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El autor británico de Versos satánicos regresa a la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara tras 20 años de ausencia. (Foto: Notimex)
C iudad Juárez, Chihuahua. 29 de noviembre de 2015. (RanchoNEWS).- Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara entregó la Medalla Carlos Fuentes al escritor y ensayista británico Salman Rusdhie (1947), en la apertura de las actividades del Salón Literario. Una entrega de Notimex.
Fue la periodista Silvia Lemus, viuda del autor de obras como La muerte de Artemio Cruz o La región más transparente, quien colocó la citada presea al escritor nacido en la ciudad de Bombay, quien regresa a la FIL de Guadalajara tras 20 años de ausencia.
Se trata de la segunda ocasión que Rushdie está en la FIL, la cual visitó por primera vez en 1995, cuando fue presentado por el escritor mexicano Carlos Fuentes, con quien el autor británico la pasó muy bien.
Al tomar la palabra, el autor expresó su beneplácito por regresar a tierra tapatía, al tiempo que ofreció un discurso sobre realismo mágico y dio una pequeña probadita de lo que será la presentación de su nueva novela Dos años, ocho meses y veintiocho noches, el próximo 1 de diciembre.
«La pasamos muy bien en Guadalajara hace 20 años, Carlos, William Styron y yo, y mi recuerdo de ese momento es muy vivido, si bien un poco nublado, por la cantidad de tequila que bebimos», señaló Salman Rusdhie.
El escritor habló también del material en que se basó para la publicación de su libro antes mencionado, no sin antes ofrecer párrafos del prólogo de Josef Anton, acerca de los cuentos que su padre solía contarle del Medio Oriente.
Enseguida, el autor de Hijos de la medianoche dijo que «contaba y recontaba historias de Sherezada y las mil y una noches, historias en contra de la muerte, a fin de probar la capacidad de las historias para civilizar y sobreponerse incluso a los asesinos de los tiranos y las fábulas de animales de pancha tantra y las maravillas que se vertían como una cascada de la catarit zaga, el océano de donde fluían las historias, la de las héroes poderosos».
Más tarde, Rusdhie aseguró que el hombre es la única criatura que cuenta historias para entender qué tipo de criatura es, las historias fueron su derecho de nacimiento y nadie se lo podía quitar.
«Con esto termino la cita de mi memoria Anton; antes de que hubiera libros, había historias y primero las historias no eran escritas, a veces eran cantadas, los niños antes de que nacieran sus padres les cantaban canciones, acerca de por ejemplo, huevos que caían de paredes o de un niño y una niña que subían por una colina y caían rodando», apuntó.
Relató que los niños se enamoran de las historia de manera fácil, las viven y juegan con atacar castillos, conquistar naciones, navegar en el mar azul, y sueñan en la noche con dragones; según él, todos los niños son cuentacuentos, hacen historias y reciben historias.
Más adelante, Rushdie también habló sobre el enamorarse de las historias y los libros y mencionó que «nos enamoramos de ellos, porque nos convierten en quienes somos».
«Enamorarse de un libro o historia, nos cambia de alguna manera, y ese cuento del que nos enamoramos, se convierte en parte de nuestra imagen del mundo, en parte de la manera en que entendemos las cosas, y parte de la manera como juzgamos la vida y las opciones que tomamos en ella», dijo.
Tras recordar su niñez y el lugar en que nació, la ciudad de Bombay, el autor refirió que las historias de los libros en aquel entonces, «parecían como verdaderos cuentos de maravilla».
«La reina de las nieves de Hans Christian Andersen que rompe un espejo mágico que entra a los torrentes sanguíneos de la gente y convierte sus corazones en hielo, me parecía más aterradora, a un niño que como yo que vivía en el trópico, donde el único hielo que había visto estaba en el refrigerador, o el cuento de las nuevas ropas del emperador, me parecía disfrutable cuando crecí luego de que el imperio británico dejó de contarnos como sus súbditos», apuntó el autor.
Tras hacer un recorrido sobre cuentos e historias de su natal Bombay referentes a Ganesha, alusivas al realismo mágico y otras más sobre caballeros medievales, Rushdie señaló que vivimos en una era de no ficción.
«Toda casa de edición te diría esa, pero hablo de ficción sería, y del otro tipo; en el otro tipo de ficción sigue viva, siempre aparece la penumbra, la gente juega juegos del hambre, y Leonardo da Vinci es un código. Sin embargo, la ficción seria es de Elena Ferrante, es una ficción muy cercana, idéntica a la experiencia personal del autor y muy lejana de la magia», dijo.
Consideró que la tradición realista está destinada a una interminable repetición y agregó que «si buscamos innovación, lo nuevo, debemos girar hacia el irrealismo y su manera de abordar la vida».
«Los cuentos de mi niñez, me dijeron que ese abordaje era posible, pero también que existía una infinidad de posibilidades y que todas eran divertidas», comentó.
El autor destacó que hoy varios de los autores jóvenes de realismo, «parecen iniciar con el mantra, escriben sobre lo que conocen, y es un mantra que tienen detrás de sus escritores, pero como alguien que ha experimentado las clases de escritura creativa, sabe que hay mucho de esa angustia adolescente».
El autor recomendó además a jóvenes autores no escribir sobre lo que les parece interesante, sino sobre lo que no conocen y expresó que «la ficción es ficcional y trata de inventar cosas».
«Todos somos criaturas que soñamos y soñamos en papel y si resulta que escribes algo así como Los Juegos del Hambre destrózalo y ten un mejor sueño», concluyó.
El estilo de Salman Rushdie ha sido comparado con el realismo mágico latinoamericano, y la mayor parte de sus obras de ficción están ambientadas en India.
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lunes, noviembre 30, 2015
Cine / Ciudad Juárez: Anuncian Festival de cine de la Heroica Ciudad Juárez
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Paula Hernández, Sergio Reaza Escárcega director del Instituto Chihuahuense de la Cultura y Jairo Sifuentes. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 30 de noviembre de 2015. (JMV/RanchoNEWS).- El Festival de cine de la Heroica Ciudad Juárez fue presentado el día de hoy en una conferencia de prensa encabezada por el titular de Instituto Chihuahuense de la Cultura (Ichicult), el maestro Sergio Reaza Escárcega. Los días 4, 5 y 6 de diciembre la Cineteca será sede de esta primera edición.
Este festival a diferencia de otros del país tiene como objetivo el encuentro entre la parte activa del cine nacional con la sociedad Juarenese. No se trata de un festival de alfombra roja subrayo el maestro Escarcega. Es un festival que se interesa por el acercamiento al público y a los creadores potenciales del séptimo arte en esta frontera. Es un segundo paso clave después de la institución de la Cineteca las proyecciones tanto de corto como de largometraje, las charlas con invitados y talleres de introducción a diversas áreas que conforman la industria cinematográfica que trae el festival facilitan la relación entre público y la función de la Cineteca.
Por su parte Jairo Sifuentes informo de las personalidades invitadas para esta edición: Diana Cardozo directora de La guerra de Manuela Jankovic, Carolina Platt directora de La hora de la siesta, Carlos Armella director de En la estancia, Gilberto Barraza actor de En la estancia y La guerra de Manuela Jankovic y Waldo Facco acrto de En la estancia.
Jesús Hernández Olivas invito a los talleres gratuitos que trae el festival y para la inscripción en los mismos que se acuda a la página de FB que se encuentra con el nombre del mismo festival. Los talleres ha impartirse son: Crítica Cinematográfica por Jesús Hernández, Caracterización y FX por Aaron Ximello, Animación Digital para niños por Manuel Aldrete y Actuación del Actor´s Studio por Rene Pereyra con apoyo del actor Mike Tena.
La selección del festival está hecha en su mayoría con producciones del Instituto Mexicano de Cinemafotogafía en su periodo 2014-2015 y con producciones independientes. La entrada a las funciones es gratuita.
Programa
Viernes 4 de diciembre
4:00 PM.- Los Hámsters de Gilberto González Padilla (71 min.)
5:30 PM.- 400 maletas de Fernando Valadez (22 min.)
6:00 PM.- Viento aparte de Alejandro Gérber (100 min.)
8:00 PM.- En la estancia de Carlos Armella (106 min.) Al finalizar charla con el director Carlos Amella y los actores Gilberto Barraza y Waldo Facco
Sábado 5 de diciembre
4:00 PM.- Bloque de cortometrajes:
Gloria de Luis Hernández de la Peña (15 min.)
Cuarto de hotel de Alejandro Zumo ( 10 min.)
Muchacho en la barra se masturba con rabia y osadía de Julián Hernández (20 min.)
6:00 PM.- Sunnú de Teresa Camou (85 min. )
8:00 PM.- La hora de la siesta de Crolina Platt ( 83 min.) Al finalizar charla con la directora.
Domingo 6 de diciembre
3:00 PM.- La tirisia de Jorge Pérez Solano (90 min.)
4;30 PM.- A través de los párpados de Luis Briones (16 min.)
5:00 PM.- Seguir viviendo de Alejandra Sánchez (81 min.)
6:30 PM.- La guerra de Manuela Jankobic de Diana Cardozo (120 min. )
9:30 PM.- Foro público con los invitados.
10:30 PM.- Clausura oficial
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Paula Hernández, Sergio Reaza Escárcega director del Instituto Chihuahuense de la Cultura y Jairo Sifuentes. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 30 de noviembre de 2015. (JMV/RanchoNEWS).- El Festival de cine de la Heroica Ciudad Juárez fue presentado el día de hoy en una conferencia de prensa encabezada por el titular de Instituto Chihuahuense de la Cultura (Ichicult), el maestro Sergio Reaza Escárcega. Los días 4, 5 y 6 de diciembre la Cineteca será sede de esta primera edición.
Este festival a diferencia de otros del país tiene como objetivo el encuentro entre la parte activa del cine nacional con la sociedad Juarenese. No se trata de un festival de alfombra roja subrayo el maestro Escarcega. Es un festival que se interesa por el acercamiento al público y a los creadores potenciales del séptimo arte en esta frontera. Es un segundo paso clave después de la institución de la Cineteca las proyecciones tanto de corto como de largometraje, las charlas con invitados y talleres de introducción a diversas áreas que conforman la industria cinematográfica que trae el festival facilitan la relación entre público y la función de la Cineteca.
Por su parte Jairo Sifuentes informo de las personalidades invitadas para esta edición: Diana Cardozo directora de La guerra de Manuela Jankovic, Carolina Platt directora de La hora de la siesta, Carlos Armella director de En la estancia, Gilberto Barraza actor de En la estancia y La guerra de Manuela Jankovic y Waldo Facco acrto de En la estancia.
