue que nos dimos cuenta».



REGRESAR A LA REVISTA

Visor Fronterizo / Jaime Moreno Valenzuela: «355 años de la fundación de Ciudad Juárez»

.
 355 años de la fundación de Ciudad Juárez



C iudad Juárez, Chihuahua. 8 de diciembre de 2014. (RanchoNEWS).- Ofrenda floral depositada a los pies de Fray Gracía de San Frnacisco, afuera de la Misión de Guadalupe a 355 años de ser fundada Ciudad Juárez. 

REGRESAR A LA REVISTA

Noticias / Ciudad Juárez: Becados de PACMYC exhibirán su obra fotográfica

.
Cartel de la exposición.  (Foto:Secretaria de Comunicación Social)

C iudad Juárez, Chihuahua. 10 de diciembre de 2014. (RanchoNEWS).- Alumnos del taller de fotografía becados por el Programa de Apoyo a las Culturas Municipales y Comunitarias (PACMYC) exhibirán su obra fotográfica Las Torres: Espacio Urbano en la Galería-Mirador del Monumento a la Mexicanidad este 13 y 14 de diciembre. Informa la Secretaria de Comunicación Social.

Los nueve estudiantes que recibieron una formación de 6 meses realizarán la exposición el sábado a partir de las 6 de la tarde hasta las 9 de la noche, y el domingo de 4 a 8 de la noche en la galería ubicada dentro de la estructura de la «X» de Sebastián con acceso completamente gratuito para quienes deseen asistir a ver el trabajo de los jóvenes.

«Durante seis meses éstos jóvenes han logrado realizar un trabajo muy profesional»  manifestó el Director de Educación y Cultura del Municipio, Jesús Rodríguez Torres.

Las clases se impartieron por dos instructores en el Oratorio Lupita y se realizo con fondos de becas de PACMYC, informó.

«Todos los sábados los jóvenes contaron con la teoría y la práctica, incluso con el equipo fotográfico para llevar a cabo su preparación».

El Gobierno Municipal a través de la Dirección General de Educación y Cultura, ha otorgado todo el apoyo a los jóvenes a fin de que culminaran sus estudios y se les ha otorgado un espacio para que puedan dar a conocer sus trabajos de manera profesional.

Para mayores informes sobre los talleres y la exposición se pueden comunicar a los teléfonos 737 05 70 y 737 05 71 de la Dirección de Cultura.



REGRESAR A LA REVISTA

martes, diciembre 16, 2014

Noticias / México: Toledo voló 43 papalotes, «A los de Ayotzinapa podemos buscarlos en el aire»

.
Francisco Toledo y un grupo de niños elevaron sobre el andador turístico de la ciudad de Oaxaca los 43 papalotes con los rostros de los normalistas de Ayotzinapa, creados por el pintor para exigir justicia por los estudiantes asesinados y desaparecidos en Iguala, Guerrero.  (Foto: Jorge A. Pérez Alfonso)

C iudad Juárez, Chihuahua. 16 de diciembre de 2014. (RanchoNEWS).- El pintor Francisco Toledo elaboró, con la ayuda de trabajadores del Taller Arte y Papel de San Agustín Etla, 43 papalotes con los rostros de los estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, Guerrero, mismos que junto con niños de distintas escuelas y usuarios que cotidianamente visitan el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (Iago) los pusieron a volar en el andador turístico, para exigir justicia por los estudiantes asesinados y desaparecidos en Iguala. Reporta desde Oaxaca para La Jornada Jorge A. Pérez Alfonso.

El artista señaló que esta actividad se planeó desde hace una semana, sin embargo, los cometas que se habían hecho no levantaban el vuelo por el peso del material, por lo que decidieron relaborarlos.

Toledo explicó que la idea de esta actividad surgió de su natal Juchitán, ya que en la región del Istmo de Tehuantepec se utilizan en las festividades para honrar a los muertos y traer las almas de las personas fallecidas.