Jesús Hernández Olivas invito a los talleres gratuitos que trae el festival y para la inscripción en los mismos que se acuda a la página de FB que se encuentra con el nombre del mismo festival. Los talleres ha impartirse son: Crítica Cinematográfica por Jesús Hernández, Caracterización y FX por Aaron Ximello, Animación Digital para niños por Manuel Aldrete y Actuación del Actor´s Studio por Rene Pereyra con apoyo del actor Mike Tena.
La selección del festival está hecha en su mayoría con producciones del Instituto Mexicano de Cinemafotogafía en su periodo 2014-2015 y con producciones independientes. La entrada a las funciones es gratuita.
Programa
Viernes 4 de diciembre
4:00 PM.- Los Hámsters de Gilberto González Padilla (71 min.)
5:30 PM.- 400 maletas de Fernando Valadez (22 min.)
6:00 PM.- Viento aparte de Alejandro Gérber (100 min.)
8:00 PM.- En la estancia de Carlos Armella (106 min.) Al finalizar charla con el director Carlos Amella y los actores Gilberto Barraza y Waldo Facco
Sábado 5 de diciembre
4:00 PM.- Bloque de cortometrajes:
Gloria de Luis Hernández de la Peña (15 min.)
Cuarto de hotel de Alejandro Zumo ( 10 min.)
Muchacho en la barra se masturba con rabia y osadía de Julián Hernández (20 min.)
6:00 PM.- Sunnú de Teresa Camou (85 min. )
8:00 PM.- La hora de la siesta de Crolina Platt ( 83 min.) Al finalizar charla con la directora.
Domingo 6 de diciembre
3:00 PM.- La tirisia de Jorge Pérez Solano (90 min.)
4;30 PM.- A través de los párpados de Luis Briones (16 min.)
5:00 PM.- Seguir viviendo de Alejandra Sánchez (81 min.)
6:30 PM.- La guerra de Manuela Jankobic de Diana Cardozo (120 min. )
9:30 PM.- Foro público con los invitados.
10:30 PM.- Clausura oficial
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Visor Fronterizo / Jaime Moreno Valenzuela: Concierto Navideño 6
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C iudad Juárez, Chihuahua. 28 de noviembre de 2015. (RanchoNEWS).- La alegría se desbordó en el concierto «El día que llegó la Navidad a Juárez», cuando al interpretar la Suite de Mambos, el coro de la Orquesta Esperanza Azteca se puso frente al público y empezó a bailar convidando a los asistentes hacer lo propio.
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C iudad Juárez, Chihuahua. 28 de noviembre de 2015. (RanchoNEWS).- La alegría se desbordó en el concierto «El día que llegó la Navidad a Juárez», cuando al interpretar la Suite de Mambos, el coro de la Orquesta Esperanza Azteca se puso frente al público y empezó a bailar convidando a los asistentes hacer lo propio.
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Visor Fronterizo / Jaime Moreno Valenzuela: Concierto Navideño 5
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C iudad Juárez, Chihuahua. 28 de noviembre de 2015. (RanchoNEWS).- La Orquesta Esperanza Azteca Revolución UACJ integrada por niños y jóvenes de 7 a los 17 años que ensayan 3 horas diarias a la semana demostró en su concierto que la tenacidad y el talento son parte de los valores que tiene esta ciudad.
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C iudad Juárez, Chihuahua. 28 de noviembre de 2015. (RanchoNEWS).- La Orquesta Esperanza Azteca Revolución UACJ integrada por niños y jóvenes de 7 a los 17 años que ensayan 3 horas diarias a la semana demostró en su concierto que la tenacidad y el talento son parte de los valores que tiene esta ciudad.
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Visor Fronterizo / Jaime Moreno Valenzuela: Concierto Navideño 4
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C iudad Juárez, Chihuahua. 28 de noviembre de 2015. (RanchoNEWS).- Niños y jóvenes de 7 a 17 años conforman la Orquesta Esperanza Azteca Revolución UACJ, esta tarde se dieron cita en el centro histórico de la ciudad para participar en el concierto «El día que llegó la navidad a Juárez », convocado por la organización Amo a Juárez.
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C iudad Juárez, Chihuahua. 28 de noviembre de 2015. (RanchoNEWS).- Niños y jóvenes de 7 a 17 años conforman la Orquesta Esperanza Azteca Revolución UACJ, esta tarde se dieron cita en el centro histórico de la ciudad para participar en el concierto «El día que llegó la navidad a Juárez », convocado por la organización Amo a Juárez.
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Visor Fronterizo / Jaime Moreno Valenzuela: Concierto Navideño 3
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C iudad Juárez, Chihuahua. 28 de noviembre de 2015. (RanchoNEWS).- El concierto «El día que llegó la navidad a Juárez», se realizó en los cruces de la avenida 16 de septiembre y avenida Juárez en el centro histórico de la ciudad a un costado del MUREF.
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C iudad Juárez, Chihuahua. 28 de noviembre de 2015. (RanchoNEWS).- El concierto «El día que llegó la navidad a Juárez», se realizó en los cruces de la avenida 16 de septiembre y avenida Juárez en el centro histórico de la ciudad a un costado del MUREF.
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Visor Fronterizo / Jaime Moreno Valenzuela: Concierto Navideño 2
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C iudad Juárez, Chihuahua. 28 de noviembre de 2015. (RanchoNEWS).- La organización Amo a Juárez convocó a la Orquesta Esperanza Azteca Revolución UACJ y al Mariachi Canto a mi Tierra de la UACJ al concierto navideño «El día que llegó la navidad a Juárez» en el centro histórico de la ciudad.
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C iudad Juárez, Chihuahua. 28 de noviembre de 2015. (RanchoNEWS).- La organización Amo a Juárez convocó a la Orquesta Esperanza Azteca Revolución UACJ y al Mariachi Canto a mi Tierra de la UACJ al concierto navideño «El día que llegó la navidad a Juárez» en el centro histórico de la ciudad.
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Visor Fronterizo / Jaime Moreno Valenzuela: Concierto Navideño 1
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C iudad Juárez, Chihuahua. 28 de noviembre de 2015. (RanchoNEWS).- La alegría de los integrantes de la Orquesta Esperanza Azteca Revolución UACJ, se reflejaba en sus rostros antes de empezar el concierto navideño.
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C iudad Juárez, Chihuahua. 28 de noviembre de 2015. (RanchoNEWS).- La alegría de los integrantes de la Orquesta Esperanza Azteca Revolución UACJ, se reflejaba en sus rostros antes de empezar el concierto navideño.
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domingo, noviembre 29, 2015
Música / Ciudad Juárez: Concierto Navideño «El día que llegó la navidad a Juárez»
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Momento emotivo del concierto. (Foto: Jaime Moreno Valenzuela)
C iudad Juárez, Chihuahua. 28 de noviembre de 2015. (JMV/RanchoNEWS).- La organización Amo a Juárez volvió a cumplir su compromiso con su ciudad y lo hizo de la mano de la Orquesta Esperanza Azteca Revolución UACJ, el Mariachi Canto a mi Tierra de la UCJ así como voluntarios y un grupo de patrocinadores encabezados por Big Media principal promotor de este concepto.
Un trabajo de planeación de más de cuatro meses, tuvo un final feliz esta tarde, cuando a partir de las 4:30 P.M. empezó el concierto navideño en el centro histórico de la ciudad.
El programa incluyo Obertura Mexicana, Barquito de Papel, Danzón N°2, Popurri Chihuahua, Congo del Fuego Nuevo, Huapango, Juan Colorado/ Son de la Negra, Suite de Mambos, Rudolph the Red Rose Reinder, White Christmas, Christmas Sing a Long, Halellujah del Oratorio «Mesías» y Christmas Eve/Sarajevo 12/24.
La segunda parte del concierto le correspondió al Mariachi Canto a mi Tierra de la UACJ, un excelente fin de fiesta, el mariachi de la UACJ se ha convertido en uno de los favoritos de los juarenses.
El sonido llegaba con claridad hasta la calle María Martinez por la Av. Juárez, hasta donde muchos paseantes del centro pudieron disfrutar del concierto. Sería muy complicado calcular la cantidad de personas que alcanzaron a tener el impacto de esta presentación, lo cierto es que la mayoría de ellos se detuvieron unos momentos apreciar el concierto.
Los niños/jóvenes de la orquesta se mostraron felices y el nervio se lo encargaron a sus padres y organizadores del evento.
La alegría se contagiaba por todos lados el frío de 8 grados centígrados era parte de las sonrisas y los aplausos.
La ciudad aún tiene problemas por resolver pero por el otro lado tiene a sus juarenses que siguen amando a su ciudad y dando la mejor cara que es su talento.
El centro de nuestra ciudad volvió a vivir un momento histórico con este concierto, no recuerdo ninguna otra presentación de una orquesta en esta zona. Esperemos que algún historiador nos saque del error si es que lo tuviéramos.
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Momento emotivo del concierto. (Foto: Jaime Moreno Valenzuela)
C iudad Juárez, Chihuahua. 28 de noviembre de 2015. (JMV/RanchoNEWS).- La organización Amo a Juárez volvió a cumplir su compromiso con su ciudad y lo hizo de la mano de la Orquesta Esperanza Azteca Revolución UACJ, el Mariachi Canto a mi Tierra de la UCJ así como voluntarios y un grupo de patrocinadores encabezados por Big Media principal promotor de este concepto.
Un trabajo de planeación de más de cuatro meses, tuvo un final feliz esta tarde, cuando a partir de las 4:30 P.M. empezó el concierto navideño en el centro histórico de la ciudad.
El programa incluyo Obertura Mexicana, Barquito de Papel, Danzón N°2, Popurri Chihuahua, Congo del Fuego Nuevo, Huapango, Juan Colorado/ Son de la Negra, Suite de Mambos, Rudolph the Red Rose Reinder, White Christmas, Christmas Sing a Long, Halellujah del Oratorio «Mesías» y Christmas Eve/Sarajevo 12/24.
La segunda parte del concierto le correspondió al Mariachi Canto a mi Tierra de la UACJ, un excelente fin de fiesta, el mariachi de la UACJ se ha convertido en uno de los favoritos de los juarenses.
El sonido llegaba con claridad hasta la calle María Martinez por la Av. Juárez, hasta donde muchos paseantes del centro pudieron disfrutar del concierto. Sería muy complicado calcular la cantidad de personas que alcanzaron a tener el impacto de esta presentación, lo cierto es que la mayoría de ellos se detuvieron unos momentos apreciar el concierto.
Los niños/jóvenes de la orquesta se mostraron felices y el nervio se lo encargaron a sus padres y organizadores del evento.
La alegría se contagiaba por todos lados el frío de 8 grados centígrados era parte de las sonrisas y los aplausos.
La ciudad aún tiene problemas por resolver pero por el otro lado tiene a sus juarenses que siguen amando a su ciudad y dando la mejor cara que es su talento.
El centro de nuestra ciudad volvió a vivir un momento histórico con este concierto, no recuerdo ninguna otra presentación de una orquesta en esta zona. Esperemos que algún historiador nos saque del error si es que lo tuviéramos.
Galería
Fotos: Jaime Moreno Valenzuela
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sábado, noviembre 28, 2015
Textos / «El futuro» por Enrique Vila-Matas
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El escritor ha publicado Doctor Pasavento, Exploradores del abismo, Dietario voluble, Dublinesca, Perder teorías, Chet Baker piensa en su arte, Aire de Dylan, Kassel no invita a la lógica y Marienbad eléctrico, entre otros libros. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 28 de noviembre de 2015. (RanchoNEWS).- Presentamos el discurso que Enrique Vila-Matas leyó en la ceremonia de recepción del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2015 que otorga la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Publicado por Nexos:
He venido a hablarles del futuro. Supongo que del futuro de la novela, aunque quizás sólo del futuro de este discurso. Voy a contarles cómo durante años imaginé que se presentaba el futuro. Sitúense en 1948, el año en que nací, en la tarde de agosto en la que un disco extraño y casi silencioso comenzó a sonar en las emisoras de música de Maryland, y pronto se fue extendiendo por la Costa Este, dejando una estela de perplejidad en sus casuales oyentes. ¿Qué era aquello? No se había oído nunca nada igual y, por tanto, aún no tenía nombre, pero era —ahora lo sabemos— la primera canción de rock and roll de la historia. Quienes la oían, entraban de golpe en el futuro. La música de aquel disco parecía provenir del éter y flotar literalmente sobre las ondas del aire de Maryland. Aquello, señoras y señores, era el rock and roll llegando con la reposada lentitud de lo verdaderamente imprevisto. La canción se titulaba Demasiado pronto para saberlo, y era la primera grabación de The Orioles, cinco músicos de Baltimore. Sonaba rara, nada extraño si tenemos en cuenta que era el primer signo de que algo estaba cambiando.
¿Qué pudo pensar la primera persona que, oyendo radio Maryland aquella mañana, comprendió que empezaba una nueva era? «Es demasiado pronto», decía la canción, «muy pronto para saberlo», susurraba titubeante Sonny Til, el cantante.
He venido a hablarles del futuro, que para mí durante años ha sido algo que llegaba como llegó el rock el año en que nací, con aquella reposada lentitud de lo verdaderamente imprevisto.
He venido a hablarles del futuro. Y está claro que, como me autoimpongo el tema yo mismo, busco complicarme la vida. Nada que me sorprenda demasiado. Así he venido trabajando estos años, trabajando en libros difíciles que llevaba lo más lejos posible, hasta sus límites; libros que, al publicarlos, se convertían en callejones sin salida, porque no se veía qué podía hacer ya después de ellos. Pero yo esto lo hacía de un modo consciente, porque era a ese punto al que yo quería llegar.
Cada libro que escribía parecía llevarme a dejar de escribir. Lo publicaba y me instalaba en un estado de callejón sin salida, y los amigos volvían a hacerme la pregunta habitual: «Y después de esto, ¿qué vas a hacer?» Y yo pensaba que todo había terminado. Me costaba salir de ese callejón. Pero por suerte, siempre a última hora, me acordaba de que la inteligencia es el arte de saber encontrar un pequeño hueco por donde escapar de la situación que nos tiene atrapados. Y yo siempre tenía la suerte de acabar encontrando el hueco mínimo y me escapaba, y entraba en un nuevo libro.
Los callejones sin salida han sido el motor central de mi obra. Por eso no me extraña que ahora quiera complicarme la vida y hablarles del futuro. Pero no pasa nada. De hecho, estoy acostumbrado a relacionarme con él, con el futuro. ¿O no estoy especializado en narrar previamente los viajes que realizo? Acostumbro a adelantarme a lo que pueda pasar y lo cuento en artículos de prensa. Después, viajo al lugar y vivo allí lo escrito.
Como tengo esa costumbre de narrar los viajes antes de hacerlos, he escrito previamente este discurso antes de salir de Barcelona rumbo a Guadalajara. Bueno, sé que es obvio que lo he escrito antes, pues de lo contrario no estaría leyéndolo ahora. La ventaja de esto es que conozco cómo acaba, lo que demuestra que, en contra de lo que se cree, el futuro no es a veces tan indescifrable.
Si me impuse hablarles del futuro fue sobre todo porque este premio, antiguo premio Rulfo, distingue la obra de autores “con un aporte significativo a la literatura de nuestros días” y yo quería que se supiera que quizás me ajusto a esta premisa porque desde siempre he escrito en la necesidad de encontrar escrituras que nos interroguen desde la estricta contemporaneidad, en la necesidad de encontrar estructuras que no se limiten a reproducir modelos que ya estaban obsoletos hace cien años.
Es tal mi costumbre de buscar nuevas escrituras que voy a decirles ahora, no cómo escribo, sino cómo me gustaría escribir. Y recurro para ello a Robert Walser, aquel escritor suizo al que Christopher Domínguez Michael llamó en cierta ocasión “mi héroe moral”.
Parece que Walser se vio realmente liberado de sí mismo el día en que hizo un viaje nocturno en globo, desde Bitterfeld hasta una playa del Báltico. Un viaje sobre una Alemania dormida en la oscuridad. “Subieron a la barquilla, a la extraña casa, tres personas y soltaron las cuerdas de sujeción, y el globo voló lentamente hacia lo alto”, escribió Walser, el paseante por excelencia, un caminante que en realidad había nacido para ese recorrido silencioso por el aire, pues siempre en todos sus trabajos en prosa, quiso alzarse sobre la pesada vida terrestre, desaparecer suavemente y sin ruido hacia un reino más libre.
Me gustaría escribir alzándome sobre la pesada vida terrestre. Pero en caso de lograrlo, ¿coincidirían mis itinerarios con los trayectos nocturnos que sospecho que seguirá la novela en el futuro? A principios de este siglo, aún habría dicho que sí, que algunos recorridos coincidirían. Quizás entonces aún era optimista, porque me sentía aliado con estas líneas de Borges: “¿Qué soñará el indescifrable futuro? Soñará que Alonso Quijano puede ser don Quijote sin dejar su aldea y sus libros”.
Pensaba que en las novelas por venir no sería necesario dejar la aldea y salir al campo abierto porque la acción se difuminaría en favor del pensamiento. Con una confianza ingenua en la evolución de la exigencia de los lectores del nuevo siglo, creía que en el indescifrable futuro la novela de formato decimonónico —que se había cobrado ya sus mejores piezas— iría cediendo su lugar a los ensayos narrativos, o a las narraciones ensayísticas, y quizás incluso cedería el paso a una prosa brumosa y compacta, estilo Sebald (es decir, muy en el modo en que Nietzsche hacía de la vida, literatura), o estilo Sergio Pitol, el de El mago de Viena, con ese tipo de prosa compacta en la que el autor disolvía las fronteras entre los géneros, haciendo que desaparecieran los índices y los textos consistieran en fragmentos unidos por una estructura de unidad perfecta; una prosa a cuerpo descubierto, la prosa del nuevo siglo.
Pensaba que en ese siglo se cedería el paso a un tipo de novela ya felizmente instalada en la frontera; una novela en la que sin problemas se mezclarían lo autobiográfico con el ensayo, con el libro de viajes, con el diario, con la ficción pura, con la realidad traída al texto como tal. Pensaba que iríamos hacia una literatura acorde con el espíritu del tiempo, una literatura mixta, donde los límites se confundirían y la realidad podría bailar en la frontera con la ficción, y el ritmo borraría esa frontera.
Le preguntaron a Roberto Bolaño en 2001 en una entrevista en Chile qué novelas serían las que veríamos en el futuro. Y Bolaño respondió literalmente que una novela que sólo se sostiene por el argumento —con un formato más o menos archiconocido, pero no archiconocido en este siglo, sino ya en el XIX— es un tipo de novela que se acabó.
“Se va a seguir haciendo y, además, va a seguir haciéndose durante muchísimo tiempo”, dijo Bolaño, “pero esa novela ya está acabada, y no está acabada porque yo lo diga, está acabada desde hace muchísimos años. Después de La invención de Morel, no se puede escribir una novela así, en donde lo único que aguanta el libro es el argumento. En donde no hay estructura, no hay juego, no hay cruce de voces”.
De cara a la narrativa que yo creía que estaba por venir, uno de mis puntos de orientación era el anartista Marcel Duchamp. Artista no, decía de sí mismo: anartista. En diferentes ocasiones, pensando en su legado, insinué que tal vez no sólo íbamos a dejar atrás por fin la anquilosada narrativa del pasado, sino que iríamos hacia una novela conceptual: un tipo de novela que recogería el intento de Marcel Duchamp de reconciliar arte y vida, obra y espectador. Tenía presente lo que decía Octavio Paz de esa reconciliación propuesta por Duchamp: “El arte fundido a la vida es arte socializado, no arte social ni socialista, y aún menos actividad dedicada a la producción de objetos hermosos o simplemente decorativos. Arte fundido a la vida quiere decir poema de Mallarmé o novela de Joyce: el arte más difícil. Un arte que obliga al espectador y al lector a convertirse en un artista y en un poeta”.
Creía que se abriría paso ese arte difícil y que espectadores y lectores devendrían artistas y poetas. Y creía que surgirían libros, donde la forma fuera el contenido y el contenido fuera la forma. Libros de los que alguien pudiera, por ejemplo, quejarse de que el material a veces no pareciera escrito en su lengua. Y a quien pudiéramos decirle: pero es que no está escrito después de todo, no está escrito para ser leído, o no sólo para ser leído; se ha creado para ser mirado y escuchado; mira, su escritura no es acerca de algo, es algo en sí mismo. Cuando el sentido es dormir, las palabras se van a dormir. Cuando el sentido es bailar, las palabras bailan. Los novelistas engendran obras discursivas porque se centran en hablar sobre las cosas, sobre un asunto, mientras que el arte auténtico no hace eso: el arte auténtico es la cosa y no algo sobre las cosas: no es arte sobre algo, es el arte en sí.
Por eso me gustaban más Bouvard y Pecuchet y Finnegans Wake, las obras imperfectas que se abren paso en Flaubert y Joyce después de sus grandes obras, Madame Bovary y Ulises, respectivamente. Veía en esas obras desatadas e imperfectas caminos geniales hacia el futuro. Creía que todos devendríamos artistas y poetas, pero luego las cosas se torcieron y, entre sombras de Grey, ahora triunfa la corriente de aire, siempre tan limitada, de los novelistas con tendencia obtusa al “desfile cinematográfico de las cosas”, por no hablar de la corriente de los libros que nos jactamos groseramente de haber leído de un tirón, etc.