Al respecto, señaló: «Si se les busca (a los estudiantes) bajo tierra, bueno, también hay que buscarlos en los aires», y agregó que esto no significa que él piense que ellos ya han fallecido y confió en que sigan con vida, por lo que exigió a las autoridades federales que sean presentados de forma inmediata y regresados con sus familias, que es a donde pertenecen.

Francisco Toledo reiteró que lo ocurrido en Iguala, Guerrero, con los normalistas de Ayotzinapa, no debe ser olvidado, pues son tragedias que jamás deben volver a ocurrir.

«Quienes piden que esto ya se supere –señaló– son unos inconscientes», esto en referencia al presidente de la República, Enrique Peña Nieto, quien en días pasados llamó a la sociedad mexicana a superar la crisis que se vive en la actualidad originada por estos hechos.

Francisco Toledo envió además su apoyo a los padres de los 43 normalistas, a quienes reconoció por la lucha que han emprendido para exigir la presentación de sus hijos, además, la forma en la que han respondido a las agresiones y acusaciones que vienen desde el aparato gubernamental.

«Ellos han sido inteligentes y tienen razón; si son manipulados, ha sido por el dolor que la desaparición de sus hijos les ha ocasionado».



REGRESAR A LA REVISTA

lunes, diciembre 15, 2014

Música / España: «Shakey», la biografía más completa de Neil Young

.
Un hombre hosco y solitario, un genio inescrutable, así retrata a Neil Young Shakey, la biografía más completa del músico canadiense, que ahora se traduce al castellano.(Foto: Archivo)

C iudad Juárez, Chihuahua. 15 de diciembre de 2014. (RanchoNEWS).- Cuando creíamos saberlo todo sobre Neil Young (Toronto, Canadá, 1945), y debe tenerse en cuenta que muchos consideraban eso un logro formidable teniendo en consideración la naturaleza escurridiza del Hombre, resulta que en realidad sólo teníamos la imagen de un coche que había pasado ante nuestras narices fugazmente, dejando una enorme pero incierta impresión. Una nota de Pablo Gil para El Mundo:

Sabíamos que había grabado un montón de sus canciones en su rancho de California y que sus dos hijos varones nacieron con parálisis cerebral, conocíamos sus gustos más extravagantes como los trenecitos de juguete o los coches antiguos y que The Needle and the Damage Done estaba dedicada a Danny Whitten, que murió de sobredosis, incluso habíamos llegado a poder distinguir a ciegas en unos pocos segundos el sonido crepitante de su Gibson Les Paul de 1953, que desde luego sabíamos que se llama Old Black.

Todo esto y mucho más se sabía ya del guitarrista y cantante canadiense cuando en el año 2002 se publicó un mamotreto de proporciones inhumanas llamado Shakey y subtitulado «Biografía de Neil Young». Podría la editorial haber puesto «La Biografía Definitiva» y haberse quedado tan a gusto, pero lo dejaron así probablemente por no fastidiar más, porque el hecho es que si bien el autor tardó ocho años en escribir las casi mil páginas del texto, tuvo que esperar aún dos años más a que se resolviera el fulminante juicio que interpuso Young contra la publicación. Así de disgustado había quedado el legendario músico tras leer el manuscrito, que lograba retratarle más allá del personaje que Young ha protegido con tanto celo como ha controlado toda su carrera desde los años 60.

Por primera vez se publica en España este libro fundamental para adentrarse en la vida y la obra de uno de los músicos de folk y de rock más importantes de Norteamérica (Editorial Contra).

Desde hace décadas, Neil Young apenas concede entrevistas. De hecho, el tropel de discos que graba suelen venir apoyados por las mismas fotos promocionales año tras año. El tío va a su bola, suele decirse. Es un hippie, es un flipado, es un visionario, es un genio, es un pirado, y siempre va a su bola. Ésa es la imagen más extendida del huraño oso carniseco que despelleja su guitarra eléctrica con furia lo mismo que entona las más quebradizas tonadas de folk americano. Emocionante y esquivo, así es Neil Young, y así es también en el monumental relato de McDonough.