A la caída de la capacidad de atención ha contribuido una industria editorial que está erradicando de la literatura todo aquello que nos quiere hacer creer que es demasiado pesado, o que va demasiado cargado de sentido, o que puede parecer intelectual. Y el panorama, desde el punto de vista literario —si es que ese punto de vista aún existe— es desolador.
“¿Y por qué los escritores son, más que otra gente, presa fácil de las depresiones?”, pregunta alguien en un relato de Mario Levrero. Y alguien dice: “Se deprimen porque no pueden tolerar la idea de tener que vivir en un mundo estropeado por los imbéciles”.
En un mundo en el que quienes leen son una pavorosa minoría, un escritor ya bastante hace con sobrevivir. Cada día son más inencontrables, pero quedan todavía algunos —podríamos llamarles “los escritores de antes”— que se salvan gracias a que aun saben arreglárselas para tratar de escribir lo que escribirían si escribiesen. Pero de estos cada vez hay menos. Son supervivientes de una especie en extinción; tipos complicados, gente de un coraje tan antiguo como el coraje mismo, gente zumbada; trastornada si ustedes quieren; gente esencialmente obsesiva, fascinantemente obsesiva.
A un amigo escritor le preguntó una dama en un coloquio cuándo iba a dejar de escribir sobre tipos que parecen moverse por el Far West y aniquilan a escritores falsos.
—Cuando me salga bien, dejaré de hacerlo —contestó.
En arte cuenta mucho la insistencia desaforada, la presencia del maniático detrás de la obra. Los escritores supervivientes saben que el futuro ya no va a llegar a través de las ondas; no va a llegar, como en el año en que nací, con las alegres formas de una música distinta.
Mi biografía va del nacimiento del rock and roll a los atentados de este noviembre en París.
En un intenso texto de Xavier Person, que leí ayer en el avión que me trajo hasta aquí, he podido seguir los pasos de George Didi-Huberman en el momento de abrir la puerta de una habitación de hospital en París, y he entrado con él en el cuarto de Simon, un joven de 33 años gravemente herido en la columna vertebral por una bala de Kalachnikov en el atentado de Charlie Hebdo. En ese cuarto, este superviviente, nos dice Didi-Huberman, «trabaja para vivir». Su cuerpo lentamente se pone en movimiento y él está intentando levantarse, literalmente elevarse, para volver a ser.
Desde ese cuarto de hospital francés he pensado en los emigrantes de la guerra de Siria que, después de haber arriesgado la vida, ponen pie en tierra en una isla del Mediterráneo, y luego lentamente se van alzando, se van elevando, también para sentir que vuelven a ser. Y al pensar en ellos he oído el eco de las voces de los supervivientes que nos hablan en el documento de Svetlana Alexievitch sobre Chernóbil. El libro no trata tanto de la catástrofe general como del mundo después de esa catástrofe. El libro habla de cómo la gente se adapta a la nueva realidad. Esa realidad que ya ha sucedido, pero aún no se percibe del todo, pero está aquí ya, entre todos nosotros, susurra el coro trágico. Y ustedes ahora me van a perdonar, pero lo que dicen las voces de Chernóbil, el gran coro, es el futuro.
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El escritor ha publicado Doctor Pasavento, Exploradores del abismo, Dietario voluble, Dublinesca, Perder teorías, Chet Baker piensa en su arte, Aire de Dylan, Kassel no invita a la lógica y Marienbad eléctrico, entre otros libros. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 28 de noviembre de 2015. (RanchoNEWS).- Presentamos el discurso que Enrique Vila-Matas leyó en la ceremonia de recepción del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2015 que otorga la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Publicado por Nexos:
He venido a hablarles del futuro. Supongo que del futuro de la novela, aunque quizás sólo del futuro de este discurso. Voy a contarles cómo durante años imaginé que se presentaba el futuro. Sitúense en 1948, el año en que nací, en la tarde de agosto en la que un disco extraño y casi silencioso comenzó a sonar en las emisoras de música de Maryland, y pronto se fue extendiendo por la Costa Este, dejando una estela de perplejidad en sus casuales oyentes. ¿Qué era aquello? No se había oído nunca nada igual y, por tanto, aún no tenía nombre, pero era —ahora lo sabemos— la primera canción de rock and roll de la historia. Quienes la oían, entraban de golpe en el futuro. La música de aquel disco parecía provenir del éter y flotar literalmente sobre las ondas del aire de Maryland. Aquello, señoras y señores, era el rock and roll llegando con la reposada lentitud de lo verdaderamente imprevisto. La canción se titulaba Demasiado pronto para saberlo, y era la primera grabación de The Orioles, cinco músicos de Baltimore. Sonaba rara, nada extraño si tenemos en cuenta que era el primer signo de que algo estaba cambiando.
¿Qué pudo pensar la primera persona que, oyendo radio Maryland aquella mañana, comprendió que empezaba una nueva era? «Es demasiado pronto», decía la canción, «muy pronto para saberlo», susurraba titubeante Sonny Til, el cantante.
He venido a hablarles del futuro, que para mí durante años ha sido algo que llegaba como llegó el rock el año en que nací, con aquella reposada lentitud de lo verdaderamente imprevisto.
He venido a hablarles del futuro. Y está claro que, como me autoimpongo el tema yo mismo, busco complicarme la vida. Nada que me sorprenda demasiado. Así he venido trabajando estos años, trabajando en libros difíciles que llevaba lo más lejos posible, hasta sus límites; libros que, al publicarlos, se convertían en callejones sin salida, porque no se veía qué podía hacer ya después de ellos. Pero yo esto lo hacía de un modo consciente, porque era a ese punto al que yo quería llegar.
Cada libro que escribía parecía llevarme a dejar de escribir. Lo publicaba y me instalaba en un estado de callejón sin salida, y los amigos volvían a hacerme la pregunta habitual: «Y después de esto, ¿qué vas a hacer?» Y yo pensaba que todo había terminado. Me costaba salir de ese callejón. Pero por suerte, siempre a última hora, me acordaba de que la inteligencia es el arte de saber encontrar un pequeño hueco por donde escapar de la situación que nos tiene atrapados. Y yo siempre tenía la suerte de acabar encontrando el hueco mínimo y me escapaba, y entraba en un nuevo libro.
Los callejones sin salida han sido el motor central de mi obra. Por eso no me extraña que ahora quiera complicarme la vida y hablarles del futuro. Pero no pasa nada. De hecho, estoy acostumbrado a relacionarme con él, con el futuro. ¿O no estoy especializado en narrar previamente los viajes que realizo? Acostumbro a adelantarme a lo que pueda pasar y lo cuento en artículos de prensa. Después, viajo al lugar y vivo allí lo escrito.
Como tengo esa costumbre de narrar los viajes antes de hacerlos, he escrito previamente este discurso antes de salir de Barcelona rumbo a Guadalajara. Bueno, sé que es obvio que lo he escrito antes, pues de lo contrario no estaría leyéndolo ahora. La ventaja de esto es que conozco cómo acaba, lo que demuestra que, en contra de lo que se cree, el futuro no es a veces tan indescifrable.
Si me impuse hablarles del futuro fue sobre todo porque este premio, antiguo premio Rulfo, distingue la obra de autores “con un aporte significativo a la literatura de nuestros días” y yo quería que se supiera que quizás me ajusto a esta premisa porque desde siempre he escrito en la necesidad de encontrar escrituras que nos interroguen desde la estricta contemporaneidad, en la necesidad de encontrar estructuras que no se limiten a reproducir modelos que ya estaban obsoletos hace cien años.
Es tal mi costumbre de buscar nuevas escrituras que voy a decirles ahora, no cómo escribo, sino cómo me gustaría escribir. Y recurro para ello a Robert Walser, aquel escritor suizo al que Christopher Domínguez Michael llamó en cierta ocasión “mi héroe moral”.
Parece que Walser se vio realmente liberado de sí mismo el día en que hizo un viaje nocturno en globo, desde Bitterfeld hasta una playa del Báltico. Un viaje sobre una Alemania dormida en la oscuridad. “Subieron a la barquilla, a la extraña casa, tres personas y soltaron las cuerdas de sujeción, y el globo voló lentamente hacia lo alto”, escribió Walser, el paseante por excelencia, un caminante que en realidad había nacido para ese recorrido silencioso por el aire, pues siempre en todos sus trabajos en prosa, quiso alzarse sobre la pesada vida terrestre, desaparecer suavemente y sin ruido hacia un reino más libre.
Me gustaría escribir alzándome sobre la pesada vida terrestre. Pero en caso de lograrlo, ¿coincidirían mis itinerarios con los trayectos nocturnos que sospecho que seguirá la novela en el futuro? A principios de este siglo, aún habría dicho que sí, que algunos recorridos coincidirían. Quizás entonces aún era optimista, porque me sentía aliado con estas líneas de Borges: “¿Qué soñará el indescifrable futuro? Soñará que Alonso Quijano puede ser don Quijote sin dejar su aldea y sus libros”.
Pensaba que en las novelas por venir no sería necesario dejar la aldea y salir al campo abierto porque la acción se difuminaría en favor del pensamiento. Con una confianza ingenua en la evolución de la exigencia de los lectores del nuevo siglo, creía que en el indescifrable futuro la novela de formato decimonónico —que se había cobrado ya sus mejores piezas— iría cediendo su lugar a los ensayos narrativos, o a las narraciones ensayísticas, y quizás incluso cedería el paso a una prosa brumosa y compacta, estilo Sebald (es decir, muy en el modo en que Nietzsche hacía de la vida, literatura), o estilo Sergio Pitol, el de El mago de Viena, con ese tipo de prosa compacta en la que el autor disolvía las fronteras entre los géneros, haciendo que desaparecieran los índices y los textos consistieran en fragmentos unidos por una estructura de unidad perfecta; una prosa a cuerpo descubierto, la prosa del nuevo siglo.
Pensaba que en ese siglo se cedería el paso a un tipo de novela ya felizmente instalada en la frontera; una novela en la que sin problemas se mezclarían lo autobiográfico con el ensayo, con el libro de viajes, con el diario, con la ficción pura, con la realidad traída al texto como tal. Pensaba que iríamos hacia una literatura acorde con el espíritu del tiempo, una literatura mixta, donde los límites se confundirían y la realidad podría bailar en la frontera con la ficción, y el ritmo borraría esa frontera.
Le preguntaron a Roberto Bolaño en 2001 en una entrevista en Chile qué novelas serían las que veríamos en el futuro. Y Bolaño respondió literalmente que una novela que sólo se sostiene por el argumento —con un formato más o menos archiconocido, pero no archiconocido en este siglo, sino ya en el XIX— es un tipo de novela que se acabó.
“Se va a seguir haciendo y, además, va a seguir haciéndose durante muchísimo tiempo”, dijo Bolaño, “pero esa novela ya está acabada, y no está acabada porque yo lo diga, está acabada desde hace muchísimos años. Después de La invención de Morel, no se puede escribir una novela así, en donde lo único que aguanta el libro es el argumento. En donde no hay estructura, no hay juego, no hay cruce de voces”.
De cara a la narrativa que yo creía que estaba por venir, uno de mis puntos de orientación era el anartista Marcel Duchamp. Artista no, decía de sí mismo: anartista. En diferentes ocasiones, pensando en su legado, insinué que tal vez no sólo íbamos a dejar atrás por fin la anquilosada narrativa del pasado, sino que iríamos hacia una novela conceptual: un tipo de novela que recogería el intento de Marcel Duchamp de reconciliar arte y vida, obra y espectador. Tenía presente lo que decía Octavio Paz de esa reconciliación propuesta por Duchamp: “El arte fundido a la vida es arte socializado, no arte social ni socialista, y aún menos actividad dedicada a la producción de objetos hermosos o simplemente decorativos. Arte fundido a la vida quiere decir poema de Mallarmé o novela de Joyce: el arte más difícil. Un arte que obliga al espectador y al lector a convertirse en un artista y en un poeta”.
Creía que se abriría paso ese arte difícil y que espectadores y lectores devendrían artistas y poetas. Y creía que surgirían libros, donde la forma fuera el contenido y el contenido fuera la forma. Libros de los que alguien pudiera, por ejemplo, quejarse de que el material a veces no pareciera escrito en su lengua. Y a quien pudiéramos decirle: pero es que no está escrito después de todo, no está escrito para ser leído, o no sólo para ser leído; se ha creado para ser mirado y escuchado; mira, su escritura no es acerca de algo, es algo en sí mismo. Cuando el sentido es dormir, las palabras se van a dormir. Cuando el sentido es bailar, las palabras bailan. Los novelistas engendran obras discursivas porque se centran en hablar sobre las cosas, sobre un asunto, mientras que el arte auténtico no hace eso: el arte auténtico es la cosa y no algo sobre las cosas: no es arte sobre algo, es el arte en sí.
Por eso me gustaban más Bouvard y Pecuchet y Finnegans Wake, las obras imperfectas que se abren paso en Flaubert y Joyce después de sus grandes obras, Madame Bovary y Ulises, respectivamente. Veía en esas obras desatadas e imperfectas caminos geniales hacia el futuro. Creía que todos devendríamos artistas y poetas, pero luego las cosas se torcieron y, entre sombras de Grey, ahora triunfa la corriente de aire, siempre tan limitada, de los novelistas con tendencia obtusa al “desfile cinematográfico de las cosas”, por no hablar de la corriente de los libros que nos jactamos groseramente de haber leído de un tirón, etc.
A la caída de la capacidad de atención ha contribuido una industria editorial que está erradicando de la literatura todo aquello que nos quiere hacer creer que es demasiado pesado, o que va demasiado cargado de sentido, o que puede parecer intelectual. Y el panorama, desde el punto de vista literario —si es que ese punto de vista aún existe— es desolador.
“¿Y por qué los escritores son, más que otra gente, presa fácil de las depresiones?”, pregunta alguien en un relato de Mario Levrero. Y alguien dice: “Se deprimen porque no pueden tolerar la idea de tener que vivir en un mundo estropeado por los imbéciles”.
En un mundo en el que quienes leen son una pavorosa minoría, un escritor ya bastante hace con sobrevivir. Cada día son más inencontrables, pero quedan todavía algunos —podríamos llamarles “los escritores de antes”— que se salvan gracias a que aun saben arreglárselas para tratar de escribir lo que escribirían si escribiesen. Pero de estos cada vez hay menos. Son supervivientes de una especie en extinción; tipos complicados, gente de un coraje tan antiguo como el coraje mismo, gente zumbada; trastornada si ustedes quieren; gente esencialmente obsesiva, fascinantemente obsesiva.
A un amigo escritor le preguntó una dama en un coloquio cuándo iba a dejar de escribir sobre tipos que parecen moverse por el Far West y aniquilan a escritores falsos.
—Cuando me salga bien, dejaré de hacerlo —contestó.
En arte cuenta mucho la insistencia desaforada, la presencia del maniático detrás de la obra. Los escritores supervivientes saben que el futuro ya no va a llegar a través de las ondas; no va a llegar, como en el año en que nací, con las alegres formas de una música distinta.
Mi biografía va del nacimiento del rock and roll a los atentados de este noviembre en París.
En un intenso texto de Xavier Person, que leí ayer en el avión que me trajo hasta aquí, he podido seguir los pasos de George Didi-Huberman en el momento de abrir la puerta de una habitación de hospital en París, y he entrado con él en el cuarto de Simon, un joven de 33 años gravemente herido en la columna vertebral por una bala de Kalachnikov en el atentado de Charlie Hebdo. En ese cuarto, este superviviente, nos dice Didi-Huberman, «trabaja para vivir». Su cuerpo lentamente se pone en movimiento y él está intentando levantarse, literalmente elevarse, para volver a ser.
Desde ese cuarto de hospital francés he pensado en los emigrantes de la guerra de Siria que, después de haber arriesgado la vida, ponen pie en tierra en una isla del Mediterráneo, y luego lentamente se van alzando, se van elevando, también para sentir que vuelven a ser. Y al pensar en ellos he oído el eco de las voces de los supervivientes que nos hablan en el documento de Svetlana Alexievitch sobre Chernóbil. El libro no trata tanto de la catástrofe general como del mundo después de esa catástrofe. El libro habla de cómo la gente se adapta a la nueva realidad. Esa realidad que ya ha sucedido, pero aún no se percibe del todo, pero está aquí ya, entre todos nosotros, susurra el coro trágico. Y ustedes ahora me van a perdonar, pero lo que dicen las voces de Chernóbil, el gran coro, es el futuro.
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Arqueología / Túnez: Egipto está segura «al 90%» de que hay una cámara junto a Tutankamón
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Interior de la tumba del rey Tutankamón en Luxor. (Foto: Mohamed Abd El Ghany)
C iudad Juárez, Chihuahua. 28 de noviembre de 2015. (RanchoNEWS).- La Egiptología parece estar a punto de sumar un eslabón de oro a su cadena de fascinantes descubrimientos. Al ministro egipcio de Antigüedades, Mahmud al-Damaty, le gusta definirlo como «el descubrimiento del siglo». Y esta vez, no exagera. Los estudios realizados los últimos días con un «sofisticado radar» apuntan «con un 90% de seguridad» a la existencia de una cámara secreta adyacente a la tumba del faraón Tutankamón, tal como había sugerido este verano el célebre arqueólogo británico Nicholas Reeves. De confirmarse, sería la más importante revelación arqueológica proveniente de Egipto desde que Howard Carter maravillara al mundo al encontrar la tumba de Tutankamón, el faraón niño. Reporta desde Túnez Ricard González para El País.
Sin embargo, Reeves y las autoridades egipcias discrepan respecto a quién pertenecería la cámara funeraria. Reeves está convencido que el secreto mejor guardado hasta la fecha por los arquitectos del Antiguo Egipto esconde la momia de Nefertiti, la esposa de Akenatón. Los restos de la reina, de legendaria belleza, nunca se han encontrado. De acuerdo con los historiadores, Nefertiti desempeñó un importante papel en la revolucionaria reforma religiosa que lideró el faraón Akenatón al crear un efímero credo monoteísta en el siglo XIV a.C.. En cambio, los expertos egipcios se inclinan por otras candidatas, como Kiya, la segunda esposa de Akenatón y madre de Tutankamón, o su hija primogénita Meritatón, fruto de su matrimonio con Nefertiti.
«Ahora ya podemos decir que hemos encontrado otra tumba o una cámara detrás de la cámara funeraria de Tutankamón», ha declarado al-Damaty en una conferencia de prensa celebrada el sábado en la ciudad de Luxor, donde se encuentra el impresionante Valle de los Reyes, auténtica joya arqueológica del Antiguo Egipto. El ministro ha estimado «en aproximadamente un 90%» las posibilidades de que el análisis preliminar sea correcto. La incertidumbre y excitación se mantendrá aún durante unas semanas, el tiempo que necesitan los científicos para estudiar con detenimiento los resultados de una exploración iniciada el pasado jueves.
«Los resultados de un examen con radar detrás de la pared norte [de la cámara funeraria de Tutankamón] son muy claros …parecen indicar que hay una distinción clara entre la roca dura y otra cosa», ha declarado Reeves desde Luxor. «Si tengo razón y hay una continuidad [a través de un pasillo] de la tumba, ello nos llevará a otra cámara funeraria. Yo creo que es la de Nefertiti, y todas las pruebas apuntan en esas dirección», insistió el egiptólogo británico, que el pasado mes de agosto expuso su revolucionaria teoría al concluir que, por sus modestas dimensiones y anómala construcción, el monumento funerario de Tutankamón debería ser el anejo de otra tumba de mayores dimensiones, probablemente, correspondiente a una reina.
De ser cierta su intuición, la tumba secreta podría albergar un tesoro aún más maravilloso que el que acompañó a Tutankamón en su muerte hace unos 3.300 años. El ajuar del faraón niño, recopilado en un antecámara, la cámara del tesoro, la cámara funeraria y el anexo, sumaba más de 5.000 preciosos objetos. Buena parte de ellos se pueden presenciar en el Museo Egipcio de El Cairo. A diferencia de los monumentos funerarios de otros faraones descubiertos por los arqueólogos, el de Tutankamón permaneció durante siglos al resguardo de bandidos y cazatesoros.
Los resultados del escaneado llevado a cabo por el experto japonés Hirokatsy Watanabe confirma la existencia de puertas tapiadas que las pinturas habrían tratado de ocultar, tal como había sugerido Reeves. A principios de noviembre ya se realizó una prueba temográfica a partir de rayos infrarrojos que disparó las esperanzas de los investigadores. El análisis detectó la existencia de puntos fríos y corrientes de aire que indicaban la existencia de una cámara secreta. Sin embargo, en la rueda de prensa, el ministro al-Damaty mostró un punto de cautela al recordar que, de momento, solo disponen de «resultados preliminares». Se abre una tensa espera.
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Interior de la tumba del rey Tutankamón en Luxor. (Foto: Mohamed Abd El Ghany)
C iudad Juárez, Chihuahua. 28 de noviembre de 2015. (RanchoNEWS).- La Egiptología parece estar a punto de sumar un eslabón de oro a su cadena de fascinantes descubrimientos. Al ministro egipcio de Antigüedades, Mahmud al-Damaty, le gusta definirlo como «el descubrimiento del siglo». Y esta vez, no exagera. Los estudios realizados los últimos días con un «sofisticado radar» apuntan «con un 90% de seguridad» a la existencia de una cámara secreta adyacente a la tumba del faraón Tutankamón, tal como había sugerido este verano el célebre arqueólogo británico Nicholas Reeves. De confirmarse, sería la más importante revelación arqueológica proveniente de Egipto desde que Howard Carter maravillara al mundo al encontrar la tumba de Tutankamón, el faraón niño. Reporta desde Túnez Ricard González para El País.