¿Qué es, entonces, lo que tanto le molestó de este libro? El autor no escatima elogios artísticos. De buenas a primeras se confiesa como un fan de su música seducido por el personaje, pero en su exploración encuentra al hombre hermético, hosco, difícil de conmover y maniático del control que utiliza a su pequeño círculo de compinches como herramientas a su plena e imprevisible disposición.

Esa completa falta de empatía con el exterior, su facilidad para dejar tirados a los demás y una forma de entender el carisma como una dictadura blanda probablemente incomodaron más al artista que las anécdotas escabrosas, si por escabroso se consideran puntuales consumos descontrolados de alcohol y drogas o una infancia traumática en una familia desestructurada.

Una de las paradojas más interesantes que aquí se revelan es la frialdad que dedica a su camarilla el inescrutable Young, hombre con aires de bonachón despistado que no parece ser ninguna de las dos cosas. Capaz de capturar en sus canciones sentimientos, imágenes e historias de alto octanaje que alteran la sensibilidad de millones de personas, él sin embargo aparece como un caníbal que devora a todo el que está a su lado, si bien es cierto que todos los que están junto a él parecen de algún modo dispuestos a ser víctimas de ese sacrificio, como si se sintieran bendecidos por el hecho de dar vueltas en órbita alrededor del astro canadiense.

También resulta curioso el perfeccionismo de este artista cuya obra es un aparente monumento a la espontaneidad. Los que aman la música de Neil Young reconocen en ella un espejo mágico de la vida; es realista y cruda, es tan vulnerable que parecen haberla pateado hasta abandonarla para entonces mirarte a los ojos desarmando todas las mentiras y falsas apariencias.

En el amplio rango que va de las baladas delicadas a los coléricos exorcismos de ruido, su melancolía es como el producto de un arrebato, aunque se trate a menudo, en realidad, de la culminación de un proceso concienzudo y solitario de trabajo, porque al parecer Young, hombre de sorprendente determinación, casi nunca ha consultado con nadie lo que hace.

Más que un libro, Shakey es un reportaje periodístico con el tamaño y la agilidad de los cuádriceps de Usain Bolt. En vez de utilizar una narrativa literaria, que es la habitual últimamente gracias al éxito de la no ficción en EEUU y la corriente contraria al nuevo periodismo, McDonough utiliza como motor del texto las declaraciones de las más de 300 personas que llegó a entrevistar, entre las que se encuentran desde los familiares, amigos y colaboradores más próximos a Young hasta su mecánico, sus amigos del instituto o las vecinas de su madre en Florida.

El retrato, escrito con un apropiado lenguaje desenvuelto es así la suma de las imágenes que tienen de Young todas esas personas, una visión de 360º a la que se suman las propias entrevistas que el periodista y escritor hizo a lo largo de los años al músico, que terminó colaborando con McDonough después de unas reticencias iniciales.



REGRESAR A LA REVISTA

domingo, diciembre 14, 2014

Noticias / Francia: Protegen en París muestra antirracista

.
La muestra pretende denunciar las prácticas racistas y su prolongación en el trato dado a los inmigrantes ilegales. (Foto: Brett Bailey)

C iudad Juárez, Chihuahua. 14 de diciembre de 2014. (RanchoNEWS).- Los zoológicos humanos, que entre mediados de los siglos XIX y XX enjaulaban o exponían a aborígenes para acercar a los visitantes al «mundo primitivo», adquieren un nuevo cariz con Exhibit B, exposición que aprovecha esos espectáculos de la dominación colonial para convertirlos en un claro manifiesto antirracista. Una entrega de EFE:

El artista sudafricano Brett Bailey, creador de un montaje que en Londres fue anulado en septiembre y que en París está rodeado de un gran despliegue policial para evitar altercados, pretende no sólo denunciar esas prácticas, sino su prolongación en el trato dado a los inmigrantes ilegales.