Sin embargo, Reeves y las autoridades egipcias discrepan respecto a quién pertenecería la cámara funeraria. Reeves está convencido que el secreto mejor guardado hasta la fecha por los arquitectos del Antiguo Egipto esconde la momia de Nefertiti, la esposa de Akenatón. Los restos de la reina, de legendaria belleza, nunca se han encontrado. De acuerdo con los historiadores, Nefertiti desempeñó un importante papel en la revolucionaria reforma religiosa que lideró el faraón Akenatón al crear un efímero credo monoteísta en el siglo XIV a.C.. En cambio, los expertos egipcios se inclinan por otras candidatas, como Kiya, la segunda esposa de Akenatón y madre de Tutankamón, o su hija primogénita Meritatón, fruto de su matrimonio con Nefertiti.
«Ahora ya podemos decir que hemos encontrado otra tumba o una cámara detrás de la cámara funeraria de Tutankamón», ha declarado al-Damaty en una conferencia de prensa celebrada el sábado en la ciudad de Luxor, donde se encuentra el impresionante Valle de los Reyes, auténtica joya arqueológica del Antiguo Egipto. El ministro ha estimado «en aproximadamente un 90%» las posibilidades de que el análisis preliminar sea correcto. La incertidumbre y excitación se mantendrá aún durante unas semanas, el tiempo que necesitan los científicos para estudiar con detenimiento los resultados de una exploración iniciada el pasado jueves.
«Los resultados de un examen con radar detrás de la pared norte [de la cámara funeraria de Tutankamón] son muy claros …parecen indicar que hay una distinción clara entre la roca dura y otra cosa», ha declarado Reeves desde Luxor. «Si tengo razón y hay una continuidad [a través de un pasillo] de la tumba, ello nos llevará a otra cámara funeraria. Yo creo que es la de Nefertiti, y todas las pruebas apuntan en esas dirección», insistió el egiptólogo británico, que el pasado mes de agosto expuso su revolucionaria teoría al concluir que, por sus modestas dimensiones y anómala construcción, el monumento funerario de Tutankamón debería ser el anejo de otra tumba de mayores dimensiones, probablemente, correspondiente a una reina.
De ser cierta su intuición, la tumba secreta podría albergar un tesoro aún más maravilloso que el que acompañó a Tutankamón en su muerte hace unos 3.300 años. El ajuar del faraón niño, recopilado en un antecámara, la cámara del tesoro, la cámara funeraria y el anexo, sumaba más de 5.000 preciosos objetos. Buena parte de ellos se pueden presenciar en el Museo Egipcio de El Cairo. A diferencia de los monumentos funerarios de otros faraones descubiertos por los arqueólogos, el de Tutankamón permaneció durante siglos al resguardo de bandidos y cazatesoros.
Los resultados del escaneado llevado a cabo por el experto japonés Hirokatsy Watanabe confirma la existencia de puertas tapiadas que las pinturas habrían tratado de ocultar, tal como había sugerido Reeves. A principios de noviembre ya se realizó una prueba temográfica a partir de rayos infrarrojos que disparó las esperanzas de los investigadores. El análisis detectó la existencia de puntos fríos y corrientes de aire que indicaban la existencia de una cámara secreta. Sin embargo, en la rueda de prensa, el ministro al-Damaty mostró un punto de cautela al recordar que, de momento, solo disponen de «resultados preliminares». Se abre una tensa espera.
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Textos / «Abecedario BORGES» por Juan Bonilla
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Ilustraciones: EFEALCUADRADO
C iudad Juárez, Chihuahua. 26 de noviembre de 2015. (RanchoNEWS).- El próximo año se celebrará el 30 aniversario de la muerte del escritor con encuentros, exposiciones, vídeos. Su viuda, María Kodama, que este miércoles presentó los actos, evoca su vida con el autor de El aleph. A la espera de los actos, sumerjámonos en el universo de uno de los autores más personales de la literatura a través de una guía por sus obsesiones. El texto fue publicado en El Mundo por Juan Bonilla.
ALMOTÁSIM.- Simular que un libro ya existe y ofrecer un resumen. He ahí una de las más novedosas tácticas del Borges cuentista (aunque en la novedad se le adelantaran Carlyle y Butler). El acercamiento a Almotasim apareció primero como uno de los ensayos de Historia de la eternidad en el año 36: aparentaba ser una reseña de una novela fantástica o alegórica aparecida en Bombay y reeditada en Londres con prólogo de Dorothy Sayers. Un joven Bioy Casares escribió al editor londinense, Gollancz, solicitando un ejemplar y así se enteró de que la novela no existía. Borges trama ahí, en la reseña de un libro que no existe, la pauta de otros cuentos que lo estaban esperando y en los que se basaría su reputación de cuentista fantástico. La novela narra la peripecia de un estudiante de Derecho que, en una especie de certamen de infamias, emprende la insaciable búsqueda de un alma a través de los delicados reflejos que ésta ha dejado en otras: en el principio, el tenue rastro de una sonrisa o de una palabra; en el fin, esplendores diversos y crecientes de la razón, de la imaginación y del bien. A medida que los hombres interrogados han conocido más de cerca a Almotásim, su porción divina es mayor, pero se entiende que son meros espejos. El protagonista va conociendo personajes miserables en los que sin embargo va descubriendo gestos que revelan una divinidad, un espíritu más complejo que el protagonista irá buscando hasta dar con el enigmático Almotásim, que es sólo una voz que al final de la novela inexistente le dice al estudiante: Pase.
ALEPH.- Una de las piezas maestras de la narrativa de Borges: ahí se concentra su capacidad milagrosa para hacer de la fantasía algo tan real, tan tangible, tan cierto. Reducido a pocas líneas, el cuento pudiera ser sólo una ocurrencia para críos: el texto, sin embargo, como los mejores de Borges, convoca la magia de lo sagrado, la perturbadora extrañeza de lo real, con la creación de un lugar imposible que contiene a todos los demás lugares, de un paréntesis de tiempo y espacio donde todo el tiempo y todo el espacio están al alcance de quien mira.
ANTECESORES.- De Borges se puede decir algo que se dirá de muy pocos escritores: que influyó tanto en los que le precedieron como en los que le sucedieron. Su modo de leer, su capacidad para fijar la atención en autores mal leídos u olvidados, su afán de rescate, su fidelidad a unos cuantos nombres, convirtió en borgianos a autores que escribieron sus obras mucho antes de que Borges llegara al mundo. Jugando con el título de uno de sus relatos podría decirse que Borges fue un sendero que se bifurcaba en jardines. Uno de esos senderos nos lleva a Chesterton, otro a Stevenson, otro a Melville, otro a Meyrink. Borges consiguió que bastara una mención suya, un halago suyo, para que un ejército de lectores poblase el jardín al que había hecho referencia. Un ejemplo: fueron tantos los que acudieron a Cansinos Assens sólo porque Borges lo llamó maestro, que sin duda la recuperación de Cansinos tiene mucho que agradecerle a Borges. Él mismo dijo sentirse más orgulloso de los libros que había leído que de los que había escrito.
ARENA.- El libro de arena fue, acaso, el último gran libro de relatos de Borges. El relato que da título al volumen nos habla de uno de esos preciados objetos únicos que pueblan su mundo: un objeto mágico e imposible, un libro interminable que no tiene página central. No son pocos los estudiosos que advirtieron que Borges profetizaba internet en ese cuento.
BIBLIOTECA.- La gran patria de Borges. Otros la llaman el Universo. Extrañamente, Borges estaba convencido de que había dos categorías de escritores: los que procedían de la vida y los que procedían de la propia literatura. El capitán del primer equipo era Walt Whitman. El del segundo Ralp Waldo Emerson. Él militaba en el segundo equipo. Esa afirmación sirvió apenas para que sus enemigos más acérrimos constataran que en la literatura de Borges, tan brillante, faltaba vida. Como si de verdad la literatura estuviera fuera de la vida, como si pasar las noches de farra tuviera que ver con vivir más que pasar la noche leyendo a Dante. El tópico hizo fama, y todavía hay quien reprocha a los textos de Borges ser demasiado literarios y poco vividos: se ve que en alguna parte hay un termómetro que decide qué es vida, y decide también que la literatura, por sí sola, no lo es. En 1955, Borges fue nombrado director de la Biblioteca Nacional, tras el golpe que sacó del poder al peronismo.
BIOY.- Borges fue un maestro fatídico si maestro es aquel que propicia que sus discípulos lleguen más lejos que él. Imposible tarea para cualquier discípulo suyo. El mejor sin duda fue Bioy Casares, que había publicado varios libros con pseudónimo cuando lo conoció, y luego una obra maestra, La invención de Morel, que Borges prologó. Fueron amigos hasta el final. Se veían muy a menudo a practicar la literatura a cuatro manos -de donde salió una de las obras maestras de la literatura en español: las Crónicas de Bustos Domecq, quizá el libro más desopilante de nuestro siglo XX- y al deporte de hablar mal de todo el mundo, como atestigua el volumen Borges que recoge las anotaciones protagonizadas por Borges y escritas en su diario por Bioy. Hay en ese volumen una camaradería dichosa que se gasta igual en ocurrencias para escribir cuentos paródicos que en poner a caer de un burro a cualquiera, cometiendo las pertinentes injusticias a las se recurre en cualquier diálogo literario de tomar a un autor entero -da igual su importancia, Unamuno, Baroja, hasta Shakespeare vale- por el peor de sus renglones. En ese arte, nadie más eficaz que Borges y su lujoso amanuense Bioy. El volumen se lee con constante regocijo, porque Borges podía decir aquello de que cuando era bueno, era muy bueno, pero cuando le daba por ser malo era el mejor.
BUENOS AIRES.- Protagonista de tantas páginas de Borges. Ya aparece en el título de su primer libro de poemas: Fervor en Buenos Aires, donde se aplica, por huir del Ultraísmo del que procede, a cantar los suburbios y, como tantos latinoamericanos desde Rubén Darío, a descubrir de dónde viene después de haber pasado por Europa. Más adelante le dedicaría un soneto perturbador que acaba con estos versos: «No nos une el amor, sino el espanto/ será por eso que la quiero tanto».
EROTISMO.- Una de las grandes ausencias en la obra de Borges, que sin embargo -ver el volumen de Bioy antes citado- se daba buena maña para ridiculizar su presencia en las obras de los otros (por ejemplo se negó a leer Lolita de Nabokov).
FICCIONES.- Un accidente doméstico, un golpe en la cabeza, inclinó a Borges a la ficción. Tras el golpe le sobrevino una septicemia que lo llevó al borde de la muerte. Temía que la enfermedad lo hubiera imposibilitado para la práctica de la literatura. Decidió hacer algo nuevo, algo que no había hecho antes: un cuento (aunque esto es exagerado porque sí había escrito cuentos antes). Si fracasaba en un poema o en un ensayo, podría decidir que el golpe lo había dejado sin talento. Si fracasaba en el cuento, podía echarle la culpa al hecho de haber intentado algo nuevo. Escribió Pierre Menard, autor de El Quijote: un cuento que navega entre el ensayo y la ficción, una reseña sobre un raro autor que alcanza la convicción de que no puede haber meta literaria más alta que escribir el Quijote, no reproducirlo mecánicamente, no copiarlo, sino escribirlo, escribir en el siglo XX lo que Cervantes escribió en el XVII, de manera que tópicos de entonces -como «La verdad, cuya madre es la Historia»- quedaran convertidos en declaraciones revolucionarias. La experiencia de estar cerca de la muerte quedó, por su parte, reflejada en la pieza imponente El Sur, con su línea inicial: «Nadie lo vio desembarcar en la unánime noche».
FUNES.- Otro de los grandes personajes de Borges: un hombre condenado al insomnio, un hombre incapaz de olvidar un solo detalle de lo vivido. La memoria como infierno, la capacidad de olvidar como paraíso. Acaso influyó en la escritura de este relato el caso clínico que inspiró a Luria su libro La mente de un mnemotécnico.
GINEBRA.- Ciudad donde fue joven y descubrió la poesía de vanguardia, ciudad donde murió, ciudad donde descansan sus restos, ciudad también donde imaginó un encuentro entre dos Borges: uno joven y otro mayor que comparten una charla ante el apacible lago de la ciudad. Sólo el mayor, naturalmente, sabe de lo espectral del encuentro: el joven es sacudido por la extrañeza de encontrarse con alguien que parece saber algunas cosas de él.
INQUISICIONES.- Así se tituló, ya en el año 1925, la primera recopilación de artículos de Jorge Luis Borges. Siguieron otros libros: El tamaño de mi esperanza, El idioma de los argentinos, Historia de la eternidad, Otras inquisiciones, Discusión, Siete noches, Borges oral. El artículo, el ensayo breve, el prólogo, son baluartes indispensables en la obra borgiana. Podría decirse de él lo que él dijo de Chesterton: que no hay página suya que no nos depare una felicidad.
MUERTE.- He aquí, en cuatro versos, la extrañeza ante esa dama, tan presente en la obra de Borges: «Murieron otros pero ello aconteció en el pasado/ que es la estación (nadie lo ignora) más propicia a la muerte./ ¿Es posible que yo, súbdito de Yaqub Almansur,/ muera como tuvieran que morir las rosas y Aristóteles?» Ah, la terrible respuesta es sí, es posible.
NOVELA.- Un género lleno de tachas para Borges. Intentó alguna -El congreso- que se quedó en relato largo. En todos sus autores de cabecera -de Kipling a Chesterton- prefería el cuento.
POESÍA.- La paulatina ceguera fue entregando a Borges a dos géneros que revitalizarían, a partir de los años sesenta, su obra: la entrevista (las que él concedía, claro), y el poema. Si bien se había estrenado como poeta, es fácil advertir al hojear su Poesía completa que los poemas más memorables, los más potentes, los más borgianos, se encuentran en la cabalgata de libros publicados en los sesenta, los setenta y los años finales. Desde Elogio de la sombra a la cifra, pasando por La moneda de hierro o El otro, el mismo, he ahí la obra poética de uno de los grandes poetas del siglo XX. La ceguera lo obligó a utilizar dos plantillas: la enumeración y el soneto. Dejó ambas lo suficientemente castigadas como para que cualquiera que las utilice a partir de Borges no se arriesgue a que le acusen de borgiano.
POETA.- En el relato El informe de Brodie hay una definición mítica del poeta: alguien que vive con los demás, como los demás, pero en algún momento, como saliendo de sí mismo, pronuncia unas palabras sagradas, enigmáticas definitivas. A partir de ese momento, según dice el narrador, cualquiera puede matarlo.
SABATO.- Autor argentino cuyas ediciones italianas se vendían con el eslogan: «el rival de Borges». Borges, al saberlo, sentenció: «qué raro que mis ediciones italianas no se vendan con el eslogan: 'el rival de Sabato'».
SUR.- Importantísima revista argentina fundada y dirigida por Victoria Ocampo donde Borges publicó sus mejores cuentos primeros y algunos de sus ensayos y su traducción de Henri Michaux. En la colección de libros de la revista, aparecieron las grandes obras de Borges: El jardín de los senderos que se bifurcan, que sería ampliado en el volumen Ficciones, y el esencial tomo de ensayos Otras inquisiciones.
ULTRAISMO.- Borges se hizo ultraísta en las noches españolas de después de la Gran Guerra, junto a Cansinos, a Pedro Luis de Gálvez -de quien se supo varios sonetos de memoria durante toda su vida-, a Isaac del Vando Villar. Llevó el Ultraísmo a la Argentina, fundó la revista Prisma y convencido de que el lugar del poema ya no era el libro sino las paredes de la gran ciudad, pegó carteles con poemas en Buenos Aires. Con Huidobro y Alberto Hidalgo firmó una importantísima antología de poesía vanguardista latinoamericana: Índice de la poesía latinoamericana. De su época ultraísta quedan arpegios en sus primeros libros de poemas, y poemas que dejó publicados en las revistas de la vanguardia tanto española como latinoamericana.
URBACH.- Protagonista de un famoso poema de sólo dos versos: «Yo que tantos hombres he sido, no fui nunca/ aquel en cuyo abrazo desfallecía Matilde Urbach». Los borgianos se dejaron los ojos tratando de encontrar quién era esa mujer. Lo más sensato es deducir que tras tanta afanosa búsqueda, Jorge Luis Borges se la inventó, quizá utilizando la musical sonoridad del apellido de un poeta cubano modernista, Fedrico Urbach.
ZAHÍR.- «En Buenos Aires el Zahír es una moneda común de 20 centavos». Así comienza un cuento publicado en 1947 en la revista Los anales de Buenos Aires. Frecuentemente Borges recurría a este relato cuando se le preguntaba por el proceso de escritura de un texto. Comenzó preguntándose por la palabra «unforgettable», columpiándose en su sonoridad. Luego la pregunta se extendía: ¿y si hubiera algo que fuera de verdad inolvidable? De ahí alcanzaba la invención de un objeto cuya influencia en alguien lo condicionara de tal manera que alcanzara a hechizarlo. Ese objeto no sólo era objeto: era una presencia, una sustancia -la sustancia de lo inolvidable- y por lo tanto la sustancia podía enmascararse en diferentes objetos, ser distintas cosas. El Zahir, uno de los nombres de Dios, puede ser pues la moneda que le dan de más en una vuelta al protagonista del relato, o un astrolabio persa, o una veta en el mármol de un pilar de Córdoba. El protagonista se obsesiona con el Zahir y entiende que llegará un momento en que dejará de percibir el Universo para percibir solo y exclusivamente el Zahir, su tesoro.
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Ilustraciones: EFEALCUADRADO
C iudad Juárez, Chihuahua. 26 de noviembre de 2015. (RanchoNEWS).- El próximo año se celebrará el 30 aniversario de la muerte del escritor con encuentros, exposiciones, vídeos. Su viuda, María Kodama, que este miércoles presentó los actos, evoca su vida con el autor de El aleph. A la espera de los actos, sumerjámonos en el universo de uno de los autores más personales de la literatura a través de una guía por sus obsesiones. El texto fue publicado en El Mundo por Juan Bonilla.
ALMOTÁSIM.- Simular que un libro ya existe y ofrecer un resumen. He ahí una de las más novedosas tácticas del Borges cuentista (aunque en la novedad se le adelantaran Carlyle y Butler). El acercamiento a Almotasim apareció primero como uno de los ensayos de Historia de la eternidad en el año 36: aparentaba ser una reseña de una novela fantástica o alegórica aparecida en Bombay y reeditada en Londres con prólogo de Dorothy Sayers. Un joven Bioy Casares escribió al editor londinense, Gollancz, solicitando un ejemplar y así se enteró de que la novela no existía. Borges trama ahí, en la reseña de un libro que no existe, la pauta de otros cuentos que lo estaban esperando y en los que se basaría su reputación de cuentista fantástico. La novela narra la peripecia de un estudiante de Derecho que, en una especie de certamen de infamias, emprende la insaciable búsqueda de un alma a través de los delicados reflejos que ésta ha dejado en otras: en el principio, el tenue rastro de una sonrisa o de una palabra; en el fin, esplendores diversos y crecientes de la razón, de la imaginación y del bien. A medida que los hombres interrogados han conocido más de cerca a Almotásim, su porción divina es mayor, pero se entiende que son meros espejos. El protagonista va conociendo personajes miserables en los que sin embargo va descubriendo gestos que revelan una divinidad, un espíritu más complejo que el protagonista irá buscando hasta dar con el enigmático Almotásim, que es sólo una voz que al final de la novela inexistente le dice al estudiante: Pase.
ALEPH.- Una de las piezas maestras de la narrativa de Borges: ahí se concentra su capacidad milagrosa para hacer de la fantasía algo tan real, tan tangible, tan cierto. Reducido a pocas líneas, el cuento pudiera ser sólo una ocurrencia para críos: el texto, sin embargo, como los mejores de Borges, convoca la magia de lo sagrado, la perturbadora extrañeza de lo real, con la creación de un lugar imposible que contiene a todos los demás lugares, de un paréntesis de tiempo y espacio donde todo el tiempo y todo el espacio están al alcance de quien mira.
ANTECESORES.- De Borges se puede decir algo que se dirá de muy pocos escritores: que influyó tanto en los que le precedieron como en los que le sucedieron. Su modo de leer, su capacidad para fijar la atención en autores mal leídos u olvidados, su afán de rescate, su fidelidad a unos cuantos nombres, convirtió en borgianos a autores que escribieron sus obras mucho antes de que Borges llegara al mundo. Jugando con el título de uno de sus relatos podría decirse que Borges fue un sendero que se bifurcaba en jardines. Uno de esos senderos nos lleva a Chesterton, otro a Stevenson, otro a Melville, otro a Meyrink. Borges consiguió que bastara una mención suya, un halago suyo, para que un ejército de lectores poblase el jardín al que había hecho referencia. Un ejemplo: fueron tantos los que acudieron a Cansinos Assens sólo porque Borges lo llamó maestro, que sin duda la recuperación de Cansinos tiene mucho que agradecerle a Borges. Él mismo dijo sentirse más orgulloso de los libros que había leído que de los que había escrito.