Doce retratos vivos, por los que el espectador debe pasar en silencio y en solitario, perfilan una época en la que los occidentales se valían de su pretendida superioridad racial para justificar el embargo de sus tierras, la destrucción de su cultura y su sometimiento a la esclavitud.

La inclusión como «objetos perdidos» de dos demandantes de asilo procedentes de Senegal y de la República Democrática del Congo, llegados a Europa de forma ilegal a través de Lampedusa (Italia) y París, recuerda que, aunque las formas han evolucionado, la discriminación racial persiste.

No hacen falta jaulas ni una gran escenografía para que la fuerza del mensaje cale: un pequeño texto explicativo y la mirada orgullosa de los actores, negros, consiguen que, sin palabras declamadas, quien se sienta expuesto ante la barbarie de lo cometido sea el visitante.

La experiencia busca que el público entre desposeído de su identidad, de su propia historia, al ser llamado por un número para enfrentarse cara a cara, de ser humano a ser humano, con cada intérprete y situación.

El centro cultural parisino Centquatre la programa esta semana y ha tenido que sortear manifestaciones públicas, la crítica de quienes la califican de racista y degradante, y hasta una demanda judicial para que sea prohibida.

A su creador, de 47 años, sus detractores le reprochan también que, como blanco, reproduzca exactamente la misma dinámica que recrimina y los clichés sobre la representación de los negros, y reduciendo al silencio a los actores.

«Un artista no es un historiador. Está ahí para hacernos captar, de una manera distinta, los libros de Historia, lo que pretende transmitir. (...) No se ha traspasado ningún límite», asegura en entrevista el director del Centquatre, José-Manuel Gonçalvès.

No hay paradoja, a su juicio, en el hecho de que un espectáculo antirracista se vea atacado por organizaciones que defienden esa misma ideología: «99% de quienes lo critican, por no decir 100%, no lo ha visto».

En una de sus pocas entrevistas en la prensa, Brett Bailey indicó esta semana en la revista Les Inrockuptibles que su obra «denuncia sin ambigüedad toda forma de deshumanización».

«El carácter plástico extremadamente preciso basado en hechos históricos permite la toma de distancia y prohíbe toda posibilidad de impresión degradante», agregó.

Al intenso debate en defensa de su instalación han contribuido también organizaciones como la Liga Internacional contra el Racismo y el Antisemitismo (LICRA) o la propia ministra francesa de Cultura, Fleur Pellerin, que apeló a mostrarse «dignos de la herencia de todos aquellos que se batieron en nombre de la libertad».

Ese mismo espectáculo ya se había expuesto sin incidentes en 2013 en el Festival de Aviñón y en el Centquatre, y a sus organizadores no les ha sorprendido en esta ocasión la polémica en sí misma, sino su violencia.

Y, pese a todo, no se arredran. La obra está programada hasta hoy, pero una vez que eche el cierre, van a continuar el trabajo y el año que viene, anticipa Gonçalvès, volverá a Francia.




REGRESAR A LA REVISTA

sábado, diciembre 13, 2014

Noticias / España: Darío Villanueva, elegido director de la Real Academia Española

.
El filólogo y crítico literario ha obtenido 28 votos a favor, el 80% de los 35 emitidos. (Foto:Samuel Sánchez)

C iudad Juárez, Chihuahua. 12 de diciemnbre de 2014. (RanchoNEWS).- Darío Villanueva (Vilalba, Lugo, 1950) se ha convertido en el trigésimo director de la Real Academia Española (RAE) en sus tres siglos de historia. Llegó sin sorpresas, con 28 votos a favor de los 35 emitidos (un apoyo del 80%), para sustituir a José Manuel Blecua, el filólogo que hace cuatro años se impuso en una elección en la que pugnaban ambos. Reporta desde Madrid para El País Tereixa Constenla.