ARENA.- El libro de arena fue, acaso, el último gran libro de relatos de Borges. El relato que da título al volumen nos habla de uno de esos preciados objetos únicos que pueblan su mundo: un objeto mágico e imposible, un libro interminable que no tiene página central. No son pocos los estudiosos que advirtieron que Borges profetizaba internet en ese cuento.
BIBLIOTECA.- La gran patria de Borges. Otros la llaman el Universo. Extrañamente, Borges estaba convencido de que había dos categorías de escritores: los que procedían de la vida y los que procedían de la propia literatura. El capitán del primer equipo era Walt Whitman. El del segundo Ralp Waldo Emerson. Él militaba en el segundo equipo. Esa afirmación sirvió apenas para que sus enemigos más acérrimos constataran que en la literatura de Borges, tan brillante, faltaba vida. Como si de verdad la literatura estuviera fuera de la vida, como si pasar las noches de farra tuviera que ver con vivir más que pasar la noche leyendo a Dante. El tópico hizo fama, y todavía hay quien reprocha a los textos de Borges ser demasiado literarios y poco vividos: se ve que en alguna parte hay un termómetro que decide qué es vida, y decide también que la literatura, por sí sola, no lo es. En 1955, Borges fue nombrado director de la Biblioteca Nacional, tras el golpe que sacó del poder al peronismo.
BIOY.- Borges fue un maestro fatídico si maestro es aquel que propicia que sus discípulos lleguen más lejos que él. Imposible tarea para cualquier discípulo suyo. El mejor sin duda fue Bioy Casares, que había publicado varios libros con pseudónimo cuando lo conoció, y luego una obra maestra, La invención de Morel, que Borges prologó. Fueron amigos hasta el final. Se veían muy a menudo a practicar la literatura a cuatro manos -de donde salió una de las obras maestras de la literatura en español: las Crónicas de Bustos Domecq, quizá el libro más desopilante de nuestro siglo XX- y al deporte de hablar mal de todo el mundo, como atestigua el volumen Borges que recoge las anotaciones protagonizadas por Borges y escritas en su diario por Bioy. Hay en ese volumen una camaradería dichosa que se gasta igual en ocurrencias para escribir cuentos paródicos que en poner a caer de un burro a cualquiera, cometiendo las pertinentes injusticias a las se recurre en cualquier diálogo literario de tomar a un autor entero -da igual su importancia, Unamuno, Baroja, hasta Shakespeare vale- por el peor de sus renglones. En ese arte, nadie más eficaz que Borges y su lujoso amanuense Bioy. El volumen se lee con constante regocijo, porque Borges podía decir aquello de que cuando era bueno, era muy bueno, pero cuando le daba por ser malo era el mejor.
BUENOS AIRES.- Protagonista de tantas páginas de Borges. Ya aparece en el título de su primer libro de poemas: Fervor en Buenos Aires, donde se aplica, por huir del Ultraísmo del que procede, a cantar los suburbios y, como tantos latinoamericanos desde Rubén Darío, a descubrir de dónde viene después de haber pasado por Europa. Más adelante le dedicaría un soneto perturbador que acaba con estos versos: «No nos une el amor, sino el espanto/ será por eso que la quiero tanto».
EROTISMO.- Una de las grandes ausencias en la obra de Borges, que sin embargo -ver el volumen de Bioy antes citado- se daba buena maña para ridiculizar su presencia en las obras de los otros (por ejemplo se negó a leer Lolita de Nabokov).
FICCIONES.- Un accidente doméstico, un golpe en la cabeza, inclinó a Borges a la ficción. Tras el golpe le sobrevino una septicemia que lo llevó al borde de la muerte. Temía que la enfermedad lo hubiera imposibilitado para la práctica de la literatura. Decidió hacer algo nuevo, algo que no había hecho antes: un cuento (aunque esto es exagerado porque sí había escrito cuentos antes). Si fracasaba en un poema o en un ensayo, podría decidir que el golpe lo había dejado sin talento. Si fracasaba en el cuento, podía echarle la culpa al hecho de haber intentado algo nuevo. Escribió Pierre Menard, autor de El Quijote: un cuento que navega entre el ensayo y la ficción, una reseña sobre un raro autor que alcanza la convicción de que no puede haber meta literaria más alta que escribir el Quijote, no reproducirlo mecánicamente, no copiarlo, sino escribirlo, escribir en el siglo XX lo que Cervantes escribió en el XVII, de manera que tópicos de entonces -como «La verdad, cuya madre es la Historia»- quedaran convertidos en declaraciones revolucionarias. La experiencia de estar cerca de la muerte quedó, por su parte, reflejada en la pieza imponente El Sur, con su línea inicial: «Nadie lo vio desembarcar en la unánime noche».
FUNES.- Otro de los grandes personajes de Borges: un hombre condenado al insomnio, un hombre incapaz de olvidar un solo detalle de lo vivido. La memoria como infierno, la capacidad de olvidar como paraíso. Acaso influyó en la escritura de este relato el caso clínico que inspiró a Luria su libro La mente de un mnemotécnico.
GINEBRA.- Ciudad donde fue joven y descubrió la poesía de vanguardia, ciudad donde murió, ciudad donde descansan sus restos, ciudad también donde imaginó un encuentro entre dos Borges: uno joven y otro mayor que comparten una charla ante el apacible lago de la ciudad. Sólo el mayor, naturalmente, sabe de lo espectral del encuentro: el joven es sacudido por la extrañeza de encontrarse con alguien que parece saber algunas cosas de él.
INQUISICIONES.- Así se tituló, ya en el año 1925, la primera recopilación de artículos de Jorge Luis Borges. Siguieron otros libros: El tamaño de mi esperanza, El idioma de los argentinos, Historia de la eternidad, Otras inquisiciones, Discusión, Siete noches, Borges oral. El artículo, el ensayo breve, el prólogo, son baluartes indispensables en la obra borgiana. Podría decirse de él lo que él dijo de Chesterton: que no hay página suya que no nos depare una felicidad.
MUERTE.- He aquí, en cuatro versos, la extrañeza ante esa dama, tan presente en la obra de Borges: «Murieron otros pero ello aconteció en el pasado/ que es la estación (nadie lo ignora) más propicia a la muerte./ ¿Es posible que yo, súbdito de Yaqub Almansur,/ muera como tuvieran que morir las rosas y Aristóteles?» Ah, la terrible respuesta es sí, es posible.
NOVELA.- Un género lleno de tachas para Borges. Intentó alguna -El congreso- que se quedó en relato largo. En todos sus autores de cabecera -de Kipling a Chesterton- prefería el cuento.
POESÍA.- La paulatina ceguera fue entregando a Borges a dos géneros que revitalizarían, a partir de los años sesenta, su obra: la entrevista (las que él concedía, claro), y el poema. Si bien se había estrenado como poeta, es fácil advertir al hojear su Poesía completa que los poemas más memorables, los más potentes, los más borgianos, se encuentran en la cabalgata de libros publicados en los sesenta, los setenta y los años finales. Desde Elogio de la sombra a la cifra, pasando por La moneda de hierro o El otro, el mismo, he ahí la obra poética de uno de los grandes poetas del siglo XX. La ceguera lo obligó a utilizar dos plantillas: la enumeración y el soneto. Dejó ambas lo suficientemente castigadas como para que cualquiera que las utilice a partir de Borges no se arriesgue a que le acusen de borgiano.
POETA.- En el relato El informe de Brodie hay una definición mítica del poeta: alguien que vive con los demás, como los demás, pero en algún momento, como saliendo de sí mismo, pronuncia unas palabras sagradas, enigmáticas definitivas. A partir de ese momento, según dice el narrador, cualquiera puede matarlo.
SABATO.- Autor argentino cuyas ediciones italianas se vendían con el eslogan: «el rival de Borges». Borges, al saberlo, sentenció: «qué raro que mis ediciones italianas no se vendan con el eslogan: 'el rival de Sabato'».
SUR.- Importantísima revista argentina fundada y dirigida por Victoria Ocampo donde Borges publicó sus mejores cuentos primeros y algunos de sus ensayos y su traducción de Henri Michaux. En la colección de libros de la revista, aparecieron las grandes obras de Borges: El jardín de los senderos que se bifurcan, que sería ampliado en el volumen Ficciones, y el esencial tomo de ensayos Otras inquisiciones.
ULTRAISMO.- Borges se hizo ultraísta en las noches españolas de después de la Gran Guerra, junto a Cansinos, a Pedro Luis de Gálvez -de quien se supo varios sonetos de memoria durante toda su vida-, a Isaac del Vando Villar. Llevó el Ultraísmo a la Argentina, fundó la revista Prisma y convencido de que el lugar del poema ya no era el libro sino las paredes de la gran ciudad, pegó carteles con poemas en Buenos Aires. Con Huidobro y Alberto Hidalgo firmó una importantísima antología de poesía vanguardista latinoamericana: Índice de la poesía latinoamericana. De su época ultraísta quedan arpegios en sus primeros libros de poemas, y poemas que dejó publicados en las revistas de la vanguardia tanto española como latinoamericana.
URBACH.- Protagonista de un famoso poema de sólo dos versos: «Yo que tantos hombres he sido, no fui nunca/ aquel en cuyo abrazo desfallecía Matilde Urbach». Los borgianos se dejaron los ojos tratando de encontrar quién era esa mujer. Lo más sensato es deducir que tras tanta afanosa búsqueda, Jorge Luis Borges se la inventó, quizá utilizando la musical sonoridad del apellido de un poeta cubano modernista, Fedrico Urbach.
ZAHÍR.- «En Buenos Aires el Zahír es una moneda común de 20 centavos». Así comienza un cuento publicado en 1947 en la revista Los anales de Buenos Aires. Frecuentemente Borges recurría a este relato cuando se le preguntaba por el proceso de escritura de un texto. Comenzó preguntándose por la palabra «unforgettable», columpiándose en su sonoridad. Luego la pregunta se extendía: ¿y si hubiera algo que fuera de verdad inolvidable? De ahí alcanzaba la invención de un objeto cuya influencia en alguien lo condicionara de tal manera que alcanzara a hechizarlo. Ese objeto no sólo era objeto: era una presencia, una sustancia -la sustancia de lo inolvidable- y por lo tanto la sustancia podía enmascararse en diferentes objetos, ser distintas cosas. El Zahir, uno de los nombres de Dios, puede ser pues la moneda que le dan de más en una vuelta al protagonista del relato, o un astrolabio persa, o una veta en el mármol de un pilar de Córdoba. El protagonista se obsesiona con el Zahir y entiende que llegará un momento en que dejará de percibir el Universo para percibir solo y exclusivamente el Zahir, su tesoro.
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