Catedrático de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada en la Universidad de Santiago, de la que fue rector entre 1994 y 2002 y donde sigue dando clase, Villanueva ingresó en la Academía en 2008 con un discurso dedicado al Quijote. Al año siguiente, mientras se recuperaba de un accidente de tráfico en el hospital, recibió la noticia de que había sido elegido su secretario. La institución tiene un peculiar sistema electoral: en teoría, cada académico puede ser votado para cualquier cargo y no puede rechazar la designación.

En la práctica, las corrientes a favor de unos y otros se producen a veces con meses de antelación, como ha sido en esta ocasión. Aunque Blecua no desveló públicamente hasta ayer mismo su voluntad de no repetir en el cargo —los directores pueden optar a dos reelecciones—, en la casa era un secreto a voces que Villanueva contaba con un nutrido grupo de apoyo, que crecía conforme iba menguando el de Blecua.

Esta semana, las voces a favor de la renovación se hicieron visibles a lo grande, cuando el escritor y académico Arturo Pérez-Reverte defendió el cambio en la dirección. No será, sin embargo, un giro rupturista: Villanueva ha estado implicado en la gestión de todos los acontecimientos relevantes de la RAE de los últimos cuatro años, como la celebración del tricentenario, y él mismo puntualiza que no «parte de cero» para desplegar el plan estratégico con el que quiere estabilizar la situación financiera de la casa.

A Villanueva le tocará lidiar con tiempos difíciles en lo económico —el Gobierno ha recortado desde 2008 la subvención a la casa en un 59%— y tiempos desafiantes en lo profesional. «Las cosas son como son, y ocurren cuando ocurren. Me siento muy honrado por esta distinción de mis compañeros. La RAE ha pasado por momentos dificilísimos en lo político y en lo económico. Y si los antecesores lograron superarlo, también nosotros», señaló el nuevo director en declaraciones a EL PAÍS.

En el plano académico, Villanueva tendrá que impulsar los trabajos preparatorios para la vigésimocuarta edición del Diccionario de la lengua española, que significará una revolución en el modelo tradicional, ya que nacerá desde el entorno digital para migrar después a versiones impresas, invirtiendo el flujo que ha marcado la gestación de la obra en los últimos tres siglos. «Es inevitable una refundación del Diccionario, que es el tronco fundamental de la Academia desde su origen», afirmó el director electo, que tomará posesión del cargo el próximo 8 de enero.

En lo presupuestario, deberá cuadrar las cuentas —el desajuste entre gastos e ingresos asciende a 2,5 millones de euros—. Villanueva, quien entre sus planes tiene crear una sociedad de gestión de los servicios que la institución presta, confía en incrementar los ingresos generados por la Academia, sin que ello signifique quebrar la tradicional gratuidad del acceso al Diccionario en Internet. La RAE está negociando con una entidad el patrocinio exclusivo de la versión digital del Diccionario, que recibe entre 40 y 45 millones de consultas al mes.

En cuanto a los gastos, la Academia ha decidido rebajar los salarios de su plantilla y las dietas de los académicos en un 10%, además de abrir un plan de bajas voluntarias. Se descarta, sin embargo, la aplicación de un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que ha planeado sobre sus 85 empleados. Villanueva recurre a un chiste para explicar su rechazo a esta medida: «Es como el alumno de Ingeniería al que le dicen que los trenes tienen muchos accidentes en el vagón de cola y decide que la solución para evitarlo es fácil: que se suprima el vagón de cola». «Sería una paradoja querer subir ingresos con servicios muy especializados y que prescindamos de recursos humanos altamente cualificados y formados para lo que la Academia necesita», concluye.



REGRESAR A LA REVISTA